domingo, 25 de septiembre de 2022

Cambio desde abajo y desde adentro: experiencias concretas de Apoyo Mutuo transformador

 


 

El Apoyo Mutuo puede ser una herramienta de transformación social, más allá de su validez inmediata en situaciones de emergencia. Ahora que un nuevo huracán acaba de azotar a Puerto Rico, nos parece oportuno rescatar la experiencia del Apoyo Mutuo generada allá tras el anterior y más devastador huracán María (con miles de personas muertas y daños catastróficos), y, sobre todo, el enfoque transformador de los Centros de Apoyo Mutuo que entonces se constituyeron y que desde entonces han permanecido. Ante los posibles escenarios de emergencia social que pueden desatarse con motivo de las crisis que padecemos (energética, de materias primas, de cadenas de distribución, de agua, de alimentos…) haríamos bien en no esperar a sufrir sus consecuencias más graves para empezar a crear redes de Apoyo Mutuo con las que hacerle frente, sobre todo porque esas redes de Apoyo Mutuo pueden ser una herramienta vecinal-popular de transformación social, como demuestra la experiencia puertorriqueña que impulsa la transformación Desde abajo y desde adentro.

 

No son sólo pues las comunidades indígenas de América Latina o África las que desarrollan estas herramientas de poder popular. Como vamos a ver también, existen experiencias de Apoyo Mutuo antisistema coordinadas en los diferentes Estados del corazón del imperio, USA. Es más, aquí en Euskal Herria, durante la pandemia, algunos de los colectivos más vulnerabilizados por las estructuras coloniales, racistas y patriarcales, han desarrollado experiencias de apoyo mutuo, en muchos casos desconocidas públicamente, como el que comentaremos de la Caja de Resistencia Antirracista de Bilbo.

 

 

La experiencia de los Centros de Apoyo Mutuo en Puerto Rico

 

Tras el paso del huracán María el 20 de septiembre del 2017, se hizo patente que el Estado, tanto a nivel federal como a nivel local, estaba fallando en su misión de proveer asistencia humanitaria a las comunidades más impactadas por la devastación causada —parcialmente— por el huracán. Este fenómeno natural develó para muchos las condiciones de precariedad marcadas por una crisis socioeconómica que han aquejado a Puerto Rico por más de una década (Cabán 2018; LeBrón 2016).

Paralelo a esto, surgieron a lo largo del archipiélago iniciativas comunitarias conocidas como Centros de Apoyo Mutuo (CAM), que fueron centrales en los procesos de auscultar y asistir las comunidades impactadas. Los CAM buscan remover los modelos tradicionales de respuesta y recuperación que mantienen intactas las estructuras de poder que fomentan la dependencia y la marginalización. Aprovechando así la coyuntura histórica del huracán María y la crisis fiscal, los CAM buscan hacerle frente al asistencialismo a través del potenciamiento de la autogestión y el empoderamiento de las comunidades marginadas.

A casi tres años del paso del huracán y dentro del lento proceso de recuperación, un número significativo de CAM siguen operativos e impulsando agendas a largo plazo. Su enfoque se ha centrado en la transformación de las expectativas de las comunidades afectadas por el huracán sobre el proceso de recuperación pos-María. Guiadas por una crítica a las nociones tradicionales de la asistencia y por principios cementados en una visión participativa e inclusiva del desarrollo, los CAM han puesto en práctica una serie de ejercicios organizativos para cultivar en los residentes una visión hacia la autonomía comunitaria. Una examinación de las narrativas de los organizadores y las iniciativas puestas en marcha nos muestran cómo, por medio de una reconfiguración de la asistencia, estas organizaciones buscan crear conciencia de las limitaciones del asistencialismo, involucrar a los residentes en actividades de desarrollo comunitario autogestionado y demostrarles los beneficios de la autogestión para la resolución de sus problemas.

 

Con estas palabras comienza el texto de Jacqueline Villarrubia-Mendoza y Roberto Vélez-Vélez que nos sirve de aproximación a esa realidad. Aunque lo mejor es acudir a la fuente directa, y recoger de su web Red de Apoyo Mutuo de Puerto Rico, aquellos puntos que definen como sus Principios:

 

1. Apoyo Mutuo

El apoyo mutuo es un valor que se refiere a la reciprocidad, ayuda, y colaboración entre personas o grupos para el beneficio mutuo. No implica la superioridad de quien da sobre quien recibe, si no que se fundamenta en la solidaridad. Destaca la importancia del poder compartido, la participación directa de la gente y la oposición a las jerarquías y la competencia. Para nosotrxs el apoyo mutuo, cuando se hace desde el corazón, es un valor integral y una herramienta de transformación desde las mismas comunidades (desde abajo) y desde lo emocional e interior (desde adentro).

 

2. Solidaridad

La solidaridad se trata de un accionar consistente y diario basado en el respeto, la empatía y el entendimiento que necesitamos unxs de otrxs. Es diferente a la caridad y a las asistencias del gobierno, las cuales, mal intencionadas, se practican de arriba hacia abajo, pueden humillar a quien las recibe y no alteran las relaciones de poder. Así, no cambian la injusticia, y en ocasiones, la mantienen. En cambio, la solidaridad se practica en un plano de igualdad, donde el apoyo mutuo es un compromiso prioritario por el bien colectivo. Creemos en la importancia de los lazos sociales que unen a las personas y en nuestra capacidad de actuar como un todo por el bien de todxs. Para nosotrxs la solidaridad es el motor de la transformación social.

 

3. Soberanía Comunitaria

El concepto soberanía comunitaria está enmarcado en una visión de cambio social sobre nuestra realidad puertorriqueña. Este sistema colonial impide que comunidades y personas puedan gestionarse los medios para tener una vida digna. Muchxs experimentamos el sub-empleo o desempleo, la explotación en nuestros trabajos, y la dificultad para accesar programas federales y sus servicios. Por esto la soberanía comunitaria busca un cambio desde la raíz haciendo frente a la violencia estructural y liberando nuestro poder comunitario. Es un derecho a decidir por nosotrxs mismos, independientes del gobierno.

Es un proceso en el cual la inventiva y la resistencia se unen para crear iniciativas y proyectos de autogestión para la ruptura con los males que nos dominan. Incluye dimensiones como: soberanía alimentaria/medicinal, soberanía educativa/recreacional, soberanía económica, y soberanía organizacional.

 

4. Sostenibilidad

Cuando hablamos de sostenibilidad nos referimos a la importancia de construir proyectos que se puedan sostener a largo plazo. Esto significa, por un lado más amplio, el uso de prácticas ambientalmente conscientes y sustentables que nos permitan preservar nuestros recursos y medios de sobrevivencia. Y, por el lado mas humano, una planificación estratégica que incluya el cuido de nuestra salud física y emocional como parte integral en nuestros proyectos, entendiendo que el bienestar colectivo es esencial para la calidad de vida y el fortalecimiento de las iniciativas y de las comunidades.

 

5. Justicia

La justicia es un término amplio con muchas definiciones. Para nosotrxs se trata de la creencia firme que todxs tenemos el derecho a una vida digna, sin distinción por raza, género, clase social, orientación sexual, diversidad funcional, documentación, o cualquier otra identidad social. Luchamos por un mundo anti-patriarcal, anti-racista, anti-capitalista y anti-imperialista. Somos pro-apoyo mutuo, pro-solidaridad, pro-soberanía comunitaria y pro-sostenibilidad.

 

En esa misma web se pueden encontrar los 14 proyectos que integran en la actualidad esta Red de Apoyo Mutuo. No todos funcionan de igual manera, aunque comparten características, tal y como recoge el propio Roberto Vélez-Vélez en otro trabajo:

miércoles, 21 de septiembre de 2022

HERRIBILTZA: Federación de Asambleas de Euskal Herria

 

Vecindario en asamblea de barrio

 

Comencemos los comentarios que iremos haciendo sobre las propuestas revolucionarias o de creación de poder popular que están ahora mismo sobre la mesa en Euskal Herria con la que, en el momento de redactar estas líneas, creemos que es la última que se ha hecho pública: Herribiltza: Euskal Herritarren Biltzarren Elkargoa.


Como probablemente nos sucederá a menudo, vamos a tener que ir haciendo piruetas en la cuestión idiomática, entre los textos en euskera (mayoritarios, como es natural en una propuesta que se lanza específicamente a la población de Euskal Herria) y nuestros comentarios en castellano. Para este caso, aunque nuestros comentarios se van a basar en los textos en euskera que aparecen en la página web de Herribiltza, que hemos recopilado en este documento (deskargatu hemen), para las personas no euskaldunas, pero castellano lectoras, les puede servir bastante este otro documento de Herribiltza que ofrecemos, elaborado con los textos que ha publicado en castellano (descargar aquí).


Nuestro análisis inicial no va a ser en profundidad, sino una especie de presentación de la propuesta para quienes no la conozcan, acompañada de los comentarios sobre las cuestiones que más nos llamen la atención.


Aunque no hemos tenido noticia de Herribiltza (al menos nosotras) hasta que se hizo público el encuentro de verano que iban a llevar a cabo en Behorlegi (Nafarroa Beherea), hay datos de que la iniciativa se viene gestando desde hace al menos unos meses, pues ya en el pasado febrero tomaba parte en las reuniones preparativas para organizar un encuentro (junto con Demokrazia Komunala y otros movimientos populares) que bajo el título de Es hora de crear y aunar alternativas sólidas al sistema, tuvo lugar el pasado mayo.



Descripción general de la propuesta


Desde nuestro punto de vista Herribiltza, en cuyos textos no hemos visto utilizada en ningún caso la palabra “revolución”, es claramente una de las propuestas de transformación radical que se han presentado en los últimos tiempos. Al mismo tiempo tiene una serie de rasgos distintos a los habituales en el resto.


Así, por ejemplo, a diferencia de otras propuestas revolucionarias aparecidas en los últimos tiempos (GKS y el Mugimendu Sozialista; Hauspoa, Jardun, Kimua… que también iremos analizando), Herribiltza, al menos hasta el momento, no dedica un amplio espacio en sus textos a las fundamentaciones o debates teóricos, sino que directamente presenta una propuesta concreta que, también a diferencia del resto, es bastante más detallada en sus parámetros generales: la Federación de Asambleas de Euskal Herria, que tendría como objetivo “garantizar que el poder de decidir sobre nuestras vidas esté en nuestras manos, o sea que quiere garantizar una democracia real”. Todo ello porque parten del siguiente análisis general:

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Por un nuevo imaginario rebelde, afrontar la guerra desde abajo y a la izquierda (Zibechi)

 


 

El título de esta entrada hace referencia a los dos sustanciosos artículos recientes de Raúl Zibechi que os acercamos. Aunque él los ha escrito centrándose en lugares/conflictos distintos, creemos que estará de acuerdo en la relación que establecemos entre ellos. Como después de leerlo habrá quien interprete erróneamente una “conversión al pacifismo” por parte de Raúl, en este otro artículo Violencia, no violencia y pacifismo, de hace pocos meses, deja clara su opinión al respecto.

Por cierto, que no está de más recordar el análisis sobre la situación en Ucrania que hacía Zibechi mes y medio antes de la invasión rusa:

La OTAN está dispuesta a instalar armas en Ucrania, capaces de alcanzar Moscú en apenas cinco minutos. Rusia está dispuesta a impedirlo, aún al precio de invadir su ex república soviética.

(Desinformémonos, 10-01-2022)

Como en este caso hacemos con los de Raúl, la intención de Iraultzak lagunduz es la de acercar también artículos de opinión relacionados con las cuestiones que abordamos en el blog. Y, por supuesto, estamos totalmente abiertas a sugerencias que nos queráis enviar (bien en los comentarios, bien enviando un correo a iraultzaklagunduz@gmail.com)

Que os sea de provecho el menú zibechiano….



Por un nuevo imaginario rebelde

Desinformémonos 12-09-2022

Durante dos siglos, desde la revolución francesa, el imaginario colectivo sobre el cambio social giró en torno a la entrada de varones blancos armados en los centros del poder estatal. La toma de la Bastilla y el asalto al Palacio de Invierno por contingentes en armas, se convirtieron en el sentido común y en emblema de la revolución posible y deseable.

En todos los procesos revolucionarios, incluyendo los del Sur del planeta, la imagen del ingreso de las tropas en los centros de poder modeló la imaginación de quienes luchamos por otro mundo. A tal punto, que revolución se convirtió en sinónimo de la toma del poder, con fechas muy precisas como el 14 de julio en Francia y el 7de noviembre en Rusia.

Este imaginario incluye lugares y fechas, pero también hombres en armas que hicieron posible el asalto al poder. De modo que revolución y guerra se fueron convirtiendo en sinónimos. Nunca fue posible concebir revoluciones, o sea cambios completos del orden existente, el paso de un sistema a otro, sin que mediara la acción armada de ejércitos populares, de milicias armadas o guerrillas.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Lo que corresponde a cada generación en las revoluciones pendientes

 


 

Tras la presentación del blog, iniciemos las entradas con un toque aparentemente desenfadado, sirviéndonos para ello del humor irónico de Iban Zaldua en su columna en el Berria del pasado 28 de agosto, pues nos va a dar pie a comentar, bastante más en serio, algunas cuestiones referentes al papel que, a nuestro juicio, nos corresponde ejercer a las generaciones maduras en relación con las revoluciones propuestas o pendientes de llevar a cabo en Hego Euskal Herria (porque la situación y las reflexiones probablemente serían muy distintas en otras partes del planeta). Es una cuestión más importante de lo que a simple vista puede parecer, y una reflexión que no es habitual en ámbitos militantes, ni individual ni colectivamente, y a la que pretendemos contribuir desde este blog, como una de las manera de “acompañar/apoyar las revoluciones desde abajo y a la izquierda”.

Conozcamos pues el texto de Iban Zaldua, primero en su versión original, pero añadamos una traducción al castellano (con traductor neuronal asistido), pues los comentarios los realizaremos en ese idioma:

Hipotesiak (alfabeto-ordenan)

Iban Zaldua 2022ko abuztuak 28

Ekonomikoa: «Gutxienez 2008ko krisitik datorren ekonomiaren jite beherakor honetan, zeinetan prekarizazioa eta, ondorioz, proletarizazioa gora egiten ari baitira, espero izatekoa zen ideia komunisten berrindartzea».

Generazionala: «Aldi bertsuan abiatu zen ETAren desagerpenaren hasiera hartu behar da kontuan: belaunaldi batek umezurtz geratu izanaren sentsazioa dauka, eta hortxe bilatu du babesa».

Konspiratzailea: «Galdera hemen Qui prodest? klasikoa da. Kasualitatea ote ezker abertzalea boterea behingoz ukitzera doan unean, hura ahul dezakeen mugimendu bat sortzea alboan?».

Optimista: «Auskalo, baina gazteak antolatzen ikustea beti da poz-iturri».

Politikoa: «Gakoa ezker abertzale ofizialaren instituzionalizazioa da. Azken batean, zer bihurtu da EH Bildu, are Sortu, Euskadiko Ezkerra berria ez bada? Politikak ez ditu hutsuneak maite, eta zerbaitek bete behar zuen espazio hori. Izan ere, erabiltzen dituzten bideek (erakundeen biderkatzea, gizarte-mugimenduen bereganatze ahaleginak…) garai bateko ENAMen marka daramate…».

Sexista: «Feminismoaren azken uhinaren kontrako erreakzio bat da. Kito. Gainontzekoa, apaingarri hutsa».

Soziala: «Klase ertainaren desegite programatuaren ondorio bat dugu, hark zekarren promesa historikoaren (gurasoak baino hobeto biziko zarete) apurtzearena alegia. Izan ere, egungo langileria immigratu eta arrazializatuaren zenbat kide aurki daitezke haien lerroetan? Ba horixe».

Halakoak bota, eta oturuntza osteko premium gin-tonicen hirugarren erronda eskatu dute guzti-guztiek elkartean: Joxe Marik primeran prestatzen ditu, ipuru eta kardamomo baiekin.


Hipótesis (en orden alfabético)

Económica: "En esta deriva descendente de la economía que viene de la crisis de 2008, en la que la precarización y la consiguiente proletarización están en aumento, era de esperar un relanzamiento de las ideas comunistas".

Generacional: "Hay que tener en cuenta el comienzo de la desaparición de ETA que se inició en el mismo periodo: una generación tiene la sensación de haberse quedado huérfana y ha buscado refugio".

Conspirador: «La pregunta aquí es la clásica Qui prodest? ¿Es casualidad que en el momento en que la izquierda abertzale va a tocar el poder de una vez por todas, se produzca un movimiento que pueda debilitarlo? ".

Optimista: "Quién sabe, pero ver a los jóvenes organizándose siempre es motivo de alegría".

Político: «La clave es la institucionalización de la izquierda abertzale oficial. En definitiva, ¿en qué se ha convertido EH Bildu, incluso Sortu, si no es la nueva Euskadiko Ezkerra? La política no ama los huecos y algo debía ocupar ese espacio. De hecho, los medios que utilizan (la multiplicación de las organizaciones, los esfuerzos por captar los movimientos sociales) llevan la marca del antiguo MLNV ".

Sexista: «Es una reacción a la última onda del feminismo. Ya está. Lo demás, puro adorno».

Social: "Tenemos una consecuencia del desmantelamiento programado de la clase media, de la ruptura de la promesa histórica que suponía (viviréis mejor que los padres). De hecho, ¿cuántos miembros de la actual clase obrera inmigrada y racializada pueden encontrarse en sus filas? Pues eso».

Todos ellos han pedido la tercera ronda de gin-tonic premium tras el banquete: Joxe Mari los prepara a la perfección, con sus bayas de enebro y cardamomo.


Los co-comensales de Zaldua (da toda la impresión de que, por el tipo y tono de comentarios, mayoritariamente o en su totalidad serían hombres) hablan, claro, de una de los temas de conversación de tono político del verano: la propuesta de proceso revolucionario que defiende el denominado Mugimendu Sozialista.

Conociendo a Iban, no nos extrañaría que el relato se basara bastante en hechos reales y, por lo tanto, se podría deducir que los comensales se sitúen en la horquilla de edad que lleva de los 50 a los 60 años. En cualquier caso, tenga base real o no, no se diferencia demasiado (aunque las hay mucho más bochornosas) de lo que hemos podido escuchar (e incluso leer) en otros ambientes públicos en los últimos meses (en terrazas o zonas de ocio… pero también en medios radiofónicos, periódicos o redes sociales) casi siempre que personas de más de 40 años, con una cierta inquietud política “progresista”, se juntaban en alguno de esos espacios (o utilizaban su acceso a la intervención en los diferentes medios). Probablemente muchos de ellos hayan tenido hace décadas algún tipo de militancia activa o compromiso político o social, pero, evidentemente, desconocen la realidades militantes en la actualidad, ya que no ha sido hasta ahora, en estos muy últimos meses y a través de los medios de difusión generalistas, cuando han descubierto la existencia del Ildo Sozialista, que tiene ya unos añitos de existencia (sabemos que este último no es el caso de Iban).

Os preguntaréis el porqué de insistir tanto en señalar una determinada edad y perfil. La respuesta es clara: ni el tono ni los temas que tratan los comensales del relato de Zaldua coinciden en absoluto con los tonos y los temas del intenso debate que desde hace tiempo está teniendo lugar en las generaciones jóvenes con una cierta inquietud política; debates y polémicas mucho más centradas en cuestiones relativas a tácticas y estrategias; formas de organización; propuestas y objetivos; formas y modos de intervención; prioridades políticas; importancia de la división en géneros y razas para el sostenimiento del capitalismo; características del “sujeto revolucionario”; reactualización del análisis de la división de clases; formas de entender las reivindicaciones nacionales… y sí, también sobre las malas relaciones y enfrentamientos entre las diferentes familias ideológicas, que adquieren un tono mucho más enconado entre la juventud que toma parte en alguna organización política o movimiento popular vinculado o al Mugimendu Sozialista (MS) o a la Izquierda Abertzale Oficial (IAO).

Pero, siendo estas cuestiones las que deberían interesar a la hora de valorar las propuestas revolucionarias, son los puntos de vista impuestos por los medios de difusión (y los intereses políticos que los mueven, junto a la cohorte de tertulianos y opinadores pagados) los que están sirviendo para caricaturizar/deslegitimar esas propuestas revolucionarias.


La sensación de orfandad ¿de quién y respecto a quién/qué?

Podríamos entrar a analizar cada uno de los comentarios de los comensales, pero nos interesa más centrarnos en algunos que nos preocupan más, aquellos que, con otras palabras (pero parecido fondo) también escuchamos en ambientes militantes de generaciones maduras (siendo sinceras, nosotras mismas a veces hemos incurrido en alguno de ellos). Empecemos por el siguiente:

"Hay que tener en cuenta el comienzo de la desaparición de ETA que se inició en el mismo periodo: una generación tiene la sensación de haberse quedado huérfana y ha buscado refugio".

Evidentemente, las opiniones que escuchamos al respecto en ambientes militantes a generaciones maduras no achacan la “sensación de orfandad” a la desaparición de ETA, sino al viraje de la IAO hacia el reformismo, con el consiguiente edulcoramiento de los movimientos juveniles con planteamientos revolucionarios a su abrigo. Sea como fuere, creemos que el análisis es errado, pues para tener sensación de orfandad has tenido que tener una madre y/o padre que luego hayas perdido, y eso les puede estar pasando a las generaciones maduras de algunos movimientos populares y sociales, pero no es el caso de la mayoría de la gente joven que hoy forma parte de alguna de las organizaciones del MS, que para cuando comenzaron a militar hacía años que la opción revolucionaria del MLNV ya no existía. Otra cosa es que, ante el vacío de opciones revolucionarias, hayan decidido poner una en marcha y que, para buena parte de la juventud en general, esta sea uno de los pocos referentes atractivos actuales para canalizar su deseo o ilusión de comprometerse políticamente.

Hay más datos que contradicen la existencia de esa “sensación de orfandad” (a la que, sin citarlo expresamente, se le añade un toque de juventud desvalida y débil a causa de esa falsa orfandad que las anteriores generaciones no experimentaron) y que lo que demuestran es, al contrario, una reseñable capacidad de las nuevas generaciones para introducir dentro de los planteamientos transformadores y rupturistas nuevos debates, temáticas, formas de organización e intervención… Ya sea introduciéndolos dentro del ámbito de los pocos movimientos sociales clásicos con algo de vitalidad (ejemplo notorio serían todos los nuevos debates y planteamientos puestos sobre la mesa por las mujeres, bolleras y trans jóvenes en el movimiento feminista, así como el cuestionamiento de los planteamientos reformistas en parte del movimiento, o la introducción de los análisis de las mujeres racializadas), creando nuevas formas de organización en otros movimientos (por ejemplo, en el vecinal, con las iniciativas de colectivos, a menudo organizados en torno a Etxebizitza Sindikatuak -que salvo en Gasteiz no están ligados al MS-), o impulsando movimientos en nuevos campos (elikadura sareak, animalismo, veganismo, antidesarrollismo, transición ecológica…, todos ellos reconfigurando en gran medida el movimiento ecologista tradicional)

Quizá en apariencia este tipo de nuevas propuestas o movimientos no partan de una declaración rupturista o revolucionaria (al menos clásica), pero si se presta atención a buena parte de sus postulados, se ve claramente que incorporan verdaderas bombas de relojería contra algunas de las “bases fundamentales” del sistema capitalista en sus diversas vertientes. Es más, algunas de esas iniciativas parten de la base de que esos planteamiento son parte de las llamadas iraultza txikiak, una forma distinta de entender el proceso revolucionario. Vamos, que muy desvalidas y huérfanas no parecen sentirse, sino, al contrario, con la fuerza suficiente como para impulsar el rupturismo con inercias y dinámicas viciadas en los movimientos clásicos de transformación.


¿Rebeldes por un no-futuro caído del cielo?

Analicemos ahora otro de los “argumentos” de los comensales de Iban Zaldua que, insistimos, con esas u otras palabras, pero mismo fondo, también escuchamos en ambientes militantes de izquierda radical al hacer referencia a la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista:

"Tenemos una consecuencia del desmantelamiento programado de la clase media, de la ruptura de la promesa histórica que suponía (viviréis mejor que los padres).

De hecho, ¿cuántos miembros de la actual clase obrera inmigrada y racializada pueden encontrarse en sus filas? Pues eso».

Para analizar mejor el párrafo, que tiene su miga, comencemos por la primera frase, esa que hace referencia a que la juventud de clase media se cabreé y “revolucione” porque va a tener una vida peor que la de sus progenitores. En ambientes rupturistas la frase suele tener un añadido, algo así como “con la mitad de razones de las que tienen hoy para rebelarse, nosotros estaríamos haciendo arder las calles”. Las dos parten de un mismo presupuesto: el presente/futuro que le espera a la juventud actual es francamente tenebroso. Pero, del mismo modo, ambas omiten una cuestión fundamental de fondo: cualquiera de las personas jóvenes de hoy en día nos podría decir: “majetes, ese futuro tenebroso que nos espera es producto no solo de que vosotros no fuisteis capaces de rebelaros contra el neoliberalismo salvaje, sino que, además, os subisteis a su hola de consumismo depredador, pegándoos la vidorra padre, sin querer tener en cuenta que ese tren de vida se basaba, entre otras cosas, en la explotación de una buena parte de la población mundial, del expolio de la naturaleza y de la contaminación salvaje del planeta que nos han llevado a la situación actual; así que ahora no vengáis a darnos lecciones revolucionarias, y dejadnos a nosotr@s decidir cómo hacemos frente al marrón que nos habéis dejado”. Y básicamente tendrían razón.

Por lo que respecta a la segunda frase del párrafo, la que hace referencia a la ausencia de clase obrera inmigrada y racializada en las filas de las organizaciones juveniles revolucionarias de Hego Euskal Herria, hay que hacer también varias consideraciones. En primer lugar que, hasta donde conocemos, la afirmación es cierta (así como el problema de fondo que señala) pero ¿qué movimiento social, popular o revolucionario vasco de las anteriores generaciones ha contado entre sus filas con presencia de clase obrera inmigrada y racializada? Hace falta pues un grado importante de cinismo para reprochar a los movimientos actuales uno de los más graves fallos que se han dado en nuestros movimientos. Muy distinto sería que, en un ejercicio sano de transmisión generacional de nuestros errores (por si las experiencias negativas sirven para no ser repetidas), pusiéramos en el primer plano de los nuestros la reproducción en los movimientos del clasismo de género, raza y económico en el que se sustenta el modelo capitalista. Pero para eso hay que empezar por reconocerlo y analizar sus raíces, tareas que las generaciones maduras tenemos aún pendientes en gran medida. En esta cuestión pues, tampoco somos nadie para dar lecciones ni plantear exigencias.


Más allá del paternalismo tolerante, saber bajarnos del púlpito/estrado

A estas alturas seguro que más de una persona se está preguntando pero, entonces, ¿que proponéis, que las generaciones maduras ejerzamos una especie de “paternalismo tolerante” por el que aceptemos sin remilgos o sin críticas cualquier propuesta o postulado revolucionario juvenil, por muy disparatada que nos parezca en todo o en parte, por el simple hecho de venir de “nuestros jóvenes” y “ya aprenderán cuando se den la hostia”? Evidentemente no. Lo que proponemos es una tarea bastante más complicada.

En primer lugar, bajar a nuestra generación del púlpito/estrado en el que nos instalamos hace décadas (no es exageración, si echamos un vistazo a las personas que, por lo general, funcionan como portavoces habituales de nuestros movimientos veremos que llevamos ahí décadas), porque sólo estando todas las partes al mismo nivel de reconocimiento mutuo podremos entablar diálogos y debates en pie de igualdad, requisito básico para que sean diálogos y no lecciones.

Debemos también esforzarnos en escuchar, no juzgar simplemente por lo que oímos o nos cuentan terceros, porque solo haciendo ese esfuerzo de escucha podremos llegar a comprender (lo que no quiere decir necesariamente compartir) sus razones y argumentos. Más aún, debemos entender que puede ser que ellas no quieran prestar mucha atención a nuestros “bien construidos argumentos y tan fundamentados como imprescindibles razonamientos basados en nuestra rica experiencia”, entre otras cosas porque, como ya hemos comentado, son conscientes de que en buena parte han sido nuestros haceres (y dejaciones) los que han conducido al panorama actual.

A pesar de todo ello (o precisamente por todo ello), deberíamos esforzarnos también en impulsar la transmisión generacional, carencia importante de los movimientos populares de Hego Euskal Herria y que, lógicamente, es a nuestras generaciones a quienes corresponde desarrollar. Evidentemente, no para dar lecciones y vanagloriarnos de nuestros éxitos, sino para transmitir lo que hayamos podido aprender de nuestros errores y aciertos, y de los errores y aciertos de las distintas fuerzas del capitalismo salvaje. Pero hay más, como vamos a ver en el siguiente apartado.


Saber encontrar el lugar que nos corresponde en las revoluciones

Pensamos que el principal reto es el de saber encontrar el lugar que nos corresponde en las revoluciones (clásicas, o pequeñas revoluciones cotidianas) que puedan darse en la actualidad, incluidos sus periodos de gestación.

No parece real que en la actualidad y en Euskal Herria vayamos a ser las prorrevolucionarias de 40/50 años o más las más numerosas en poner en práctica un proceso revolucionario clásico. No es un problema de condición física o mental, es, en la mayoría de los casos, una cuestión de vértigo… estamos más integradas en el sistema que cuestionamos, y ya sea porque tenemos cadenas o dependencias que nos atan (hipotecas, créditos… pero también familias) o porque poseemos seguridades materiales que nos chantajean (una vivienda, un sueldo fijo, una expectativa de jubilación tranquila…), hemos perdido buena parte de nuestra capacidad para sentir (otra cosa es pensar) que precisamente perder todo eso es la forma de ganar libertad. La situación de las generaciones más jóvenes, en general, es distinta. Dejemos pues que sean ellas las que decidan sobre los pormenores de la propuesta revolucionaria (al menos en lo referente al modelo clásico), y limitémonos en este ámbito a, tras bajarnos del estrado, y de igual a igual, hacerles llegar nuestras sugerencias y nuestra disposición al diálogo.

Pero en el momento actual necesitamos también otras revoluciones y procesos revolucionarios que, en este caso sí, en buena medida van a depender de nuestra implicación directa. Por ejemplo, se nos antoja imprescindible revolucionar por completo nuestros movimientos populares y sociales clásicos. ¿Con la que ya está cayendo, y la tormenta que se avecina, vamos a cotinuar con la dinámica actual, esto es, cada movimiento utilizando sus escasas fuerzas en mantener la dinámica de su propio chiringuito, centrándose en sus temas y movilizaciones de siempre, como si aquí no pasara nada?

En los tiempos que vienen, y frente a la dinámica de “sálvese quien pueda” a la que quieren abocarnos, va a ser imprescindible contar con redes e infraestructuras de apoyo mutuo que, inicialmente posibiliten la sobrevivencia digna de la población en barrios y pueblos, pero que puedan servir también como base para generar una autoorganización popular, que va a ser imprescindible si, como no es para nada descartable, las instituciones y organismos públicos comienzan a colapsar, incapaces de garantizar condiciones aceptables de vida para toda la población.

Al menos en Gasteiz, cuando ha habido situaciones sociopolíticas que así lo requerían, en no pocas ocasiones movimientos populares y sociales han sabido plantearse un trabajo conjunto, priorizando en él por encima de pequeñas diferencias o intereses particulares. Y experiencia de organización popular colectiva tampoco nos falta (ahí también los años son un aporte). ¿Por qué, por ejemplo, no impulsar públicamente, asumiendo el peso principal de su desarrollo inicial, la organización de redes de apoyo mutuo en barrios y pueblos; la preparación de comedores populares; de redes de autoabestecimiento en productos básicos; de alerta y cuidados del vecindario más vulnerable ante las situaciones que se vayan dando...?

Dejar todo ello para cuando comience lo más duro de la tormenta, es casi condenarlo al fracaso, y ese tipo de autoorganización popular por sí misma es una herramienta valiosa para todas. Además, si el llamamiento llega desde movimientos y personas de perfil variado, será más fácil que sea escuchado por una parte más amplia de la población, que si solo llega desde grupos juveniles con un lenguaje muy radicalizado, a quienes, además, los medios e instituciones se esfuerzan por deslegitimar día tras día.


Concluyendo

Sobre muchas de estas cuestiones, o de otras relacionadas con ellas, volveremos en próximas ocasiones, pero conviene no alargar más el actual texto. En cualquier caso, parece que tenemos muchas tareas revolucionarias pendientes y urgentes, y que sería conveniente saber encontrar el lugar que más adecuado para cada quien en el proceso conjunto. Sin olvidar tampoco que hablamos de Hego Euskal Herria, donde, por ser parte del modelo social que somos, las revoluciones más urgentes y necesarias pasen probablemente por nuestras dinámicas más cotidianas (en esto también las redes de apoyo mutuo pueden ser una herramienta valiosa).

Para concluir como empezamos, con algo de humor irónico, volvamos de nuevo a la escena de los comensales que nos planteaba Iban Zaldua. Pensamos que al relato de Iban le falta una cuestión previa: ¿por qué los comensales tuvieron tanto interés en analizar las razones de la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista? ¿por interés intelectual?, ¿por moda?, ¿por eludir otras cuestione más espinosas?… Sin descartar parte de algunas de estas, por lo que hemos visto en situaciones parecidas en ambientes progresistas, la razón principal es otra: porque han flipado en colores cuando han visto que much@s de sus hij@s han estado militando en fiestas en los espacios festivos que el MS ha conseguido abrir (allá donde no les han vetado) o, como poco, han sido los espacios que han elegido para socializarse en fiestas. Eso sí, en vez de preguntarles a ell@s las razones, han preferido debatirlas con sus camaradas comensales. ¿Será que a los antiguos progres les dé pavor tener que escuchar de sus hij@s un discurso que cuestione su actual aburguesamiento? Igual en la quinta ronda de gin-tonic premiun comenzaron con ese tipo de confesiones...


 

 

 

 

jueves, 1 de septiembre de 2022

Txoko Txiki Batetik, BEHAR DIREN IRAULTZAK LAGUNDUZ (desde abajo y a la izquierda)


 Durante este verano de 2022, una persona de mucha confianza nos compartía estas reflexiones:

 Hemos llegado a un punto de resistencia psicológica que nos impide incluso intentar reconocer una realidad que nos supera tanto en el plano personal, individual, como colectivo y de acuerdo a las referencias de transformación social heredadas. Quizás sea eso, la magnitud del problema y, paradójicamente, sus implicaciones inmediatas en nuestra vida cotidiana, lo que nos lleva a mirar para otro sitio o buscar excusas que nos hagan sobrellevar la dosis de autoengaño suficiente para ir tirando. El drama de la humanidad proletarizada de nuestro tiempo es diferente del drama del pasado, donde todavía era posible pensar que el "sistema" era algo externo a nosotros; "el sistema" era elevado a categoría acomodaticia en un mundo donde todavía era posible discernir, aunque fuera formalmente, entre un ellos y un nosotros que tenían que ver con las condiciones materiales inmediatas de existencia: entre burgueses y proletarios había un abismo material que ahora se ha dimensionado en la escala mundial, entre los pobres de África, Asia, América y los acomodados -cada vez menos- consumidores de Europa y demás países beneficiarios del expolio universal. Pero esa separación formal se ha difuminado hasta cierto punto en la parte bienestante del mundo, pues el hecho es que la lucha por la subsistencia no tiene los mismos tintes dramáticos hoy, para nosotros, que para nuestros antepasados, por no decir de lo que pasa en África, etc. La proletarización sigue su curso, pero de forma sustancialmente diferente.

 Pero ¿cuál es, con perspectiva amplia, la situación en la que estamos?. Compartimos la crudeza del siguiente análisis de Rita Segato:

 Hemos ingresado en una era apocalíptica. En esta era, la apropiación, la rapiña, el despojo no representan solamente prácticas económicas de enriquecimiento, sino también son la manifestación de un valor. (...) La ideología o teología del capital hoy, ya prácticamente liberada de la ficción institucional, es un fenómeno semejante a aquella ideología totalitaria en el sentido de que el valor de la razón beneficente se ha convertido en un contravalor: “Si tengo la potencia para despojarte, debo despojarte”. Por eso, en mi texto, hablo de la “pedagogía de la crueldad” como una programación de las personas para la baja sensibilidad, es decir, para la baja empatía hacia el sufrimiento del otro, que les permitirá funcionar adecuadamente en este orden consumidor y cosificador de la vida hasta sus últimos despojos, y en el cual estos despojos no son los cadáveres del ritual funerario sino los deyectos de esa consumición abandonados en los basurales.

 Somos conscientes de que nuestra sociedad vasca también, nosotras mismas, somos parte del mundo despojador (no de ahora, al menos desde finales del XV, tanto en la, a partir de entonces, América, como en África) pero, en la actual coyuntura ¿no vamos a aprovechar la situación para intentar colaborar en lo posible con todas las revoluciones necesarias para acabar con el “sistema-mundo” capitalista?. Más aún, en nuestro entorno más próximo, ¿vamos a lanzarnos de cabeza o dejarnos arrastrar por el “sálvese quien pueda” para el que tan “preparadas” nos tiene la “civilizada modernidad occidental”? ¿No somos capaces de intentar organizarnos para no ser parte de esa dinámica? Para dar respuesta a estas preguntas nos pueden servir las siguientes palabras de Decio Machado y Raúl Zibechi:

 Creemos que el mundo se cambia desde abajo, creemos que solo será posible formar las cosas desde los espacios donde está la sociedad, donde está la gente, no donde está su representación política ni donde están sus líderes que ganan elecciones, sino desde la sociedad y creemos que hay muestras palpables de eso, creemos que en los caracoles zapatistas se está transformando el mundo, creemos que en el Kurdistán sirio se está transformando el mundo y creemos que hay otros espacios -a lo mejor con menos referencia internacional-. Es decir, donde experiencias desde lo pequeño, desde lo cotidiano, de las comunidades están generando nuevas formas de hacer ante una crisis de carácter mutidisciplinar que vive este planeta y donde no va a ser posible subsistir, si no cambiamos el paradigma.

(…) Puede parecer poco, pero lo mejor que podemos hacer para impulsar la revolución es crear, potenciar, difundir y sostener experiencias de base, abajo y a la izquierda, como las que –en mayor o menor grado de extensión- existen ya

 Y, por terminar de aterrizar el contexto del que partimos, coincidimos bastante en cómo plantea la idea de “colapso” -y en algunas de las propuestas de estrategias a poner en marcha contra él- que esboza en este didáctivo video (en castellano) Luis González Reyes:

 



 El leído hasta hora es el marco general desde el que nos hemos decidido a poner en marcha este blog  IRAULTZAK LAGUNDUZ (desde abajo y a la izquierda), ya que pensamos que sería bueno plantearnos cómo nos organizamos para hacer frente a la tormenta (de la que les zapatistes vienen avisando desde hace bastantes años) antes de que estalle con todo su potencial, al mismo tiempo que, ahora que por estos lares (Euskal Herria) afortunadamente se vuelve a oír hablar de propuestas revolucionarias, parece conveniente abrir espacios en los que se pueda recogerlas, analizarlas, ponerlas en debate, cuestionarlas, aplaudirlas y, sobre todo, acompañarlas y animarlas.

 Pero no pretendemos emprender esas tareas desde un debate teórico abstracto (ni mucho menos académico) que deje fuera a esa inmensa mayoría de la población que no hemos estudiado ni interpretado hasta el último versículo las teorías críticas de las diversas ideologías revolucionarias al uso. Sin desdeñar las interesantes aportaciones que esas elaboraciones teóricas suponen a menudo (así como lo mucho a aprender de los errores y aciertos en los diversos procesos revolucionarios a lo largo de la historia) nuestro objetivo y propuesta (en consonancia también con nuestras capacidades e incapacidades) se centrará en intentar aterrizarlas en nuestro día a día, porque creemos que así lo exige el momento actual. Porque mientras las propuestas revolucionarias en sentido “clásico” sí que van apareciendo, contemplamos con preocupación cómo las propuestas de autoorganización popular, de apoyo mutuo y solidaridad para hacer frente a las graves situaciones sociales que se adivinan, no son abordadas en esas propuestas, ni priorizadas por los movimientos populares y sociales que, a nuestro entender, deberían abandonar sus inercias para, de forma coordinada, ver cómo unir esfuerzos en configurar esas redes populares que tan necesarias van a ser.

 Hace aproximadamente un año, y desde el blog que ahora cerramos (Kutxiko Txoko Txikitxutik, KTT) para abrir este, hacíamos públicas las reflexiones que habíamos compartido en la Iraultza Txikien Akanpada de 2021, y que de forma sintetizada se pueden resumir en:

 Se necesita, es imprescindible, una revolución

·         Pero no la revolución clásica (…) Sino la revolución de las pequeñas cosas

·         Pero, igual que en la revolución clásica el ser (o declararte) clase obrera no te convierte en revolucionaria, en las revoluciones pequeñas el declararte partidaria de ellas no significa que las practiquemos, porque es muy difícil

(…) La verdadera dificultad de esas pequeñas revoluciones es que las debemos protagonizar nosotras en primera persona y en nuestro cotidiano hacer, y eso supone una revolución:

·         sin reconocimientos sociales de heroicidades personales

·         sin victorias finales y tomas del poder

·         sin que sea por tiempo limitado

·         sacándonos continuamente de nuestras actuales zonas de confort (lo digo yo hombre, blanco, con empleo fijo, edad madura, cisgénero, “europeo” y con tiempo para “comprometerme socialmente”)

·         Hay que dar respuesta práctica a preguntas incómodas:

·         En qué, para quién y, sobre todo, para qué trabajamos

·         Cómo hacemos que el trabajo reproductivo sea lo verdaderamente importante

·         Dónde vivimos (urbes/pueblos; cómo son nuestras viviendas)

·         Con quién y en qué forma de convivencia vecinal

·         Cómo y de qué y a qué costa nos alimentamos

·         Qué consumimos

·         Cómo entendemos y practicamos el ocio

·         Cómo entendemos y practicamos la cultura

·         Qué lugar le damos a los sentimientos

·         Qué lugar le damos a la espiritualidad no teísta

·         Cómo nos entendemos parte de la naturaleza sin cosificarla

(…) Si no procedemos de forma urgente a esa revolución basada en las pequeñas revoluciones, el horizonte será el de otras veces:

·         El capitalismo para reiniciar su ciclo de acumulación hará desaparecer de una o varias formas a la parte de la población mundial que le sobra

·         No le basta ahora con la cuarta guerra mundial en marcha: masacres en los intentos de migración forzada; con hambrunas; con violencia institucional (policial, militar, paramilitar); con matanza de género; con dejación de atención sanitaria… o incluso con una gran guerra “más convencional”.

·         Eso, si antes el propio planeta no dice ¡basta! y la naturaleza se autodepura mandándonos al carajo.

 Un año después, aún nos parece más urgente emprender (o continuar allá donde ya se ha iniciado) la revolución basada en las pequeñas revoluciones cotidianas, individuales y colectivas que surjan desde una mirada desde abajo y a la izquierda. Ese será otro de los principales objetivos de este blog. Pero, intentando ser coherentes con lo dicho también ahora hace un año, sin buscar protagonismo alguno, y dedicándonos en mayor medida a la labor de intendencia que supone buscar referencias y ejemplos, leer textos y conocer otras experiencias, así como opinar con total libertad sobre las propuestas y grupos que aparecen. Porque como decíamos:

 Para que estos grupos puedan adquirir protagonismo, hay otro que debe abandonarlo, que es el que hoy sigue/seguimos copando privilegios:

·         hombres blancos

·         de edad mediana o madura

·         situación estable

·         años de militancia

Pero no se trata de que nos vayamos para cas, sino de que asumamos otros roles:

·         Que pasemos a un segundo o tercer plano, público y en las reuniones

·         Que nos dediquemos a tareas de mantenimiento, de burocracia interna.

·         A los cuidados, la acogida

·         A realizar tareas y labores que el resto por falta de tiempo o medios no puede

¿Eso significa echar por la borda la experiencia que hayamos podido acumular?

·         No, por ejemplo, podemos encargarnos de la trasmisión intergeneracional

·         Podemos poner a disposición del resto nuestras opiniones o propuestas, pero sin que sea en el marco de las asambleas, sino que el resto pueda elegir leerlas o no, oírlas o no.

·         Y que lo hagamos preferentemente desde algo parecido al anonimato.

 Siendo esas las bases principales de este blog, lógicamente aquí tendrán cabida ideas y propuestas que busquen la transformación de raíz (en ese sentido, radical) del sistema mundo capitalista que nos ha llevado a la actual situación. No obstante, sin perder para nada de vista las más que nutritivas aportaciones que representan la realidad de las revoluciones ya en marcha desde hace años (de forma muy especial las experiencias  Zapatistas y de la Revolución de Rojava), ni las nuevas propuestas revolucionarias planteadas en Euskal Herria (por parte del Mugimendu Sozialista, Hauspoa, Kimua, Jardun, Herribiltza...), pondremos también un especial empeño en abordar determinados replanteamientos teóricos, revisiones críticas y renovación de análisis, sobre algunas de las cuestiones que parecemos olvidar siempre al “pensar nuestras revoluciones”.

 Por ejemplo, hay mucho que reflexionar sobre algunas de las cuestiones que señalan Miriam Lang y Ulrich Brand en los siguientes párrafos:

 La pregunta ¿cómo transformar? apunta a cuestiones estratégicas y tácticas, a actores y alianzas, a organizaciones e instituciones, pero también a subjetividades, prácticas cotidianas e imaginarios. Implica, entre otras cosas, el reconocimiento de la complejidad de las estructuras de dominación/explotación en todos los planos de la vida social: en los terrenos de la intersubjetividad y la llamada vida ‘privada’ (los micro-poderes), en el patriarcado, en el racismo, en el terreno de la autoridad pública no democrática, en la colonialidad y la imposición autoritaria de patrones culturales únicos; en la expulsión de los territorios, en la explotación económica directa e indirecta, en la destrucción de la vida, en el imperialismo, el subimperialismo (por ejemplo dentro de América Latina) y la guerra, en el poder de las corporaciones multinacionales, etc. Esto significa que las luchas por las transformaciones de la sociedad, del sistema-mundo capitalista, tienen necesariamente que ocurrir en todos los planos, y en las diversas escalas, de la local a la global –sin que todas las luchas tengan que atender todos los asuntos–. Supone reconocer, también, el fin de los grandes relatos universales, la idea de que hay una verdad única en torno de las interpretaciones de la realidad y las formas de lucha, y, por qué no decirlo, el fin de la idea de la revolución como un evento de ruptura total con el orden existente. La pregunta ¿cómo transformar? nos plantea, de manera sobresaliente, un desafío: cómo articular estas múltiples luchas, para que puedan potenciarse y complementarse.

Hay una tercera temporalidad en juego: la de los escenarios de futuro emancipatorios posibles –o la visualización colectiva de otros futuros posibles, que representa otro terreno de lucha adicional–. (...) El capitalismo nos dibuja un “más de lo mismo” y nos induce a tener miedo si no obedecemos a sus lógicas. Analizar estas prácticas dominantes de dar forma al tiempo y al futuro y contrarrestarlas, y acercar el sentido de realidad al sentido de posibilidad y viceversa, es otro desafío más. Significa visibilizar prefiguraciones ya existentes del futuro deseado; desmontar la atractividad que la promesa de ascenso social capitalista, sin duda, tiene para mucha gente; construir imaginarios deseables de una sociedad en la cual no dominen relaciones capitalistas, patriarcales, racistas e imperiales; una sociedad en la que no quepa el imperativo del crecimiento ilimitado. Implica hacer mayor énfasis en una nueva ética social y ambiental, y asimismo reflexiones profundas acerca de cómo democratizar no solamente nuestros procesos (re)productivos y de consumo, sino también las relaciones que, como sociedad, establecemos con la Naturaleza. Sin perder de vista el tiempo que la transformación emancipatoria requiere en la propia vida de nosotros, sus actores.

Creemos necesario abrir los oídos (y el alma) de par en par para escuchar planteamientos que ponen en cuestión algunas de esas “verdades” que por inercia o dejadez o “pereza revolucionaria”, habitualmente no se abordan. Valgan como ejemplos estas que “ponen sobre la mesa” Leïla Benhadjoudja, Yedo Ferreira o Gil-Manuel Hernández:

 El feminismo hegemónico concibe al proceso de subjetivación de las mujeres musulmanas como un problema. Entre las diversas expresiones encontramos un gran corpus académico y teórico que construye al islam como un problema para las mujeres. La manera como el feminismo musulmán pone en tensión las verdades del feminismo blanco es mostrando precisamente el blanqueamiento de la categoría de religión, pues no se trata de que todas las religiones causan problemas. Me parece que las genealogías de las categorías de raza y de religión están íntimamente ligadas. Pienso en el trabajo que ha realizado Gil Anidjar quien muestra que dichas categorías no se construyeron de manera separada. Anidjar también muestra cómo la blanquitud y el cristianismo se construyeron mutuamente, de allí la necesidad de pensar la pareja raza/religión.

El proceso de liberación de las mujeres musulmanas contra las diversas formas de opresión no se hace en contra del Islam, sino con él. Por islam entiendo un espectro muy amplio que no puedo encerrar en la categoría de religión y, por tanto, me parece un objeto inasible para las ciencias sociales occidentales. Por “sujetos políticos” me refiero, primero que nada, a cuerpos políticos. El feminismo musulmán es múltiple y se no coloca a partir de los mismos lugares de enunciación. Las mujeres musulmanas no forman un grupo homogéneo y el proceso de la subjetivación musulmana como lugar de liberación es variado.

El feminismo musulmán implica una desobediencia epistémica. Una desobediencia ante los mandatos de la modernidad occidental que exige “deshacerse” de la religión, concretamente, de las religiones no-cristianas. Esta desobediencia epistémica permite abrir una vía de descolonización y emerger tanto a cosmologías como a saberes no-occidentalcéntricos inscritos en historicidades ligadas a múltiples experiencias del islam (con y en el Islam).

(Leïla Benhadjoudja)

 A lo largo de la historia reciente del país [Brasil], Yedo Ferreira considera que el movimiento adoptó actitudes diferentes a las que se esperan de las organizaciones revolucionarias, hechos que generaron un desajuste entre las demandas reales del pueblo y la lucha organizada.

"La causa de los negros es revolucionaria, pero la militancia es integracionista. Esta militancia es denunciante y reivindicativa. No piensa en la consiguiente lucha política. Siempre sigue la estela, principalmente, de la izquierda, de la élite blanca de los partidos de izquierda".

(…) "Nosotros, el movimiento negro, y siempre lo he dicho a la militancia, no hemos conseguido acercarnos a nuestro pueblo. Mencionamos a nuestra gente en nuestros discursos, 'porque viven en la favela', sólo en nuestros discursos, porque siempre estamos distantes. Siempre digo que la militancia es un movimiento de élite. Somos una élite en relación con la masa de la población negra gracias a nuestros estudios. No la élite económica, porque nadie tiene dinero, sino a través del estudio"

(Yedo Ferreira, del Movimiento Negro Unificado, 88 años)

 (…) mientras la sociedad aparentemente racional basada en los combustibles fósiles se libraba a un paroxismo de irracionalidad nihilista supeditada a la tasa de reproducción del capital, paralelamente ha ido construyéndose, aquí y allá, de manera diversa y cambiante, pero continuada, una auténtica anamnesis de lo numinoso. Dicha anamnesis implica, a un tiempo, recuerdo, rememoración, rescate y actualización de los valores, actitudes y prácticas que testimonian la vigencia de lo espiritual y lo sagrado, entendida como la producción de significado y sentido, como algo especialmente valioso que remite a lo transcendente y lo misterioso. Algo que la Modernidad, de la mano de la Ilustración y sus ideas de culto literalizador a la Razón, el Progreso, la Ciencia y la Tecnología, fue progresivamente apartando del centro de la vida normativa y la cosmovisión dominante, mientras el materialismo capitalista destruía implacablemente la naturaleza, barría ecosistemas, degradaba paisajes e intentaba someter el planeta a sus insaciables apetitos de más beneficios. Un abandono u olvido que no solo está ligado a las transformaciones propias de la secularización moderna sino a la mutación y relevo de unos saberes procedentes del universo tradicional, conformado mitológicamente, por otros vinculados a las preferencias hegemónicas del proyecto moderno ilustrado, radicalmente fáustico y prometeico.

(Gil-Manuel Hernández Marti)

 Y es que, como señala el colectivo editorial La Vorágine:

 (…) las que nos autodenominamos como críticas o rebeldes o, incluso, antisistema, tendemos a buscar apoyo en el pensamiento y las formas utópicas que, cocinadas a fuego lento, modelaron el desastre del siglo XX. Es difícil encontrar pensamiento crítico en nuestros entornos que se atreva a desafiar lo consesual: lo público como brújula, el Estado como objetivo, el contrapoder como forma de resistencia, las comunidades identitarias como refugio seguro, la pureza ideológica o moral como marchamo de clase, las vanguardias, las banderas blancas al enemigo… y un amplio arsenal de casquería agotada (y, a ratos, agotadora).

En nuestras «comunidades» rebeldes parece que no siempre hay sitio para las que no comparten a pies juntillas nuestra «utopía» y reproducimos rituales y formas dogmáticas como una traslación de las religiones que no profesamos. Por suerte, hace décadas que esos consensos están siendo agrietados. La mayoría de las veces, desde el Sur, los movimientos de los sin tierra, el zapatismo, la resistencia a los megaproyectos económicos, el feminismo comunitario, el anticolonialismo han supuesto, con las sanas contradicciones que contienen, aire fresco para quien ha querido escuchar, ver, tocar… Por otra parte, en el Norte, numerosas voces del pensamiento crítico han logrado superar la frontera del marxismo y han indagado más allá de las categorías «universales» de las que nos dotamos en el centro del sistema.

Es cierto que mucho de ese pensamiento crítico y de esos movimientos obligan, precisamente, a pensar. Es decir, no tienen recetas mágicas y únicas, han multiplicado las utopías y han desacralizado la idea de asalto al poder, han hecho de los movimientos algo rizomático que se inserta en la vida vivida y que no niega las tareas de reproducción ni la politización de los entornos más cotidianos (la familia, la cuadrilla, las compañeras de resistencia…).

Señaladas ya, más o menos, las razones del surgimiento de este blog, y definidos los principales objetivos que se propone, vayamos a algunas cuestiones más “técnicas” sobre él.

 

Cuestiones "técnicas" acerca de este blog

Aunque ya se han comentado las principales características personales de quien impulsa este blog, añadamos que mi conocimiento del euskera da para hablar y leer, pero no para escribir adecuadamente, ello supondrá que, aunque se incluirán textos en euskera, lo normal es que los comentarios sobre estos, o los textos propios sean en castellano (incluimos la opción del traductor, con evidentes limitaciones).

 Las habilidades informáticas tampoco serán seña de identidad de este blog, dadas las carencias de quien lo impulsa, las limitaciones de un blog gratuito y el poco conocimiento del espacio blogspot. E, igualmente, aunque intentemos esmerarnos lo más posible, aparecerán también más de una falta (gramatical, ortográfica, mecanográfica...). Como véis, nuestros limitados conocimientos dan hasta donde dan.

 En principio no hay pensada una periodicidad fija para la aparición de nuevas entradas del blog, intentando propiciar que estas surjan cuando haya algo que aportar, y no simplemente por el paso de los días. Se intentará también que cuando se hagan comentarios de libros o textos, estos puedan ir acompañados de archivos que permitan su descarga, aunque no siempre será posible. De esos textos, los que consideremos interesantes, se irán añadiendo al apartado de “biblioteca”, en el que ya podéis encontrar algunos textos que colgamos en el anterior blog.

 Serán bienvenidas (y, lógicamente, publicadas en el idioma que se envíen) las aportaciones, tanto de textos propios o comentarios sobre textos ajenos que estén en línea con los objetivos del blog (en especial el de intentar colaborar en el surgimiento o consolidación de las revoluciones -grandes y pequeñas- que tenemos pendientes), como de propuestas de organización, encuentro o debate. Para ello sólo tenéis que escribir a esta dirección: iraultzaklagunduz@gmail.com

 Por lo que se refiere a los comentarios, también serán recibidos con los brazos abiertos, bien a través del espacio que para ello encontraréis al fina de cada entradad/post, bien a través también de la ya señalad dirección de correo electrónico (iraultzaklagunduz@gmail.com). Eso sí, teniendo en cuenta experiencias anteriores, y visto el interés de no pocas personas (y herramientas informáticas) en boicotear los intentos de diálogo sin estridencias, los comentarios pasarán por una "moderación", con lo que no se publicarán inmediatamente (aunque sí a la mayor brevedad posible).

Al igual que se planteaba con Kutxiko Txoko Txikitxua, este blog no pretende ser la referencia de nada ni nadie, sino una simple herramienta más para los movimientos populares que aspiran a la transformación social radical. En esa línea, tampoco se le fija al blog una duración concreta, que sea el devenir de los acontecimientos el que determine si es ayuda u obstáculo para esas luchas colectivas, única forma de transformación en la que creemos. Si no lo es o deja de serlo, se cierra, y a intentar aportar de otra forma. 

Última cuestión: a pesar de lo ya comentado sobre que este blog (al menos de inicio, porque está abierto a otras opciones), sólo lo impulsa una persona, en sus entradas habitualmente se utilizará de forma predominante el femenino plural (nosotras pensamos...), si habéis llegado leyendo hasta aquí, seguro que no necesitáis explicaciones al respecto.

 

Ba hauxe da aurkezpen moduan kontatu nahi genizuen guztia: ea hemendik aurrera aukera dugun leku honetatik elkar topo egiteko, horrek esan nahiko zuelako modu batean edo bestean iraultzetarako prest zaudetela, eta horixe da geure aburuz egoera larriak eskatzen duena. Hori bai, ahaztu gabe "gure iraultzak" "desde abajo y a la izquierda" sortu nahi ditugula... eta ahal den neurrian bide horiek gozatuz eraiki nahi ditugula. Hala bedi!