miércoles, 12 de marzo de 2025

Huelgas de glutamato. Glutamatozko grebak.


 

 

El artículo que hoy os acercamos, nos ha gustado una barbaridad. Aunque hace ya un tiempo que se publicó, como no hemos encontrado ninguna traducción al castellano, aunque no hemos pedido permiso a la autora, nos hemos lanzado a ello (con alguna ayuda mecánica) y aquí os lo dejamos (junto con su versión original en euskera). Nos parece de una lucidez tremenda, pero sobre todo, lo vemos como una valiosísima herramienta para la reflexión. Tanto sobre las huelgas, como sobre las reivindicaciones, el hacer colectivo, el hacer sindical. Que lo disfrutéis tanto como nosotras.

 

 

 

Huelgas de glutamato

Y otro año más, los sindicatos nos han organizado huelgas prefabricadas. Y nosotras, individualmente, decidiremos si sumarnos o no a la huelga, sin necesidad de asamblea alguna en el centro.

El modelo de huelga que me enseñaron, parece que ya no está de modar. En mi imaginario, la huelga es una decisión colectiva y no puede ser de otra manera (“huelga individual” sería un oxímoron). Y como dice un querido compañero, al que considero bastante experto en la historia de las huelgas, la huelga es el resultado de un largo proceso. Un proceso en el que las trabajadoras definen juntas sus necesidades y reivindicaciones, y toman decisiones de manera conjunta. Por lo tanto, diría que el proceso de unirse como profesorado y tomar decisiones colectivas de manera autónoma, en sí mismo, ya puede ser una reivindicación, se materialice o no en huelga.

Incluso iría más allá, ese proceso de decisión debería hacerse junto con las estudiantes y las madres y padres, e incluir a las estudiantes en nuestras reivindicaciones: vamos a una, y las estudiantes no estarán bien si nosotras no lo estamos, y, del mismo modo, si las estudiantes no están bien, nosotras tampoco. Pero me sorprende enormemente ver que en las reivindicaciones de la huelga las estudiantes no aparecen por ningún lado… ¿estamos trabajando con tornillos?

Según parece, las huelgas han cambiado y ahora no hace falta ningún proceso de decisión colectiva, qué va, los sindicatos nos ahorrarán todo ese proceso. Así, vendrán al centro a informarnos de las reivindicaciones de la huelga que ellos han pensado y decidido; como comida precocinada, ya traen todo el trabajo de preparación hecho y una solo tiene que —individualmente y si quiere— comprarla y consumirla, a cambio de 100 euros al día (que ahorrará el Gobierno Vasco). Eso sí, con la compra, como dice otra querida compañera, tendremos la oportunidad de participar en un espectáculo que más que una manifestación parece una procesión, ¡incluyendo el posterior poteo! Rápido, barato y cómodo. Ready to eat, fast food.

Eso sí, conviene tener claro que los sindicatos están bien subvencionados para hacer reivindicaciones superficiales y, con mucho cuidado, no cuestionar aspectos que no deben tocarse y no abordar los problemas reales que están en el fondo… al fin y al cabo, para que parezca que estamos protestando, pero sin protestar realmente y, por supuesto, sin molestar a nadie (incluidas nosotras mismas).

En cuanto a las reivindicaciones, me quedo perpleja. ¿De verdad son estos los problemas más graves que tenemos las profesoras: la pérdida de poder adquisitivo y las reducciones de jornada o los relacionados con los permisos? No digo que el aspecto económico no sea importante, pero hay problemas mucho más graves que sufre la educación hoy en día, relacionados con la calidad de la enseñanza.

El Gobierno Vasco —como siempre al servicio del dinero— ha puesto en marcha la fusión de centros, es decir, quiere agrupar a las estudiantes en macrocentros porque es más barato, a pesar de la masificación y el deterioro de la calidad educativa que eso conlleva. ¿De verdad no tenemos otra reivindicación o preocupación ante esto que garantizar nuestros puestos de trabajo? Aunque he visto por ahí en las explicaciones de las reivindicaciones algo sobre la reducción de ratios, una de las reivindicaciones clave que debería estar en el centro (y que el Gobierno Vasco nunca ha querido aceptar y que está en el fondo de muchos problemas educativos) pasar totalmente desapercibida.

Por otro lado, estoy de acuerdo en que la salud de las profesoras —especialmente la mental y emocional— es un punto que hay que cuidar, pero lo que pedimos para cuidarla son exámenes médicos anuales, lo cual casi me parece sarcasmo. ¿No deberíamos analizar las condiciones que nos enferman en lugar de las consecuencias? ¿Y dónde están las preocupaciones sobre la salud de las estudiantes? ¿No deberíamos plantearlas también, ya que están estrechamente ligadas a la nuestra?

De hecho, la realidad es que la salud tanto de las profesoras como de las estudiantes ha empeorado, entre otras razones porque la educación ha perdido su humanidad. Las profesoras estamos saturadas de formación y burocracia: cuestionarios, protocolos, cursos de formación, actas, adaptaciones de programación… Al final, entre todo eso ha quedado enterrado lo que era la esencia de nuestro trabajo y lo que a mí, al menos, me da la vida: enseñar y el momento en el aula. Pero ahora no tenemos tiempo ni para preparar las clases ni para mirar a los ojos a las estudiantes, entre otras cosas, porque sus ojos también están dirigidos a una pantalla.

La santificada digitalización, que solo beneficia a las macroempresas, se ha comido la educación (y quizás también a la sociedad en su conjunto) y vemos los daños que provoca cada día: con una pantalla delante, los estudiantes tienen cada vez menos capacidad de atención, leen cada vez menos y escriben cada vez peor. Además, gracias a las pedagogías por competencias, también interiorizan cada vez menos los contenidos. Pero, al mismo tiempo y paradójicamente, suspender a las estudiantes parece ofensivo y da la impresión de que pronto será un pecado.

Repito: tenemos problemas en la educación y también razones para la huelga, sobre todo porque detrás de la mayoría de las decisiones que toma el Gobierno Vasco hay muchos intereses comerciales más que pedagógicos (digitalización, nuevas metodologías y transformación constante, formaciones vacías…) y porque los “ejes metodológicos” que se imponen no sirven más que para llenar unos cuantos bolsillos, y no para beneficiar a la educación.

No sé los liberados sindicales, pero las profesoras vemos todo eso cada día y si lo único que pedimos es más dinero y comodidad material, la pregunta que me viene a la mente es inevitable: ¿cuál es la compensación que estamos pidiendo por mirar hacia otro lado?
Al final, viendo este carácter placebo de las huelgas de glutamato, no sabría decir si estamos hablando de disidencia controlada o de la sintomatología de los males de una sociedad occidental rica, individualista y cobarde, pero a mi, la verdad, me da vergüenza incluso llamar “huelga” a algo así, porque no es más que una farsa y un tranquilizante de conciencia. Llamadme esquirol, purista o negacionista de las huelgas, ya me da igual.

Maite Fdz Landaluce, profesora de Filosofía.

 

 

 

 

 Glutamatozko grebak

https://www.argia.eus/albistea/glutamatozko-grebak

 

Eta beste urte batez, sindikatuek prefabrikatutako grebak antolatu dizkigute. Eta guk, indibidualki, erabakia hartuko dugu grebarekin bat egin ala ez, ikastetxean inongo asanbladaren beharrik gabe.

Niri irakatsi zidaten greba eredua jada ez dago modan, antza. Nire iruditerian, greba erabaki amankomuna da eta ezin du bestela izan (“greba indibiduala” oximoron bat litzateke). Eta grebaren historian nahiko aditutzat hartzen dudan lankide min batek dioen moduan, greba prozesu luze baten ondorioa da. Prozesu horretan langileek batera definitzen dituzte beraien beharrak eta aldarrikapenak, bai eta erabakiak batera hartu ere. Berez, esango nuke irakasleria elkar batzeko eta erabaki kolektiboak autonomoki hartzeko prozesua, bere horretan, aldarria izan daitekeela, greban gauzatu ala ez.

Are gehiago esango nuke, erabaki-prozesu hori guztia ikasleekin eta gurasoekin batera egin beharko litzateke eta ikasleak gure aldarrikapenetan barneratu: batera goaz eta ikasleak ez dira ondo egongo gu ondo ez bagaude eta, era berean, ikasleak ondo ez badaude, geu ere ez. Baina harridura handiz ikusten dut grebako aldarrikapenetan ikasleak ez direla inondik ageri… torlojuekin ari gara lanean?

Baina dirudienez grebak aldatu dira eta elkarrekin erabakitzeko prozesurik ez du zertan egon, ez ba, prozesu hori guztia aurreztu egingo digute sindikatuek. Horrela, haiek pentsatutako eta erabakitako grebaren aldarrikapenez informatzera etorriko dira ikastetxera; aurrez kozinatutako janariaren antzera, prestaketa lan guztia eginda dakarte eta norberak –indibidualki eta nahi badu– erosi eta kontsumitu besterik ez du egin behar, eguneko 100 euroren truke (Eusko Jaurlaritzak aurreztuko dituenak). Hori bai, erosketarekin bat, beste lankide min batek dioen moduan, manifestazioa baino prozesioa dirudien espektakuluan parte hartzeko aukera izango dugu, ondorengoko poteotxoa barne! Azkar, merke eta eroso. Ready to eat, fast food.

Hori bai, argi eduki sindikatuak ondo subentzionatuta daudela azaleko aldarrikapenak egiteko eta, tentu handiz, ukitu behar ez diren aspektuak ez kuestionatzeko eta muinean dauden benetako arazoei ez heltzeko… finean, protesta egiten ari garela eman dezan, baina protestarik egin gabe eta, noski, inor molestatu gabe (geure buruak barne).

Aldarrikapenei begira zur eta lur gelditzen naiz. Benetan al dira irakasleok ditugun arazo larrienak eros-ahalmenaren gutxitzea eta lanaldi murrizketak edo baimenekin erlazionatuta daudenak? Ez dut esaten alde ekonomikoa garrantzitsua ez denik, baina badira hezkuntzak egun pairatzen dituen arazo askoz larriagoak, hezkuntzaren kalitatearekin zerikusia dutenak.

Eusko Jaurlaritzak –beti bezala diruaren zerbitzura– ikastetxeen fusioak jarri ditu martxan, alegia, makrozentroetan pilatu nahi ditu ikasleak merkeago delako, horrek dakarren masifikazio eta hezkuntza kalitatearen kaltetzearekin. Horren aurrean irakasleon lanpostuak bermatzea beste aldarrikapenik eta kezkarik ez daukagu, benetan? Ratioen jaitsiera aldarrikapenen azalpenen artean hor nonbaiten ikusi badut ere, erdigunean beharko lukeen aldarrikapen-puntuetako batek (Eusko Jaurlaritzak sekula onartu nahi izan ez duena eta hezkuntzaren arazo askoren muinean dagoena) oharkabean pasatzea lortzen du.

Bestalde, irakasleen osasuna –batez ere mentala eta emozionala– zaindu beharreko puntua dela, ados, baina hori zaintzeko eskatzen duguna urteroko azterketa medikuak izatea sarkasmoa kasik iruditzen zait. Ondorioetara baino, ez litzateke gaixotzeko eragile diren baldintzak aztertu beharko? Eta non daude ikasleen osasunaren inguruko kezkak? Horiek ere ez al genituzke plazaratu behar, gure osasunarekin hertsiki lotuta?

Izan ere, errealitatea da irakasleon zein ikasleon osasunak okerrera egin duela, beste arrazoien artean hezkuntzak humanitatea galdu duelako. Formakuntzaz eta burokraziaz gainezka gaude irakasleok: galdetegiak, protokoloak, formakuntza-kurtsoak, aktak, programazio egokitzapenak… Azkenean, horien guztien artean lurperatuta gelditu da gure lanaren funtsa zena eta niri behintzat bizipoza ematen didana: irakastea eta klaseko momentua. Baina orain klaseak ezin prestatu gabiltza eta ikasleei begietara begiratzeko astirik gabe, besteak beste, beraien begiak ere pantaila batera zuzenduta daudelako.

Makro-enpresen onura besterik ez dakarren digitalizazio santuak hezkuntza jan egin du (gizartea osorik ere bai, agian) eta haren kaltea egunero ikusten dugu: pantaila bat aurrean edukita ikasleek geroz eta arretarako gaitasun gutxiago dituzte, geroz eta gutxiago irakurtzen dute eta geroz eta okerrago idatzi. Gainera, konpetentzien pedagogiei esker, edukiak ere gero eta gutxiago barneratzen dituzte. Baina, aldi berean, eta paradoxikoki, ikasleak suspenditzeak iraingarria dirudi eta laster bekatua izatera helduko dela ematen du.

Berriro diot: hezkuntzan arazoak baditugu eta grebarako arrazoiak ere bai, batez ere, Eusko Jaurlaritzak hartzen dituen erabaki gehienen atzean pedagogikoak baino interes komertzial asko daudelako (digitalizazioa, metodologia berriak eta etengabeko eraldaketa, formakuntza antzuak…) eta poltsiko gutxi batzuk betetzeko ezartzen diren “metodologia-ardatzak” besterik ez direlako, eta ez hezkuntzaren mesederako.

Nik ez dakit sindikatuetako liberatuek, baina irakasleok hori guztia egunero ikusten dugu eta eskatzen dugun bakarra diru eta erosotasun material gehiago baldin badira, niri burura datorkidan galdera saihestezina zera da: zer da, beste alde batera begiratzeko eskatzen ari garen ordainsaria?

Finean, glutamatozko greben plazebo-izaera hau ikusita, ez nuke jakingo esaten disidentzia kontrolatuaz ari garen ala Mendebaldeko gizarte aberats, indibidualista eta koldartutakoen gaitzen sintomatologiaz, baina ni, egia esateko, horrelako zerbaiti “greba” sikiera deitzeaz lotsatu egiten naiz, fartsa hutsa eta kontzientzia baretzailea besterik ez baita. Dei nazazue eskirola, purista ala greben negazionista, honezkero niri bost.

Maite Fdz Landaluce, Filosofia irakaslea

 

 

 

 

 

 

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