sábado, 8 de octubre de 2022

HAUSPOA talde politikoaren irakurketak: Askatasuna helburu, iraultza hauspotu.

 


 

Recogemos en esta entrada los textos que como grupo o espacio político publicó Hauspoa en Argia entre septiembre de 2019 y junio de 2021, desde la siguiente reflexión:

consideramos que estamos en una fase de reestructuración que va a ser larga, una fase en la que hay que actuar con cautela y paciencia revolucionaria. En este contexto situamos el sentido de los textos que hemos publicado a través del ciclo Hauspoa. Como aportación para clarificar los entresijos de la nueva fase política, para contribuir e impulsar la reorganización del movimiento revolucionario.

No conocemos con detalle quiénes componen Hauspoa (ni a cuántas personas convoca) pero sus textos evidencian la relación con alguna de las corrientes revolucionarias que han convivido en el seno del MLNV durante décadas (no precisamente la más ortodoxa o nostálgica), y que han abandonado la Izquierda Abertzale oficial tras su deriva hacia el reformismo. Así mismo, sus análisis, referencias y reflexiones (así como la carencia de algunos otros) parecen reflejar que entre sus componentes pudiera predominar una generación no precisamente juvenil. No es que nos preocupe “saber quiénes son”, ya que en este, como en el resto de los casos, lo que nos interesa es lo que aportan sus textos, pero no está de más una cierta ubicación inicial del que creemos que puede ser su marco ideológico de partida (aun a riesgo de equivocarnos).

Sea como fuere, nos parece muy de agradecer el tono general de los textos, muy respetuosos (aunque no acríticos) tanto con quienes han formador parte de los movimientos revolucionarios en el pasado, como con las personas o colectivos que se lo plantean y proponen en la actualidad.

Hechas estas aclaraciones previas vayamos a presentar el texto, que, como hemos hecho y haremos con el resto de propuestas, no entramos a valorar en profundidad, sino del que recogeremos algunas de las cuestiones que más nos han llamado la atención (tanto por estar de acuerdo, como en desacuerdo), con el objetivo principal de incentivar a su lectura.



Los datos generales de la aportación de Hauspoa

Los nueve textos de Hauspoa fueron publicados en euskera y los hemos recogido en este archivo. Posteriormente, los cuatro primeros fueron ofrecidos en castellano en el blog borroka garaia da, así que, nos hemos animado a pasar por el traductor neuronal los otros 5, y aunque su traducción es deficiente1 (especialmente en el referente al patriarcado, además de que siempre utiliza el masculino), creemos que sirve suficientemente para hacerlos inteligibles. El conjunto de los textos en castellano los podéis encontrar en este otro archivo.

Los nueve textos tienen los siguientes títulos:

  • Romper grietas, encender el futuro (4 páginas)

  • Tirando del hilo rojo de la Historia (4 páginas)

  • Historia de la lucha de clases en Euskal Herria (8 páginas)

  • El Movimiento de Liberación Nacional Vasco: lecciones para el futuro (6 páginas)

  • Sistema de dominación: raíces y expresión actual (13 páginas)

  • El patriarcado en el sistema de dominación (9 páginas)

  • Ética revolucionaria (9 páginas)

  • La independencia socialista, claves para emprender el camino revolucionario (9 páginas)

  • Emprender el camino revolucionario (3 páginas)

Lo primero que hay que aclarar es que con esta iniciativa Hauspoa no se nos presenta como un nuevo agente político que pretenda llevar las riendas de la propuesta revolucionaria que nos presenta ya que, como deja claro al final de su último texto:

(…) nos toca cerrar el ciclo Hauspoa, poniendo fin al espacio que hemos conocido como Hauspoa. Todo el material publicado hasta ahora estará disponible en la red; estará allí con el objetivo de seguir alimentando y enriqueciendo los debates ideológicos. Asimismo, ofrecemos estos textos de forma abierta a Euskal Herria; en la medida en que el recorrido de Hauspoa termina aquí, todo aquel que en adelante comparta bases y principios revolucionarios puede recurrir a la integridad de dichos textos o a los apartados que le interesen. Esa es nuestra oferta a este pueblo; para que las brasas encendidas desde este rincón, uniéndose a otras, enciendan más pronto que tarde el fuego revolucionario que este pueblo necesita.

Como veremos en próximas entradas, alguna otra iniciativa revolucionaria les tomará la palabra e incluirá en su propuesta buena parte del texto de Hauspoa. En cualquier caso, es de agradecer el trabajo tomado en la elaboración de los textos, sin duda una herramienta útil para el análisis del movimiento popular revolucionario.



1.- Cuestiones que nos llaman la atención positivamente


1.A) El análisis del patriarcado como sistema de dominación:

De entre todas las cuestiones que nos llaman la atención positivamente destacamos de forma principal la importancia que se concede a lo largo de los textos a la dominación patriarcal. Así, al inicio del capítulo completo que dedican a la cuestión señalan:


Hoy dedicamos Hauspoa a la lectura sobre género, patriarcado y feminismo. En un texto anterior explicamos la comprensión general del sistema de dominación y cómo entendemos la posición y función del patriarcado en el que se insertaba. Sin embargo, creemos que el asunto merece un texto específico, porque se trata de un debate latente en la actualidad, y de un proceso de liberación de vital importancia en la vía revolucionaria.
Se trata de un debate que levanta polvareda por diversos motivos. Por un lado, ha sido un tema oculto durante años en los movimientos revolucionarios, que no ha tenido importancia y que, a lo sumo, se ha pospuesto como trabajo doméstico posterior a la revolución real. En los últimos tiempos, las mujeres de los movimientos revolucionarios han venido insistiendo en la importancia de esta opresión, trayéndola a la primera línea de la agenda. Tenemos, pues, un tema de debate bastante reciente, que ha sacado a relucir muchas ideas y que todavía está en proceso de construcción.

Podemos aseguraros que no es una mera declaración de intenciones o una pose estética, se esté de acuerdo o no con su posicionamiento y con sus lecturas del patriarcado, el análisis sobre éste y sus repercusiones está presente a lo largo de la mayoría de los capítulos, comenzando por el primero, en el que ya se plantea:

(…) en la sociedad capitalista actual existen muchas otras forma de opresión, y entre todas ellas, nos gustaría subrayar la que el patriarcado ejerce sobre las mujeres. A pesar de su origen precapitalista, el patriarcado ha sabido adaptarse a la perfección a la modernidad capitalista, y como bien nos han mostrado décadas de luchas feministas, aún sigue atravesando de arriba a bajo la sociedad contemporánea. En realidad, el patriarcado también está de alguna manera relacionado con la propiedad privada; básicamente, consiste en el hecho de que el hombre considere a la mujer como parte de sus derechos de propiedad. Dicha apropiación patriarcal puede ejecutarse tanto sobre el trabajo de las mujeres como sobre sus cuerpos, y se manifiesta a través de numerosos ejemplos: cuando el empresario paga menos a la mujer por realizar el mismo trabajo; cuando las mujeres se ven obligadas a vender su fuerza de trabajo en empleos feminizados y precarios; también cuando el hombre trabajador recibe a título individual el pago por el conjunto del trabajo reproductivo (salario) que en gran medida recae sobre las tareas domésticas realizadas por mujeres. A todo esto se le suma el estado permanente de violencia física y psicológica a la que son sometidas todas las mujeres, por el mero hecho de haber sido socializadas como tal en una sociedad patriarcal, y en la que se incluyen todo tipo de violaciones, asesinatos, menosprecio, degradación…

Esta cuestión es también un elemento central en el análisis histórico que realiza sobre el surgimiento de los sistemas de dominación:

Lo más probable es que los primeros ejemplos de estructuras sociales plenamente patriarcales llegaran de la mano de los pueblos indoeuropeos procedentes del este de Europa. De este modo, para el final de la Edad del Bronce (hace 3.000 años), al menos los territorios circundantes, estaban dominados por pueblos con un claro carácter militarista y patriarcal, lo que sin ningún atisbo de duda generó un profundo impacto sobre los pueblos preexistentes. En este momento podemos establecer el inicio del patriarcado vasco. Como cualquier otro sistema de dominación, la imposición del patriarcado sucedió como proceso histórico complejo; la patriarcalización no se dio de un día para otro, sino que se necesitaron muchos siglos y generaciones para consumarla. Observamos aquí la apertura de otra tensión histórica; la que en adelante enfrentará a las estructuras patriarcales por un lado, y a la resistencia de las mujeres. Así, los vestigios de la matrilinealidad original perdurarán durante siglos, mientras que la resistencia de las mujeres brotará continuamente y de las más diversas formas. Rastrear todo esto y sacarlo a la luz en lo que respecta a la historia de Euskal Herria, es una de las tareas fundamentales a la que nos encomendamos.

Pero las implicaciones del patriarcado van aún más allá. Una vez que el modelo de familia patriarcal se generaliza, la familia se convierte en un espacio atravesado por la violencia patriarcal. En adelante, generación tras generación, en ese primer espacio para la socialización que es la familia, cada nueva generación observará y aprenderá cómo la humillación, la opresión y la apropiación de las mujeres sucede de forma normalizada. Podríamos decir que es esa apropiación del cuerpo y el trabajo de las mujeres la primera manifestación histórica de la propiedad privada. Como consecuencia, en la mentalidad de esas niñas y niños, la violencia, la opresión y la apropiación individual pasan a ser una forma normalizada mediante la que entender la relación entre las personas. Una vez superados los límites de la familia, esa mentalidad patriarcal generó las condiciones idóneas para la creación y expansión del propio Estado. De hecho, esos primeros Estados se constituyeron como reflejo a escala social del macho dominante, y así puede observarse, a lo largo de los siglos, en la lógica y organización internas de los Estados e Imperios. Por lo tanto, entendemos que la mentalidad patriarcal es uno de los pilares fundamentales que permite el despliegue de la dominación a escala social. Es decir, el patriarcado, además de servir para la reproducción material del resto de sistemas de dominación (convirtiendo a las mujeres en meros objetos reproductivos), pasa a ser igualmente necesario para la reproducción ideológica de los mismos.

Quizá, si echamos en falta la introducción de este importante factor es a la hora de ver cómo tenerlo en cuenta en la figura del militante revolucionario que se perfila en la propuesta, a pesar de que a lo largo del texto se incide en que:

Respecto al segundo objetivo, la dimensión social a la que opera la opresión patriarcal, hace que ésta quede también reflejada en el interior de cada una de nosotras. Por ello, en tanto problemática social, es innegable que el propio movimiento revolucionario también padece sus consecuencias. Así, incluso el más sincero y comprometido de nuestros compañeros revolucionarios contará en su personalidad con actitudes machistas y patriarcales; tendremos que ser capaces de asumir y abordar esta realidad sin ningún tipo de complejo. Muy probablemente, comenzar con el proceso de despatriarcalización hará que se tambaleen los pilares de la personalidad de muchas de nosotras, pero no tenemos porqué sentir miedo. Si se lleva a cabo dentro del proceso revolucionario y, por tanto, con una perspectiva adecuada (la que nos conduce de lo individual a lo colectivo), sin duda que dará buenos resultados.

Concluyamos este apartado recogiendo su visión del/de los feminismo(s):

De la comprensión y necesidad del feminismo

Completando nuestra memoria feminista, podemos pasar al entendimiento del feminismo. El feminismo ha tenido y tiene hoy muchas connotaciones, muchas de ellas negativas. No creemos que sea casual que estemos en el punto de mira, como se ha mencionado al principio, en la medida en que el movimiento que impulsa la liberación de las mujeres es un intento de escapar bajo control, porque todo aquel que nos quiera controlar será recibido con sospechas. Pero no queremos con ello construir la fortaleza y escondernos en ella. Es evidente que el feminismo tiene muchas caras y sólo algunas de ellas nos son válidas a quienes creemos en una revolución integral. Por eso, para empezar, creemos que el feminismo es anticapitalista y antirracista por naturaleza. La sociedad dividida en clases es creada y sostenida en parte por el patriarcado, así que, cuando acabemos con el patriarcado, abriremos el camino para extirpar de raíz a la propia sociedad de clases, a la lógica de la propiedad privada.


1.B) La autocrítica constructiva

Nos gusta también, en parte ya lo hemos dicho, el tono autocrítico constructivo con el que realiza la lectura del pasado reciente:

(…) como todo revolucionario, en primer lugar habrá de cuestionarse a sí mismo. Por ejemplo, en lo que respecta a la derrota del MLNV, en vez de tratar de analizar los pormenores de la maniobra reformista, deberíamos de reparar en la incapacidad del socialismo abertzale revolucionario para llevar a término los objetivos del proyecto revolucionario. Y es que ahí reside la clave de la derrota histórica y la razón última que acabó con el MLNV; el reformismo no hizo más que saber estar en el lugar adecuado y aprovechar su oportunidad. Por tanto, ¿cuáles fueros los errores del socialismo abertzale revolucionario? ¿Cuáles las razones del colapso estratégico?

Sin embargo, más a menudo de lo que nos gustaría, tomamos el camino contrario, y comenzamos recitando las carencias de los demás. Ciertamente, no hay mayor muestra de la debilidad propia que la propensión a señalar continuamente la paja en el ojo ajeno. Por eso, nuestra última referencia a lo que actualmente se conoce como Izquierda Abertzale “oficial”: nuestros caminos, al menos de momento, irán separados, ya que en el contexto y circunstancias actuales es imposible desarrollar una línea estratégica común. En adelante, cada una acometerá desde su perspectiva la lucha en favor de Euskal Herria, y aunque a menudo puedan aflorar tensiones, eso en absoluto significa que les consideremos enemigos. Suficientes enemigos tiene ya Euskal Herria. Por ello creemos que nos debemos una relación de respeto mutuo; cada una que siga su camino, dejando de lado el juego sucio y tratando de salvaguardar los puentes y las vías de comunicación que se mantengan en pie.

Tono constructivo que también se recoge con respecto al presente:

es evidente que en el contexto actual existe un riesgo real de que se desvanezca la tradición de lucha en Euskal Herria. En ese sentido, perder el pulso de la historia y el hilo rojo que la recorre podría conducirnos a la desorientación, de ahí que la superación de la fractura existente entre generaciones sea un buen punto de partida. Reconstruir la comunidad de lucha, mantener la conexión intergeneracional, transmitir lo que hemos sido y estar dispuestas a asumir los errores cometidos, son solo algunas de las tareas que debemos acometer en este sentido.

Compartimos igualmente su intento de aprender de la Historia y mirarla de una forma abierta, introduciendo preguntas y cuestionamientos que ayudan a reflexionar, y no certezas incuestionables que nublen nuestra visión de la realidad:

Hemos dado con las raíces del capitalismo, y hemos comprobado cómo previamente había también oprimidos y opresores. Si realmente queremos analizar la historia de la lucha de clases no podemos olvidarnos de todo esto; la economía natural, el patriarcado, el feudalismo, los primeros comerciantes y burgueses que aparecen en torno a las ciudades. También los primeros imperios y monarquías que surgieron en la Prehistoria, las primeras formas de Estado; así como la génesis y expansión de las religiones monoteístas. El desarrollo histórico propició la combinación compleja de todos esos componentes precapitalistas, y el resultado, aparentemente, refleja gran diversidad, con particularidades en cada territorio y cada país. Sin embargo, podemos intuir una tensión que subyacía a cada una de esas realidades particulares: la acumulación de poder y la opresión por un lado, la determinación por vivir en paz y libertad por el otro. Las resistencias, revueltas, guerras y matxinadas surgidas hasta entonces, fueron el reflejo de la tensión entre esas dos fuerzas; el reflejo de la lucha de clases precapitalista.

(…) Por lo tanto, si queremos reconstruir la historia de la lucha de clases de Euskal Herria, tendremos que analizar todo lo presentado anteriormente en el contexto vasco: ¿Cómo se dio todo este proceso histórico en Euskal Herria? ¿Partiendo del comunismo primitivo, hasta cuándo resistieron las comunidades campesinas? ¿Cuál ha sido la historia y la resistencia de las mujeres en Euskal Herria, desde la implantación del patriarcado, pasando por la caza de brujas, y hasta la forma que la violencia patriarcal toma hoy en día? ¿Cómo ha sobrevivido Euskal Herria, su lengua y su pueblo trabajador, frente a los ataques de diferentes imperios y regímenes? ¿Cómo se desarrolló el capitalismo en Euskal Herria? ¿Cuál es el resultado de todo esto en la Euskal Herria actual?

Incidiendo en ese acento autocrítico son de resaltar algunos de los que, para Hauspoa, son los fallos del socialismo revolucionario dentro del MLNV que posibilitaron el que se impusieran las tesis reformistas:

Formación. Por diversas razones, el peso que adquiría la formación en el proceso militante fue disminuyendo, llegando a cumplir una función cada vez más secundaria. (...) Las carencias que fueron generalizándose en la formación básica alimentaron una actitud acrítica, una confianza ciega en las estructuras y el corporativismo. Como consecuencia, a la hora de reinventar el movimiento en claves revolucionarias o a la hora de hacer frente al reformismo, se impusieron la incapacidad y la pasividad.

Ética revolucionaria. La revolucionaria no debe solo pensar y decir; también ha de hacer. Y demasiadas veces, esa práctica no ha ido acorde con los valores revolucionarios que se teorizaban. Qué duda cabe que, dependiendo del contexto, la militante revolucionaria debe aprender a vivir con la contradicción; pero al mismo tiempo debe ser el reflejo revolucionario de esos valores por los que luchamos. (…) En ese sentido, el compromiso y la ética militante han tenido relevancia dentro del MLNV, pero por diferentes razones no se le ha ofrecido la centralidad que requería. Son ejemplo de ello las actitudes patriarcales, individualistas, agresivas y arrogantes, consumistas… que se han reproducido entre las militantes. En muchos sentidos, el mismo movimiento fue un mero reflejo de la sociedad patriarcal y capitalista de la que partía.

Burocratización. La dirección política, junto con la figura de las liberadas, se fue burocratizando. (…) con los años (y sobre todo a partir del cambio de estrategia) esa condición se fue distorsionando; de suponer la figura de mayor responsabilidad y sacrificio revolucionario, pasó a representar un mero cargo político asalariado. De la misma manera, la falta de transparencia impulsó el corporativismo, al tiempo que la falta de información obstaculizaba el debate. Las dinámicas de nivel nacional tomaron preferencia frente a las de nivel local y se fue reduciendo la diversidad y flexibilidad organizativa que había sido característico de ciertos sectores del MLNV. Se iban generalizando las condiciones para el dirigismo y los personalismos, o sea, las condiciones para tomar decisiones cada vez más por encima de la base social.

Las áreas metropolitanas. Uno de los retos del MLNV siempre ha sido superar los límites identitarios que atravesaban la sociedad vasca. Y falló en ese propósito. Gran parte del pueblo trabajador vasco se concentra en zonas metropolitanas (la margen izquierda de Bizkaia, por ejemplo), y las dificultades para enraizar en esos territorios han sido históricamente manifiestas. (...) Entre las razones que explican esta incapacidad, puede encontrarse el desplazamiento de la perspectiva de clase del centro de la perspectiva estratégica; de hecho, en las primeras décadas del MLNV, cuando la centralidad de la cuestión de clase era manifiesta, los migrantes se unían con mucha más facilidad a la lucha de liberación.


1.C) Esfuerzo por algunas “definiciones abiertas”

Nos parece subrayable también el esfuerzo por redefinir o aclarar algunos conceptos o etiquetas (luego veremos que con otros sucede todo lo contrario). Por ejemplo, en lo relativo a patria:

En la génesis de todos los estados modernos de Europa, la comunidad y el pueblo dentro de sus fronteras fueron oprimidos, destruidos y asimilados durante siglos.
Como bien sabemos, esa colonización integral no se ha dado de forma pacífica. Como nos enseña la historia de la lucha de clases, está plagada de levantamientos, revueltas, resistencias y guerras. Pues bien, esa resistencia es la patria. Quienes en nuestro país están dispuestos a amar y defender el euskera, los territorios vascos y la libertad; quienes viven y trabajan en esos territorios están dispuestos a defenderse ante toda opresión; ésos son la patria vasca, esa es la lucha abertzale. Así, al encontrarse con la modernidad capitalista, toda patria tiene su punto de partida en las comunidades agrícolas naturales, en los vestigios del comunismo primitivo que ha sobrevivido en ellas, en la lucha histórica contra los reinos y los imperios. Así sucedió también en Euskal Herria, aunque la patria no tiene por qué agotarse con la desaparición de estas comunidades.

(…) Hablando de patria, creemos que muchas veces la patria se confunde con la nación-estado o con la nación que puede convertirse en Estado, y para nosotros esto no es del todo correcto. La patria debe ser vector para la libertad, nunca puede ser vector que imponga el Sistema de Dominación. A la opresión nacional va unida la patria; formada por el capital político que acumula un pueblo a consecuencia de la historia de la lucha de clases. La patria se compone del grado de conciencia de su existencia y de su capacidad de auto-organización y autodefensa. Por eso, una cosa es la patria y otra el imperio.

(…) Euskal Herria sigue siendo una patria, porque mantiene en su seno una pulsión hacia la libertad, porque aún conserva capital político para la revolución y la resistencia. Pero puede dejar de ser patria. Como se ha dicho, la patria no es una cualidad esencialmente propia de un pueblo, sino el resultado dialéctico de la histórica lucha de clases. Y, por tanto, puede desaparecer, tanto porque puede extinguirse como porque puede convertirse en Imperio.

O cómo, en algunas partes del texto, define el concepto “comunismo”:

El comunismo se puede entender de muchas maneras. Nosotros lo entendemos como una capacidad social; la capacidad de una sociedad de organizar todo el proceso vital sin que medie la propiedad privada. Una síntesis social en la que, para mantener la cohesión, el contacto y la relación entre sus miembros, no será necesario el intercambio de mercancías ni ninguna otra forma de apropiación. Estas relaciones se construirán en el seno del cuidado y la ayuda mutua; y la vida y la existencia comunal, en el seno de la comunidad o del común. Además de este carácter libre a nivel interno, esta nueva socialización debería ser capaz de desarrollar una relación constructiva y respetuosa con otras formas de vida, de equilibrar y enriquecer los ciclos de materia y energía. Romper la tendencia histórica de la expansión humana a provocar crisis ecológicas y conseguir que esa capa de realidad que producimos los humanos sea fuente de belleza y diversidad, no de muerte y destrucción.

(…) En este sentido, sería bueno inspirarse en la sociedad agraria que ocupa un lugar destacado en la memoria colectiva vasca, con muchos rasgos de la vida libre: la comunidad, la economía natural, el trabajo vecinal, las lógicas colectivas de relación mutua, las tierras comunales populares o las estructuras básicas democrático-comunales (concejos, asambleas).

Creemos que para poner en marcha todo este trabajo no hay que esperar a ninguna etapa o fase. Las líneas de trabajo son claras y desde hoy podemos empezar a hacerlo. El punto de partida será sencillo, pero la paciencia y la constancia es uno de los valores que deben caracterizar el carácter de estos revolucionarios. Además, empezar por la pequeñez facilitará la identificación y corrección de errores.




2.- Cuestiones que nos llaman la atención negativamente


2.A) Poca profundidad de análisis sobre el colonialismo y la racialización.

A lo largo de los textos a menudo se hace referencia al colonialismo y al patriarcado como dos de las bases de sustentación del Sistema de Dominación vigente con anterioridad al capitalismo:

Cuando hablamos del Sistema de la Dominación nos referimos a un sistema que ha tenido un desarrollo histórico complejo, formado por diferentes capas. Así, la dominación propiamente dicha no se inaugura con el capitalismo; la propiedad privada tiene una trayectoria milenaria, patriarcal, colonialista, estatal y, en general, que ha adoptado distintas expresiones a través de los diferentes modos de producción. Con la aparición y preponderancia del capitalismo, todas estas determinaciones que vienen por delante quedan subyugadas en la lógica del capital; es la acumulación del capital la que marca la dirección general que tomarán los acontecimientos sociales. Pero, al mismo tiempo, el propio capitalismo incluye las características de lo que viene por delante, que es su resultado; el patriarcado o el racismo siguen sobreviviendo en la raíz del capitalismo, alimentándolo y recorriendo toda la vida social.

Sin embargo, mientras al patriarcado le dedica (con toda razón) no sólo un capítulo, sino que ocupa el análisis transversal del texto, no sucede lo mismo con el colonialismo (que, además, en no pocas ocasiones se centra en la colonización del pueblo vasco, y no a la llevada a cabo también por éste) y su derivada, la racialización. Y, salvo que sea un error del texto en euskera, con alguna afirmación más que sorprendente (por no ser cierta), como la que hemos subrayado en el siguiente párrafo:

Proceso de colonización. La culminación mundial de este proceso ha sido llevada a cabo por la modernidad capitalista; en nuestras tierras por los Estados español y francés. Aquí debemos subrayar que no vemos la colonización como un simple fenómeno económico, que se basa en el saqueo que permite el intercambio desequilibrado. Algo que en Euskal Herria no ocurre hoy en día. Hablamos también de la colonización del pensamiento y de los cuerpos; de la colonización de las lenguas, de la música, de las danzas y de las vestimentas, o de otras manifestaciones simbólicas y políticas propias de un pueblo. Por eso, creemos que el fenómeno de la colonización, entendido en su conjunto, es también un fenómeno propio del centro imperialista. De hecho, antes de la expansión colonial e imperialista a nivel mundial (a veces simultáneamente), las potencias imperialistas tuvieron que llevar a cabo procesos de colonización y homogeneización interna. En la génesis de todos los estados modernos de Europa, la comunidad y el pueblo dentro de sus fronteras fueron oprimidos, destruidos y asimilados durante siglos.

Por poner solo un ejemplo tan sencillo como evidente ¿qué es lo que hacen hoy en día los barcos pesqueros vascos en las costas de, por ejemplo, África, sino un saqueo que permite el intercambio desequilibrado?. Tampoco nos parecen muy acertados algunos de los tonos y afirmaciones de párrafos en los que se entra a analizar algo más la cuestión (los subrayados siguen siendo nuestros):

La oligarquía vasca está alineada con el proyecto imperialista desde finales de la Edad Media y tuvo una participación directa en la colonización americana. Algunos vascos llevaron a aquellas tierras las formas más avanzadas del Sistema de Dominación. Siguiendo esta tradición y siendo un territorio situado en el centro imperialista, nuestro tejido productivo capitalista parte de esa posición imperialista en la competencia mundial de mercado. Con todo esto, a los europeos cada vez nos vienen más migrantes de los pueblos que hemos colonizado y empobrecido. Ni que decir tiene que estos vascos racializados no tienen, en absoluto, la posición que ocupan los blancos de la clase trabajadora vasca en la sociedad actual. Del mismo modo que ocurre con el patriarcado, el racismo y el pensamiento colonial recorren la sociedad vasca, dejando a sus miembros racializados en una situación claramente peor que la de los vascos blancos, tanto en la lógica del capital laboral como en otras formas de violencia económicamente irracionales. Pues bien, unir a esos vascos racializados a la lucha abertzale es la oportunidad de hacer frente a la deriva imperialista que tiene Euskal Herria en su seno. En eso radica una de las claves para la supervivencia de la patria vasca.

Y aunque a veces se señalan algunos aspectos concretos del colonialismo (y la racialización) en la sociedad vasca, como en el siguiente:

¿Cuántas mujeres conocemos a nuestro alrededor en régimen interno de trabajo doméstico, dedicándole toda su vida diaria a cambio de un infrasueldo? En este caso, es inevitable mencionar el factor raza y los flujos migratorios. Claro que la colonialización y el racismo juega un papel básico en la precarización. Miles de mujeres en sus países dejan a su familia en manos de otras mujeres y vendiendo todo su tiempo de vida envían las migajas ganadas a su país de origen para que allí la familia tenga mejores condiciones. En estos casos, todo el ciclo reproductivo suele quedar en manos de las mujeres de la familia y el patriarcado juega un doble papel: en el pueblo de origen los hombres de la familia están desaparecidos, dejando todo el cuidado de los niños en manos de las mujeres, que para poder cumplir con este trabajo tienen que sumergirse en trabajos precarizados asignados a las mujeres migradas, que están doblemente devaluadas, porque están ocupadas por mujeres y migradas. Este último análisis puede ser muy generalizado y superficial, y parece compuesto de prejuicios, pero al menos no es una situación excepcional como la que acabamos de describir.

Sin embargo, echamos de menos un análisis más profundo que, además, incida en los problemas de fondo; como para el caso del ejemplo anterior, en qué es lo que obliga a esas mujeres a abandonar sus familias y países viniendo a malvivir “entre nosotras”, para conseguir la sobrevivencia de sus familias; qué parte de responsabilidad tenemos en ello como “sociedad occidental” y cómo incidir para revertir esa situación. Como hemos señalado, ese análisis profundo sí se lleva a cabo en el patriarcado.


2.B) Poco análisis sobre las crisis ecológicas (y centrado en el ser humano)

Resulta llamativo igualmente que en un texto de esta dimensión sólo se dediquen de forma expresa los siguientes párrafos a las crisis ecológicas en marcha:

Por último, tenemos un elemento que ha ido sin mencionar hasta ahora. El crecimiento constante propio del capitalismo, unido al desarrollo ciego de los medios productivos impulsados por él, ha desequilibrado globalmente los ciclos de energía y materia. Esto ha provocado la desaparición ya de numerosos ecosistemas y especies, y la supervivencia de todavía más se verá comprometida a lo largo de las próximas décadas. Cambio climático por gases de efecto invernadero; contaminación global de océanos, superficies y atmósfera; destrucción material de hábitats enteros; sobreexplotación de recursos; expansión de especies invasoras... Crisis ecológica mundial.

Asimismo, esta crisis ecológica global provocada por los seres humanos ha puesto también en jaque algunas formas de existencia de los seres humanos. Al fin y al cabo, la propia existencia humana es dependiente de esos ciclos de materia y energía, del mismo modo que está íntimamente relacionada con los ecosistemas y otras especies vivientes. Cuando hablamos de trabajo y producción nos referimos a las relaciones sociales y a los hechos de apropiación, opresión y violencia que se dan en ellas. Pero no podemos olvidar que todo el proceso de trabajo (y con él la realidad social) está ligado a un proceso más general, que es el proceso vital. Del mismo modo que el proceso mismo de la vida es dependiente de las leyes y ciclos de la materia y la energía. Por eso entender la relación entre materia, vida y trabajo es un paso imprescindible no sólo para dar una respuesta a los conflictos que se dan en el ámbito de las relaciones sociales, sino para garantizar la propia existencia de los seres humanos. Hoy no tendremos oportunidad de profundizar en ello, pero nos parece imprescindible destacar su importancia.

Párrafos que, además, se centran mucho más en las consecuencias de esas crisis sobre el ser humano. Es muy significativo que en todo el texto no se cite a Ama Lur, o se tenga en cuenta a la Naturaleza y la relación con ella de quien no es sino una de sus partes, el ser humano.


2.C) Las verdades incuestionables que no compartimos

En la medida que el texto de Hauspoa entra en determinadas cuestiones que caracterizan más en lo concreto su propuesta revolucionaria, nos encontramos en no pocas ocasiones con un evidente cambio de tono, pues comienzan a aparecer verdades incuestionables. Y eso que al principio se parte de un planteamiento abierto, como el que expresa este párrafo:

Tenemos, pues, el punto de partida, el Sistema de Dominación, y también el destino, el Comunismo o la vida libre. El camino a recorrer de un lado a otro sería el Socialismo. Y ahí está uno de los problemas del comunismo: como idea es claro, muy simple. ¿Quién no quiere vivir en libertad, sin opresión ni explotación alguna? Tras siglos de luchas de resistencia y liberación, nadie sabe aún cuál es el camino para llegar al comunismo. En el texto que dedicamos a la ética nos quedó esto claro: una cosa es conocer la verdad de la dominación; también imaginar la verdad redonda de la libertad. Pero la verdad que nos muestre la conexión entre ambas (la verdad revolucionaria), y la implementación de esa verdad (el camino revolucionario), ésa es otra cuestión. Durante décadas ha habido muchos intentos en todo el mundo, pero ninguno ha conseguido el objetivo estratégico, el comunismo. A la inversa, hoy el Sistema de la Dominación, a través de su expresión capitalista, tiene un carácter más global y hegemónico que nunca.

Pero posteriormente nos encontramos con afirmaciones tajantes como estas (subrayados nuestros):

sólo la Independencia Socialista puede asegurar que este pueblo alcanzará la libertad real y completa en algún momento

(…) Eso sí, sólo tenemos a nuestro alcance un instrumento para avanzar en ese camino; la organización revolucionaria, y las tácticas y estrategias revolucionarias que sólo pueden desarrollarse en sí mismas. Abordaremos esto más adelante, pero no tenemos ninguna duda de que esas tácticas y estrategias que se sintetizarán en el proceso hacia la Independencia Socialista tendrán que estar centradas en la clase trabajadora vasca, en la conciencia nacional como motor y en la liberación de las mujeres.

Aunque es verdad que, posteriormente, al hablar de la organización revolucionaria, se reconoce que:

somos conscientes de que en la actualidad, en Euskal Herria, existen diferentes formas de entender el movimiento revolucionario, y hay que posibilitar la colaboración entre ellas para liberar el potencial que tiene la organización revolucionaria

El problema es que a renglón seguido añade:

Además, sólo en ellos será posible el rigor de la visión ideológico-estratégica, la profundización de la verdad revolucionaria o la formación integral de estos militantes (que incluye la implementación de la ética revolucionaria). Al mismo tiempo, la organización revolucionaria es la garantía de que todo avance que demos tendrá una dimensión política; de que no quedarán en una mera expresión económica o productiva y de que se liberará toda la potencialidad que lleva dentro como fractura política.

Si a ello le sumamos que también se impulsa el centralismo y la especialización (aunque se propongan medidas para controlarlo):

Por otra parte, más allá de la autodefensa, las comunas deben ser, desde el principio, un impulso a la integración entre sí; las alianzas, confluencias y confederaciones entre sí irán dando cuerpo al sistema común, multiplicando sus capacidades. Aquí va a haber una de las claves de todo el proceso; este proceso de unificación tiene que ser necesariamente una tendencia a la coordinación y centralización, una división de funciones y una especialización a un nivel.

Pues llegamos, casi por lógica derivada, a la necesidad de la creación de las vanguardias:

No vamos a crear esa nueva persona, pero sí vamos a tener que crear una personalidad revolucionaria. Y en eso consiste una de las principales obligaciones del militante revolucionario; ejemplarizarse, escudriñar lo que aún está en la sombra y esculpir la nueva forma de socialización. Esa es la acepción revolucionaria de la vanguardia: ir más adelante, intentar reconocer lo que nadie más ve, encarnarse en sí mismo y traerlo al presente. Acepta el riesgo, la abnegación y el sacrificio con ese paso adelante, con la toma de vanguardia, pero también abre las puertas a una nueva existencia

Es una forma (muy clásica) de ver el proceso revolucionario que, evidentemente no compartimos. Y es en este contexto donde más echamos en falta el que las personas autoras de las reflexiones hayan parado su mirada en dos revoluciones actualmente en marcha que, entre otras muchas cosas, han sabido cuestionar esas formas clásicas de entender y practicar la revolución. Nos referimos, evidentemente, a las revoluciones zapatista y kurda. Y eso que la única referencia de todos los textos a ambas revoluciones se hace precisamente al ir a abordar los contenidos éticos de la lucha revolucionaria:

Ahora y aquí, del carácter ético de la revolución

Antes de pasar a detallar los contenidos de la ética revolucionaria, es indispensable comprender por qué la ética, desde hoy, debe ocupar la centralidad de la actuación revolucionaria. Por qué no puede ser el marco secundario de trabajo que trabajaremos más adelante. En realidad, históricamente en muchos procesos revolucionarios el asunto de la ética ha tenido una importancia notable. En las revoluciones de Rusia y Cuba, por ejemplo, se dieron numerosas discusiones sobre la cualidad de la vida comunista, así como sobre la naturaleza del miliante. En el Kurdistán (PKK), Brasil (MST) o México (EZLN) también se han dado profundos desarrollos relacionados con la ética y la militancia revolucionaria.

Desgraciadamente en la propuesta de Hauspoa, salvo para citarlos, parece que no se tienen en cuenta esos profundos desarrollos relacionados con la ética y la militancia revolucionaria que han llevado adelante les zapatistes, las kurdas y el MST.



2.D) Entender la revolución casi como una religión... que deja fuera a las no creyentes.

No somos de quienes piensan que ya todo está dicho y que no hay nada que revisar. Por eso nos parece loable y necesairo abordar las cuestiones relativas a la ética de la revolución, así como replantearse determinadas formas de entender la organización popular que con el paso del tiempo se han ido convirtiendo en simples mantras vaciados de contenido (y hablamos de cuestiones tan básicas como la asamblea) o que simplemente han desaparecido (por ejemplo, la autodisciplina -que no la disciplina impuesta). Pero eso es una cosa, y otra muy distinta es cobijar bajo el manto de la ética revolucionaria planteamientos, valores y formas de organización que podrían ser similares a los de alguna secta religiosa. Creemos que no exageramos.

Aunque esta es una cuestión que probablemente desarrollaremos en otra entrada, pues es, desde nuestro punto de vista, un mal común a varias de las propuestas revolucionarias que se presentan hoy en día en Euskal Herria, recojamos aquí algunas de las cuestiones relacionadas con este tema que aparecen en los textos de Hauspoa, y que creemos que crean un brecha insalvable a la hora de que cualquier proceso revolucionario o transformador sea realmente colectivo y popular. Ese sentido cuasi religioso del concepto de revolución para Hauspoa pensamos que se refleja con rotundidad por ejemplo en este párrafo:

Tendremos que creer en la revolución y dedicar nuestra vida a ella, ya que el de la revolucionaria ha de ser en parte un acto de fe; más allá de la racionalidad positivista, no podemos quedar a la espera de que emerjan “las condiciones objetivas”. La de la revolucionaria, por tanto, es una decisión vital, transcendental; no consiste en la elección parcial de militar en esto o lo otro, y por ello, requiere asumir la renuncia como punto de partida. Una renuncia en cualquier caso voluntaria, de rechazo a ese vacío existencial que cada vez con mayor extensión y profundidad recorre un sistema en plena decadencia y va apoderándose de nuestras vidas. Y así, una renuncia creativa, liberadora, capaz de otorgar un significado a aquello que carece de él.

Esta percepción cuasi religiosa de la revolución toma mayor énfasis en el texto cuando se trata la cuestión de la militancia y el código ético revolucionario, donde encontramos párrafos como los siguientes:

Negación. La militancia no es sólo algo que viene del deseo; muchas veces nos lleva a la negación. El revolucionario está dispuesto a aceptar estas negaciones; a poner la revolución por encima de su vida y a hacer lo necesario para ello; a optar por la vida revolucionaria y aceptar las consecuencias.

Revolución. Los sacrificios y abnegaciones que nos exigirá la revolución no pueden convertirnos en seres grises. Porque amamos la vida, estamos dispuestos a ofrecerla y eso sólo se puede llevar a cabo desde el amor. El amor al pueblo y el amor a la vida libre deben guiar la actuación revolucionaria.

Odio y amor. Aunque el amor está en la raíz de los valores éticos, no podemos olvidarnos del odio, y por eso nuestra actuación deberá basarse en la dialéctica odio-amor: odiamos el mundo de hoy, nuestras condiciones de vida, las opresiones y organización que impone el sistema de dominación en la colectividad y amamos la lucha por combatirlo, el intento de mejorar nuestras vidas, la elección de cambiar la sociedad, amamos a nuestros miembros. Hay que basar nuestra lucha en el amor ético para que no nos ciegue el odio de lo que queremos destruir y para que el nuevo mundo que construimos tenga amor en la raíz. El odio sin amor puede llevarnos al fascismo; el amor sin odio al aburguesamiento.

Con un planteamiento así, no sólo es que quedemos fuera las personas no creyentes en ese concepto de revolución, sino que, además, esto tiene una derivada igual de peligrosa, la de que quienes se conviertan en activas creyentes se tornarán también en figuras imprescindibles que guiarán el proceso:

(…) Creemos que el proceso revolucionario debe ser capaz de combinar diferentes niveles de compromiso; habrá muchos, que tendrán bastante con mostrar su apoyo al movimiento, bien haciendo una aportación económica o acercándose a manifestaciones o reivindicaciones concretas... Esta amplia base social es imprescindible en cualquier movimiento político; es un sustento fundamental. Al mismo tiempo, sin embargo, tendrá que haber también quienes consagren su vida al proceso revolucionario. Esta es una variable que siempre ha existido en la ecuación revolucionaria y no creemos que la revolución social sea realizable sin figuras como ésta. Podemos llamarlo cuadro político, militante revolucionario... Sólo a través de esta figura será posible que los militantes que adopten esta opción se embarquen en un proceso de formación integral y completo, que construyan en ellos una nueva personalidad revolucionaria. La ética revolucionaria se materializará de la manera más radical en estas personas y asumirán una responsabilidad absoluta por esos valores.

Insistimos, esa forma de concebir el proceso revolucionario nos deja fuera a la inmensa mayoría de la población proletarizada y, a nuestro entender, abre las puertas para que se repitan muchos de los grandes errores de los procesos revolucionarios fallidos que ha habido en la Historia. Este análisis (el de lo mucho por aprender de los errores cometidos en la ética y la forma de organización de los procesos revolucionarios), aunque no se señala, también queda pendiente.



Concluyendo

Hemos dejado claro desde la apertura de este blog que nuestra intención no es el análisis exhaustivo de las propuestas revolucionarias que se presentan (algo que, además, escapa a nuestra capacidad, ya que no hemos tenido un proceso de (¿de?)formación política clásica), sino, en primer lugar, colaborar en difundirlas y, en segundo, incluir opiniones-cebo (sobre cuestiones que nos llaman la atención, de forma positiva o negativa) que exciten la curiosidad por conocerlas principalmente a las personas que no están articuladas políticamente, pero que serán parte de cualquier proceso transformador o revolucionario (pues sin ellas no sería posible). Todo ello, desde el profundo reconocimiento a quienes aportan sus elaboradas propuestas revolucionarias y sus lecturas de la totalidad.

En el caso de la propuesta de Hauspoa hay que agradecer el esfuerzo realizado para elaborar esta propuesta que, además, no tiene como objetivo la captación, sino ofrecerla como posible herramienta a quienes compartan la necesidad actual de poner en marcha un proceso revolucionario o transformador.

Como hemos destacado, en lo positivo, nos parece muy de resaltar (y poco habitual) el tono respetuoso del texto con respecto a otras propuestas o planteamientos; y entre sus reflexiones y análisis nos parece de suma importancia la aportación sobre la centralidad del patriarcado en el sistema de dominación, y que esta cuestión sea tenida en cuenta de forma transversal en buena parte del texto (la echamos en falta en la parte sobre ética y organización revolucionaria). En lo negativo, además de algunas cuestiones teóricas, a nuestro juicio fundamentales, que se abordan muy por encima (colonialismo, racialización, aspectos fundamentales de la llamada ecología política..., pero que en algunos casos se reconoce que quedan pendiente de abordarlas en el futuro), lo que más nos preocupa es su caracterización de la militancia y la organización del proceso revolucionario, en algunos casos de forma casi mística; es verdad que esta es una tendencia clásica en muchas corrientes de izquierda radical, pero por eso echamos en falta en este tema el esfuerzo de cuestionamiento que sí realiza Hauspoa en algunas otras verdades clásicas de esas corrientes.

Con todo, nos parece un texto muy recomendable, y una herramienta más que válida para facilitar el análisis y la reflexión. Mila esker testuak lantzen -guztioi helarazteko asmoz- parte hartu duzuenoi


1Alguna muy burda que nos hemos encontrado ha sido corregida, pero seguro que quedan muchas más.

 

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