jueves, 23 de mayo de 2024

ENVÍOS DESDE OTROS MUNDOS POSIBLES. (EJERCICIOS DE IMAGINACIÓN RADICAL. Irmgard Emmelhainz)

 


 

(…) las historias de autonomías y luchas registradas en este libro nos permiten ver que la realidad del presente contiene el futuro como un amplio rango de posibilidades y que la selección de una posibilidad entre varias no está prescrita de manera determinista en tendencias del presente que podríamos imaginar. Más bien, vemos que existe un conflicto entre las posibilidades emergentes y el paradigma dominante, entre la potencia y el poder que estructura el presente como una prescripción, excluyendo, erradicando e invisibilizando otras posibilidades. Por eso, para comenzar a socavar el punto de vista desde el cual el colonialismo —culpable también del cambio climático, como ya se ha demostrado— hace sentido, y partiendo de la idea de que la descolonización no es un intento por regresar a un pasado precolonial idealizado y pastoral o a una subjetividad precartesiana, y de que los experimentos utópicos del siglo xx para vivir en comunidades fuera del capitalismo fracasaron, propuse estos “ejercicios de imaginación radical”. Tales ejercicios impugnan el orden social para romper con la separación entre la producción y la reproducción de la vida cotidiana, de las condiciones materiales y su realización. El objetivo no es la puesta en crisis del monopolio de las decisiones sobre los asuntos fundamentales de lo público en manos de la élite ni cimbrar su legitimidad, sino, más bien, reimaginar la vida colectiva a partir del desplazamiento de la centralidad del Estado y el poder instituido como sitios de lo político y de las corporaciones como el pilar del sustento de las vidas.

 

 

 El libro que os acercamos en esta ocasión, Envíos desde otros mundos posibles (Ejercicios de imaginación radical), Irmgard Emmelhainz (Bajo Tierra Ediciones, 2023) es de esos textos que es difícilmente clasificable. Para empezar, porque tiene dos partes muy distintas (o no tanto). La primera parte y principal (al menos por extensión, ya que supone dos terceras partes del texto) es ficción política, aunque no tanta ficción. Porque en ocasiones, el futuro desde el que nos habla, solo se puede entender recordando el actual presente, al que nos lleva de la mano por la guía del pasado. Y aunque es ficción, hay mucho más de realidad de lo que parece, incluso en nombres y situaciones (para quienes no conocemos con detalle la realidad mexicana, se puede comprobar con la ayuda de un buscador), y muchos beberes de mundos reales muy diversos:

 A través de ficciones cortas y medianas inspiradas en la ciencia ficción clásica (Philip K. Dick, Margaret Atwood) y más reciente (Octavia Butler, Sue Burke, Reza Negarestani), así como en literatura sobre los pueblos indígenas de México y sus luchas políticas (Rosario Castellanos, Héctor Aguilar Camín, Carlos Montemayor) imagino nuevas formas de producción, de relaciones sociales y económicas, en una mezcla del aspecto especulativo de la ciencia ficción —dejando a un lado la dictadura de la automatización como la causa del destino amargo de los humanos—, la intensificación de ciertos rasgos o prácticas del presente yuxtapuestos con conceptos y prácticas como el Ubuntu sudafricano, la comunalidad oaxaqueña, la filosofía de las cooperativas urbanas que venden de manera independiente cosechas de alimentos, policías comunitarias, nuevos modelos legislativos que combinan la iniciativa privada con la pública —las Zonas de Desarrollo Económico y Social (zodes) o las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (zedec), como Santa Fe—, la lógica de paranoia tras comunidades amuralladas, la forma en que se legislan Christiania, el barrio autónomo de Copenhague y otros squats europeos, Auroville, la comunidad experimental en el sur de la India, o las comunidades indígenas de México a partir de la ley de usos y costumbres, por ejemplo, Ostula y los Caracoles zapatistas. Mis ejercicios de imaginación radical son especulativos, utópicos, descabellados, crudos, violentos y contradictorios. Su objetivo es imaginar el camino hacia la autonomía para decidir los procesos de desarrollo territorial, la regulación del uso del suelo y la administración de los comunes, con la meta de producir la vida de manera comunitaria con base en la dignidad, la autonomía y la capacidad de cooperación y ayuda mutua. Sobre todo, pretendo poner en cuestión el obsoleto aparato del Estado-nación, que no es más que el operador de los intereses corporativos del capitalismo absolutista y el extractivismo que están poniendo la extinción masiva del planeta y el cambio climático en esteroides.

 

Pero veamos un ejemplo de la imaginativa manera en que la autora sabe unir experiencias de lucha de distintas zonas y momentos del mundo, y hacerlas coincidir en una proyección futura que parte de una realidad concreta:

 El helicóptero de la policía flota sobre el campamento; su sonido metálico rugiente parece no ceder; en la noche, su dedo divino de luz penetra nuestras cabañas y casas de campaña. Su presencia nocturna diaria nos ha hecho difícil dormir las últimas dos semanas. Hasta dormir es un crimen en la Zona de Defensa de Atenco. La zda abarca 4 000 hectáreas de territorio autónomo y existe desde hace 20 años. En 2006 logramos detener un desalojo; las autoridades nunca han querido establecer un diálogo ni mesas de negociación. La zda es habitada por activistas radicales y gente originaria de la zona organizades en contra de la construcción del megaproyecto de muerte llamado Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. La premisa de nuestra ocupa es que “sólo el territorio habitado puede defenderse”. Hace cuatro años, la zda fue violentamente desalojada por 4 000 granaderos, vehículos blindados, excavadoras, balas de goma, drones, granadas de gas y bombas de sonido. Inmediatamente después del desalojo, las autoridades procedieron a construir el proyecto del aeropuerto. Los habitantes de la primera zda nos dispersamos, hicimos otras vidas mientras los constructores lograron avanzar el 70% de la construcción del aeropuerto, hasta que el nuevo gobierno decidió cancelar el proyecto. Sin embargo, el daño medioambiental ya estaba hecho, la gente despojada, la zona violentada. Pocos meses después de que se paró la construcción, los antiguos habitantes de la zda regresamos a crear el laboratorio más grande de los comunes urbanos en América Latina dentro del esqueleto del aeropuerto a medio construir: en un par de años establecimos 400 espacios habitacionales con milpas, jardines de plantas medicinales, una granja para producir huevo, una pequeña fábrica de queso, un taller de producción de pasta, un alambique artesanal.

 

 Si la primera parte nos sorprende y encandila por su imaginación y capacidad de combinar realidades tan diversas, la Segunda Parte, titulada Llamado urgente a ejercer la imaginación radical, nos parece toda una sugerente propuesta para la transformación político social en los tiempos actuales.

 Comenzamos descubriendo que más allá de su demostrada capacidad de imaginación, es mayor todavía su capacidad de observación sin dejarse arrastras por las visiones interesadas de la realidad que se nos tratan de imponer:

viernes, 10 de mayo de 2024

Revolucionando las revoluciones de la mano de Azize Aslan

 


 

 

 

En la anterior entrada de este blog comentábamos de pasada un texto que nos parece fundamental para quien seria y sinceramente apueste (y cada vez es más necesario) por revoluciones transformadoras. Se trata de Economía anticapitalista en Rojava. Las contradicciones de la revolución kurda., de Azize Aslan. El libro es todo un tesoro por múltiples razones (que seguiremos desgranando en próximas entradas), pero hoy nos queremos centrar en tan sólo 30 páginas del mismo, en las que creemos que con tanta certeza como sinceridad, desnuda algunas de las crudas realidades de las revoluciones tradicionales y de las movimentistas. Finalmente, aporta alguna de las claves fundamentales de las dos revoluciones que hoy en día están avanzando, precisamente por haber sabido revolucionar la idea de revolución.

 

Si las reflexiones nos parecen muy acertadas, más lo son todavía por venir de alguien que conoce a fondo las revoluciones kurda y zapatista y que, además, en otros capítulos, demuestra la suficiente capacidad crítica como para poner sobre la mesa algunas de las contradicciones a las que tienen que ir haciendo frente estas revoluciones en su día a día. Es otra forma de practicar esas revoluciones.

 

Para que os hagáis una idea de lo que os vais a encontrar en esas 30 páginas, aquí os dejamos unos ejemplos de cada una de las cuestiones señaladas.

 

 

 Cuando pensamos en la revolución, con los conceptos de la izquierda tradicional, vienen a la mente los debates fundamentales como la toma del poder, el papel representativo del partido político, el rol de la vanguardia y la posición central del proletariado. Cuando escucho o sigo estas discusiones, lo primero que puedo ver es que la idea de revolución se ha racionalizado en el contexto de la ideología; y eso causó que la idea de revolución fuera discutida como un proyecto aplicable. Se planifica, paso a paso, una revolución científica que Engels llamaría socialismo científico

 (…) Necesitamos un pensamiento crítico para repensar la revolución y una mentalidad que primero se critique a sí misma e imagine el significado nuevo de revolución. Las ciencias sociales, que han sido contaminadas por el positivismo constituyen una crítica basada en la crítica del otro. Por lo tanto, si hoy queremos repensar a la revolución, primero debemos de dejar la mentalidad que entiende a la libertad desde la perspectiva de liberar al otro y la que comprende a la lucha desde la distinción entre sujeto-objeto.

 

 

Sin embargo, todos estos movimientos que han hecho contribuciones significativas al pensamiento revolucionario después de siglo XX, están desapareciendo tan rápido como aparecen, pero han alcanzado a millones de personas y han servido para reunirlas a pesar de sus diferentes existencias y perspectivas y movilizar a muchos grupos políticos para el proceso de la insurrección; también para generar muchas prácticas comunitarias que contribuyen a la democratización de las relaciones sociales. En el momento de muchas rebeldías, los sujetos rebeldes, ponen en su agenda común la idea de organizar una red o una plataforma, aun no han creado una organización que conecte las resistencias de diferentes geografías. Las que se han creado no cumplen su función. Después de los grandes movimientos, quedan solo las asambleas en las que participa poca gente; los espacios ocupados, que muchas veces se cierran o se convierten en un centro social; las fábricas recuperadas, que no pudieron romper la lógica de la acumulación capitalista; y muchos más ejemplos aislados. Es decir, como los movimientos del siglo XX que se referían a la captura de poder estatal con las ideas del partido-estado, estos movimientos del siglo XXI, que se refieren a las relaciones horizontales sin orden, sin una organización específica y sin líderes, tampoco han creado un cambio real (la destrucción del capitalismo en el sentido radical) o la emancipación social. El capitalismo actualmente mantiene su soberanía y explotación sumando que las personas son mucho más desesperadas por una vida de buena posición económica y obedientes a un Estado cada vez más violento y que sabe cómo suprimir los movimientos que van en contra del sistema

Uno de los dos fenómenos importantes que llevan a estos movimientos al colapso, según mi opinión, son las preocupaciones y reacciones por la idea de “la organización” (no del partido); y el otro es que las prácticas como asambleas, cooperativas, foros, ocupas etc., no han logrado socializarse. Las grietas que no pueden encontrar base social permanecen como experiencias románticas o de colectivos de élite, pequeños grupos familiares, y se vuelven invisibles bajo la hegemonía del capitalismo sin un poder para transformar las relaciones capitalistas

 

 

Ni la experiencia de Chiapas ni la experiencia de Rojava, pueden considerarse por separado de las raíces que traen desde la izquierda tradicional; son raíces fundamentales que siguen determinando el proceso de esas revoluciones. Pero, al mismo tiempo, ambos movimientos han logrado reconstruir su estructura organizativa y su pensamiento de la lucha desde la crítica a la izquierda tradicional. La organización y organizarse, que son vitales en ambas revoluciones, tienen las huellas de la estructura jerárquica de la izquierda tradicional, pero también han podido crear una estructura organizativa que asume las formas de la resistencia de los pueblos. Y más allá de una nueva estructura organizativa, transciende a la jerarquía y la resistencia pasiva en el proyecto de la autonomía. La base de esa forma de organización es la contradicción entre el verticalismo y la horizontalidad, estructura militar y estructura civil, rebeldía y autonomía.

(…) Los mecanismos que facilitan tener un diálogo mutuo, un cambio mutuo y un proceso de reconocimiento mutuo son crítica-autocrítica, plataforma, tekmil e informe que después de la transformación del PKK y el objetivo de la lucha, se han convertido en los elementos indispensables para los procesos revolucionarios. Permiten el establecimiento de un proceso de diálogo horizontal entre los militantes de la organización y el pueblo y eliminan la distinción sujeto-objeto entre la organización y la sociedad. Además, estos métodos, que por ejemplo los zapatistas definen como “interpelar” o “vigilancia” permite a estas estructuras, aunque estructuralmente contradictorias, existir y funcionar juntas. De lo que estoy hablando, es de un estado de ánimo y una armonía entre la organización político-militar y las organizaciones de personas civiles, donde uno desempeña un papel en el que no es más fuerte ni superior que el otro; excepto cuando el momento de la revolución lo exige, alguno toma el papel principal, pero la presencia de uno no representa una amenaza para el otro. Esto nos muestra que la revolución se construyó sincrónicamente entre estos sujetos. Hay que tener en cuenta que estos mecanismos no existen solo para escucharse unos a otros, sino también para producir el reconocimiento y la estrategia revolucionaria, y asegurar la continuidad de la revolución desde el acto mutuo.