domingo, 26 de noviembre de 2023

30 N: TOD@S A LA HUELGA (l@s que pueden, por l@s que no pueden)

 

 

 

 

Incluimos en este post una selección de artículos que puedan servir a quien quiera conocer más a fondo las razones y debates en torno a la Huelga Feminista General del 30-N.

 

Por una parte, varios dedicados a fijar las razones para a la huelga, elaboradas por los sectores mayoritarios del Movimiento feminista que han llevado a cabo la convocatoria (Greba feminista orokorra-Huelga feminista general, de Begoña Zabala; A la huelga general feminista, compañera, de Alba García de feminisTalde! y Cuatro razones de las trabajadoras de hogar y cuidados para ir a la Huelga feminista general en Euskal Herria, firmado por cinco colectivos)

 

Pero también hemos querido incluir a quienes han mostrado diferentes discrepancias con esa convocatoria (¿Por qué racializadas, migradas y gitanas no se suman a la Huelga Feminista del 30N?, firmado por una veintena de colectivos de Mujeres Racializadas, Migradas y Gitanas; así como, desde el Mugimendu Sozialista, Nadia Perez e Irene Ruiz firman el artículo La quimera del sistema de cuidados público comunitario). Cerramos este apartado con un artículo cuyo tono y propuesta nos parece especialmente equilibrada, se trata de Huelga Feminista General 30N. Buscando la forma de cuidarnos, de Laura Fontalba.

 

Finalmente, hemos querido añadir, de todo lo mucho que se está escribiendo, tres artículos que nos han parecido especialmente acertados a la hora de llevarnos a reflexionar. Bien por sus análisis, o bien por sus propuestas. Se trata de Zaintzaren Iraultza, de Mati Iturralde; ¡Cuidado con los cuidados!, de Josefina “Txefi” Roco Sanfilippo, y, finalmente Proposamen bat zaintza eredua aldatzen hasteko de Malen Aldalur Azpillaga.

 

On egin menu mamitsu honekin!!

 

Gora greba feminista orokorra!!

 

 

 

 

 

Greba feminista orokorra- Huelga feminista general

Begoña Zabala González

30/Jun/2023

https://vientosur.info/greba-feminista-orokorra-huelga-feminista-general/

El día 21 de junio pasado se anunció por parte del Movimiento Feminista de Euskal Herria (EHMF) la convocatoria de huelga feminista general para el próximo 30 de noviembre. El anuncio se realizó mediante la proyección en varias fachadas de Ayuntamientos de un cartel con la fecha concreta: “Azaroa Noviembre 30 GREBA FEMINISTA OROKORRA”. Al día siguiente los medios recogían de forma amplia, la explicación de este llamamiento, que lleva tiempo de andadura y se ha ido tejiendo a partir de muchas redes de participación y debate. Los lemas generales de la convocatoria llevan también su tiempo en los espacios de propaganda: “Denon bizitzak erdigunean” (Las vidas de todas en el centro), “Por un sistema público de cuidados”, “Exigir el derecho colectivo al cuidado”. Y de estos previos y de lo trabajado y proyectado es de lo que vamos hablar ahora mismo.

Los antecedentes de la convocatoria

Para situar una fecha y un momento de inflexión fuerte, voy a utilizar la de las V Jornadas Feministas de Euskal Herria, de noviembre de 2019, convocadas bajo el lema de “Salda badago” (Aquí hay caldo). De esas jornadas el movimiento feminista salió con muchas ganas de pelea, pues efectivamente había mucho caldo. EHMF demostró en esas convocatorias que tenía capacidad para convocar y organizar las jornadas que reunieron a alrededor de 3000 mujeres en Durango. Organizar las jornadas supuso fortalecer y cohesionar al movimiento lo suficiente como para afrontar los debates importantes. Y también lo justo como para integrar muchas diversidades colectivas y tensionar las diferencias y las divergencias sin llegar a romper, o rasgar lo mínimo.

De estas jornadas, en mi particular visión del asunto, se sale con una tarea muy pendiente y muy presente. La organización del movimiento, o de los movimientos, para confluir en las grandes batallas, que las veíamos venir, y que siempre están aquí.

Venía el movimiento feminista de batallas importantes y se habían marcado unos hitos históricos con las dos huelgas feministas de llamamiento internacional del 8 de marzo de 2018 y 2019. Para este primer año de huelga, en Euskal Herria, ya se sentía la potencia de un movimiento que venía enfrentando dos grandes temas del movimiento feminista con relativo éxito, como fueron el derecho al aborto libre y gratuito, y en la sanidad pública y la creciente ola de violencia machista, que aquí se visualizó especialmente, pero no únicamente, en las fiestas.

La bronca, dicho en términos vulgares, que se montó frente a los intentos de repenalización del derecho al aborto protagonizados por el Gobierno del PP, y uno de sus espadas Ruiz-Gallardón, fue espectacular y grandiosa. En todo el Estado el feminismo se puso de pie, y conjugando alianzas imprescindibles y trascendentales, no solo dio al traste con la propuesta pepera, sino que se llevó por delante al Ministro y su carrera política. Esto sucedió en los años 2013 y 2014.

La lucha, que podemos decir que no cesa, contra la violencia machista en todas sus manifestaciones tuvo su punto álgido de contestación y contundencia con la violación grupal de Sanfermines 2016. No sólo por la contestación inigualable nada más producirse los hechos, sino también por la puesta en cuestión de la justicia que se estaba practicando. Frente al cuestionado funcionamiento de los tribunales, en sus diferentes instancias, el movimiento supo mantener el tipo y no caer en las trampas de los cantos de sirena que ofrecen más protección policial, más código penal, más cárcel, menos libertades y más miedos. El grito de “A mi me cuidan mis amigas, no la policía” hablaba de sobra. “Yo si te creo” y “No es abuso es violación” fueron las consignas que nos situaban en el relato y en la tarea feminista del acompañamiento y del cuidado.

Fue un tema que se retomó, y con mucho éxito, en las jornadas de Durango. El debate sobre Justicia Feminista, fue seguramente uno de los más potentes. Y se hablaba de diferentes violencias machistas y de las diferentes contestaciones.

Pasadas las jornadas, el 30 de enero de 2020 tuvimos la oportunidad de probar tímidamente en una huelga general de Euskal Herria, convocada por la Carta de Derechos Sociales, y apoyada por la mayoría sindical vasca y el Movimiento Feminista de Euskal Herria, entre otros, bajo el lema de “¡Trabajo, pensiones y vidas dignas!”.

Se insistía, como se había hecho alguna vez anteriormente, en unir la huelga de cuidados no retribuidos o sumergidos o irregulares, a la huelga general. Por lo menos simbólicamente se colgaban pancartas, escobones, plumeros, trapos, delantales, señalando que los cuidados de las casas particulares, también querían unirse a esta convocatoria.

Después vino la pandemia. Se abre un paréntesis donde los cuidados están apareciendo en todas partes, como necesidad, como problema, como servicios públicos insuficientes, como servicios privatizados y deficientes, como falta de cuidados y soledad con tanto aislamiento profiláctico. Hay también muchas iniciativas muy locales de crear apoyos mutuos.

Aún así hay intentos de abordar el tema de forma más global, y se recoge en el material de trabajo recopilado por la dinámica “Denon bizitzak Erdiguneak” (Las vidas de todas en el centro) lo que sigue, como pequeña síntesis del proceso:

“Cuando estalló la pandemia diferentes agentes y miembros del Movimiento Feminista de Euskal Herria creamos una coordinadora para poner la problemática de los cuidados en el centro de la agenda social y política. Desde el principio la ambición de la coordinadora ha sido socializar y aterrizar lo teorizado y meditado en estos últimos años. Así en febrero de 2022 celebramos unas jornadas en Vitoria-Gasteiz:

  • Hicimos una aproximación hacia un imaginario colectivo en torno a los cuidados.
  • Dibujamos los primeros ejes de un sistema de cuidados público-comunitario.
  • Afloramos reivindicaciones e identificamos urgencias.
  • Pusimos sobre la mesa la necesidad de un ciclo de movilizaciones.

Tras ello en otoño de 2022 celebramos asambleas abiertas en las provincias en las que marcamos la necesidad de un Acuerdo sobre Cuidados, poniendo en la Agenda una huelga feminista general.”

A partir de aquí dinámicas locales empezaron a crear grupos en barrios y pueblos para extender la red y llegar a definir los objetivos y la modalidad de una huelga general feminista. El 8 de marzo se anunciaba la huelga para el otoño, como se ha dicho. A partir de entonces la actividad está siendo imparable. El 23 de abril, después de analizar el éxito de la convocatoria del 8 de marzo, se realizó una asamblea de ámbito Nacional en Vitoria-Gasteiz, con una asistencia de alrededor de 300 personas.

Revolucionar el sistema de cuidados

El centro de la reivindicación está en el sistema de cuidados y en los trabajos de cuidados. Es una adquisición ya del movimiento feminista los nuevos análisis de los cuidados, de cómo se prestan, en que condiciones, a quiénes, la dualidad público/privado-familiar. No cabe duda que las teorizaciones realizadas, no solo desde el movimiento feminista, sino desde la economía feminista, el ecofeminismo, las corrientes decoloniales, el anticapitalismo, han servido al movimiento para dotarse de un buen sustrato conceptual como para poder afrontar el lema central de la huelga: hay que revolucionar los cuidados.

Además, los clásicos análisis de la división sexual del trabajo y la dicotomía del trabajo pagado y no pagado, con la asignación de roles por sexo, cobran vigencia a la luz de estas nuevas conceptualizacioones.

Quién cuida, porqué cuida, quién es cuidada o cuidado, en qué condiciones se cuida, qué consecuencias tiene el cuidado en las cuidadoras y cuidadores, … y muchas más preguntas son las que se plantean en los grupos de trabajo.

La división público y privado, entendiendo por privado la familia y extendiendo lo público a servicios privatizados que le hacen perder su carácter, dan otra pista para la reivindicación de un trabajo de cuidados público de calidad y digno, también para quien lo hace.

El desmantelamiento de los servicios públicos a manos de gobiernos corruptos, en todos los ámbitos, y de derechas, es otro elemento del análisis.

La precarización de las condiciones de trabajo en los servicios públicos, que pasa por la alta temporalidad e intermitencia del trabajo, ponen también en cuestión el trabajo digno y las condiciones necesaria para prestar el servicio. Se están desmantelando también los elementos materiales de los servicios: hospitales que no se inauguran, plantas que se cierran, residencias que no se mantienen.

Los pocos avances que se han producido, desde que se utilizan las estadísticas en tal sentido, del reparto de trabajo en el ámbito familiar, también es otro de los temas de reflexión. La incorporación de las nuevas masculinidades, y de las viejas, por supuesto, a las tareas familiares, son bastante insignificantes en términos reales de tiempo de trabajo.

La sobrecarga de trabajos para las mujeres por la atención y cuidados a mayores, menores y familiares con necesidades especiales, también por los acompañamientos y seguimientos para que sean atendidas en los centros, va in crescendo, especialmente a medida que la esperanza de vida aumenta y las enfermedades son más curables. Aunque parezca una contradicción, y nos debían de alegrar la vida los muchos adelantos médicos, supone muchas veces un plus de trabajo normalmente para las mujeres de las familias.

La prestación de servicios por las empresas privadas, muchas veces empresas que se dedican igualmente a tareas de limpieza, jardinería, construcción…., y ahora las empresas que especulan con fondos buitres, nos pone en el punto de mira de la denuncia: se está negociando con las vidas y la salud de las personas. Sacan sus beneficios de las horribles condiciones del servicio: por las condiciones laborales, que son de explotación y por los cuidados mal-prestados, que son de cuasi-supervivencia. Las residencias de mayores en época de pandemia, y especialmente las privatizadas y las concertadas, son un ejemplo de esto que se dice. Cuando se señala por parte de las autoras feministas que la contradicción fundamental se sitúa entre el capital(ismo) y la vida, algo de esto se está advirtiendo.

Con lo señalado, que no agota el tema ni los ejemplos, se quiere decir que estamos frente a un nuevo paradigma de los cuidados. Y esto no se solventa con cuatro o cinco ayuditas procedentes de los fondos europeos, que se otorgan a las familias con personas dependientes a su cargo. Se trataría de organizar los servicios públicos de cuidados, universales, para todas las personas, con independencia de los vínculos familiares que tenga. Se trataría de hacer lo que no hizo la Ley de Dependencia estatal. El servicio público no es sustituible por una ayuda monetaria. En definitiva, las políticas familistas y las ayudas monetarias deberían desaparecer del mapa del servicio público de cuidados.

Huelga feminista general

A lo largo de los debates en los encuentros, asambleas y grupos, uno de los temas importantes, además de los contenidos y reivindicaciones, ha sido el analizar esta expresión de huelga feminista general y ver qué se quiere decir con ello, y, en definitiva que es lo que acarrea esta convocatoria.

Las múltiples reflexiones que se hicieron de las huelgas feministas del 8 de marzo de los dos años que se convocaron, han sido como el prólogo para empezar a definir qué carácter tiene el denominar a la huelga como feminista. Y de ese hilo se han tomado las referencias. Queda claro, además, que quien convoca, lidera y define la huelga, en primer lugar, es el movimiento feminista. Así la huelga se hacer por y con los objetivos que define EHMF.

Además, y no solo porque se está hablando de los cuidados, la huelga feminista es huelga de cuidados. Así que habrá que imaginar la huelga en espacios y sectores que no son asalariadas y van a participar y de forma muy activa, en la huelga.

Pero esta vez se ha añadido el término general, que hace referencia a la cesación del trabajo asalariado, durante 24 horas, y se llama a todos los currelas. Esto quiere decir que también a los hombres, a los que en las huelgas feministas anteriores no se les convocaba.

Nada más convocarse la huelga los cuatro sindicatos de la mayoría sindical ELA, LAB, ESK y Steilas informaron de su apoyo y empezaron a hacer propaganda de la huelga y a incluirla en su agenda. Ya se están empezando a hacer reuniones y a empezar a debatir dentro de sus ámbitos la forma para desarrollar la huelga.

De momento el movimiento feminista está realizando asambleas feministas abiertas de barrios y pueblos para poner en común todo lo realizado hasta ahora y empezar a reforzar el tejido organizativo. Estas asambleas son de debate, en parte, y de organización y extensión de la organización. Se hacen llamamientos lo más abiertos posibles y se componen listas interminables para realizar alianzas y para enganchar a la mayoría de gente del barrio. Todo esto se hace en asambleas no mixtas, que confluyen en ámbitos más amplios, como de zonas, y en la asamblea nacional.

Dado que a partir de los Sanfermines, la dinámica del verano empieza a discurrir, además de por las vacaciones obligadas, por las inmumerables fiestas que se celebran en todos los pueblos y barrios, las tareas de propaganda se han trasladado a estos espacios.

Camisetas, pañuelos, abanicos, pegatinas, pancartas, … van a recorrer las fiestas. Para propagar la fecha, para agitar con la huelga y hacer amigas y para hacer también un poco de dinero que financie estos gastos. La presencia festiva de la huelga feminista en los espacios de la diversión se señala como imprescindible. El componente joven de las asambleas de barrios y pueblos es bastante alto, así que la difusión festiva está garantizada, y siempre acompañada de la correspondientes comidas, kale jiras, txarangas, feministas, en espacios seguros. También las mozas jóvenes realizan sus dinámicas propias organizativas. Nos espera un verano festivo y activista. Y nunca olvidamos en estas fiestas, especialmente en los Sanfermines, la permanente reivindicación de fiestas sin agresiones. Una vez más la consigna “Erasorik ez” (No a las agresiones) estará de forma permanente en los espacios festivos. Conviviendo esta vez con la reivindicación de los servicios públicos de cuidados, universales, para todas: Denon bizitzak erdigunean.

 

 

 

A la huelga general feminista, compañera

 Alba García Martín

feminisTalde!

31 oct 2023 06:21

https://www.elsaltodiario.com/opinion/huelga-general-feminista-euskal-herria

 

Esta huelga va de parar, de no trabajar, de reivindicar, pero también de observar cómo hemos llegado hasta aquí y qué haremos después. Por todo esto, convocamos a una huelga general contra el sistema capitalista, patriarcal, colonial y racista.

 

El próximo 30 de noviembre, justo en un mes, el movimiento feminista de Euskal Herria llama a una huelga general feminista, una jornada de reivindicaciones por un sistema público de cuidados, secundada por los sindicatos vascos y apoyada por movimientos sociales como el movimiento de pensionistas. Una huelga para la que los hombres están convocados, porque el derecho a los cuidados –atravesados por el género, la raza, la clase social y el origen– es para todas las personas y evidencian los privilegios de quienes que no cuidan.

Pero ¿de qué va esta huelga? Esta huelga va de los cuidados, de sacarlos a la calle para poner nuestras vidas en el centro. La huelga del 30 de noviembre va de señalar a los responsables de cargarse y privatizar nuestros servicios públicos mientras se adueñan de nuestro discurso. Un PNV y un PSE-EE responsables de hacer negocio con los cuidados, vendiendo los servicios públicos a empresas privadas para sacar beneficios millonarios. Esta es su idea de los cuidados en el centro, esta es su prioridad, este es el oasis vasco.

Esta huelga va de mi abuela, que dejó de trabajar en el año 61 para cuidar a sus siete hijos y ahora tiene una pensión de 500 euros.

Esta huelga va de mi abuela, que dejó de trabajar en el año 61 para cuidar a sus siete hijos y ahora tiene una pensión de 500 euros. Va de la ayuda ridícula que recibe con 85 años por cuidar a su marido dependiente, mi abuelo, que tiene 92, dando por hecho –como bien manda el modelo heteropatriarcal de familia– que seremos la red y la familia quienes asumamos ese cuidado.

La huelga va de las trabajadoras de hogar, que tal y como indican las organizaciones son mujeres en un 80% (El 96,88% de los casos atendidos en la Asociación de Trabajadoras de Hogar en Bizkaia fueron mujeres). Va de las trabajadoras de hogar internas, quienes según los colectivos como las Trabajadoras No Domesticadas son, entre el 93% y 99%, mujeres migrantes. Mujeres que trabajan en absoluta explotación, sin descansos, con salarios indignos, atravesadas por una Ley de Extranjería que provoca que haya ciudadanas de primera y de segunda.

La huelga va de las diferencias salariales y de las pensiones entre mujeres y hombres. Ahí están los datos: el 47% de las mujeres pensionistas recibe una pensión por debajo de los 1.000 euros, y del total de pensionistas que cobran por debajo del SMI, el 66,7% son mujeres. El sistema de pensiones actual reproduce la brecha de género y, no está aportando ni pretende hacerlo, medidas para saldar esa deuda patriarcal histórica con las mujeres.

Esta huelga va de ti, compañera, que no llegas, que no das más de sí, que te pasas la vida corriendo de un lado a otro sin horas para conciliar. Porque lo haces todo.

Esta huelga va de parar, de no trabajar, de reivindicar, pero también de observar cómo hemos llegado hasta aquí y qué haremos después. Por todo esto, convocamos a una huelga general contra el sistema capitalista, patriarcal, colonial y racista.

La propuesta de la huelga no es una ocurrencia atropellada, de última hora o de “algunas feministas”, como el PNV pretende hacer creer. Esta propuesta se articula en todo un proceso iniciado por la Plataforma Denon Bizitzak Erdigunean (Las vidas de todas en el centro), cuando al inicio de la pandemia una convocatoria por redes sociales reunió a decenas de mujeres feministas para reflexionar sobre los cuidados y la necesidad urgente de ponerlos en la agenda política. Es crucial que hagamos memoria: en aquellos momentos los cuidados adquirieron toda la relevancia, las redes comunitarias (redes de cuidados, redes vecinales, cajas de resistencia) demostraron una capacidad organizativa enorme que fue, en el mejor de los casos, absolutamente ninguneada por las instituciones.

 

Desde entonces y hasta ahora, las mujeres y organizaciones que han formado parte de la plataforma Denon Bizitzak Erdigunean han realizado un trabajo ingente. Se han elaborado informes, se han realizado jornadas, asambleas, se han barajado diferentes propuestas, y la huelga ha ido adquiriendo relevancia hasta convertirse en una convocatoria de huelga feminista general para reivindicar un sistema público de cuidados.

La huelga debe situarse, por tanto, en este contexto, y apela también a la apropiación del discurso feminista en general, y del de cuidados en particular, por parte de las instituciones y del Gobierno Vasco para proponer, como comentaba al comienzo, precisamente todo lo contrario: el vaciamiento y la mercantilización del derecho al cuidado de la mano del capital, de los fondos buitre, de las empresas vampiro, en definitiva, mercadeando con los cuidados para el lucro de las élites.

Demandamos un sistema público de cuidados porque el cuidado es el pilar sobre el que todas las personas podemos desarrollar una vida digna. Y lo hacemos en un momento en el que los gobiernos se han adueñado de nuestro lenguaje y colocan el término “cuidado” y el concepto “vidas en el centro” en cada jornada, discurso o programa electoral.

La memoria es importante, la convocatoria de la huelga general feminista nunca habría sido posible si no viniéramos de lejos, de las huelgas feministas de 2018 y 2019, como hito fundamental en la historia del feminismo internacional. Una clave importante de análisis de las huelgas nos lo da Verónica Gago en el libro La Potencia Feminista o el deseo de cambiarlo todo.
La autora destaca cinco características de las huelgas feministas que son de gran ayuda para analizarlas que además nos permiten situarlas en nuestro propio contexto.

1) la propia historia del feminismo hasta llegar a las huelgas no ocurre de un día para otro, venimos de lejos. Venimos de años de resistencia feminista alimentando los rescoldos y luchando contra un sistema patriarcal que nos toleraba de mala gana;

2) la potencia feminista, el capital político de los feminismos es inmenso porque se nutre de todos los movimientos sociales. Las feministas llevamos siglos peleando en diferentes espacios. En Euskal Herria históricamente hemos dirigido de forma estratégica nuestras militancias y participación política, no ha sido cuestión de azar ni de preferencias personales; las mujeres que pusieron en marcha las primeras secretarias de la mujer, hoy secretarias feministas de los sindicatos, las Mujeres Contra la Guerra, las lesbianas feministas organizadas, las trabajadoras de hogar, entre otras;

3) la masividad desde la radicalidad, la ocupación de la calle sin precedentes con discursos anticapitalistas, antirracistas, contra la violencia…

4) el internacionalismo, las propuestas de huelga feminista vienen del Sur, del feminismo popular, y en ellas se trabaja en profundidad las cuestiones esenciales que afectan a las personas a las que ataca el patriarcado;

y 5) la capacidad de aterrizar, pensar globalmente y actuar en lo local, con ejemplos como “Un violador en tu camino” de Las Tesis.

Siguiendo con el ejercicio de memoria, tampoco hubiera sido posible llegar a esta huelga sin el trabajo que se está haciendo desde los sindicatos para plantear huelgas en los sectores feminizados (comercio, residencias, ayuda domiciliaria, comedores, limpieza, etc.).

La memoria es importante, para rebatir cuando el PNV nos diga que esto es una ocurrencia de algunas feministas –las malas feministas– y para poner en valor nuestros logros. Hemos mantenido la llama de la lucha en los momentos difíciles y protagonizado grandes movilizaciones en el pasado reciente. En Euskal Herria, en concreto, las V Jornadas feministas de 2019 reunieron a 3.000 mujeres. Las movilizaciones contra la repenalización del aborto y contra la sentencia de la manada fueron, al igual que en el resto del Estado, grandes éxitos del feminismo. El “Nik sinesten dizut” (Yo sí te creo) o “el miedo va a cambiar de bando”. Esta convocatoria es ante todo un indicador de la potencia del feminismo vasco. La potencia feminista ha logrado un nivel de conciencia que rompe el orden social, lo que nos permite soñar con cambios reales, cambios en cómo concebimos nuestros derechos, los que el feminismo defiende desde hace siglos. Esta huelga es un grito de resistencia y de confrontación.

Las feministas pensamos que una huelga general feminista por un sistema público de cuidados es una gran oportunidad para hablar todo lo que significa, incluye, abarca y necesita el cuidado de la vida y de las personas, para señalar a quienes obstaculizan reiteradamente que esto se haga realidad, y desvelar quienes no van nunca a poner medios para conseguir el bienestar de las mayorías sociales, porque sencillamente no forma parte de su programa. Porque lo que forma parte de su programa, es precisamente lo contrario, la privatización y la mercantilización de lo público.

Es el momento: hay cambiar el modelo de cuidados. En la actualidad los cuidados no se reconocen, se malreparten; los trabajos de cuidado ofrecen condiciones laborales precarias a las cuidadoras y las cuidadoras ofrecemos, como consecuencia de todo esto, una mala atención. Es necesario democratizar las tareas de cuidado, es decir, que el cuidado sea público y para todas las personas. Esto será lo único que garantizará que el acceso a los cuidados sea justo y universal, y no para quien pueda pagarlos.

Salimos a la huelga, por tanto, a reivindicar el lugar de los cuidados, su reconocimiento, que se tomen en serio. Salimos a exigir que se garantice que sean universales y dignos, a pedir alto y claro un sistema público de cuidados, a exigir a quienes gobiernan que dejen de privatizarlo todo.

Salimos a la huelga para pedir que se derogue la Ley de Extranjería, para exigir mejoras en las condiciones de trabajo de las trabajadoras de cuidados. Salimos a interpelar a los hombres: ¡Salid con nosotras!, que los cuidados también son cosa vuestra. Salimos a pelear por las pensiones, a pelear por la reducción de la jornada laboral, por ampliar los permisos de cuidados, por terminar con la división machista y racista del trabajo.

Salimos a la huelga por mujeres como mi abuela, por mi madre, por ti, por mí, compañera. Por las que vendrán. Gora borroka feminista.

 

 

 

Cuatro razones de las trabajadoras de hogar y cuidados para ir a la Huelga feminista general en Euskal Herria

Griselda Amado y Yolanda Santxo (ATHCA, Araba), Candida Rivas Mendoza (Bidez Bide Elkartea, Gipuzkoa), Norma Maffare y Flabia Eskarlet (Mujeres del Mundo, Bizkaia), Mariela Garzón Villota y Biki García Olazarán (THYCNA, Nafarroa); Silvia Gonzalez y Yolanda Atoy (Trabajadoras No Domesticadas, Bizkaia)

https://vientosur.info/cuatro-razones-de-las-trabajadoras-de-hogar-y-cuidados-para-ir-a-la-huelga-feminista-general-en-euskal-herria/

Al calor de la pandemia, en marzo del 2021, diversas colectivas feministas en Euskal Herria nos organizamos en el marco de Bizitzak Erdigunean; una plataforma que surgió con la intención de construir una respuesta colectiva y articulada desde los feminismos frente a la que estaba cayendo.

Nos sumamos a este proceso porque como mujeres migradas y racializadas, trabajadoras de hogar, realizamos una aportación fundamental en el sostenimiento de las necesidades de cuidados de la sociedad vasca. Somos miles de mujeres, migradas y racializadas las que desde hace décadas sostenemos una parte importante de los cuidados en Euskal Herria. Especialmente, pero no sólo, las compañeras en régimen interno, en unas condiciones laborales atravesadas por relaciones de opresión y discriminación parte y producto de este Sistema colonial, racista, capitalista y heteropatriarcal en el que vivimos.

Es por ello que creemos importante estar y aportar en esta huelga. Desde nuestras experiencias, saberes y aprendizajes colectivos; reivindicando nuestra presencia como sujetas políticas con propuestas que contribuyen al proceso y al nuevo modelo de cuidados público y comunitario. Reivindicación central de la huelga y parte del Herri Akordio que, más allá del 30 de noviembre día de huelga, plantea compromisos que involucran a todas y todos a diferentes niveles (organizaciones mixtas, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de barrio...).

¿Qué está en juego?. ¿De quién es esta huelga? ¿Cómo se hace camino colectivo? ¿Qué implica para nosotras, como colectivas de trabajadoras de hogar y de cuidados con mucha presencia de mujeres migradas-racializadas y precarizadas-, decidir ser parte de este enredo? Escribimos este articulo pensando en voz alta, intentando recoger sentires que vamos poniendo en común y nombrando, mientras vamos caminando.

Hay mucho y muy importante en juego. Pensábamos que la pandemia podía hacer que se implementaran cambios que pusieran en el centro los cuidados y las condiciones de quienes los realizamos. Eso no sólo no pasó; sino que, como sector, nos vemos cada vez peor. En papel nos han reconocido algunos derechos, pero en la práctica nos los arrebatan y vulneran. Vivimos abusos constantes que, en nuestro caso, son tal vez los más sangrantes; en especial, para las compañeras que, sin otra opción, se encuentran trabajando como internas en situación administrativa irregular.
Lo que nos pasa a las trabajadoras de hogar no es sólo nuestro problema. Somos un síntoma y un último eslabón de todo un sistema que explota, invisibiliza e infravalora casi todos los tiempos, procesos y esfuerzos de cuidados. No casualmente trabajos feminizados, racializados y precarizados.

Trastocar todo esto es una tarea urgente. Desde nuestro lugar, queremos estar... porque aportamos una labor muy importante en Euskal Herria sosteniendo desde las casas unos cuidados que no sólo deberían suministrarse desde una infraestructura pública accesible y de calidad (en la que podríamos incluso encontrar nichos de empleo en mejores condiciones), sino porque nosotras también necesitamos de cuidados y los vamos a seguir necesitando cuando seamos mayores...

Lo que sigue son alguna razones que nos mueven, por las que esta huelga también es nuestra:
I. La huelga como proceso. No creemos en los grandes acontecimientos; somos más bien hormiguitas que trabajamos pequeñito, con tiempo y paciencia. Para nosotras, la huelga está siendo un proceso en el que vamos descubriendo nuestras propias formas de estar, ser y visibilizar nuestras voces, cuerpos y relatos. Esto no es fácil, a veces los ritmos y las maneras no son las que nos gustan ni las que podemos sostener. La huelga es un proceso que no es perfecto; pero estando, aportamos cosas que nos parecen importantes. Nuestro aporte está siendo en primera persona, no desde el victimismo ni desde la crítica, sino desde la apuesta por construir un común en el que estamos involucradas. La huelga viene de lejos, muchas empezamos a organizarnos como sujetas en los paros de 2018 y de 2019, movidas por las huelgas feministas en nuestros territorios de Abya Yala...

II. La huelga como aprendizaje colectivo. En el camino estamos aprendiendo cosas que no imaginábamos: del movimiento feminista, de nuestra propia condición como trabajadoras; y, sobre todo, estamos aprendiendo lo que somos capaces de hacer. Tenemos miedo, mucho; vivimos día a día chantajes, amenazas, violencias, y las instituciones nos abandonan... Somos conscientes de que la situación de desprotección nos limita la posibilidad de protestar y nos hace más vulnerables. Por ello, las que estamos, hemos decidido que queremos estar, que no nos vamos a quedar inmóviles, no les vamos a dar el gusto. El derecho a huelga no se respeta en nuestro sector, otros derechos tampoco y los reivindicamos... Además, esta huelga va mucho más allá y más acá del 30N. Hay muchas formas y momentos para estar, participar y hacernos oir; y no los vamos a desaprovechar.

III. La huelga como ruptura-apertura que incorpora sujetas y luchas que hasta ahora no se contemplaban. El aprendizaje es también romper con ideas preconcebidas y darnos como mujeres trabajadoras de hogar una oportunidad de estar. Estamos generando espacios propios en los que vamos construyendo unidad, fuerza y radicalidad. Partimos desde nosotras, politizando lo que nos pasa y construyendo un relato colectivo que está nutriendo a la huelga que, a su vez, se va tejiendo en una clave de apertura a demandas y realidades que exigimos que estén presentes y que van rompiendo el patrón clásico de huelga al uso.

IV. La huelga como oportunidad. Para nosotras esta huelga es una oportunidad histórica de cambio que nos incluye a todas y todos. La asumimos con ilusión y responsabilidad, sabiendo que no se trata de un proceso sencillo y que hay cosas que, como trabajadoras de hogar y/o mujeres migradas, nos cuestan más. La vivimos también con cierta responsabilidad, por las compañeras que vienen detrás; para que se encuentren con algo mejor de lo que nos hemos encontrado nosotras. La huelga está siendo para nosotras una oportunidad para renacer, para romper con los roles y prejuicios que nos imponen.

La huelga feminista general es de todas, es nuestra. Vamos caminando este camino, no sin dificultades, pero también con muchos momentos que nos emocionan y enorgullecen. Estamos, desde la apuesta de construir un común, aportando desde y entre compañeras trabajadoras de hogar de diversos territorios. Nos estamos articulando más y vamos también enredándonos con compañeras de otros colectivos del movimiento feminista, del que poco a poco nos vamos sintiendo parte.

Por todo esto, nosotras, colectivas de trabajadoras de hogar y de cuidados y mujeres migradas- racializadas y precarizadas, decidimos ser parte activa de este proceso. Nos sumamos a la huelga feminista general porque no queremos quedarnos fuera. Vamos a demostrar nuestra potencia, vamos a hacernos ver y escuchar. Y haciéndonos ver, vamos a vernos y reconocernos entre todas. Nombrando y poniendo en común las cosas que nos incomodan y desmontando las violencias que nos atraviesan. Es mucho, muchísimo, lo que está en juego. Por nosotras, por otras, por todas las que han pringado toda la vida sosteniendo con sus cuerpos un sistema injusto y desigual.

Nos unimos a todas las reivindicaciones de esta huelga, y especialmente como sector exigimos ya:
¡Derogar la Ley de Extranjería!. ¡Regularizar a todas las trabajadoras de cuidados!
¡Erradicar el régimen interno del empleo de hogar!. ¡Exigir el derecho al empadronamiento y el acceso a la vivienda para todas las personas!. ¡Incluir a las trabajadoras de hogar en el Régimen General del trabajo!. ¡Mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras de cuidados!
¡Establecer para las trabajadoras de hogar un sueldo por encima del salario mínimo!

VAMOS A LA HUELGA FEMINISTA GENERAL, PORQUE ESTA HUELGA TAMBIÉN ES NUESTRA…

 

 

 

¿Por qué racializadas, migradas y gitanas no se suman a la Huelga Feminista del 30N?

“Un movimiento feminista mayoritariamente blanco nos invita a sumarnos a un planteamiento cerrado en el que, un año más, no se han escuchado ni incorporado nuestros cuestionamientos realizados en algunos espacios”.

https://www.ecuadoretxea.org/por-que-racializadas-migradas-y-gitanas-no-se-suman-a-la-huelga-feminista-del-30n/

12 noviembre 2023

Comunicado conjunto Mujeres Racializadas Migradas y Gitanas 

Euskal Herria se prepara para una Huelga General Feminista, el próximo 30 de Noviembre. Las organizaciones de personas racializadas migradas y gitanas que firmamos este comunicado habiendo participado – algunas de ellas – en el proceso que desembocó en esta huelga y aunque compartimos el discurso del derecho colectivo al cuidado, hemos decidido no adherirnos a la misma, y decir:  trabajadoras racializadas migradas y gitanas sin derecho a huelga.  Estas son nuestras razones:

  • La huelga, entendida como derecho de los y las trabajadoras para presionar a la patronal, es una estrategia que deja fuera a personas racializadas migradas y gitanas que trabajamos en sectores desregulados o sin protección sindical, como son el trabajo de cuidados y de hogar o la venta ambulante. 
  • Apostar por una herramienta en la que no podemos actuar como sujetas políticas nos vuelve a fijar en una posición subalterna: las feministas asalariadas van a hacer huelga (en parte) para defender los derechos de «las otras», nosotras que no tenemos derecho a huelga.  ¿Otra vez vamos a colgar los delantales en los balcones o golpear las cazuelas como en el año 2018?
  • Una parte importante de compañeras racializadas migradas y gitanas e incluso autóctonas blancas que llevan el peso de los cuidados quedarán fuera de este derecho porque no tienen condiciones para hacerla ¿hacer la huelga es la herramienta más adecuada? Pensamos que no!!!
  • Esta exclusión es llamativa si tenemos en cuenta que el sistema de cuidados remunerados Internos recae con especial crudeza sobre los cuerpos de las mujeres migradas. Las mujeres migradas racializadas somos el 95 % de las cuidadoras en régimen de interna, un modelo de trabajo que reproduce prácticas racistas y neocoloniales.
  • La huelga entendida como la suspensión temporal de las actividades laborales como medida de presión frente a la patronal para mejorar las condiciones laborales, es un espejismo que no permite dimensionar la precariedad de la vida de estas trabajadoras.
  • Un movimiento feminista mayoritariamente blanco nos invita a sumarnos a un planteamiento cerrado en el que, un año más, no se han escuchado ni incorporado nuestros cuestionamientos realizados en algunos espacios. 

Con todo, queremos aprovechar esta coyuntura para visibilizarnos como agentes políticas de cambio frente a un sistema de cuidados en el que las lógicas racistas y coloniales son tan centrales como las de género.

Recordamos que, en Euskal Herria, el racismo, el antigitanismo y la xenofobia determinan las oportunidades de formación, trabajo, participación, lucha social y garantías de derecho de la ciudadanía, incluidos los derechos a cuidar y ser cuidadas. Los principios de igualdad y equidad que debieran primar en una sociedad con justicia social se ven constantemente vulnerados en espacios como la educación, la atención sanitaria, los servicios sociales y demás recursos institucionales.

Reconocemos a las organizaciones de trabajadoras de cuidados y de hogar por los logros conseguidos vinculados con la mejora de las condiciones de trabajo y de seguridad social; por la perseverancia para la consecución del Real Decreto-ley, del 6 de septiembre, y el reconocimiento el pago de un subsidio a las trabajadoras de hogar en régimen de externas durante la pandemia.

Por otro lado, denunciamos que la mayoría de mujeres gitanas están directamente excluidas del mercado laboral, incluso de los sectores más precarizados. Las actividades laborales autogestionadas, como la venta ambulante o la recogida de chatarra, están desatendidas no solo por las instituciones, sino también por los sindicatos. Además, las gitanas feministas cuestionamos la externalización de los cuidados de las criaturas, personas ancianas y en situación de dependencia, en la que vemos que se basan muchas de las propuestas del feminismo mayoritario.

Las mujeres racializadas migradas y gitanas organizadas a través de nuestros colectivos y grupos, durante años hemos dirigido nuestro activismo hacia reivindicaciones que nos afectan, mencionamos algunas de ellas:  

  • La regularización de más de 500.000 personas migradas, consiguiendo 700 mil firmas para presentar en el parlamento español de una Iniciativa Legislativa Popular que al día de hoy ha sido invisibilizada en los acuerdos de investidura y que los partidos políticos vascos no han defendido.
  • Que los ayuntamientos faciliten el padrón social como medio de acceso a derechos.
  • Poner fin a la explotación de las trabajadoras migradas con dinero público. Las ayudas de la Ley de Dependencia para la contratación de asistente personal, no pueden ampararse en el Régimen de Empleada de Hogar interna. Así, hemos exigido el reconocimiento contractual de las trabajadoras del sector de los cuidados y del hogar con funciones diferenciadas o categorizadas
  • Erradicar el empleo de hogar interno YA
  • Reconocer el trabajo de cuidado nocturno en los hogares.
  • Bajar a 35 horas semanales la jornada laboral para el sector de los cuidados en los hogares.
  • Clasificar las jornadas laborales en los trabajos de cuidados en los hogares tal como lo hacen en las residencias: Jornada de mañana, tarde y nocturna.
  • El Salario Mínimo InterprofesionaI no puede ser el máximo para las cuidadoras de las personas dependientes en los hogares, por lo que exigimos que la hora de cuidado se equipare a la media del salario en Euskal Herria (13 euros / hora) para todas las cuidadoras en domicilio, con independencia de su situación administrativa.
  • Blindar los derechos sociales para todas las personas a través de una Renta Básica Universal. Terminar con la cultura de criminalización, paternalismo e hipervigilancia hacia las personas perceptoras de prestaciones sociales.
  • Denunciar el desembarco de los fondos buitres en el sector de los cuidados remunerados y exigir a los gobiernos que promuevan la economía social y solidaria en este sector, blindando con políticas fiscales y sociales el desarrollo de empresas de la economía social sin fines de lucro.
  • Adecuar las políticas de pensiones y de atención a la dependencia a las realidades de las personas racializadas (por ejemplo, bajar a 55 años la edad en la que se considera a las personas de la tercera edad, atendiendo la menor esperanza de vida en las personas gitanas).
  • Exigir una escuela pública, gratuita y de calidad, y promover medidas para acabar con la segregación barrial y escolar.
  • Impulsar medidas de acción positiva para las personas racializadas migradas y gitanas que faciliten el acceso a empleo y formación en los cuidados, sanidad y educación.
  • Promover la formación de los y las profesionales que trabajan en los sectores de salud y educación en antirracismo, y establecer mecanismos para atajar el racismo, la xenofobia y el antigitanismo en los servicios públicos.
  • Exigir el derecho a una vivienda digna ya que los criterios de acceso a la vivienda están pensados desde una lógica racista y clasista.
  • Atender el estrés de minorías étnicas, trauma transgeneracional, y malestares causados por el racismo.
  • Reconocer y preservar la diversidad cultural de los pueblos que forman Euskal Herria.

Finalmente, como feministas antirracistas y descoloniales, exigimos el reconocimiento de nuestros colectivos y de nuestra capacidad para hablar de nuestras luchas. No basta con acciones simbólicas de un día o escribirlas en vuestros manifiestos; toca escucharnos y revisar vuestras agendas y estrategias en clave antirracista como parte de la reparación histórica frente al racismo colonial. 

#SinDerechoaHuelga / #FeminismoaDeskolonizatu

Organizaciones firmantes: Malen Etxea, Emakume Migratu Feministak-Sociosanitarias, AMUGE – Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi, Red de Mujeres Migradas y Racializadas de Euskal Herria, Comisión de Mujeres Gitanas pertenecientes al Consejo del Pueblo Gitano Vasco, Feministas por Nicaragua, Famek Elkartea, Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de Euskadi, Asociación Socio-Cultural Abya Yala, Romi Berriak – jóvenes gitanas, Asociación de Mujeres Musulmanas Bidaya, Safa Elkartea, Asociación de Mujeres Wayra, Asociación Mujeres con Voz (adhesión sin unanimidad interna), Grupo de trabajadoras de hogar y cuidados «Juntas Nos Cuidamos» de SOS Racismo Navarra, Movimiento Estatal Regularización Ya, Garaipen «Colectivo feminista antirracista», Fundación Secretariado Gitano País Vasco, Colectivo de Peruanxs en Euskal Herria y Mujeres en la Diversidad Basauri.

 

 

 

 

La quimera del sistema de cuidados público comunitario

https://gedar.eus/es/kolaborazioak/zaintza-sistema

Nadia Perez eta Irene Ruiz

2023/03/06 11:31

El Ministerio de Igualdad del Estado español prevé presentar la Estrategia de Cuidados Estatales a mediados de marzo, en colaboración con el Ministerio de los Derechos Sociales. Antes de acabar la legislatura, las fuerzas progresistas utilizan una última baza para dar a conocer la hoja de ruta del sistema de cuidados. El debate sobre la cuestión no se agota en las instituciones, ya que desde los márgenes también se ha subrayado la necesidad de estas políticas de cuidados, como eje transformador. Algunas a nivel estatal, otras a nivel nacional o a nivel autonómico, y sin embargo, todas se diluyen en el planteamiento de un Estado de Bienestar, que está en plena descomposición y cada día hace más evidente la falsa ilusión de la alternativa bajo el capitalismo.

La cuestión del trabajo doméstico y de cuidados ha sido un punto central respecto al planteamiento de liberación de la mujer trabajadora y, por lo tanto, es innegable la importancia que adquiere su resolución. Comprenderla dentro de la relación social capitalista y encauzar procesos de lucha por revertirla, es una tarea de primer orden.

Abordamos mediante este texto los límites de las propuestas sobre el cuidado, provengan éstas de políticos profesionales o se erijan de lo más bajo. Sin intención de entrar demasiado en debates teóricos, es de nuestro interés tratar, desde una posición crítica, la estrategia y formas organizativas que se asientan en torno a la demanda de un sistema de cuidados de carácter público y comunitario.

El contexto de crisis se caracteriza por la incapacidad de acumulación de ganancia, fundamento que rige todos los ámbitos y, por ende, mayor dificultad de mantener la posición de clase de la burguesía. El tope que supone la crisis capitalista respecto al aumento del beneficio económico y su acumulación, exige la reestructuración interna del mismo sistema. Lo que implica reformas y ajustes que posibiliten abrir un nuevo ciclo de acumulación, o lo que venimos llamando como una ofensiva económica y política por parte de la burguesía contra la clase trabajadora. Quienes tienen la capacidad de decisión sobre el proceso productivo global son los que promueven estas medidas mediante diversas instituciones, que devalúan como hemos mencionado a la clase trabajadora y, así, generalizan la condición proletaria como existencia de vida dentro de la misma.

En materia de trabajo doméstico y de cuidados, este proceso pone de relieve dos cuestiones: la primera, la tendencia declinante de las condiciones de trabajo del sector, mayoritariamente femenino y de la calidad de los mismos servicios, y la segunda, tiene que ver con la gradual privatización de los servicios de cuidados y limpieza por parte de las empresas privadas, dependiente, en última instancia, de la inversión económica de las instituciones públicas. Y es importante señalar la colaboración de las instituciones en esto, ya que cumplen una función esencial: subcontratan a esas empresas, establecen las condiciones de trabajo, y refuerzan su privatización.

Esta situación, incapaz de satisfacer las mejoras salariales y garantizar el acceso y la calidad de los servicios, genera una creciente preocupación social, por el deterioro de aquellos servicios que han resultado primordiales para la reproducción de la clase trabajadora. Esta impotencia se traduce en ciertos sectores de la izquierda en una propuesta programática para la cuestión del trabajo doméstico y de cuidados. Indiferentemente de la forma organizativa que adopten, abogan por el reconocimiento y garantía de los cuidados como motor transformador de la decadencia social, y se vertebra mediante tres ejes: el derecho a recibir cuidados, del derecho a cuidar en condiciones de igualdad y el derecho a trabajar en condiciones dignas. Con ello procuran la construcción de una nueva cultura de cuidados, a saber, bajo un cambio sustancial en la organización de la vida, que traería consigo la gradual transformación hacia una sociedad más justa y decente. El derecho colectivo al cuidado se convierte en la consigna estratégica y su fundamento en una simbiosis entre el Estado y la comunidad, que se da siempre bajo las coordenadas del capital y que es, en definitiva, la que dicta la cualidad de toda relación social.

La reestructuración del cuidado, desde un punto de vista comunitario, implica la participación de diferentes agentes en el proceso, entre los cuales existiría una relación de cooperación. Instituciones que recurren al refuerzo de las prestaciones públicas, cooperativas que trabajan en aras de una economía social transformadora que se comprometerían a mantener contratos sociales y condiciones laborales justas, y colectivos sociales que serían la base social de todo este engranaje. Todos ellos promulgan, en mayor o menor medida, una respuesta desde abajo a la crisis de los cuidados, demandando la ampliación de derechos al Estado, lo que viene a ser profundizar en políticas públicas y complementar aquellas mediante redes locales voluntarias, basadas en la solidaridad.

Este planteamiento presenta al Estado como agente neutral, con capacidad de decisión sobre la economía y la financiación. El problema, por lo tanto, no reside en su carácter clasista, sino en una mera cuestión técnica, que podría solventarse con un cambio de voluntad, dicho de otra forma, reforzando algún partido institucional que planteara estas mismas políticas y gestionara su aplicación, las cuales se mantendrían por la presión social de la calle.

Al mismo tiempo, se comprende que de alguna manera el reforzar las políticas públicas necesita de financiación económica que las sustente. Por lo que se plantea una redistribución equitativa de los beneficios, mediante reforma fiscal. Existen así, a su juicio, capitalistas (frente a unos malvados usureros) en los que podemos confiar, y pensar que su bondad los llevará a tomar la decisión de salvaguardar los intereses del proletariado, dejando sus privilegios de lado y, a propósito, negando su existencia de clase. En conclusión, todas las respuestas provenientes de esta concepción terminan siendo, por un lado, reivindicaciones a las instituciones y, por otro, medidas locales de carácter asistencial que terminan complementando las carencias que las administraciones públicas presentan en su labor. Además, en tiempos de crisis, la proyección del deseo formal encuentra mayores límites en la falta de aplicabilidad, ya que mantener los beneficios de la clase poseedora exige recortar las inversiones de la reproducción social del mismo sistema y, en concreto, de la clase trabajadora: sanidad, educación, servicios de cuidados...

La retórica discursiva, además, la completan con la creación de redes comunitarias de cuidados, por ejemplo, las vecinales o las de los pueblos. Apuestan por la construcción desde los márgenes como forma de resistencia, que en última instancia plantea crear pequeños oasis de no-capitalismo. La revolución, la socialización de los medios de producción (también de los cuidados), queda olvidada en favor de una estrategia de "los comunes" que serían actividades autoorganizadas de construcción de lo común, pensando fuera del capital. Es decir: no apunta a las causas y, por lo tanto, se limitan a ser experiencias concretas y parciales. No suponen la construcción de un sujeto capaz de confrontar el poder del capital, y en consecuencia, desarrollar un proceso emancipatorio para toda la humanidad.

Las propuestas que se sitúan en la posibilidad de cambio dentro del capitalismo, vinculan los intereses inmediatos con reivindicaciones formales. La acción política y la posibilidad de lucha quedan así relegadas a los límites del Estado, de lo que permite y lo que no. Esto borra cualquier indicio de respuesta organizada que identifique la necesidad y voluntad de revertir la situación, bajo los parámetros de la independencia de clase. A tal efecto, la reforma deja de ser un espacio de educación política para aumentar nuestras capacidades, y se convierte en un medio para mantener las condiciones existentes: misma miseria y subordinación del proletariado.

Toda la actividad política que se enmarca dentro de esta lógica, aunque genere un marco de comprensión a priori de rechazo o alternativo, carece de una hoja de ruta revolucionaria, puesto que no llegan a asumir las implicaciones prácticas de su análisis. En última instancia, el trabajo que realizan estas expresiones políticas es capitalizado por partidos políticos profesionales y su ala izquierda, que no tienen mayor objetivo que el de sostener su posición en la gestión del capital mediante el acaparamiento de votos.

La cuestión del trabajo doméstico y de cuidados exige adoptar un enfoque integral, que encauce la lucha política bajo unos conceptos estratégicos claros. Entendemos que su solución implica, por un lado, terminar con la división sexual del trabajo, que requiere a la vez acabar con la división social del trabajo, basada en el beneficio económico. Y, por otro lado, implica la socialización universal del trabajo doméstico, a diferencia de las propuestas de estatalización o publicación de los servicios, que seguirían estando subsumidos a la dinámica del capital, y, por consiguiente, no van a garantizar una atención de calidad y gratuita para todas las personas, ya que, como se ha mencionado, eso implicaría dejar su privilegio de clase de lado, por el bienestar general.

Esas líneas estratégicas son fundamentales para garantizar unas condiciones de vida y de trabajo de calidad e iguales para todas las personas, terminando con la jerarquía de los procesos de trabajo en función de la cualificación y garantizando el mismo reconocimiento social para todos ellos. También son premisa para asegurar en términos reales el derecho a ser cuidados y a cuidar, de manera digna y humana, con garantías tanto en las condiciones de las personas que lleven estos procesos acabo, como en las condiciones de las que las reciban. Y terminar así, con la carga que muchísimas mujeres proletarias llevan encima, por los trabajos que realizan en su familia y en otras familias en las que las mujeres de clase media han podido liberarse de esas funciones. De igual modo, permitiría proteger los servicios necesarios para tener una vida de calidad de todas las familias proletarias, las cuales a día de hoy no pueden hacerlo en muchos casos por la incapacidad de realizarlos por falta de medios, tiempo y fuerza.

El estudio crítico de las experiencias anteriores en materia de cuidados, puede servir como punto de partida para concretar posibles iniciativas e instituciones al servicio de la construcción del socialismo. Casas cuna, jardines de infancia, comedores, lavanderías y organizaciones deportivas o de tiempo libre son ejemplos de diferentes procesos socialistas en la historia, que dieron un primer empujón a la socialización de estos trabajos y facilitaron la integración de la mujer trabajadora como agente político en el trabajo militante. Sin embargo, es importante enmarcar la lucha política desde la actualidad. La organización y la lucha socialista no cristalizan simplemente la indignación social como denuncia, sino que articulan la potencia del proletariado en su conjunto para plantear una solución.

Para este fin, es necesario plantear procesos de lucha en este ámbito también. Deben ser luchas y experiencias que permitan garantizar la supervivencia del proletariado en las mejores condiciones para desarrollar la lucha política y deben servir de experimentación de un poder socialista, siempre y cuando sean complementarias al proceso de desmontaje del capitalismo. Por eso, todo este planteamiento tiene que traer consigo una activación política de la mujer trabajadora y, a su vez, un avance en la construcción de un poder independiente, a favor de una sociedad que garantice el bienestar de todas y todos.

 

 

 

Huelga Feminista General 30N. Buscando la forma de cuidarnos

Artículo de opinión, Laura Fontalba

https://www.ecuadoretxea.org/huelga-feminista-general-30n-buscando-la-forma-de-cuidarnos/

La Huelga Feminista General de Cuidados, cada vez más próxima, ha despertado dos posicionamientos muy marcados las últimas semanas. Mientras que la Coordinadora Feminista de Euskal Herria Bizitzak Erdigunean defiende la huelga como un paso hacia la concienciación y la reivindicación de un sistema público de cuidados, colectivos de mujeres racializadas, migradas y gitanas han abierto un debate.

Todas ellas comparten el discurso del derecho colectivo al cuidado, denuncian que este no puede convertirse en un negocio y exigen la visibilización y el reconocimiento de su labor, entre muchos otros aspectos. Sin embargo, no todas se sienten adheridas a esta movilización. Si algo está claro es que el problema no está en las causas que promueven la huelga, sino en cómo algunas mujeres carecen del derecho a hacerla.

La Coordinadora Feminista de Euskal Herria Bizitzak Erdigunean lanzó esta Huelga Feminista con muy buen propósito: dejar claro que el cuidado es un derecho básico y debe ser universal, público y de calidad, garantizado para todas las personas. Para ello, saben que será primordial «reorganizar» el mundo laboral, mejorando las condiciones laborales para que se den sueldos y horarios que permitan vivir con dignidad, así como nuevos permisos, servicios e infraestructuras públicas que permitan mejorar la calidad asistencial de los cuidados y la vida de las cuidadoras.

Además, mediante la huelga, pretenden visibilizar la labor de aquellas mujeres que, durante toda su vida, se han dedicado a los cuidados y han llegado a la vejez «agotadas», «empobrecidas» y sin el reconocimiento que merecían. En la misma línea, han recordado la labor de aquellas cuidadoras que ven su derecho a huelga vulnerado, al trabajar con servicios mínimos o no poder dejar de cuidar a quienes cuidan. «Esta huelga también va de denunciar que no todas tenemos reconocido el derecho a huelga y visibilizar que no todas podemos parar», explicaba en uno de sus escritos la coordinadora. Aunque parece que, para muchas mujeres, este gesto no es suficiente.

Tal vez recordéis cómo el 8 de marzo de 2018, se acordó vestir los balcones con delantales para visibilizar a aquellas mujeres que no podían ir a la huelga. Fue una forma de reivindicar el trabajo no remunerado, pero también de visibilizar a aquellas mujeres, en su mayoría racializadas, que se ven envueltas en una situación irregular o carecen de otras condiciones necesarias para ver garantizado su derecho a la huelga. Cinco años después, la situación sigue siendo la misma. «¿Otra vez vamos a colgar los delantales en los balcones o golpear las cazuelas como en el año 2018?», se preguntan las mujeres racializadas, migradas y gitanas.

A pesar de estar de acuerdo con las reivindicaciones, las trabajadoras racializadas, migradas y gitanas se han mostrado cansadas de sentirse excluidas. En uno de sus escritos relataban cómo el 95% de las cuidadoras en régimen de interna son mujeres migrantes racializadas y cómo una importante parte de mujeres racializadas, migradas y gitanas e, incluso, autóctonas blancas, ven vulnerado su derecho a la huelga por estar trabajando en sectores desregulados o sin protección sindical. «¿Hacer la huelga es la herramienta más adecuada?», se preguntaban.

Parece ser que, vistas ambas posturas, el bien intencionado actuar de la coordinadora no es suficiente para aquellas mujeres que, dada su situación, carecen de este derecho. Y es normal si entendemos que las mujeres racializadas, migradas y gitanas se ven excluidas de la mayoría de decisiones políticas y sociales, porque, conscientes o no, habitualmente se priorizan planteamientos que no alcanzan a plasmar su realidad. «Queremos visibilizarnos como agentes políticas de cambio frente a un sistema de cuidados en el que las lógicas racistas y coloniales son tan centrales como las de género», reivindicaban estas mujeres, que viven la huelga como una acción simbólica de un único día y no como una estrategia clave contra el racismo.

Todo este desacuerdo ha desembocado en dos «bandos», mujeres que defienden la huelga y mujeres que han decidido deshaderirse de esta. ¿Pero es este el objetivo? No se comparten las formas, pero sí los motivos; por lo tanto, no hay razón para dejar de lado aquello que se defiende, sino, tal vez, esta situación sea un buen desencadenante para repensar, juntas, cómo nos defendemos.

No me cabe duda de que la Huelga Feminista General de Cuidados será un éxito, pues es mucha la acogida que hasta ahora está recibiendo. Sin embargo, «cuidar» también implica empatizar con aquellas personas que no se sienten representadas, así que, hagamos de esto un aprendizaje. «Toca escucharnos», advertían las mujeres racializadas, migradas y gitanas; y yo estoy de acuerdo. Es hora de repensar y repensarnos.

 

 

 

Zaintzaren iraultza

Mati Iturralde

 2023ko irailaren 10a

https://www.argia.eus/argia-astekaria/2837/zaintzaren-iraultza

Iraultza txikien akanpadan parte hartu nuen uztailean, zaintzari buruzko hausnarketa egiteko. Mahaiaren inguruan bost emakume eseri ginen: Arabako etxe- eta zainketa-langileen elkarteko Laura eta Shirley; Denon bizitzak erdigunean taldeko Paula eta Ainhoa; eta Kukuso taldeko partaide, ni neu.

Askotan gertatzen den bezala, Shirleyk eta Laurak beste partaide guztiak “lurra zapaltzera” behartu gintuzten, beren errealitatearen argazki gordina erakutsi zigutenean. Oso aldarrikapen zehatzak egin zituzten: barneko langile gisako lan domestikoaren abolizioa; lan baldintzen arautzea; eta Segurantza Sozialaren erregimen orokorrean sartzea, beste langileak bezala. Hau da, esan ziguten esplotaziotik ateratzeko oinarrizko eskubideak ezinbesteko bermeak direla.

Sistema kapitalista bera bezalaxe, gure jendartean zaintzaren garapena ere krisian dago; eta feminismoa hausnarketa ugari egiten ari da krisialditik ateratzeko, baina ez da erraza. Gure jendartearen antolakuntzak paradoxa sortu du: emakume batzuek ez dute zaintzaren lana asumitzen, patriarkatuak inposatu duelako; baina, aldi berean, kate zitalaren hurrengo mailan beste emakume batzuk daude, pobreagoak eta arrazializatuak, eta beraiek behartuta daude zaintzaren lana egitera baldintza prekarioetan eta esplotazio egoeran.

Erdibideko irtenbidea bilatu nahian, mugimendu feministak proposatzen du zaintzaren lanak zerbitzu publikoek bere gain hartu beharko lituzketela. Oinarrizko bi kontraesan ikusten ditut: lehenengoa, eremu publikora ekarrita ere, sistema ekonomikoa aldatu ezean, zaintza lanak emakumeen eskuetan jarraituko du; eta bigarrena, komunitatearen erantzukizuna eta gai horren inguruan dagoen “zor soziala” desagertu egiten dira.

Bi kontraesan horietan agian beste arazo sakon bat ager daiteke: hazkunde kontrolatua zaintza eremuan ere aplikatu beharra. Hau da, beharbada utzi behar diogu pentsatzeari zaharren, mendekotasuna dutenen eta umeen zaintza komunitate gisa ez zaigula egokitzen. Agian orain arte askok daukagun bizimodua, etengabeko kontsumoan murgildutakoa, aldatu beharko litzateke, eta denbora eta baliabide gehiago gure ondokoen zaintzan inbertitu.

Hauteskunde kanpainaren ondoren argi geratu da, nire ustez, alderdi politikoek ez dutela halako eztabaidan sartu nahi, eta, beraz, sindikatuek eta mugimendu feministak beren gain hartu beharko dutela. Datorren greba feminista, horren adibide.

Alternatibak landu behar ditugu eta, nire iritziz, argi geratu behar da sistema kapitalistan zaintzea eta bizitzea bateraezinak direla. Horregatik ezinbestekoa da zaintzaren iraultza.

https://www.argia.eus/argia-astekaria/2837/zaintzaren-iraultza

 

 

 

Proposamen bat zaintza eredua aldatzen hasteko

Malen Aldalur Azpillaga

https://www.argia.eus/argia-astekaria/2845/proposamen-bat-zaintza-eredua-aldatzen-hasteko

 

Giza eskubideak, justizia soziala, berdintasuna, lan eskubideen bermea eta perspektiba intersekzionala, horiexek hartu dituzte ardatz Carla Montenegrok eta bere kideek etxez etxeko zerbitzua eskaintzeko Urola Kostan sortu duten irabazi asmorik gabeko elkartean. Zaintza lanetan esperientzia handia duten sei emakumek ekin diote egitasmoari. Nork bere bizi eta lan esperientzia ditu, baina denek daramatzate hamar urtetik gora zaintzaile profesional. Montenegro, esaterako, 2010ean iritsi zen Euskal Herrira, eta hamalau urte daramatza Zumaian bizitzen: “Beti izan dugu buruan lan-baldintzak duintzeko zerbait sortzea, gure bizi kalitatea hobetze aldera”. Bada, azkenean, asmoak egi bihurtu dituzte, eta ideia zaparrada baten ondotik, Bizitza Zaintzeko izena jarri diote elkarteari. Izenaren muinean oinarrizko ideia bat dagoela azaldu du Montenegrok: “Antzinako garaietatik zaintzea da gizaki egiten gaituena, eta balio hori azalerazi nahi genuen”.

Dena den, egitasmo gehienetan gertatzen den gisara, ideia sortzetik ekitera denbora igarotzen da, eta kasu honetan ere horrela izan da. 2019an, proiektua martxan jartzekotan zirenean, gainera etorri zitzaien COVID-19aren pandemia. Horrek lehentasunak aldatzea ekarri zien, eta ondorioz, egitasmoa gaur arte atzeratzea: “Pandemiak konfinamendu garaitik harago iraun zuen, garai horietan lehentasunak bestelakoak ziren, eta ezin izan genuen proiektua abiarazi”. 
 

Ez dute pisua familien esku soilik utzi nahi. Jakitun dira familiek ezin diotela  24 orduko zaintzak dakarren kostuari aurre egin

Poliki, baina pausoak zein norabidetan eman ondo pentsatuta ekin diote ibilbide berriari. Euskal Herrian zaintza-lanen eraldaketa beharrezkoa dela diote, eta teoriatik praktikara salto egiteko ausardia izan dute. Horregatik, ekonomia sozial eraldatzailean kokatu dute ekimena, zaintzaren eraldaketa tokitik eta komunitatean egin nahi dutelako: “Apustua egin nahi dugu gure lankide bakoitzak bere komunitatea zaindu dezan, bere ingurua”. Zumaian, Azkoitian, Azpeitian, Zestoan, Getarian eta Zarautzen hasiko dira martxan, bailara horretakoak baitira elkarteko kideak: “Horrela, herritarrekin harremanak eraikitzeko eta komunitatearen parte izateko aukera gehiago izango dugu”. 

Lan-baldintzak duintzeko

Argi dute elkarteko kideek: “Honek ezin du horrela jarraitu”. Euskal Herriko zaintza-lanen antolaketa “onartezina” dela diote: “Ezin dira zaintza-lanak emakumeen bizkar soilik geratu”. Izan ere, gero eta zaharragoa den gizartean erronka da zaintza-sistema jasangarri bat nola eraiki asmatzea, eta une honetan daukagun ereduak “zaintzaileen eskubideen urraketan eta prekaritatean sakontzen du”. Gaur egungo zaintza-sistemak ez die dauzkagun zailtasunei behar bezala erantzuten, eta uste dute, besteak beste, horregatik behar dituela gizarteak etxeko langile egoiliarrak: “Erraza eta merkea zaielako familiei horrela zaintzea”. Dena den, ez dute pisua familien esku soilik utzi nahi, izan ere, jakitun dira gaur egun familiek ezin diotela aurre egin 24 orduko zaintza beharrak asetzeak dakarren kostuari, eta hori ere agerian uzten du elkarteak, erakundeak zuzenean interpelatuz: “Bi edo hiru lagunek egin beharko luketen lana bakarraren esku geratzen da”.

Elkarteak ez du etxeko langile egoiliar gisa (aste osoan eta egun osoz arituko dena) zaintzaile bat izateko aukerarik eskainiko, argi izan dute hori hasieratik. Elkarteko kideak aritu izan dira egoiliar gisa lanean, Montenegrok, esaterako, Euskal Herrian daramatzan hamalau urteetatik erdiak pasa ditu hala. Aipatu du ez dela batere erraza egoera horretatik irtetea eta beste lan bat eta bizitoki bat aurkitzea: “Etxeko langile egoiliar gisa lanean, ez da bizitzeko tarterik geratzen”. Horregatik, halako zaintza beharrak dituzten familiei beste aukera batzuk eskaintzen ahaleginduko dira, zerbitzua euren neurrira egokitzeko: “Bi lagunen artean zerbitzua osatzeko aukera eskainiko diegu, eta noski, komunitatearen parte-hartzea ere beharko dugu”.

Zaindu egin nahi dute, eta horretan lan egin; baina zaintzak komunitatearen ardura bezala ere ulertzen dituzte: “Guk zerbitzu profesionala eskainiko dugu behar den orduetan, baina ondoren komunitate bat ere egon beharko da zaintzeko”. Langile profesionalak dira, formakuntza eta esperientziarekin, eta lan-kontratuak ere hori islatu behar du: “Ez dugu gutxieneko soldata edo etxeko langileen hitzarmena izango, zaintzako langile profesionalak gara eta merezi bezalako lan-baldintzak izan nahi ditugu”.

Kontzientziak piztea helburu

Orain, zabalpena egiten eta zaintzaile eta familia berrien bila dabiltza: “Poliki ari gara, baina sendo. Ez dugu 200 pertsonako enpresa bat sortu nahi, pixkanaka eta prozesua eta pertsonak zainduz egin nahi dugu aurrera”. Gainera, elkarteko kideak lanean dabiltza, eta beraz, oraingo familiekin lanketa eta aldaketa egiten ari dira: “Ez dugu arrakasta handiegia ere izan nahi, guk nahi duguna da gure kide guztien lan-kontratuak eta aldaketak modu egokian egin ahal izatea”. Kontzientzietan ere eragin nahi dute, gizarteak egiten duten lana ikusi eta balioan jar dezan: “Jendeak gaia problematizatzea nahi dugu, nola kontratatzen duen jakitea, gaiaz hitz egitea”. Aldaketa behar da zaintza-lanak ulertzeko moduan, eta jendartearen “pentsaeran” eragin nahi dute.

Etxez etxeko zaintza lanetan aritzeko zerbitzua eskaintzeaz gain, pedagogia egitea ere bada elkartearen helburua: “Zaintza eraldatu nahi badugu, nonbaitetik hasi behar dugu”. Kasualitatea izan da elkartea zaintza publiko eta komunitarioa aldarrikatuko duen azaroaren 30eko Greba Feminista Orokorraren atarian abiatu izana, baina aldarriekin ezin hobeto egiten du bat: “Ezin da zaintza erdigunean jarri, zaintzan gabiltzan langileoz hitz egin gabe”. Orain, gizarteari eta erakundeei ardurak hartzea dagokiela uste dute: “Batzuetan pentsatzen dugu ez daudela gauzak beste modu batera egiteko modurik, baina badaude alternatibak eta gehiago ere sortuko dira”. Izan ere, Bizitza Zaintzeko elkartea ez da zaintza-enpresa handien alternatiba izateko sortu den Euskal Herriko adibide bakarra. Hernanin (Gipuzkoa), Maitelan kooperatiba sortu zuten hainbat emakumek duela hiru urte. “Maitelanek ere alternatiba bat eskaintzen du, baina sortzeko modua eta bideak ezberdinak izan dira”, azaldu dute. Espero dute hemendik aurrera gehiago ere izango direla bidea urratzeko pausoa emango dutenak, “ezinbestekoa” baita bizitzen ari garen “zaintza-krisiari” irtenbidea aurkitzeko. 

 

Nola eraman praktikara

Irailaren 14an aurkeztu zuten elkartea Zumaiako Emakumeen* Etxean, eta leku gehiagotan aurkeztea ere gustatuko litzaieke. Momentuz, ez daukate egoitza fisikorik, baina webgunearen bitartez jaso daiteke informazio guztia, eta elkartea kontratatzeko interesa dutenek ere bertara idatzi behar dute: www.bizitzazainzeko.org. Behin webgunearen bitartez eskaera eginda, elkarrizketa bat egiteko hitzordua zehaztuko da, eta elkarteko langilea zaindu behar den pertsonaren bizitokira joango da, lekua ezagutu eta beharren inguruan hitz egitera. Izan ere, azpimarratu dute garrantzitsua dela lantokia ikusi, eta beharrak aurrez ondo aztertzea, aldaketa eta baliabideak zehazteko:  “Ez da gauza bera etxea egokituta egotea, esaterako, gurpildun aulkian ibiltzeko, edo pertsona altxatzen ibili behar izatea”. 

Kalitatezko zerbitzua, horixe da lehenetsi nahi dutena. Horregatik, beste enpresa batzuek denbora gutxiagoko zerbitzuak eskaintzen dituzten arren, Bizitzak Zaintzeko elkarteak, gutxienez, ordubeteko zerbitzuak eskainiko ditu: “Pertsona bat ohetik altxatu, garbitu, gosaria eman eta sukaldea eta komuna jasotzeko, gutxienez, ordubete behar duzu”. Hortik beherako denborek arreta nahikoa emateko ez dutela aukerarik eskaintzen uste dute. Pertsonek denbora, gertutasuna eta norbere erritmoak errespetatzea behar dutela argi dute, eta hori da, hain zuen ere, eskaini nahi dutena: “Bakoitzak merezi eta behar duen arreta eta denbora”.

Profesionala, kalitatezkoa eta jasangarria. 35 orduko lan-asteak osatzea da asmoa, orain arte enpresekin izaten zituztenak baino soldata hobeekin, eta jai egun eta opor gehiagorekin. Momentuz, ez dute zaila ikusten hori lortzea, izan ere, familiek gaur egun ordaintzen duten berbera ordainduko dute, hau da, ez da garestiago izango, soilik ez dela enpresaren irabazirik egongo, eta dirua zuzenean langileentzat izango dela: “Ez gara ez merkeagoak, ez garestiagoak izango, merkatuko prezioak mantenduko ditugu, barne antolaketa da aldatuko dena”. Zaintza-lanen prekaritateari irtenbidea emateko bide praktiko bat urratu dute, eta gizartean puri-purian dagoen arazo bat mahai gainean jarri, eredu desberdin bat proposatuta. Orain, norbanako eta erakundeek hautua egiteko ordua dela irizten diote: “Guk ezin dugu udal bateko etxez etxeko zerbitzu guztia gure gain hartu, baina erakunde publikoek ere hausnartu beharko dute zein eredu ari diren sustatzen eta zein bide edo alternatiba hasi daitezkeen eraikitzen”. 

Bide berriak urratzeak beti sortzen duten poz, ilusio, beldur eta zalantzekin ekin diote ibilbideari. Alternatiba izan, eta beraien lan-baldintzak hobetu nahi dituzte, tokikotik, komunitatean eta ekonomia sozial eraldatzailea ardatz. 

 

 

 

¡Cuidado con los cuidados!

 Texto: Josefina “Txefi” Roco Sanfilippo

Argentina, 1979. De clase trabajadora, feminista desde los márgenes y caminante hacia el antirracismo. Formo parte de la colectiva Trabajadoras No Domesticadas y del sindicato LAB.

23-11-2022

https://www.pikaramagazine.com/2022/11/cuidado-con-los-cuidados/

Desenmarañar los cuidados

La sindemia global ha puesto en evidencia una centralidad de los cuidados que, desde hacía ya tiempo, se alertaba desde los feminismos y la economía feminista.

El sistema, o cruce de sistemas, capitalista-neoliberal, hetero-patriarcal, colonial y racista, ha naturalizado la primacía de un falso ideal de autosuficiencia nominativo de los cuidados como carencia, problema o déficit. La vulnerabilidad y la eco-inter-dependencia, inherentes a la vida, han sido negadas en todas sus formas, evadiéndose su responsabilidad colectiva.

Los cuidados son sin duda uno de los retos que ha abierto este año largo de una de las catástrofes más gordas de la historia reciente. La Covid-19 ha detonado contradicciones y deudas históricas que como sociedad tenemos.

El virus conoce de clases sociales, de privilegios, de sures y de nortes. El acceso a un cuidado adecuado y a tiempo ha sido condición de posibilidad de sobrevivencia a este virus. Y, sin embargo y paradójicamente, no siempre se ha resuelto solo con dinero.

Al calor de la pandemia, las múltiples caras de la mercantilización de los cuidados han salido a la luz. Solo basta con recordar lo sucedido en las residencias privadas para personas mayores o cómo han estado las trabajadoras de hogar y de cuidados, muchas migradas y racializadas, una vez más, sosteniendo a las abuelas y abuelos en unas condiciones extremas de exposición, aislamiento y neo esclavismo.

Lejos de extraer aprendizajes desde la sostenibilidad de la vida para todas las vidas, se ha reafirmado la irresolución congénita del conflicto capital-vida velando por la reconfiguración de la reproducción del capital, conquistando con las viejas lógicas especulativas nuevos nichos de negocio.

Hablan de cuidados, de recuperación, de “normalidad” y hasta de resiliencia; pero, nos dirigen hacia el mismo camino o hacia uno aún peor, más violento, enrevesado, necio y arrogante. Basta ya de tanta desinteligencia colectiva.

Soka-tira por los sentidos

En todos los sitios se habla de cuidados, las derechas hablan de cuidados, los hombres parece que cuidan más, los fondos buitres miran hambrientos a los cuidados. Como ha sucedido otras veces y con más luchas, los cuidados han sido cooptados de manera instrumental. Cuidado con los cuidados.

Definir de qué hablamos cuando hablamos de cuidados implica no solo situar la discusión y politizar sus términos y marcos de actuación, sino también situarnos como parte de este proceso, nombrándolo en su complejidad y en su sencillez. Y explicitando con sinceridad y coherencia a qué y hasta dónde estamos dispuestas cuando de los cuidados como necesidad, responsabilidad y derecho colectivo se trata. Incluso cuando nuestras comodidades y privilegios se ponen en cuestión.

Los cuidados son todo y nada la vez. Muchas cosas son cuidados, pero no todo lo que se ha nombrado como cuidado lo es. Los cuidados son aquellos trabajos, tiempos y esfuerzos que permiten que la vida sea. Implican procesos concretos como alimentar, vestir, regar las plantas, cambiar un pañal o ayudar a hacer la tarea y procesos intangibles que comprenden hacer la lista de la compra mientras estás tele-trabajando, pensar en la ropa que necesita la persona que cuidas mientras la preparas la cena, llamar a una amiga que se está separando u organizar las comidas según lo que haya en la nevera. Suelen ser trabajos que se combinan y cruzan en lo cotidiano, sin que los dimensionemos.

El lugar y posición que se ocupa en la estructura social, tanto de quien los da como de quien los recibe, condiciona cómo cada quien se vincula con los cuidados que, a la vez, son algo relacional y cambiante. Quién, desde dónde, en dónde, cómo y cuándo, son preguntas que nos ayudan a entender este dinamismo.

Los cuidados son un arma de doble filo. Gratis, por amor, por muy poco dinero, porque no queda otra, porque se esperan de mí, por obligación, por libre elección y decisión… en casa, con mis padres y criaturas, en el curro, en el espacio en el que milito, en el barrio, en el patio del colegio, en la cola de supermercado. Implican muchas cosas que tienen múltiples consecuencias y derivas que van más allá de la dependencia inmediata.

Hay muchos tipos de cuidados y cuidados para todos los gustos. Los cuidados son un eje de violencias y desigualdad, en el que opresiones múltiples como la raza, la clase social, la situación de extranjería, la edad, la red y el status social se entrecruzan y retroalimentan. Los cuidados, en este mundo injusto y desigual, están sexuados, racializados, estratificados.

Cuando una vida, un abuelo o un rosal no ha recibido cuidados el descuido es notable. Cuando una persona se ha pasado su vida cuidando, también se ve. En su cuerpo, en su mirada y en los derechos que le han sido arrebatados, en términos de pensiones, por ejemplo. También cuando alguien no ha cuidado nunca, cuando alguien ha sido un perfecto evasor (y el masculino es adrede), eso también se ve. También se ve cuando la infraestructura comunitaria de cuidados no funciona, cuando estos se han llevado al ámbito de lo doméstico y de lo individual y cuando no se han politizado. También se ve cuando el capital corporativo lo ha vuelto una mercancía más, a la que solo tiene acceso quien puede pagar.

Lejos de asumirse como una responsabilidad, una necesidad y un derecho colectivo, se esconden debajo de la alfombra. Ese reconocimiento y esa percepción social opera profundizando desigualdades y violencias históricas.

Los cuidados en clave relacional y multidimensional pueden y deben ser abordados desde diferentes niveles: cercano-personal, entornos de relación inmediata (espacios de parentesco, amistad, militancia, empleo, trabajo…); y en los vínculos y des-vínculos: con las otras, con el entorno, con nosotras mismas, con lo común, con lo político, con lo comunitario, con lo público estatal.

Revolucionar los cuidados es transformarlo todo

Sacudir los cuidados implica sacudirnos. Desenmarañarlos conlleva también detectar cuándo y por quiénes se confunden con privilegios. Y ver también cuando se vuelve algo que se trasfiere pagando, porque es más cómodo, porque evita discusiones con la pareja, porque se tiene el dinero y porque hay alguien (mujer, empobrecida, migrada, racializada) que lo necesita y por su necesidad hace lo que yo no quiero o me da pereza hacer en casa.

Los cuidados que podemos hacer y no hacemos, incluso bajo la bandera de los autocuidados, son privilegios que reproducen lógicas y dinámicas de clasismo, de colonialismo, de machismo. Se trata de servidumbre cuando perpetúo una cadena de feminización y privatización, contratando a otra mujer empobrecida (aunque le haga un contrato y le pague 15 euros la hora). Y reproduzco opresiones cuando los transfiero, perpetuándolos en el marco de lo privado, lo doméstico, lo feminizado, lo mercantilizado y lo monetarizado.

Hacer una genealogía de los cuidados conlleva incorporar en el circuito de la reproducción social y de la sostenibilidad de la vida mucho de lo que hasta ahora no se contemplaba. Mapear los cuidados implica un ejercicio colectivo, todo un paso y una deuda histórica que requiere problematizarla más allá de su reconocimiento monetario. Es detectar cómo han operado, abrir fisuras. Es ensanchar grietas transformadoras apuntar a sacudir su raíz estructural y sus cimientos. Es preguntarnos por la vida que tenemos y por la vida que queremos, y por lo que estamos dispuestas, personal y colectivamente, a hacer para conseguirla.

Hacer una genealogía de los cuidados no solo es visibilizar dónde estos se realizan, por quiénes y en qué condiciones; sino también detectar los vacíos e identificar el profundo calado político y social que tiene y ha tenido todo el conjunto de ausencias y omisiones. Mapear todo esto es resituar y ubicar nuevos marcos de comprensión y gestión colectiva para unas relaciones de cuidados emancipados, que garanticen su acceso como derecho colectivo. Podría ser, por ejemplo, a través del desarrollo de un sistema público comunitario vasco de cuidados con presencia en todas las escalas de la Administración que traduzca su garantía en términos de políticas, presupuestos, infraestructuras de acceso para todas. Y que contemple y responda a las singularidades de las necesidades de vidas y cuerpos diversos.

Todo esto implicaría un salto abismal: reconocer los cuidados como un bien común, como algo que nos hace mejores, como algo que puede disfrutarse. Cartografiar los cuidados es un acto profundamente político. Hacerlo implica cómo mirar, cómo desmontar todo el perverso y podrido engranaje sobre el que se han montado y recrea escenarios futuros emancipadores.

Tanto se habla tanto de cuidados que, a veces, parece que se ha vaciado de contenido el término. Disputando narrativas discursivas y arrebatando derechos sociales y políticas públicas, parecen querer difuminarse adrede desde los lugares de poder hegemónico global. Sospechamos que este miedo que desde ahí se tiene a los cuidados no es algo casual. Su resolución en clave de justicia social radicaría en una de las revoluciones de mayor calado que nunca ha habido. Porque revolucionar los cuidados es transformarlo todo.

 

 

 

Proposamen bat zaintza eredua aldatzen hasteko

Malen Aldalur Azpillaga

https://www.argia.eus/argia-astekaria/2845/proposamen-bat-zaintza-eredua-aldatzen-hasteko

 

Giza eskubideak, justizia soziala, berdintasuna, lan eskubideen bermea eta perspektiba intersekzionala, horiexek hartu dituzte ardatz Carla Montenegrok eta bere kideek etxez etxeko zerbitzua eskaintzeko Urola Kostan sortu duten irabazi asmorik gabeko elkartean. Zaintza lanetan esperientzia handia duten sei emakumek ekin diote egitasmoari. Nork bere bizi eta lan esperientzia ditu, baina denek daramatzate hamar urtetik gora zaintzaile profesional. Montenegro, esaterako, 2010ean iritsi zen Euskal Herrira, eta hamalau urte daramatza Zumaian bizitzen: “Beti izan dugu buruan lan-baldintzak duintzeko zerbait sortzea, gure bizi kalitatea hobetze aldera”. Bada, azkenean, asmoak egi bihurtu dituzte, eta ideia zaparrada baten ondotik, Bizitza Zaintzeko izena jarri diote elkarteari. Izenaren muinean oinarrizko ideia bat dagoela azaldu du Montenegrok: “Antzinako garaietatik zaintzea da gizaki egiten gaituena, eta balio hori azalerazi nahi genuen”.

Dena den, egitasmo gehienetan gertatzen den gisara, ideia sortzetik ekitera denbora igarotzen da, eta kasu honetan ere horrela izan da. 2019an, proiektua martxan jartzekotan zirenean, gainera etorri zitzaien COVID-19aren pandemia. Horrek lehentasunak aldatzea ekarri zien, eta ondorioz, egitasmoa gaur arte atzeratzea: “Pandemiak konfinamendu garaitik harago iraun zuen, garai horietan lehentasunak bestelakoak ziren, eta ezin izan genuen proiektua abiarazi”. 
 

Ez dute pisua familien esku soilik utzi nahi. Jakitun dira familiek ezin diotela  24 orduko zaintzak dakarren kostuari aurre egin

Poliki, baina pausoak zein norabidetan eman ondo pentsatuta ekin diote ibilbide berriari. Euskal Herrian zaintza-lanen eraldaketa beharrezkoa dela diote, eta teoriatik praktikara salto egiteko ausardia izan dute. Horregatik, ekonomia sozial eraldatzailean kokatu dute ekimena, zaintzaren eraldaketa tokitik eta komunitatean egin nahi dutelako: “Apustua egin nahi dugu gure lankide bakoitzak bere komunitatea zaindu dezan, bere ingurua”. Zumaian, Azkoitian, Azpeitian, Zestoan, Getarian eta Zarautzen hasiko dira martxan, bailara horretakoak baitira elkarteko kideak: “Horrela, herritarrekin harremanak eraikitzeko eta komunitatearen parte izateko aukera gehiago izango dugu”. 

Lan-baldintzak duintzeko

Argi dute elkarteko kideek: “Honek ezin du horrela jarraitu”. Euskal Herriko zaintza-lanen antolaketa “onartezina” dela diote: “Ezin dira zaintza-lanak emakumeen bizkar soilik geratu”. Izan ere, gero eta zaharragoa den gizartean erronka da zaintza-sistema jasangarri bat nola eraiki asmatzea, eta une honetan daukagun ereduak “zaintzaileen eskubideen urraketan eta prekaritatean sakontzen du”. Gaur egungo zaintza-sistemak ez die dauzkagun zailtasunei behar bezala erantzuten, eta uste dute, besteak beste, horregatik behar dituela gizarteak etxeko langile egoiliarrak: “Erraza eta merkea zaielako familiei horrela zaintzea”. Dena den, ez dute pisua familien esku soilik utzi nahi, izan ere, jakitun dira gaur egun familiek ezin diotela aurre egin 24 orduko zaintza beharrak asetzeak dakarren kostuari, eta hori ere agerian uzten du elkarteak, erakundeak zuzenean interpelatuz: “Bi edo hiru lagunek egin beharko luketen lana bakarraren esku geratzen da”.

Elkarteak ez du etxeko langile egoiliar gisa (aste osoan eta egun osoz arituko dena) zaintzaile bat izateko aukerarik eskainiko, argi izan dute hori hasieratik. Elkarteko kideak aritu izan dira egoiliar gisa lanean, Montenegrok, esaterako, Euskal Herrian daramatzan hamalau urteetatik erdiak pasa ditu hala. Aipatu du ez dela batere erraza egoera horretatik irtetea eta beste lan bat eta bizitoki bat aurkitzea: “Etxeko langile egoiliar gisa lanean, ez da bizitzeko tarterik geratzen”. Horregatik, halako zaintza beharrak dituzten familiei beste aukera batzuk eskaintzen ahaleginduko dira, zerbitzua euren neurrira egokitzeko: “Bi lagunen artean zerbitzua osatzeko aukera eskainiko diegu, eta noski, komunitatearen parte-hartzea ere beharko dugu”.

Zaindu egin nahi dute, eta horretan lan egin; baina zaintzak komunitatearen ardura bezala ere ulertzen dituzte: “Guk zerbitzu profesionala eskainiko dugu behar den orduetan, baina ondoren komunitate bat ere egon beharko da zaintzeko”. Langile profesionalak dira, formakuntza eta esperientziarekin, eta lan-kontratuak ere hori islatu behar du: “Ez dugu gutxieneko soldata edo etxeko langileen hitzarmena izango, zaintzako langile profesionalak gara eta merezi bezalako lan-baldintzak izan nahi ditugu”.

Kontzientziak piztea helburu

Orain, zabalpena egiten eta zaintzaile eta familia berrien bila dabiltza: “Poliki ari gara, baina sendo. Ez dugu 200 pertsonako enpresa bat sortu nahi, pixkanaka eta prozesua eta pertsonak zainduz egin nahi dugu aurrera”. Gainera, elkarteko kideak lanean dabiltza, eta beraz, oraingo familiekin lanketa eta aldaketa egiten ari dira: “Ez dugu arrakasta handiegia ere izan nahi, guk nahi duguna da gure kide guztien lan-kontratuak eta aldaketak modu egokian egin ahal izatea”. Kontzientzietan ere eragin nahi dute, gizarteak egiten duten lana ikusi eta balioan jar dezan: “Jendeak gaia problematizatzea nahi dugu, nola kontratatzen duen jakitea, gaiaz hitz egitea”. Aldaketa behar da zaintza-lanak ulertzeko moduan, eta jendartearen “pentsaeran” eragin nahi dute.

Etxez etxeko zaintza lanetan aritzeko zerbitzua eskaintzeaz gain, pedagogia egitea ere bada elkartearen helburua: “Zaintza eraldatu nahi badugu, nonbaitetik hasi behar dugu”. Kasualitatea izan da elkartea zaintza publiko eta komunitarioa aldarrikatuko duen azaroaren 30eko Greba Feminista Orokorraren atarian abiatu izana, baina aldarriekin ezin hobeto egiten du bat: “Ezin da zaintza erdigunean jarri, zaintzan gabiltzan langileoz hitz egin gabe”. Orain, gizarteari eta erakundeei ardurak hartzea dagokiela uste dute: “Batzuetan pentsatzen dugu ez daudela gauzak beste modu batera egiteko modurik, baina badaude alternatibak eta gehiago ere sortuko dira”. Izan ere, Bizitza Zaintzeko elkartea ez da zaintza-enpresa handien alternatiba izateko sortu den Euskal Herriko adibide bakarra. Hernanin (Gipuzkoa), Maitelan kooperatiba sortu zuten hainbat emakumek duela hiru urte. “Maitelanek ere alternatiba bat eskaintzen du, baina sortzeko modua eta bideak ezberdinak izan dira”, azaldu dute. Espero dute hemendik aurrera gehiago ere izango direla bidea urratzeko pausoa emango dutenak, “ezinbestekoa” baita bizitzen ari garen “zaintza-krisiari” irtenbidea aurkitzeko. 

 

Nola eraman praktikara

Irailaren 14an aurkeztu zuten elkartea Zumaiako Emakumeen* Etxean, eta leku gehiagotan aurkeztea ere gustatuko litzaieke. Momentuz, ez daukate egoitza fisikorik, baina webgunearen bitartez jaso daiteke informazio guztia, eta elkartea kontratatzeko interesa dutenek ere bertara idatzi behar dute: www.bizitzazainzeko.org. Behin webgunearen bitartez eskaera eginda, elkarrizketa bat egiteko hitzordua zehaztuko da, eta elkarteko langilea zaindu behar den pertsonaren bizitokira joango da, lekua ezagutu eta beharren inguruan hitz egitera. Izan ere, azpimarratu dute garrantzitsua dela lantokia ikusi, eta beharrak aurrez ondo aztertzea, aldaketa eta baliabideak zehazteko:  “Ez da gauza bera etxea egokituta egotea, esaterako, gurpildun aulkian ibiltzeko, edo pertsona altxatzen ibili behar izatea”. 

Kalitatezko zerbitzua, horixe da lehenetsi nahi dutena. Horregatik, beste enpresa batzuek denbora gutxiagoko zerbitzuak eskaintzen dituzten arren, Bizitzak Zaintzeko elkarteak, gutxienez, ordubeteko zerbitzuak eskainiko ditu: “Pertsona bat ohetik altxatu, garbitu, gosaria eman eta sukaldea eta komuna jasotzeko, gutxienez, ordubete behar duzu”. Hortik beherako denborek arreta nahikoa emateko ez dutela aukerarik eskaintzen uste dute. Pertsonek denbora, gertutasuna eta norbere erritmoak errespetatzea behar dutela argi dute, eta hori da, hain zuen ere, eskaini nahi dutena: “Bakoitzak merezi eta behar duen arreta eta denbora”.

Profesionala, kalitatezkoa eta jasangarria. 35 orduko lan-asteak osatzea da asmoa, orain arte enpresekin izaten zituztenak baino soldata hobeekin, eta jai egun eta opor gehiagorekin. Momentuz, ez dute zaila ikusten hori lortzea, izan ere, familiek gaur egun ordaintzen duten berbera ordainduko dute, hau da, ez da garestiago izango, soilik ez dela enpresaren irabazirik egongo, eta dirua zuzenean langileentzat izango dela: “Ez gara ez merkeagoak, ez garestiagoak izango, merkatuko prezioak mantenduko ditugu, barne antolaketa da aldatuko dena”. Zaintza-lanen prekaritateari irtenbidea emateko bide praktiko bat urratu dute, eta gizartean puri-purian dagoen arazo bat mahai gainean jarri, eredu desberdin bat proposatuta. Orain, norbanako eta erakundeek hautua egiteko ordua dela irizten diote: “Guk ezin dugu udal bateko etxez etxeko zerbitzu guztia gure gain hartu, baina erakunde publikoek ere hausnartu beharko dute zein eredu ari diren sustatzen eta zein bide edo alternatiba hasi daitezkeen eraikitzen”. 

Bide berriak urratzeak beti sortzen duten poz, ilusio, beldur eta zalantzekin ekin diote ibilbideari. Alternatiba izan, eta beraien lan-baldintzak hobetu nahi dituzte, tokikotik, komunitatean eta ekonomia sozial eraldatzailea ardatz. 

 

 

 

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