domingo, 25 de diciembre de 2022

La revolución zapatista: la esperanza de un futuro posible sobre las ruinas del capitalismo

 


Cuando el EZLN era tan sólo una sombra arrastrándose entre la niebla y la oscuridad de la montaña, cuando las palabras “justicia”, “libertad” y “democracia” eran sólo eso: palabras. Apenas un sueño que los ancianos d1e nuestras comunidades, guardianes verdaderos de la palabra de nuestros muertos, nos habían entregado en el tiempo justo en que el día cede su paso a la noche, cuando el odio y la muerte empezaban a crecer en nuestros pechos, cuando no había más que desesperanza. Cuando los tiempos se repetían sobre sí mismos, sin salida, sin puerta alguna, sin mañana, cuando todo era como injusto era, hablaron los hombres verdaderos, los sin rostro, los que en la noche andan, los que son montaña, y así dijeron: “Es razón y voluntad de los hombres y mujeres buenos buscar y encontrar la manera mejor de gobernar y gobernarse, lo que es bueno para los más para todos es bueno. Pero que no se acallen las voces de los menos...

Así nació nuestra fuerza en la montaña, el que manda obedece si es verdadero, el que obedece manda por el corazón común de los hombres y mujeres verdaderos.”

(EZLN, 1994)

 Por todo lo anterior reiteramos que el cuidado de la vida y de la dignidad, es decir la resistencia y la rebeldía desde abajo y a la izquierda, es nuestra obligación a la que sólo podemos responder de forma colectiva. La rebeldía pues, la construimos desde nuestras pequeñas asambleas en localidades que se conjuntan en grandes asambleas comunales, ejidales, en juntas de buen gobierno  y en acuerdos como pueblos que nos unen bajo una identidad. En el compartir, aprender y construir de los que somos el Congreso Nacional Indígena nos vemos y sentimos en nuestros dolores, descontento y en nuestros fundamentos  ancestrales.

Para defender lo que somos, nuestro caminar y aprendizaje se han consolidado en el fortalecimiento en los espacios colectivos para tomar decisiones, recurriendo a recursos jurídicos nacionales e internacionales, acciones de resistencia civil pacífica, haciendo a un lado los partidos políticos que sólo han generado muerte, corrupción y compra de dignidades, se han hecho alianzas con diversos sectores de la sociedad civil, haciendo medios propios de comunicación, policías comunitarias y autodefensas, asambleas y concejos populares, cooperativas, el ejercicio y defensa de la medicina tradicional, el ejercicio y defensa de la agricultura tradicional y ecológica, los rituales y ceremonias propias para pagar a la madre tierra y seguir caminando con ella y en ella, la siembra y defensa de las semillas nativas, foros, campañas de difusión y actividades político culturales.

Ése es el poder de abajo que nos ha mantenido vivos y es por ello que conmemorar la resistencia y rebeldía es también ratificar nuestra decisión de seguir vivos construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo.

(QUE RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA. Congreso Nacional Indígena y Ejército Zapatista de Liberación Nacional, octubre de 2016)

 

En estos días se cumplen 29 años del inicio del levantamiento zapatista, y aunque no sería de extrañar que las compas se sirvan de esta fecha para hacernos llegar nuevas reflexiones o propuestas, queremos aprovechar la ocasión para reiterar nuestra admiración hacia la revolución zapatista, solo menor que nuestro agradecimiento por las migas (¿o mejor mingas?) que han sembrado en el camino para todas aquellas que sigamos empeñadas en transitar por él manteniendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo. Pero ¿realmente conocemos el sentipensar zapatista?

 Lejos de nuestra pretensión esbozar un resumen de lo que suponen esas migas, nos vale el que recoge Raúl Zibechi en un reciente artículo de opinión:

 El zapatismo ha conseguido romper las ataduras que había entre revolución y guerra y, en el mismo proceso, ha extirpado de la revolución sus adherencias estatistas, para dejar su núcleo intacto: recuperación de los medios de producción y de cambio, creación de nuevas relaciones sociales y de poderes no estatales. Las autonomías son el camino, tanto para resistir la guerra de despojo como para afirmarse como pueblos que se autogobiernan.

 Pensamos que, como señala el título del artículo de Zibechi, la escasa atención que las propuestas revolucionarias vascas, y en general las europeas y occidentales le dispensan a la revolución zapatista, tiene que ver en gran medida con el Mirar sin ver, pensar sin sentir: límites del eurocentrismo. Por eso el autor uruguayo señala que:

 El zapatismo ha conseguido romper las ataduras que había entre revolución y guerra y, en el mismo proceso, ha extirpado de la revolución sus adherencias estatistas, para dejar su núcleo intacto: recuperación de los medios de producción y de cambio, creación de nuevas relaciones sociales y de poderes no estatales. Las autonomías son el camino, tanto para resistir la guerra de despojo como para afirmarse como pueblos que se autogobiernan.

Es cierto que las izquierdas europeas y también las latinoamericanas se han quedado sin política, sin propuestas concretas ante la guerra. Pero los pueblos de este continente, expertos en sobrevivir a las guerras de despojo, están tomando caminos inéditos, como lo hacen los mapuches, los nasa y misak, las decenas de pueblos amazónicos y los pueblos negros y campesinos para afrontar esta guerra. Comienzan a colocar la autonomía en un lugar central de sus construcciones y reflexiones, algo que al parecer escapa a los intelectuales de ambos lados del océano.

(…) Los eurocentristas creen comprender lo que sucede en América Latina y consideran nuestras luchas como “laboratorios” que confirmarían sus elucubraciones. Algunos de ellos se sienten “teóricamente desarmados” frente a la guerra, pero no quieren aprender de las experiencias de pueblos que sobreviven a cinco siglos de masacres y exterminios. Sólo atienden la producción teórica de las academias y de las izquierdas que se referencian en los estados-nación, o sea, a la colonialidad del poder.

Me parece necesario reflexionar sobre cómo los pueblos de raíz maya organizados en el EZLN han desarticulado el matrimonio revolución-guerra, que tantos daños nos hizo en el pasado inmediato, y tan malos resultados obtuvo.

Ya no es posible ignorar quiénes fueron exterminados en las guerras centroamericanas, y cómo las vanguardias se reposicionaron en la legalidad, abandonando a los pueblos que usaron (sí, usaron) para su guerra “revolucionaria”.

 Y es que la mirada y el sentimiento de las compas asienta sus raíces en terrenos muy poco explorados por un prácticamente inexistente sentipensar occidental, como se ve claramente en estas palabras del EZLN:

domingo, 11 de diciembre de 2022

Mugimendu Sozialista (y III): iniciativas, propuestas, análisis y discurso

 


 Abordemos esta tercera y última parte de nuestro análisis sobre la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista fijando nuestra atención en los contenidos de algunas de sus iniciativas, propuestas, análisis y discurso.


Iniciativas y propuestas

Por lo que respecta a iniciativas, algunas de las llevadas a cabo por colectivos del MS han demostrado capacidad para saber leer las problemáticas e incidir sobre ellas con herramientas adecuadas e imaginativas. Este hecho quedó patente de forma muy especial durante la pandemia. Mientras que la práctica totalidad de organizaciones políticas, sociales y populares no fuimos capaces de dar en tiempo y forma la respuesta necesaria a lo que estaba sucediendo, solo 5 días después del inicio del estado de alarma en el Estado español y el confinamiento derivado de ése, GKS hacía público un video para anunciar la puesta en marcha de la campaña contra el estado de excepción. Una campaña que, quizá porque desnudaba las carencias del resto, no ha sido valorada lo suficiente, pero que ponía sobre la mesa algunas cuestiones esenciales (tal vez muy básicas, pero imprescindibles ante el estruendoso silencio en general de la izquierda radical).

Junto a ello, fueron también de los pocos colectivos que se esforzaron por impulsar convocatorias y movilizaciones públicas de denuncia durante toda la pandemia, así como por crear instrumentos para hacer frente a algunas de las situaciones generadas por el trato dado a la pandemia. Ejemplo de ello son la okupación de un bloque de viviendas para afrontar la situación límite de algunas familias, o el biltegi de Bilbo. En esa misma línea de saber leer las situaciones que se generan, uno de los últimos ejemplos es su denuncia del sistema de control social de cámaras que va a instalar el Ayuntamiento de Gasteiz, que, a pesar de la gravedad del tema, hasta el momento no había tenido respuesta.

Junto a este tipo de acertadas iniciativas, en los últimos tiempos estamos asistiendo a la presentación de programas o propuestas políticas cuyos puntos concretos en algunos casos distan mucho de poder calificarse como revolucionarias, hasta el extremo de que podrían ser asumibles incluso por un amplio espectro de la izquierda socialdemócrata. Nos referimos, por ejemplo, a los cinco puntos de la Propuesta política de Itaia, o a los 12 de la propuesta política para la juventud trabajadora de GKS.

Por ejemplo, en esos documentos, y de forma especial en el que mayor desarrollo teórico incluye, el de GKS, teniendo en cuenta que el MS impulsa una Revolución Socialista Internacional, se hace muy llamativo que el análisis de coyuntura se centre en la situación aplicable a las sociedades occidentales. Más preocupante aún, se reivindican una serie de mejoras relacionadas con el Mercado de Trabajo Juvenil, que no ponen en cuestionamiento el propio concepto de Mercado de Trabajo del actual sistema productivo capitalista; ni tan siquiera se hace referencia a cómo ese sistema productivo es el que genera divisiones no sólo entre las clases sociales de un mismo entorno, sino que, en el caso de las sociedades occidentales, uno de sus pilares es la explotación y expolio que se practica contra la población y los bienes naturales de la inmensa mayoría del planeta. El modelo de vida occidental se basa en eso, y quienes pertenecemos a esas sociedades tenemos que empezar por una lucha cultural que nos facilite quitarnos la venda hasta distinguir con claridad que la Vida Digna de la Naturaleza y de todes les seres humanes del planeta pasa por una revolución/transformación que inexorablemente acabe con lo que nos han inculcado como algunos de los principales privilegios de las sociedades capitalistas avanzadas: el bienestar propio basado en la explotación ajena, el expolio del planeta y las agresiones constantes a la naturaleza. Esa limitada visión eurocéntrica u occidentalocéntrica, se repite, lamentablemente, en buena parte de los análisis de fondo del MS.

Pero, al mismo tiempo que aparecen esas propuestas meramente reivindicativas, no dejan de ser habituales también los textos, particularmente en Arteka, que elevan el tono de la retórica revolucionaria: