domingo, 11 de diciembre de 2022

Mugimendu Sozialista (y III): iniciativas, propuestas, análisis y discurso

 


 Abordemos esta tercera y última parte de nuestro análisis sobre la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista fijando nuestra atención en los contenidos de algunas de sus iniciativas, propuestas, análisis y discurso.


Iniciativas y propuestas

Por lo que respecta a iniciativas, algunas de las llevadas a cabo por colectivos del MS han demostrado capacidad para saber leer las problemáticas e incidir sobre ellas con herramientas adecuadas e imaginativas. Este hecho quedó patente de forma muy especial durante la pandemia. Mientras que la práctica totalidad de organizaciones políticas, sociales y populares no fuimos capaces de dar en tiempo y forma la respuesta necesaria a lo que estaba sucediendo, solo 5 días después del inicio del estado de alarma en el Estado español y el confinamiento derivado de ése, GKS hacía público un video para anunciar la puesta en marcha de la campaña contra el estado de excepción. Una campaña que, quizá porque desnudaba las carencias del resto, no ha sido valorada lo suficiente, pero que ponía sobre la mesa algunas cuestiones esenciales (tal vez muy básicas, pero imprescindibles ante el estruendoso silencio en general de la izquierda radical).

Junto a ello, fueron también de los pocos colectivos que se esforzaron por impulsar convocatorias y movilizaciones públicas de denuncia durante toda la pandemia, así como por crear instrumentos para hacer frente a algunas de las situaciones generadas por el trato dado a la pandemia. Ejemplo de ello son la okupación de un bloque de viviendas para afrontar la situación límite de algunas familias, o el biltegi de Bilbo. En esa misma línea de saber leer las situaciones que se generan, uno de los últimos ejemplos es su denuncia del sistema de control social de cámaras que va a instalar el Ayuntamiento de Gasteiz, que, a pesar de la gravedad del tema, hasta el momento no había tenido respuesta.

Junto a este tipo de acertadas iniciativas, en los últimos tiempos estamos asistiendo a la presentación de programas o propuestas políticas cuyos puntos concretos en algunos casos distan mucho de poder calificarse como revolucionarias, hasta el extremo de que podrían ser asumibles incluso por un amplio espectro de la izquierda socialdemócrata. Nos referimos, por ejemplo, a los cinco puntos de la Propuesta política de Itaia, o a los 12 de la propuesta política para la juventud trabajadora de GKS.

Por ejemplo, en esos documentos, y de forma especial en el que mayor desarrollo teórico incluye, el de GKS, teniendo en cuenta que el MS impulsa una Revolución Socialista Internacional, se hace muy llamativo que el análisis de coyuntura se centre en la situación aplicable a las sociedades occidentales. Más preocupante aún, se reivindican una serie de mejoras relacionadas con el Mercado de Trabajo Juvenil, que no ponen en cuestionamiento el propio concepto de Mercado de Trabajo del actual sistema productivo capitalista; ni tan siquiera se hace referencia a cómo ese sistema productivo es el que genera divisiones no sólo entre las clases sociales de un mismo entorno, sino que, en el caso de las sociedades occidentales, uno de sus pilares es la explotación y expolio que se practica contra la población y los bienes naturales de la inmensa mayoría del planeta. El modelo de vida occidental se basa en eso, y quienes pertenecemos a esas sociedades tenemos que empezar por una lucha cultural que nos facilite quitarnos la venda hasta distinguir con claridad que la Vida Digna de la Naturaleza y de todes les seres humanes del planeta pasa por una revolución/transformación que inexorablemente acabe con lo que nos han inculcado como algunos de los principales privilegios de las sociedades capitalistas avanzadas: el bienestar propio basado en la explotación ajena, el expolio del planeta y las agresiones constantes a la naturaleza. Esa limitada visión eurocéntrica u occidentalocéntrica, se repite, lamentablemente, en buena parte de los análisis de fondo del MS.

Pero, al mismo tiempo que aparecen esas propuestas meramente reivindicativas, no dejan de ser habituales también los textos, particularmente en Arteka, que elevan el tono de la retórica revolucionaria:

Sin el estallido revolucionario y sin la insurrección del proletariado constituido en Partido Comunista, es imposible transformar la realidad, y destruir el capitalismo. Quienes, bajo el supuesto de una situación histórica divergente con respecto a la acontecida en el siglo XX, reniegan a día de hoy de la necesidad de organizar la revolución y de la toma del poder mediante la insurrección, simplemente están renegando del socialismo y de la política, para caer en las filas del reformismo.

(Editorial de Arteka 1-10-2020)

Agotados del bloqueo político burgués que no ha traído más que miseria moral, desempleo, pobreza material, represión y cárcel, enfermedades, exclusión social, guerras y muerte a nuestra clase, pequeños núcleos militantes juveniles comienzan en distintas partes del mundo a interrogarse por la reapertura histórica al programa de la Revolución Socialista Internacional. Nuestra hora está llegando, debemos armarnos a todos los niveles para la tarea que viene.

(…) En todo caso y como venía diciendo, las luchas inmediatas sólo deben desarrollarse en el sentido de «momentos de la estrategia» de ese proletariado revolucionario, como posiciones de avanzada hacia el Estado Socialista, el estadio en que el proletariado revolucionario tiene un mayor grado de control de los procesos sociales generales y del territorio que el partido de la burguesía. Para este proceso, el Partido Comunista de Masas constituirá el momento mediador, integrando a las grandes masas proletarias en el proceso de constitución del tejido militante socialista. En el proceso estratégico, las luchas concretas son por su parte construcción gradual del Poder Proletario (o lo que es lo mismo, de un poder social de acceso formalmente universal) en todas las esferas sociales en torno al marco organizativo del poder Socialista en expansión, de la dominación del proletariado revolucionario sobre la burguesía.

(Kolitza en Arteka 3-01-2021)



Análisis de la realidad o la coyuntura

Ante soflamas del tipo de las que acabamos de ver, cabe preguntarse qué lectura de la realidad lleva a cabo el MS para deducir de ella que el momento de la Revolución Socialista está llegando. No hemos encontrado textos públicos del MS que profundicen en la cuestión, pero sí unos comentarios al respecto de Kolitza de 2017 (esto es, antes de la acentuación de las crisis, provocada tanto por la pandemia como por la guerra en Ucrania) en los que marcaba (en nuestra opinión, de forma bastante acertada en general) una serie de situaciones latentes que facilitarían un estallido revolucionario. La cita es larga y en euskera, pero dado su interés nos ha parecido oportuno reproducirla casi en su totalidad:

Azkenik, nire ustez, ez dituzu batere kontuan hartzen zure iruzkinean latentzian dauden berehalako joera garrantzizkoak:

1-krisialdia eta bere sakontasunak sortzen dituen ondorioak, besteak beste, alde batetik, langile prekarioen esklusio soziala eta pobrezia absolutuaren aukera erreala (jada sartuak gaude errealitate horretan jende asko), bestetik, langile aristokraziaren gainbehera posiblea epe motzera, edo degradazioa prekarietatean (jada gertatzen dago ere). Bi errealitate progresibo horiek uneoro sortzen eta sortuko dituzte baldintza subjetiboak aukera iraultzailerako, baina horretarako proiektu iraultzaile bat egon behar da mahai gainean, azken urteotan FALTAN IZAN DUGUNA hain zuzen.

(…) Oro har, krisialdiak bizi baldintzak kaskartu ditu, baina kontua da, epe laburrerako perspektiban, soilik aukera bat dagoela: bizi baldintzak geroz eta gehiago kaskartuko dira sistema kapitalistaren baitan, euskal gizartearen gehiengo batentzako.(…)

2-Krak kapitalista baten aukera, berehalako anomia soziala sortuko lukeena, epe laburrera gertatu ahal dena. Adibidez: sor publikoak bere gaitasunak agortzen baditu. Adibidez: mekanismo kontratendentzialek euren aukerak agortzen badituzte, eta batbateko desbalorizazio orokor bat ematen bada mundu mailan. Azken urteetan langileok jasandako erasoak txiki geratuko lirateke kontestu horretan. Horra baldintza iraultzaileak. Hau baina soilik aukera bat da.

3-Beste aukera bat: akumulazio fase berri baten hasiera. Zelan egiten da hau? plusbalio tasa haundituz. Zelan egiten da hau? Besteak beste: langileriak tartan hartzen duen zatia ahalik eta gehien txikituz (modu erlatiboan). Hots: langileria degradatuz. Eszenatoki hau ere, beraz, oso okerra litzateke; baina are gehiago: bizi baldintzak orokorrean beldurgarriak izango lirateke: azken hamarkadetan sortu disziplinamendu sistemak guztiz inposatu eta itogarriak izango lirateke; hiria langileon gartzela-kontzeptua guztiz burutuko litzateke, lanpostu zein eskoletako baldintza etsigarriak, indibidualismo eta tristura existentziala, panorama oso beltza. Beraz: beste gizarte eredu bat mahaigaineratzen duenak baldintzak aurkituko ditu horrela ere, behintzat lehenengo urteetan, soldatek euren erritmoa berreskuratu artean, gero berriro telebista. Baoina aukera hau nire ustez oso urrutikoa dugu.

3-Gatazka internazionala eta gerra interimperialistaren aukera oso erreala. Petroleoa, ura, energia errekurtsoak, etab… bezalako faktoreak geroz eta urriagoak izanik, eta txina eta india bezalako giganteek klase ertaina sortzeko egin duten apustuarekin, ez dago tarta guztiontzat: nork bermatu lezake ez dela gerra interimperialista bat egongo epe laburrera, are gehiago krisialdi ekonomiko baten erdigunean? Gerra bat! Aukera erreala. Ta gu zertan gaude? Gerra interimperialosta bat berehala agertzen den zerbait da: hori irakurtze jakin behr dugu; horrela egin zuten gure arbasoek lehengo internazionala sortu zutenean; eta, zer eskatzen zuten? BAKEA, EGIA ETA JUSTIZIA. hara! Bazekitelako: 1-kapitalaren tendentzia garaikideek gerrara eramango zituztela, 2- burgesiak bere fase iraultzaile behin igarota berehala gezurraren klasea bihurtzen zela; 3- Justizia langile klaseak bakarrik bermatu ahal duela, ekoizpen eredu kapitalista eta soldatapeko lana injustizia direlarik.

Beraz: gerraren aukera, berehalako aukera dugu. Gerra baten baitan zeresanik ez, edo gerra sortzen duen sistema akatzen dugu edo gerrak akatuko gaitu gu. Hor ez da telesaiorik errealitatea estaltzeko.

Beste faktore gehiago daude (euskal gizartearen gainbehera eta demografia negatiboa, 20 urteren bueltan egoera jasangaitza egingo duena; ekoizpen ehun nazionalaren suntsiketa eta kapitalaren transnazionalizazioa (eta hori ezin liteke gelditu kapitalismoaren barnean, beharrizan objetiboa da balorizazioak aurrera egin dezan), etab etab)

Nire ustez gakoa konbentzimenduaren puntuan jartzen duzuenok ez diozue ondo hartua tenperatura krisialdiaren zauriari, eta honek sortuko duen infernuari. Krisialdian, orainaldiaren itxura, lehenago esan bezala, ez da erreala, eta bere azpitik datorrena ikusten saiatu behar gara, eta eszenatoki horretan geure burua txertatzen, eta ez gaurko gizartearen itxura eta subjetibitatean.

Compartiendo, como hemos dicho, buena parte de la lectura de la coyuntura de lo que se avecinaba o que ya tenemos encima (quizá le añadiríamos también la cuestión climática, y la alimentaria derivada de varias de ellas, así como la aceleración en el proceso de pauperización general, producto de la pandemia que aún no había aparecido), lo que no terminamos de entender es por qué se llega a la conclusión de que ahora que ese proceso se va a dar (se está dando) en los países de occidente, es cuando se interpreta que puede surgir una acción revolucionaria de dimensión internacional, y además liderada por nosotres. ¿No será que nuestra mirada occidentalocentrica no nos deja ver que gran parte de esas situaciones críticas se están dando desde hace décadas en algunas zonas del planeta, y que desde algunas de ellas está habiendo respuestas populares y revolucionarias? Es el caso de la Revolución Zapatista, o más recientemente la de Rojava, a las que nunca encontramos referencias en los textos del MS.

Pero incluso más allá de revoluciones no ortodoxas, en muchas otras partes del planeta donde esa situación de prácticamente no vida impuesta por el capitalismo es una realidad muy generalizada desde hace décadas, desde comunidades indígenas y pueblos originarios se están desarrollando realidades comunitarias y de autoorganización popular por fuera del capitalismo, que están poniendo las bases para un nuevo sistema de relaciones sociales, económicas y políticas. Sin embargo, insistimos, ninguna de esas realidades evidentes se tienen en cuenta a la hora de realizar un análisis de coyuntura de dimensión internacional, dimensión que es, no lo olvidemos, la que se pretende para la revolución socialista que impulsa el MS.

Algo de todo esto se percibe también en el programa de las Gazte Topagune Sozialista del pasado julio en Durango, donde se dio espacio a una mesa redonda con el título Mugimendu Sozialista nazioartean. Internazionalismoaren tesiak eta haustura prozezuak, pero que, según la crónica de uno de los grupos asistentes, esa mesa redonda estaba compuesta por personas de Catalunya, Castilla y Euskal Herria, que parece que, principalmente, insistieron en la necesidad de combatir al nacionalismo burgués. Ambas cuestiones nos parecen bastante significativas, dado el título de la mesa redonda.

Y es que en lo relativo al internacionalismo, la soberanía, la independencia y el nacionalismo, la postura del MS parece tan confusa como ambigua, tal y como se desprende de declaraciones de personas portavoces, como en esta entrevista en Resumen latinoamericano del pasado octubre:

Nahia: Quiero aclarar que el hecho de no utilizar la independencia como consigna estratégica no quiere decir que seamos un movimiento de carácter anacional  o que no tengamos sensibilidad respecto a la  problemática que existe en este territorio, como puede ser la opresión nacional. Por el contrario, si revisamos la tradición socialista se puede ver como para los militantes comunistas ha sido una de las cuestiones  que  más tiempo ha ocupado en los debates clásicos y nosotros hacemos nuestra también esa tarea.  En la medida que entendemos lo complejo que puede ser resolver la  cuestión nacional, creemos que hay que revisar cómo se ha venido actuando sobre ese tema en el ciclo anterior en Euskal Herria.

Por otro lado, también decimos que la consigna de la independencia tal vez no recoja en su totalidad la solución a la cuestión nacional. Eso no quiere decir que una vez dada la construcción del socialismo, todo lo que respecta a la economía va a tener su traducción en la esfera política, en la ideología, en la cultura. No entendemos que la sociedad funcione así, que haya una base que luego determina mecánicamente todo lo demás, por lo tanto el socialismo no es una mera consigna económica. Entendemos que el socialismo abarca la totalidad de los procesos sociales. Por lo tanto, ir generando poder comunista o poder proletario en todas las esferas, puede ser una manera para integrar dentro del poder que vayamos construyendo,  la solución a la cuestión nacional. 

(…) Pero para eso es necesario que exista una forma de organización adecuada. Para concluir con este tema, creemos que la reivindicación de la independencia no es viable si solo se plantea a escala nacional, si no se genera un proceso de lucha que supere el ámbito territorial de Euskal Herria. En ese sentido, no es viable llevar hasta las últimas consecuencias la independencia que se propone, por ejemplo,  la socialdemocracia.

(…) -Vamos a otro tema importante, el del internacionalismo. Leyendo varios materiales de ustedes veo poco acercamiento a América Latina. ¿Qué significa para ustedes este continente, ya que en la historia reciente de Euskal Herria, siempre fueron un referente importante las luchas latinoamericanas.

-Asier: Por una parte existe, cuando se habla de internacionalismo, un carácter ético, si entendemos que el proletariado es una clase universal y que su emancipación se debe plantear a escala internacional, significa que nuestro proceso de lucha debe asumir ese carácter,. Esto es algo que se planteaba desde los inicios del movimiento comunista. Con el desarrollo de la sociedad capitalista, la  mundialización del mercado y la constitución de aparatos supra-estatales que centralizan cada vez más poder, es indispensable, para poner en marcha un proceso  de confrontación contra el poder burgués, que tenga  un carácter internacional.

Por otro lado, es verdad que no tenemos vinculación estrecha con movimientos de América Latina

O en esta otra entrevista en Rebelión, en febrero de 2022:

Como hemos dicho, defendemos un punto de vista político universalista y no particularista, por lo que nuestro programa político no se define en términos nacionalistas. Sin embargo, ello no nos impide desarrollar una actividad política que se adecue a las condiciones de un territorio en particular. Es más, creemos que el Estado socialista es la expresión del poder del proletariado, que instaura el control sobre el territorio y sus recursos, y que supone una hegemonía del comunismo a nivel internacional. En ese sentido, defendemos que la construcción del Estado socialista vasco tiene que estar relacionado estratégicamente con la ofensiva del proletariado a nivel internacional. Es decir, si pretendemos instaurar el control proletario sobre un territorio, ese proceso va a tener que acumular unas cuotas de poder similares a la de la clase burguesa y en un momento en el que la burguesía se organiza a nivel internacional, el proyecto comunista debe tener el mismo horizonte.

A las que se puede unir estas declaraciones también a Resumen Latinoamericano:

Está claro que Euskal Herria no es una colonia de España y Francia; basta con mirar a su estructura económica y tejido empresarial para darse cuenta de que en Euskal Herria no solo rige el movimiento capitalista, sino que el capital es tan fuerte que compite a nivel internacional. A Euskal Herria, como nación, no se le saquea o roba como en las colonias. El robo generalizado que se lleva a cabo en este territorio es lo que está determinada por la dinámica del plusvalor; es decir, lo que se oculta bajo las relaciones económicas burguesas. El hecho de que Euskal Herria no haya podido crear un Estado vasco no le convierte en colonia; es más, la forma política propia de la burguesía vasca es tanto el Estado español como el francés. La burguesía vasca no está oprimida, porque la forma burguesa de la nación vasca la constituyen los Estados burgueses español y francés. Esto no significa que no podamos hablar de opresión nacional. En efecto, si hablamos de opresión es porque existe una relación de dominación por parte de la burguesía. Por ejemplo, cuando el PNV apela a una voluntad nacional vasca para defender su política burguesa y elevar las cuotas de poder de una parte de la burguesía es una de las formas en las que se manifiesta la opresión nacional.

Recojamos finalmente las hechas a Argia por otro portavoz:

Gure ustez, nazio auzia eta soziala ez dira bi prozesu ezberdin, programa sozialistaren parte izan behar dute, eta gainera, prozesu hori zentzu internazionalista batean ulertuta, prozesu zabalago baten parte izan behar du”. Hala ere, Europan zerbait bai, baina aitortzen du oraindik ez dutela harreman handirik munduko beste eragile komunistekin.

Convendréis con nosotras en que es verdaderamente complicado terminar de saber cuál es el planteamiento concreto del MS en estas cuestiones. Es como un nadar y guardar la ropa. Aunque hemos encontrado algún texto, como este de Aitor Martínez en Gedar, que sí se pronuncia con más claridad:

La segunda –el marco autónomo de la lucha de clases- ha sido siempre la estrategia interclasista o la línea roja del nacionalismo, y del Movimiento de Liberación Nacional que el Movimiento Socialista ha considerado agotado. Esta teoría política constituye el núcleo del agotamiento de ese movimiento: desplegar esta, comprender aquello. Según esta teoría, las fronteras nacionales aparecen como límites de la expansión de la lucha de clases y la nación/nacionalismo como condición de la lucha de clases. En consecuencia, se impone a la lucha de clases la condición que obstaculiza su expansión, la misma condición que agota la lucha de clases, y se niega al proletariado su universalidad, para seguir siendo la clase de los productores replegados a la nación. Así, la línea roja divide dos bandos: nacionalismo en uno, comunismo en otro.

No corresponde desarrollar aquí la cuestión nacional, ni su forma concretamente resuelta en la comunidad comunista. Basta con decir que Euskal Herria, si va a perdurar, lo hará como consecuencia de la unidad internacional del proletariado, y no limitando la lucha de clases a las fronteras nacionales. Esto es, de ser, la comunidad de los vascos, será resultado de la estrategia comunista a escala planetaria, y no condición de la misma. Cómo se componga tal comunidad, y cuáles sean sus características, se definirá acorde a ese proceso, condicionados por él, y no como condicionante del mismo.



Un discurso exclusivista

El análisis sobre la propuesta del MS podría alargarse casi eternamente, pero hay que ponerle algún límite, así que intentemos acabar abordando otra importante cuestión que, a nuestro juicio, complica enormemente tanto el trabajo coordinado con otras fuerzas rupturistas y/o transformadoras, como, sobre todo, el alcanzar la dimensión de partido de masas al que aspira. Nos referimos a lo que vamos a denominar su discurso exclusivista, en el sentido de que parece dar a entender que quien no está conmigo está contra mí, y quien no acepta la solución socialista que elles definen como única posibilidad, o es reformista o peca de ingenuidad.

Este discurso exclusivista se basa en afirmar que solo su propuesta socialista puede cambiar la situación, como en este artículo de Sabin Aramburu en Gedar:

Aunque la proletarización y la ofensiva de la burguesía empuja a una masa cada vez más amplia a posibilidades de oposición respecto al sistema actual, solo la mediación de la conciencia revolucionaria puede convertir la opción objetiva en acción efectiva, y este paso cimenta en la elección estratégica. De esta manera, la construcción de la estrategia socialista es necesaria e irrevocable, así como el primer paso a dar.

(…) La estrategia socialista y el programa como las líneas tácticas asociadas a ésta son las únicas que pueden mirar cara a cara al poder de la burguesía, la única que puede posibilitar el verdadero cambio social.

Algo que ya dejó claro GKS desde el mismo momento de su presentación:

hemos venido a reivindicar y defender una línea política. Lo que nos une a todas es la defensa del socialismo. Porque defendemos que frente a la sociedad burguesa el único camino es el camino al socialismo

Es verdad que, desgraciadamente, este tono no se aleja demasiado al de otras propuestas revolucionarias anteriores y actuales, que no es que tengan una confianza ciega en sus planteamientos (lo que hasta determinado punto tendría su lógica), sino que parece que más que adoptar una ideología se acogen a una creencia cuasi religiosa. Pero es que en el caso del MS, va más allá todavía, pues pareciera que su socialismo revolucionario es la única herramienta capaz para la mayoría de ámbitos, desde el cotidiano y más cercano (como en estas palabras del vídeo con el programa político de Itaia):

Los trabajos de la casa y de los cuidados hoy en día en muchos casos recaen sobre las mujeres, y éstos, de ser una responsabilidad solo de las mujeres, deben pasar a ser una responsabilidad de toda la sociedad. Eso solo lo puede garantizar una organización social socialista

Hasta el ámbito más general, según Kolitza

(…) Sin un orden socialista internacional no hay posibilidad ninguna de una Euskal Herria independiente ni de ejercer derecho de autodeterminación ninguno. La única posibilidad para la independencia de Euskal Herria pasa por un proceso revolucionario proletario a escala europea que hoy está muy lejos

Incluso en lo referente a la relación con la Naturaleza, como se destaca en esta editorial de Arteka:

La necesidad o no necesidad libremente determinada y, por ende, una relación consciente y respetuosa con el medio natural en el que vivimos tan solo puede ser alcanzada en una sociedad comunista, sin clases.

Lo que, casi en consecuencia, termina en su propuesta dotando de un carácter épico al proletariado revolucionario que tiene que llevar adelante el proceso (eso sí, bajo una necesaria dirección revolucionaria), como se recoge en esta editorial de Arteka de febrero de 2021:

De hecho, el objetivo estratégico del proletariado revolucionario es establecer el control sobre todo el territorio, o, dicho de otro modo, que todo el territorio esté bajo control obrero. Su misión histórica consiste, pues, en reestructurar los procesos sociales de trabajo y los enormes recursos productivos, enmarcados en el estricto marco de las relaciones sociales capitalistas, de acuerdo con los principios socialistas; y eso pasa necesariamente por establecer una dirección revolucionaria sobre los procesos de producción y de vida que hoy día están bajo el control de mando capitalista,

Tono épico que repite de forma habitual Kolitza, como en este artículo en Arteka en enero de 2021:

Entre otras cosas, es inaplazable la tarea de ampliar en círculos concéntricos, con un crecimiento proporcional, la red de militantes comunistas revolucionarios que empieza a coger dinamismo. De cientos, pasar a ser miles, de miles a decenas y centenares de miles, a millones, hasta la recomposición total del tejido revolucionario internacional del Comunismo, del cuerpo social revolucionario, pues es éste cuerpo quien desarrollará con garantías un poderoso y auténtico debate capaz de buscar solución a todos y cada uno de los variados problemas que plantea cualquier transición histórica de modelo de sociedad. Es este proletariado revolucionario en su dimensión de masas quien acometerá con éxito la imprescindible tarea ideológica de actualizar la teoría revolucionaria y relanzar el proceso socialista al grado de ofensiva. Esa es nuestra misión generacional, la Reconstitución ideológica, política y organizativa del comunismo en todo el planeta.

Dicho esto, aterrizando a nuestro pequeño país, desde el Movimiento Socialista de Euskal Herria estamos proponiendo un modelo de actualización que consiste en un crecimiento proporcional del tejido comunista revolucionario, en torno a una estrategia unitaria pero a la vez múltiple, capaz de articularse en cada generación, en cada subjetividad oprimida, y en cada ámbito de la vida social y la producción, capaz de desplegar el marco conceptual del Socialismo en cada espacio de lucha. Un crecimiento proporcional con el potencial de transformar a todos los espacios sociales, a todas las generaciones y a todas las formas de opresión en espacios de lucha de clases entre la Revolución Socialista y la Reacción, para desarrollar la estrategia gradualmente, de la Forma Movimiento actual, pasando por la Forma de Partido como síntesis de ofensiva, hasta la Forma de Estado-Comuna como Dictadura Revolucionaria del Proletariado.

Es preparar las almas y las mentes para el estallido revolucionario y la insurrección a la que nos conducirá el Partido Comunista. Y quienes no estemos de acuerdo con ese camino, simplemente nos hemos vuelto reformistas. No son exageraciones o caricaturizaciones nuestras, son las ideas que se recogen de estos párrafos del editorial de Arteka de octubre de 2020:

La revolución es un acto de libertad, en el que el proletariado deja de ser un producto de la historia, para convertirse en productor de historia; es el medio por el que la política se hace presente y domina la objetividad social de las cosas; es la política contra la historia. Sin esa explosión política de la revolución, sin la toma del poder por parte del proletariado mediante la insurrección, es inconcebible ningún tipo de revolución. La unidad inseparable en un todo de la revolución política y la revolución social sigue siendo, a día de hoy, una cuestión cardinal para los comunistas. Y, sobre todo, el dominio de la revolución política sobre el proceso de la revolución social, la condición de la política para transformar la realidad social.

Sin el estallido revolucionario y sin la insurrección del proletariado constituido en Partido Comunista, es imposible transformar la realidad, y destruir el capitalismo. Quienes, bajo el supuesto de una situación histórica divergente con respecto a la acontecida en el siglo XX, reniegan a día de hoy de la necesidad de organizar la revolución y de la toma del poder mediante la insurrección, simplemente están renegando del socialismo y de la política, para caer en las filas del reformismo.

No obstante, parece que este tono exclusivista del discurso es una peculiaridad propia del MS de Euskal Herria, ya que por lo que se va viendo en los textos de los colectivos que impulsan movimientos socialistas similares en otras zonas del Estado español, son mucho más abiertos, o mucho menos cerriles, como, por ejemplo en estas reflexiones sobre medios y fines para el momento político, del recientemente presentado proceso socialista en Madrid:

Así, distanciándonos de ciertas propuestas que apuestan por dejar siempre para un momento posterior «más propicio» la lucha contra ciertas formas de opresión como el machismo o el racismo (que, pese a ser funcionales al capitalismo, son desplazados a un segundo plano de importancia), nosotras creemos que es en la lucha actual y efectiva contra ellas en la que podemos fraguar la unidad necesaria para hacer frente al sistema capitalista en su conjunto.

Desde este punto de partida, a nivel organizativo consideramos imprescindible desarrollar esta cuestión como una tarea política inmediata. Así, respecto a algunas actitudes presentes hasta ahora en ciertas organizaciones que se hacían llamar socialistas (como el machismo, la homofobia y recientemente de manera más acusada la transfobia, que ha ganado mucho peso en el viraje reaccionario de los últimos años), consideramos que es necesario hoy empezar a tomar medidas de manera urgente, ya que estas actitudes han venido precedidas por una gran desatención a las causas que las producían, desplazando tales problemáticas a un segundo plano de manera mecanicista. Y es que nuestra insistencia en la recomposición del socialismo parte de la apuesta por lograr la unidad de nuestra clase, una clase amplia y diversa, la cual está atravesada por diversas formas de sometimiento, violencia y explotación

(…) En todo caso, conviene aclarar que en nuestra perspectiva la asunción del potencial del proletariado no implica una homogeneización de subjetividades o la reducción de todas las luchas a la lucha económica/laboral, ni una simplificación de la complejidad social que caracteriza a nuestras sociedades en su composición de clase. Muy al contrario, entendemos el proletariado como un sujeto amplio y diverso, que se concreta en diversidad de expresiones (de sexo-género, culturales, de identidad, etc.), suponiendo muchas de ellas desigualdades y opresiones dentro de la clase que contribuyen a la reproducción capitalista e imposibilitan su unidad.

Es más, entre diferentes movimientos populares como el que impulsa el socialismo, y el que se reconoce de la autonomía, se están dando interesantes debates e intercambios de pareceres1:

Autonomía y socialismo

En los últimos meses nos hemos visto embarcados en diversos debates sobre organización, autonomía y luchas sociales, que compartimos con muchos compañeros que defienden la construcción de un nuevo modelo de movimiento socialista.

Uno de los últimos textos en este debate —que esperamos contribuya a una larga serie de aportaciones— ha sido publicado por Gonzalo Gallardo en Contacultura con el titulo «Movimiento socialista y autonomía»2. Se trata de una reflexión que contesta a algunas cuestiones de las que planteamos hace unas semanas en el periódico El Salto en el artículo «Construir desde el impás». Este texto quiere servir, al menos en parte, de réplica.

Sería deseable que las actitudes dialogantes y las necesarias críticas (y autocríticas) por ambas partes tuvieran un efecto contagiador por estos lares.


Dos palabras finales

No quisiéramos terminar este análisis poco ortodoxo y a pinceladas sobre la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista sin volver a incidir en lo que nos parece fundamental: que por encima de todo lo señalado, su surgimiento significa aire fresco a la coyuntura política, recuperar una llamada a la revolución social y hacer un cuestionamiento directo del erial en el que se encontraba la izquierda radical vasca en general. Todo ello, que no es poco, más que necesario y urgente, y probablemente poca gente esperara que surgiera de la juventud vasca. Si a eso unimos los no pocos aciertos que ya han tenido en su caminar, tan sólo nos queda confiar en que lo que hemos señalado como algunos de sus graves errores vayan siendo corregidos al aplicar la indispensable lectura autocrítica de los pasos dados. Sea como fuere, lejos de considerarles enemigues, les consideramos compañeres necesaries e imprescindibles en la tan ardua como apasionante tarea de transformar la realidad, acabando con el capitalismo.

 

 

2Nota al pie nuestra. Los últimos párrafos de este artículo son:

En síntesis, y, para terminar, creemos que aportaciones al debate como la de los autónomos madrileños son muy valiosas para seguir avanzando en el proceso que ciertos sectores creemos que es hoy más necesario que nunca consolidar. En concreto, creemos que la tradición autónoma tiene mucho que aportar a la construcción de un movimiento revolucionario para nuestro tiempo, con una crítica más que necesaria a las limitaciones que la tradición comunista más centrada en el partido ha comprobado en el último siglo, y la enseñanza de toda una serie de prácticas y herramientas políticas sumamente interesantes para pensar la revolución hoy. No obstante, creemos igualmente que la vulgarización y caricaturización del marxismo llevada a cabo por los autonomistas (como un obrerismo economicista que pretendería desarrollarse a partir de un comité central sin ninguna conexión con las amplias capas de una clase trabajadora completamente nueva) es ciertamente tramposa y no se corresponde en absoluto con los procesos que se están abriendo en la actualidad en nuestro territorio. Un movimiento socialista eminentemente centrado en la democracia real y el sistema de consejos; un proceso que trata de situar las luchas actualmente existentes y sus movimientos (en los que tanto tiempo, compromiso e ilusión hemos puesto hasta ahora) en el contexto del antagonismo entre trabajo y capital y mediarlas entre sí para la superación de la lógica de reproducción capitalista; un intento honesto de miles de jóvenes para pasar por encima de los límites pasados y pensar la organización desde una perspectiva verdaderamente transformadora. Eso es lo que tenemos y eso es con eso con lo que hay que debatir. Siempre que no quiera hacerse del impasse una mera religión en la que malrefugiarse de la tormenta, claro está.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario