Durante
este verano de 2022, una persona de mucha confianza nos compartía estas
reflexiones:
Hemos llegado a un punto de
resistencia psicológica que nos impide incluso intentar reconocer una realidad
que nos supera tanto en el plano personal, individual, como colectivo y de
acuerdo a las referencias de transformación social heredadas. Quizás sea eso,
la magnitud del problema y, paradójicamente, sus implicaciones inmediatas en
nuestra vida cotidiana, lo que nos lleva a mirar para otro sitio o buscar
excusas que nos hagan sobrellevar la dosis de autoengaño suficiente para ir
tirando. El drama de la humanidad proletarizada de nuestro tiempo es diferente
del drama del pasado, donde todavía era posible pensar que el
"sistema" era algo externo a nosotros; "el sistema" era
elevado a categoría acomodaticia en un mundo donde todavía era posible
discernir, aunque fuera formalmente, entre un ellos y un nosotros que tenían
que ver con las condiciones materiales inmediatas de existencia: entre
burgueses y proletarios había un abismo material que ahora se ha dimensionado
en la escala mundial, entre los pobres de África, Asia, América y los
acomodados -cada vez menos- consumidores de Europa y demás países beneficiarios
del expolio universal. Pero esa separación formal se ha difuminado hasta cierto
punto en la parte bienestante del mundo, pues el hecho es que la lucha por la
subsistencia no tiene los mismos tintes dramáticos hoy, para nosotros, que para
nuestros antepasados, por no decir de lo que pasa en África, etc. La
proletarización sigue su curso, pero de forma sustancialmente diferente.
Pero
¿cuál es, con perspectiva amplia, la situación en la que estamos?. Compartimos
la crudeza del siguiente análisis de Rita Segato:
Hemos ingresado en una era apocalíptica.
En esta era, la apropiación, la rapiña, el despojo no representan solamente
prácticas económicas de enriquecimiento, sino también son la manifestación de
un valor. (...) La ideología o teología del capital hoy, ya prácticamente
liberada de la ficción institucional, es un fenómeno semejante a aquella
ideología totalitaria en el sentido de que el valor de la razón beneficente se
ha convertido en un contravalor: “Si tengo la potencia para despojarte, debo
despojarte”. Por eso, en mi texto, hablo de la “pedagogía de la crueldad” como
una programación de las personas para la baja sensibilidad, es decir, para la
baja empatía hacia el sufrimiento del otro, que les permitirá funcionar
adecuadamente en este orden consumidor y cosificador de la vida hasta sus
últimos despojos, y en el cual estos despojos no son los cadáveres del ritual
funerario sino los deyectos de esa consumición abandonados en los basurales.
Somos
conscientes de que nuestra sociedad vasca también, nosotras mismas, somos parte
del mundo despojador (no de ahora, al menos desde finales del XV, tanto en la,
a partir de entonces, América, como en África) pero, en la actual coyuntura ¿no
vamos a aprovechar la situación para intentar colaborar en lo posible con todas
las revoluciones necesarias para acabar con el “sistema-mundo” capitalista?.
Más aún, en nuestro entorno más próximo, ¿vamos a lanzarnos de cabeza o
dejarnos arrastrar por el “sálvese quien pueda” para el que tan “preparadas”
nos tiene la “civilizada modernidad occidental”? ¿No somos capaces de intentar
organizarnos para no ser parte de esa dinámica? Para dar respuesta a estas
preguntas nos pueden servir las siguientes palabras de Decio Machado y Raúl
Zibechi:
Creemos que el mundo se cambia desde abajo, creemos que solo será
posible formar las cosas desde los espacios donde está la sociedad, donde está
la gente, no donde está su representación política ni donde están sus líderes
que ganan elecciones, sino desde la sociedad y creemos que hay muestras
palpables de eso, creemos que en los caracoles zapatistas se está transformando
el mundo, creemos que en el Kurdistán sirio se está transformando el mundo y
creemos que hay otros espacios -a lo mejor con menos referencia internacional-.
Es decir, donde experiencias desde lo pequeño, desde lo cotidiano, de las
comunidades están generando nuevas formas de hacer ante una crisis de carácter
mutidisciplinar que vive este planeta y donde no va a ser posible subsistir, si
no cambiamos el paradigma.
(…) Puede parecer poco,
pero lo mejor que podemos hacer para impulsar la revolución es crear,
potenciar, difundir y sostener experiencias de base, abajo y a la izquierda,
como las que –en mayor o menor grado de extensión- existen ya
Y, por
terminar de aterrizar el contexto del que partimos, coincidimos bastante en
cómo plantea la idea de “colapso” -y en algunas de las propuestas de
estrategias a poner en marcha contra él- que esboza en este didáctivo video (en castellano)
Luis González Reyes:
El leído hasta hora es
el marco general desde el que nos hemos decidido a poner en marcha este blog IRAULTZAK LAGUNDUZ (desde abajo y a la izquierda),
ya que pensamos que sería bueno plantearnos cómo nos organizamos para hacer
frente a la tormenta (de la que les zapatistes vienen avisando desde hace bastantes años) antes de que estalle con todo su potencial, al mismo
tiempo que, ahora que por estos lares (Euskal Herria) afortunadamente se vuelve
a oír hablar de propuestas revolucionarias, parece conveniente abrir espacios
en los que se pueda recogerlas, analizarlas, ponerlas en debate, cuestionarlas,
aplaudirlas y, sobre todo, acompañarlas y animarlas.
Pero no
pretendemos emprender esas tareas desde un debate teórico abstracto (ni mucho
menos académico) que deje fuera a esa inmensa mayoría de la población que no
hemos estudiado ni interpretado hasta el último
versículo las teorías críticas de las diversas ideologías revolucionarias
al uso. Sin desdeñar las interesantes aportaciones que esas elaboraciones
teóricas suponen a menudo (así como lo mucho a aprender de los errores y aciertos
en los diversos procesos revolucionarios a lo largo de la historia) nuestro
objetivo y propuesta (en consonancia también con nuestras capacidades e
incapacidades) se centrará en intentar aterrizarlas en nuestro día a día,
porque creemos que así lo exige el momento actual. Porque mientras las
propuestas revolucionarias en sentido “clásico” sí que van apareciendo,
contemplamos con preocupación cómo las propuestas de autoorganización popular,
de apoyo mutuo y solidaridad para hacer frente a las graves situaciones
sociales que se adivinan, no son abordadas en esas propuestas, ni priorizadas
por los movimientos populares y sociales que, a nuestro entender, deberían
abandonar sus inercias para, de forma coordinada, ver cómo unir esfuerzos en
configurar esas redes populares que tan necesarias van a ser.
Hace
aproximadamente un año, y desde el blog que ahora cerramos (Kutxiko Txoko Txikitxutik, KTT) para abrir este, hacíamos
públicas las reflexiones que habíamos
compartido en la Iraultza Txikien Akanpada de 2021, y que de forma sintetizada se
pueden resumir en:
Se necesita, es imprescindible, una revolución
·
Pero no la revolución clásica (…) Sino la revolución de las pequeñas cosas
·
Pero, igual que
en la revolución clásica el ser (o declararte) clase obrera no te convierte en
revolucionaria, en las
revoluciones pequeñas el declararte partidaria de ellas no significa que las
practiquemos, porque es muy difícil
(…)
La verdadera dificultad de esas
pequeñas revoluciones es que las debemos protagonizar nosotras en primera persona y en nuestro cotidiano hacer, y eso supone una revolución:
·
sin
reconocimientos sociales de heroicidades personales
·
sin victorias
finales y tomas del poder
·
sin que sea por
tiempo limitado
·
sacándonos
continuamente de nuestras actuales zonas de confort (lo digo yo hombre, blanco,
con empleo fijo, edad madura, cisgénero, “europeo” y con tiempo para
“comprometerme socialmente”)
·
Hay que dar respuesta práctica a preguntas incómodas:
·
En qué, para
quién y, sobre todo, para qué trabajamos
·
Cómo hacemos que
el trabajo reproductivo sea lo verdaderamente importante
·
Dónde vivimos
(urbes/pueblos; cómo son nuestras viviendas)
·
Con quién y en
qué forma de convivencia vecinal
·
Cómo y de qué y
a qué costa nos alimentamos
·
Qué consumimos
·
Cómo entendemos
y practicamos el ocio
·
Cómo entendemos
y practicamos la cultura
·
Qué lugar le
damos a los sentimientos
·
Qué lugar le
damos a la espiritualidad no teísta
·
Cómo nos
entendemos parte de la naturaleza sin cosificarla
(…) Si
no procedemos de forma urgente a esa revolución basada en las pequeñas revoluciones, el horizonte será el de otras veces:
·
El
capitalismo para reiniciar su ciclo de
acumulación hará desaparecer
de una o varias formas a la parte de la población mundial que le sobra
·
No le basta
ahora con la cuarta guerra mundial en marcha:
masacres en los intentos de migración forzada; con hambrunas; con violencia
institucional (policial, militar, paramilitar); con matanza de género; con
dejación de atención sanitaria… o incluso con una gran guerra “más
convencional”.
·
Eso, si antes el propio planeta no dice ¡basta! y la
naturaleza se autodepura
mandándonos al carajo.
Un año
después, aún nos parece más urgente emprender (o continuar allá donde ya se ha
iniciado) la revolución basada en las pequeñas revoluciones cotidianas,
individuales y colectivas que surjan desde una mirada desde abajo y a la
izquierda. Ese será otro de los principales objetivos de este blog. Pero,
intentando ser coherentes con lo dicho también ahora hace un año, sin buscar
protagonismo alguno, y dedicándonos en mayor medida a la labor de intendencia
que supone buscar referencias y ejemplos, leer textos y conocer otras
experiencias, así como opinar con total libertad sobre las propuestas y grupos
que aparecen. Porque como decíamos:
Para que estos grupos puedan
adquirir protagonismo, hay otro que debe abandonarlo, que es el que hoy
sigue/seguimos copando privilegios:
·
hombres blancos
·
de edad mediana o madura
·
situación estable
·
años de militancia
Pero no se trata de que nos
vayamos para cas, sino de que asumamos otros roles:
·
Que pasemos a un segundo o tercer plano, público y en las reuniones
·
Que nos dediquemos a tareas de mantenimiento, de burocracia interna.
·
A los cuidados, la acogida
·
A realizar tareas y labores que el resto por falta de tiempo o medios no
puede
¿Eso significa echar por la
borda la experiencia que hayamos podido acumular?
·
No, por ejemplo, podemos encargarnos de la trasmisión intergeneracional
·
Podemos poner a disposición del resto nuestras opiniones o propuestas, pero
sin que sea en el marco de las asambleas, sino que el resto pueda elegir
leerlas o no, oírlas o no.
·
Y que lo hagamos preferentemente desde algo parecido al anonimato.
Siendo
esas las bases principales de este blog, lógicamente aquí tendrán cabida ideas
y propuestas que busquen la transformación de raíz (en ese sentido, radical)
del sistema mundo capitalista que nos ha llevado a la actual situación. No
obstante, sin perder para nada de vista las más que nutritivas aportaciones que
representan la realidad de las revoluciones ya en marcha desde hace años (de
forma muy especial las experiencias
Zapatistas y de la Revolución de Rojava), ni las nuevas propuestas
revolucionarias planteadas en Euskal Herria (por parte del Mugimendu Sozialista, Hauspoa, Kimua, Jardun, Herribiltza...), pondremos también un especial empeño en abordar
determinados replanteamientos teóricos, revisiones críticas y renovación de
análisis, sobre algunas de las cuestiones que parecemos olvidar siempre al
“pensar nuestras revoluciones”.
Por
ejemplo, hay mucho que reflexionar sobre algunas de las cuestiones que señalan
Miriam Lang y Ulrich Brand en los siguientes párrafos:
La pregunta ¿cómo
transformar? apunta a cuestiones estratégicas y tácticas, a actores y alianzas,
a organizaciones e instituciones, pero también a subjetividades, prácticas
cotidianas e imaginarios. Implica, entre otras cosas, el reconocimiento de la
complejidad de las estructuras de dominación/explotación en todos los planos de
la vida social: en los terrenos de la intersubjetividad y la llamada vida
‘privada’ (los micro-poderes), en el patriarcado, en el racismo, en el terreno
de la autoridad pública no democrática, en la colonialidad y la imposición
autoritaria de patrones culturales únicos; en la expulsión de los territorios,
en la explotación económica directa e indirecta, en la destrucción de la vida,
en el imperialismo, el subimperialismo (por ejemplo dentro de América Latina) y
la guerra, en el poder de las corporaciones multinacionales, etc. Esto
significa que las luchas por las transformaciones de la sociedad, del
sistema-mundo capitalista, tienen necesariamente que ocurrir en todos los
planos, y en las diversas escalas, de la local a la global –sin que todas las
luchas tengan que atender todos los asuntos–. Supone reconocer, también, el fin
de los grandes relatos universales, la idea de que hay una verdad única en
torno de las interpretaciones de la realidad y las formas de lucha, y, por qué
no decirlo, el fin de la idea de la revolución como un evento de ruptura total
con el orden existente. La pregunta ¿cómo transformar? nos plantea, de manera sobresaliente,
un desafío: cómo articular estas múltiples luchas, para que puedan potenciarse
y complementarse.
Hay una tercera temporalidad
en juego: la de los escenarios de futuro emancipatorios posibles –o la
visualización colectiva de otros futuros posibles, que representa otro terreno
de lucha adicional–. (...) El capitalismo nos dibuja un “más de lo mismo” y nos
induce a tener miedo si no obedecemos a sus lógicas. Analizar estas prácticas
dominantes de dar forma al tiempo y al futuro y contrarrestarlas, y acercar el
sentido de realidad al sentido de posibilidad y viceversa, es otro desafío más.
Significa visibilizar prefiguraciones ya existentes del futuro deseado;
desmontar la atractividad que la promesa de ascenso social capitalista, sin
duda, tiene para mucha gente; construir imaginarios deseables de una sociedad
en la cual no dominen relaciones capitalistas, patriarcales, racistas e
imperiales; una sociedad en la que no quepa el imperativo del crecimiento
ilimitado. Implica hacer mayor énfasis en una nueva ética social y ambiental, y
asimismo reflexiones profundas acerca de cómo democratizar no solamente
nuestros procesos (re)productivos y de consumo, sino también las relaciones
que, como sociedad, establecemos con la Naturaleza. Sin perder de vista el
tiempo que la transformación emancipatoria requiere en la propia vida de
nosotros, sus actores.
Creemos necesario abrir los oídos (y el alma) de par en par
para escuchar planteamientos que ponen en cuestión algunas de esas “verdades”
que por inercia o dejadez o “pereza revolucionaria”, habitualmente no se
abordan. Valgan como ejemplos estas que “ponen sobre la mesa” Leïla Benhadjoudja, Yedo
Ferreira o Gil-Manuel Hernández:
El feminismo
hegemónico concibe al proceso de subjetivación de las mujeres musulmanas como
un problema. Entre las diversas expresiones encontramos un gran corpus académico y teórico que
construye al islam como un problema para las mujeres. La manera como el
feminismo musulmán pone en tensión las verdades del feminismo blanco es
mostrando precisamente el blanqueamiento de la categoría de religión, pues no
se trata de que todas las religiones causan problemas. Me parece que las
genealogías de las categorías de raza y de religión están íntimamente ligadas.
Pienso en el trabajo que ha realizado Gil Anidjar quien muestra que dichas
categorías no se construyeron de manera separada. Anidjar también muestra cómo
la blanquitud y el cristianismo se construyeron mutuamente, de allí la
necesidad de pensar la pareja raza/religión.
El proceso de
liberación de las mujeres musulmanas contra las diversas formas de opresión no
se hace en contra del Islam,
sino con él. Por islam entiendo
un espectro muy amplio que no puedo encerrar en la categoría de religión y, por
tanto, me parece un objeto inasible para las ciencias sociales occidentales.
Por “sujetos políticos” me refiero, primero que nada, a cuerpos políticos. El
feminismo musulmán es múltiple y se no coloca a partir de los mismos lugares de
enunciación. Las mujeres musulmanas no forman un grupo homogéneo y el proceso
de la subjetivación musulmana como lugar de liberación es variado.
El feminismo musulmán implica una
desobediencia epistémica. Una desobediencia ante los mandatos de la modernidad
occidental que exige “deshacerse” de la religión, concretamente, de las
religiones no-cristianas. Esta desobediencia epistémica permite abrir una vía
de descolonización y emerger tanto a cosmologías como a saberes
no-occidentalcéntricos inscritos en historicidades ligadas a múltiples experiencias
del islam (con y en el Islam).
(Leïla Benhadjoudja)
A lo largo de la
historia reciente del país [Brasil], Yedo Ferreira considera que el movimiento
adoptó actitudes diferentes a las que se esperan de las organizaciones
revolucionarias, hechos que generaron un desajuste entre las demandas reales
del pueblo y la lucha organizada.
"La causa de
los negros es revolucionaria, pero la militancia es integracionista. Esta
militancia es denunciante y reivindicativa. No piensa en la consiguiente lucha
política. Siempre sigue la estela, principalmente, de la izquierda, de la élite
blanca de los partidos de izquierda".
(…)
"Nosotros, el movimiento negro, y siempre lo he dicho a la militancia, no
hemos conseguido acercarnos a nuestro pueblo. Mencionamos a nuestra gente en
nuestros discursos, 'porque viven en la favela', sólo en nuestros discursos,
porque siempre estamos distantes. Siempre digo que la militancia es un
movimiento de élite. Somos una élite en relación con la masa de la población
negra gracias a nuestros estudios. No la élite económica, porque nadie tiene
dinero, sino a través del estudio"
(Yedo Ferreira, del Movimiento
Negro Unificado, 88 años)
(…) mientras la
sociedad aparentemente racional basada en los combustibles fósiles se libraba a
un paroxismo de irracionalidad nihilista supeditada a la tasa de reproducción
del capital, paralelamente ha ido construyéndose, aquí y allá, de manera
diversa y cambiante, pero continuada, una auténtica anamnesis de lo numinoso.
Dicha anamnesis implica, a un tiempo, recuerdo, rememoración, rescate y
actualización de los valores, actitudes y prácticas que testimonian la vigencia
de lo espiritual y lo sagrado, entendida como la producción de significado y
sentido, como algo especialmente valioso que remite a lo transcendente y lo
misterioso. Algo que la Modernidad, de la mano de la Ilustración y sus ideas de
culto literalizador a la Razón, el Progreso, la Ciencia y la Tecnología, fue
progresivamente apartando del centro de la vida normativa y la cosmovisión
dominante, mientras el materialismo capitalista destruía implacablemente la
naturaleza, barría ecosistemas, degradaba paisajes e intentaba someter el
planeta a sus insaciables apetitos de más beneficios. Un abandono u olvido que
no solo está ligado a las transformaciones propias de la secularización moderna
sino a la mutación y relevo de unos saberes procedentes del universo
tradicional, conformado mitológicamente, por otros vinculados a las
preferencias hegemónicas del proyecto moderno ilustrado, radicalmente fáustico
y prometeico.
(Gil-Manuel Hernández Marti)
Y es
que, como señala el colectivo editorial La Vorágine:
(…) las que nos autodenominamos
como críticas o rebeldes o, incluso, antisistema, tendemos a buscar apoyo en el
pensamiento y las formas utópicas que, cocinadas a fuego lento, modelaron el
desastre del siglo XX. Es difícil encontrar pensamiento crítico en nuestros
entornos que se atreva a desafiar lo consesual: lo público como brújula, el
Estado como objetivo, el contrapoder como forma de resistencia, las comunidades
identitarias como refugio seguro, la pureza ideológica o moral como marchamo de
clase, las vanguardias, las banderas blancas al enemigo… y un amplio arsenal de
casquería agotada (y, a ratos, agotadora).
En nuestras «comunidades»
rebeldes parece que no siempre hay sitio para las que no comparten a pies
juntillas nuestra «utopía» y reproducimos rituales y formas dogmáticas como una
traslación de las religiones que no profesamos. Por suerte, hace décadas que
esos consensos están siendo agrietados. La mayoría de las veces, desde el Sur,
los movimientos de los sin tierra, el zapatismo, la resistencia a los
megaproyectos económicos, el feminismo comunitario, el anticolonialismo han
supuesto, con las sanas contradicciones que contienen, aire fresco para quien
ha querido escuchar, ver, tocar… Por otra parte, en el Norte, numerosas voces
del pensamiento crítico han logrado superar la frontera del marxismo y han
indagado más allá de las categorías «universales» de las que nos dotamos en el
centro del sistema.
Es
cierto que mucho de ese pensamiento crítico y de esos movimientos obligan,
precisamente, a pensar. Es decir, no tienen recetas mágicas y únicas, han
multiplicado las utopías y han desacralizado la idea de asalto al poder, han
hecho de los movimientos algo rizomático que se inserta en la vida vivida y que
no niega las tareas de reproducción ni la politización de los entornos más
cotidianos (la familia, la cuadrilla, las compañeras de resistencia…).
Señaladas ya, más o menos, las razones del surgimiento de este
blog, y definidos los principales objetivos que se propone, vayamos a algunas
cuestiones más “técnicas” sobre él.
Cuestiones "técnicas" acerca de este blog
Aunque ya se han comentado las principales características
personales de quien impulsa este blog, añadamos que mi conocimiento del euskera
da para hablar y leer, pero no para escribir adecuadamente, ello supondrá que,
aunque se incluirán textos en euskera, lo normal es que los comentarios sobre
estos, o los textos propios sean en castellano (incluimos la opción del traductor, con evidentes limitaciones).
Las habilidades informáticas tampoco serán seña de identidad de este blog, dadas las carencias de quien lo impulsa, las limitaciones de un blog gratuito y el poco conocimiento del espacio blogspot. E, igualmente, aunque intentemos esmerarnos lo más posible, aparecerán también más de una falta (gramatical, ortográfica, mecanográfica...). Como véis, nuestros limitados conocimientos dan hasta donde dan.
En principio no hay pensada una periodicidad fija para la
aparición de nuevas entradas del blog, intentando propiciar que estas surjan
cuando haya algo que aportar, y no simplemente por el paso de los días. Se
intentará también que cuando se hagan comentarios de libros o textos, estos
puedan ir acompañados de archivos que permitan su descarga, aunque no siempre
será posible. De esos textos, los que consideremos interesantes, se irán
añadiendo al apartado de “biblioteca”, en el que ya podéis encontrar algunos
textos que colgamos en el anterior blog.
Serán bienvenidas (y, lógicamente, publicadas en el idioma que se envíen) las aportaciones, tanto de textos propios o comentarios sobre textos ajenos que estén en línea con los
objetivos del blog (en especial el de intentar colaborar en el surgimiento o
consolidación de las revoluciones -grandes y pequeñas- que tenemos pendientes), como de propuestas de organización, encuentro o debate. Para ello sólo tenéis
que escribir a esta dirección: iraultzaklagunduz@gmail.com.
Por lo que se refiere a los comentarios, también serán recibidos con los brazos abiertos, bien a través del espacio que para ello encontraréis al fina de cada entradad/post, bien a través también de la ya señalad dirección de correo electrónico (iraultzaklagunduz@gmail.com). Eso sí, teniendo en cuenta experiencias anteriores, y visto el interés de no pocas personas (y herramientas informáticas) en boicotear los intentos de diálogo sin estridencias, los comentarios pasarán por una "moderación", con lo que no se publicarán inmediatamente (aunque sí a la mayor brevedad posible).
Al igual que se planteaba con Kutxiko Txoko Txikitxua, este blog no pretende ser la referencia de nada ni nadie, sino una simple herramienta más para los movimientos populares que aspiran a la transformación social radical. En esa línea, tampoco se le fija al blog una duración concreta, que sea el devenir de los acontecimientos el que determine si es ayuda u obstáculo para esas luchas colectivas, única forma de transformación en la que creemos. Si no lo es o deja de serlo, se cierra, y a intentar aportar de otra forma.
Última cuestión: a pesar de lo ya comentado sobre que este blog (al menos de inicio, porque está abierto a otras opciones), sólo lo impulsa una persona, en sus entradas habitualmente se utilizará de forma predominante el femenino plural (nosotras pensamos...), si habéis llegado leyendo hasta aquí, seguro que no necesitáis explicaciones al respecto.
Ba hauxe da aurkezpen moduan kontatu nahi genizuen guztia: ea hemendik aurrera aukera dugun leku honetatik elkar topo egiteko, horrek esan nahiko zuelako modu batean edo bestean iraultzetarako prest zaudetela, eta horixe da geure aburuz egoera larriak eskatzen duena. Hori bai, ahaztu gabe "gure iraultzak" "desde abajo y a la izquierda" sortu nahi ditugula... eta ahal den neurrian bide horiek gozatuz eraiki nahi ditugula. Hala bedi!