(Imagen tomada de: https://www.kurdistanamericalatina.org/repercusiones-positivas-sobre-el-nuevo-contrato-social-del-norte-y-el-este-de-siria/)
Existe una visión común de lo que significa y parece ser la revolución, que la plantea como un momento en el que todos los males del mundo son finalmente derrotados. Es muy probable que esa imagen sea el resultado de relatos simplificados y de una manipulación intencionada de la verdad diseñada para hacer que la gente abandone su lucha por la libertad en el momento en que aparece el primer inconveniente. En realidad, según todos los relatos de la experiencia pasada y presente, la revolución no se limita a un solo momento ni es la victoria final de todo lo bueno. Más bien, es la lucha interminable a través de la cual las contradicciones subyacentes en la sociedad salen a la superficie y se enfrentan continuamente, desatando simultáneamente lo mejor y lo peor de la humanidad. Es a la vez aterradora y hermosa, y no encaja fácilmente en narrativas simples.
Tal es la realidad de la “Revolución de Rojava”, que comenzó hace exactamente doce años en la región siria ocupada del Kurdistán occidental, y que hoy se ha extendido a la mayor parte del norte y este de Siria. En este tiempo, uno de los temas que ha suscitado más curiosidad e incomprensión sobre la revolución es el de su Contrato Social. Escrito en 2013 y adoptado simultáneamente a principios de 2014 en las tres regiones de Rojava que habían sido liberadas en ese momento, representó la consolidación de la autonomía de las regiones respecto del Estado sirio, así como la cristalización de los logros de la revolución. Por esta razón, su continua evolución, habiendo sido actualizado dos veces desde entonces, refleja la forma en que la revolución se ha desarrollado a lo largo del tiempo. Al observar el Contrato Social podemos aprender sobre las realidades y contradicciones inherentes a cualquier proceso revolucionario, así como el enfoque único que el Movimiento de Liberación Kurdo ha adoptado para enfrentarlas.
Lo hemos dicho bastantes veces, es cuando menos paradójico que la inmensa mayoría de las actuales apuestas revolucionarias que se plantean en el Norte Global se esfuercen de forma machacona por tomar como referencia procesos revolucionarios antiguos, que a lo largo de la historia acumulan un amplio abanico de fracasos o derrotas y, sin embargo, parecen hacer caso omiso a las dos principales revoluciones que en la actualidad están demostrando con los hechos, muy por encima de solo teorías, la viabilidad de sus experiencias para acabar con el modelo capitalista en todas sus vertientes. Hablamos, claro está, de la revolución zapatista y de la revolución en Rojava. Nosotras seguimos aprendiendo a borbotones de esas experiencias que, además, en situaciones muy complicadas (afrontando guerras, represiones y todo los tipos de estrategias contrarrevolucionarias que el capitalismo utiliza en su Cuarta Guerra Mundial contra las/les/los de abajo) continúan ensanchando sus realidades, enriqueciendo sus debates y propuestas y, lo más importante, aportando un testimonio de viabilidad revolucionaria que insufla esperanza a quien quiera mirar la realidad con ojos transparentes.
Por eso vamos a seguir insistiendo en recoger sus aportes. En esta ocasión centrándonos en la experiencia de Rojava y una de sus grandes nuevas aportaciones: el llamado Contrato Social de la Administración Autónoma Democrática de la Región Norte y Este de Siria. Como en otras ocasiones vamos a servirnos para ello de los textos de algunas personas que conocen bien esa realidad, o que la han estudiado. A través de sus textos podremos conocer los pormenores de ese Contrato Social, presentado públicamente a finales de 2023.
Nuestras guías van a ser dos textos. El primero, elaborado por la revista Lêgerîn (una plataforma de medios de difusión ideológica en la línea del paradigma de la Modernidad democrática) es el que da título a esta entrada, y del que hemos recogido al principio sus primeros párrafos: Rojava: ¿Un contrato social para la revolución? Construyendo la autonomía democrática en el Norte y Este de Siria. El análisis se centra en explicar el proceso que ha llevado a ello, y cómo ha sido posible a pesar de los continuos bombardeos a los que se somete a la población de Rojava. Ese proceso tiene casi tanta sustancia como el propio texto del Contrato. Pero el análisis va más allá de un simple relato de hechos, y aporta una serie de reflexiones importantes, como recoge en su introducción: