miércoles, 26 de octubre de 2022

Mugimendu Sozialista: extendiendo la organización comunista (I)

 


 

La iniciativa del Mugimendu Sozialista (MS) y los distintos organismos y colectivos que lo componen es, sin duda, la que ha servido para poner sobre la mesa del debate público de nuevo la idea de la necesidad de una revolución en la Euskal Herria actual. No sólo eso, esa iniciativa es la única que hasta el momento parece contar con una capacidad de impulso y organización para el desarrollo de actividades enmarcadas en esa perspectiva. Y, sin embargo, hacer un análisis de la propuesta del MS es bastante complicado.


Es difícil porque, por un lado, hasta ahora no ha hecho público (o no hemos sabido encontrar entre los textos publicados) un programa más o menos detallado (como sí han hecho el resto de propuestas que hasta ahora se han presentado). Ante ello, hemos decidido recurrir principalemente a textos y declaraciones de colectivos del MS o que hablen en su nombre, textos aparecidos en Gedar o Arteka (sus medios de opinión) así como a opiniones de algunas personas que habitualmente escriben en esos medios o se han señalado como portavoces del MS. Esos textos, declaraciones, entrevistas o hilos de twitter, los recopilaremos en un archivo, que es el que colgaremos en el apartado de Propuestas para la revolución o transformación social en Euskal Herria, en la pestaña de Liburutegia/Biblioteca.

Por otro lado, también se hace más complicado el análisis de la propuesta del MS porque el recorrido llevado en estos ya casi tres años de su existencia en las calles está marcando también en sus formas y contenidos (para mal y para bien, en este orden) una manera de entender el proceso revolucionario que impulsa, que no podemos dejar de analizar, pues nos parece consustancial al mismo. Si a ello unimos las denunciables actitudes que se están mostrando ante el surgimiento de la propuesta del MS, todo ello va a suponer que nos tengamos que extender más de lo habitual, por lo que hemos decidido dividir nuestros comentarios sobre el MS en varias entradas.



Contextualizando el origen

Para intentar contextualizar el surgimiento del MS (que inicialmente se presentaba a través de la Gazte Koordinadora Sozialista –GKS-) acudamos al reportaje que le realizó un medio cercano a él como Contracultura, quien deja claro que:

Desde Contracultura llevamos meses interesados y siguiendo el itinerario de la Gazte Koordinadora Sozialista (GKS). Un proyecto que, desde el comienzo, nos dio la sensación de ser un brote rojo en este erial que acabamos de dibujar. Por este motivo, el pasado mes de agosto, de cara a aclarar las intuiciones que ya teníamos, llevamos a cabo una sugestiva entrevista con dos integrantes de GKS. Del resultado de esa charla nace este texto.

El propósito de este “reportaje”, posicionado, de carácter militante y que no aspira a representar una supuesta “neutralidad” periodística o académica, es, por tanto, no sólo cartografiar las particularidades, el nacimiento y la idiosincrasia de GKS, sino también dar a conocer al resto del estado español este proyecto, ya que consideramos que contiene múltiples potencialidades (a nivel organizativo, estratégico, ideológico, de producción teórica, de debate y de formación) y que puede servir como referencia a todos aquellos que en distintas partes del territorio aspiren también a romper con el orden establecido.

Pues bien, en el mencionado reportaje se define así la Fase inicial de GKS:

Gazte Koordinadora Sozialista, al igual que el ‘Movimiento Socialista’, surge de toda una serie de personas que sentían la necesidad de redefinir un nuevo paradigma estratégico para reestructurar una nueva política revolucionaria. Estas personas eran militantes de distintas organizaciones o grupos: algunos militaban en Ernai, otros en Ikasle Abertzaleak, había gente que venía de un movimiento más autónomo y de gaztetxes, otros pertenecían al movimiento popular, etc. Mediante el debate sobre ciertas cuestiones estratégicas, de forma paulatina, se fueron construyendo las tesis políticas que permitirían crear un nuevo marco de comprensión de la política e ir organizando a cada vez más gente en torno a esas tesis. El surgimiento de GKS se inserta, pues, en ese proceso complejo de debate y creación de nuevas tesis estratégicas, en el cual tuvo importancia el VII congreso de Ikasle Abertzaleak celebrado en 2019, ya que en ese congreso se ‘formalizaron’ las intuiciones y tesis políticas que se estaban creando. “Existía -afirmaron desde IA al concluir el Congreso- la urgencia de actualizar y adecuar el análisis político, y junto con esto también nos quedó claro que las formas organizativas que habíamos puesto en marcha habían llegado a su límite. Así es que comprendimos que estábamos al final de un ciclo político y que era el momento de abrir uno nuevo”.

No obstante, como se recoge en Argia, algunas de las personas que posteriormente aparecerían como miembras del MS llevaban desde tiempo atrás publicando textos y reflexiones en Borroka Garaia da!, un blog que desde 2011 venía siendo uno de los principales altavoces de la disidencia de la izquierda abertzale. Una de esas personas, Kolitza, señalaba en octubre de 2018 (en un texto con el título de Carta abierta a los del “cambio de estrategia”) que las pugnas ideológicas en ese ámbito estudiantil llevaban dándose desde hacía dos años:

Y puestos a analizar, y os lo digo a vosotros, a la dirección de Sortu, con ánimo de haceros reflexionar, situando en óptica general el conflicto particular que habéis inventado y construido durante los últimos dos años entre Ernai e Ikasle Abertzaleak.

Sea como fuere, es cierto que esta corriente de opinión que culminaría en el MS, siendo o habiendo sido parte de esa familia política, fue de las primeras en cuestionar públicamente con claridad y contundencia el giro reformista y socialdemócrata de la izquierda abertzale1. Más aún, como dejaron claro desde su primera aparición pública como GKS en febrero de 2019, planteaban con rotundidad la necesidad de un proceso revolucionario:

Ante la sociedad burguesa que está en decadencia y en ofensiva, a los militantes nos corresponde defender a los desposeídos y al socialismo. Nuestros corazones, al contrario que el sucio dinero, se alimentan con la voluntad y pasión de los camaradas. La voluntad y la pasión revolucionarias que se crean en estas épocas de miseria, tenemos que alinearlas en un sentido político revolucionario, tenemos que tejer la lucha. ¡Hemos venido a la lucha!

Gora Euskal Herria Askatuta!

Gora Iraultza Sozialista!



Análisis de la coyuntura

Son muchas las cosas que compartimos con el análisis de coyuntura que se deduce de diversos textos o declaraciones del MS o de alguno de sus colectivos o personas portavoces. Por ejemplo, el análisis sobre sobre la situación en occidente que realiza Kolitza en el Arteka de enero de 2021:

Hoy por hoy y ya desde hace varias décadas en todo occidente, el proletariado, entendido como la clase más baja entre los trabajadores, como la clase que sólo tiene como propiedad su pura fuerza de trabajo disponible para venderla, crece y crece en número, sin que la dinámica institucional del reformismo le sirva absolutamente para nada. Los partidos de izquierda del Capital se baten en retirada ante la ofensiva de la oligarquía financiera internacional, con programas de retención conservadora de derechos caducos, con una táctica de retención de cotas de bienestar y libertades alcanzadas en el ciclo anterior, pero sin ningún éxito. Sobra decir que el reformismo ha fracasado en su intento de integrar al proletariado en el Estado como convidado de piedra, aun como masa de votantes, aunque ha triunfado en parte al alejar al proletariado de toda independencia política al crear una cultura de masa proletaria antipolítica, a través de los aparatos ideológicos del Estado.

Como la más concreta sobre Euskal Herria que aportan representantes de GKS en Rebelión:

En Euskal Herria, más o menos coincidiendo con el periodo de crisis capitalista, se produjo el final de un ciclo de lucha de clases, fuertemente marcado por la confrontación armada. El final de ese ciclo de confrontación ha dejado diferentes consecuencias. Por un lado, observamos la integración total de Sortu y EH Bildu en la dinámica institucional del Estado español. Aunque mantengan cierta retórica aparentemente revolucionaria, hoy en día son un apoyo activo e indispensable del gobierno español. En Iparralde nos encontramos con una situación similar: la apuesta principal de Sortu y EHBai (la coalición electoral) es optar a gobernar ciertos municipios, sin cuestionar en ningún momento el estado de las cosas. Sin embargo, el anterior ciclo de lucha de clases también ha dejado elementos positivos: predisposición a la militancia de parte de la juventud, una tendencia a la organización superando el ámbito local…

Coincidimos también en su punto de vista sobre la problemáticas delas personas presas políticas:

entendemos que lo principal a reivindicar con respecto a las y los presos políticos vascos es su carácter político. La situación que hoy viven es consecuencia de haber sido partícipes y miembros activos de un proceso de liberación, que fue reprimido violentamente. Por otro lado, reivindicamos y entendemos que la amnistía como concepto político tiene que estar presente, ya que de alguna manera recoge efectivamente el carácter militante y político del por qué de los presos, no sólo para que salgan a la calle.

Así como sus críticas al poder y sus estructuras:

En todo momento, señalamos los mecanismos del poder de la burguesía y la función de los partidos políticos parlamentarios, que no hacen sino apuntalar el poder de los banqueros y grandes empresarios, reduciendo el ámbito de los derechos civiles y políticos del proletariado.

(…) En todo caso, es necesario llevar a cabo una crítica de las instituciones de poder que has mencionado en la pregunta. En primer lugar, ¿de quién dependen esas instituciones? Pues bien, de aquellos que las financian; de los banqueros y grandes empresarios. Son instituciones capitalistas, que no pueden organizar una vida en libertad. Además, todos los partidos parlamentarios hacen suyas las reglas de juego de esas instituciones (están integrados en los Estados burgueses y demás estructuras de poder) y ninguno tiene una hoja de ruta de superación de estas. Nosotros intentamos señalar la dinámica de opresión del régimen de los banqueros y grandes empresarios, y destapar la farsa de todos los partidos políticos.

Pero, evidentemente, hay otras cuestiones que no compartimos en absoluto, como la visión (¿alucinación táctica?) que algunas personas del MS tienen con respecto al movimiento popular. Sirvan de ejemplo de ello estas palabras de Kolitza en septiembre de 2019 en Gedar:

(…) el movimiento popular sobrevive en una simbiosis entre una base anarcoide y posmoderna y los comisarios políticos del partido, ya que los anarcoides, críticos, etc. sólo se encuentran agusto aportando al partido revisionista cultural, económica y socialmente mediante la carta blanca del ‘movimiento popular’ y su desorden organizativo. Es normal, ya que colaborar de cara con semejante partido que protege a la banca, pacta traiciones y engaña a su propia gente es cada vez más desagradable, de ahí la importancia de la carta blanca del ‘movimiento popular’ domesticado y las redes de colaboración cultural secundarias.

En esta simbiosis, cuando el movimiento popular es necesario contra los comunistas, los reformistas son la maza y los falsos anarcoides el mango, cuando no al revés. La rabia anticomunista y las décadas de asimilación y educación social antiproletaria en gran escala aparecen aquí disfrazadas de autoritarismo burócrata (yo soy el jefe porque vengo del partido), allá de burocratismo ‘antiautoritario’ (yo mando aquí porque estoy en contra de la existencia de jefes). Mientras tanto, eso sí, los ‘antiautoritarios’ contemporáneos conviven y colaboran sin problemas con los jefes revisionistas del partido, con el encargado en el puesto de trabajo, etc... pero la sola idea de una jefatura centralizada proletaria los espanta y aterra como a todas las demás corrientes de cultura política del bloque interclasista.

Sobre la percepción y relación del MS con los movimientos populares (de forma especial con el feminismo) profundizaremos posteriormente en otros apartados.



Los contenidos de la propuesta

Vayamos a comentar, como hemos hecho y haremos con las otras propuestas revolucionarias y transformadoras, los contenidos de la del Mugimendu Sozialista, aunque como ya hemos indicado, no es tan fácil.

Volviendo a utilizar la fuente próxima a él de Contracultura, comencemos por ver el análisis de coyuntura que les lleva a su surgimiento:

En cuanto a la razón de ser y emerger de la Gazte Koordinadora Sozialista pueden establecerse cuatro motivos fundamentales de condición general:  

i) Un ciclo concreto revolucionario y de lucha de clases en Euskal Herria había finalizado (no por decreto, sino motivado por el contexto y las características del momento). Esto es, debido a la coyuntura histórica en la que se estaba, esa fase política había terminado y debía darse por terminada. Se asume, por consiguiente, la derrota histórica del Movimiento de Liberación Nacional Vasco (ENAM). Y esto los lleva a hacer una crítica integral del paradigma histórico de ENAM.

ii) La crisis capitalista internacional de 2008, con sus respectivas particularidades nacionales, trae aparejada notables cambios supraestructurales. Una crisis que no solo presenta rasgos económicos sino que afecta a todos los segmentos de la sociedad (generando convulsiones en el plano cultural, político, etc.). Debido a estas condiciones de existencia que se están configurando las nuevas generaciones no aspiran económicamente a (ni pueden lograr) el nivel de vida de las cohortes anteriores. Y, sumado a ello, no tienen ningún referente político revolucionario adecuado a las circunstancias actuales.

iii) La ruptura dada a todos los niveles entre sujetos de edades diversas hace que se produzcan también tensiones entre distintas generaciones dentro de la propia corriente política comunista vasca. La generación anterior pensaba en términos políticos reformistas, los cuales no eran adecuados para ponderar una política revolucionaria desde el punto de vista actual. En este sentido, GKS convierte la ruptura económica en ruptura política y estructural y da voz y se abastece de (estando organizado por) aquellos jóvenes proletarizados, que situados en posiciones precarias y faltos de expectativas, consideran que ni los dirigentes políticos ni la propia base social de clase media están sabiendo dar, ni tienen la iniciativa estratégica de masas necesaria, solución a dichas problemáticas.

iv) En Euskadi había además ya espontáneamente generada, como hemos apuntado, una voluntad revolucionaria negativa, de contraposición y de rechazo. Aunque ésta, y ese era el problema a atajar, no estaba estructurada de forma homogénea. Es decir, existían, desde hace tiempo, muchas organizaciones pequeñas y dispersas (asambleas, gaztetxes, y otras formaciones) que negaban tanto la dinámica económica del capitalismo como la tendencia política de los partidos y grupos políticos establecidos. Pero dicha amalgama de entidades contrahegemónicas no estaba coordinada por un organismo superior y aglutinador con mirada larga y con un proyecto estratégico, y esta era la cuestión que debía resolverse.

Una análisis que en sus dos primeros puntos no es muy distinto al de otras propuestas, aunque en el tercero y cuarto sí que introduce dos novedades: la importancia de la fractura generacional que se da en la actualidad en EH, y el análisis de lo que califica como entidades contrahegemónicas (lo que muchas denominamos movimiento popular) y la conveniencia de impulsar su coordinación, cuestión ésta que también trataremos posteriormente al abordar sus relaciones con el movimiento popular.

En una entrevista más reciente recogida en Rebelión, al ser preguntadas sobre sus objetivos principales, personas de GKS declaraban:

Nosotros defendemos el programa histórico del comunismo como creación de una sociedad sin clases. En ese sentido, es necesario la supresión de la dominación de la burguesía y la superación de todas las modalidades de opresión que hoy en día dependen de ella, como pueden ser la opresión de la mujer trabajadora, el racismo, etc. Entendemos que el comunismo es el programa de la libertad universal, que suprime el criterio clasista de organizar la sociedad y pone las condiciones sociales para el desarrollo de una vida en libertad en todas sus dimensiones.

Dicho objetivo, la creación de una sociedad sin clases, implica necesariamente una óptica política universalista y una independencia política del proletariado con respecto a la burguesía, tanto a nivel organizativo como a nivel ideológico. El proceso político que hemos puesto en marcha responde, por lo tanto, a ese modo de comprender el proceso revolucionario.

La descripción de la sociedad a la que aspiran, con la superación de todas las modalidades de opresión, poniendo las condiciones sociales para el desarrollo de una vida en libertad en todas sus dimensiones, creemos que también es asumible por cualquiera (o la mayoría) de las propuestas revolucionarias, se le denomine a eso Comunismo (como ellas hacen) o Buen Vivir (como, por ejemplo, la denominan algunas comunidades originarias en América Latina). El problema aparece cuando ello lo enmarcan en el programa histórico del comunismo, y por ello a renglón seguido añaden:

Por todo ello, nuestra actividad política tiene como horizonte la creación del Partido Comunista de Masas, entendido como la forma de poder -y, por tanto, de organización compleja del poder- del proletariado que se articula a escala internacional y es capaz de confrontar el poder de la burguesía.


Hacia el Partido Comunista de Masas

Porque ¿a qué hace referencia el MS cuando habla del Partido Comunista de Masas? En otra entrevista, en este caso para Resumen Latinoamericano, lo describen así:

Nuestro planteo es seguir fortaleciendo y desarrollando lo que viene denominándose el movimiento socialista. De lo que se trata es de crear un poder de clase bajo la estrategia socialista, que sea capaz de hacer frente al poder burgués en todos sus frentes y desarrollar un nuevo principio que funcione como fundamento del control del territorio y de la dinámica de vida que se cuaje dentro de él. La forma del desarrollo de la organización de clase son, para nosotros, el partido integral y el Estado socialista.

Pero, para saber algo más en profundidad lo qué supone su planteamiento hacia el Partido Comunista de masas, hemos de echar mano de las palabras de una de las personas que en más ocasiones aparece como voz pública del MS, Kolitza, quien en septiembre de 2019, y en el medio de comunicación del MS, Gedar, decía2 (entre otras cosas, de las que algunas analizaremos posteriormente):

Si alguien me preguntase mi opinión sobre las tareas políticas del proletariado para este curso político contestaría lo siguiente: fortalecerse. El movimiento socialista que se está gestando en Euskal Herria desde diversos sectores del proletariado juvenil, en la intersección entre la decadencia del ciclo político anterior y la descomposición socioeconómica de una parte de la clase media nacional, está poniendo las bases políticas y organizativas para reconstituir y relanzar el proceso socialista del proletariado, incluso quizá para aportar en esta tarea a escala Europea.

Entre los nuevos ingredientes cabe destacar los siguientes: (…) la consideración estratégica irrenunciable de que el fondo de articulación de todos los contextos sociales de violencia y opresión es la sociedad burguesa en su conjunto en la que domina el poder del Capital, sobre el que hay que impactar en ofensiva de partido para instaurar territorialmente el poder del proletariado; y la emergencia de organizaciones comunistas juveniles tendencialmente hacia la unidad de ofensiva en gran escala que es el partido comunista de masas, organizaciones depuradas de elementos reaccionarios, saboteadores, anticomunistas e interclasistas, con unidad de acción a largo plazo y totalmente fuera de control de las instituciones del Capital, desde el Estado hasta los partidos de izquierdas.

En marzo de 2021, otra de las voces públicas del MS, en un artículo en Gedar titulado Los diferentes quehaceres de la coyuntura actual (I): La socialización de la cosmovisión comunista, analiza que:

En esta dura situación se ha dado la recuperación de una cosmovisión enterrada. El quehacer principal para empezar de cero. Teniendo de base las lecciones de Lenin (junto con las de otros muchos revolucionarios) hemos vuelto para hacer el análisis concreto de una situación concreta, partiendo del estudio crítico de los principios teóricos del marxismo y de la experiencia histórica del Proceso Socialista. Pues esta es, según sus palabras, «el alma viva del marxismo o su sustancia».

La visión comunista del mundo establece una determinación para la posición teórica, política y cultural: la determinación de clase. Esto caracteriza el funcionamiento de la sociedad capitalista y la lucha de clases que se desarrolla -y que puede desarrollarse hasta el extremo- en estrecha conexión con ella.

Más recientemente, en septiembre de 2021, el propio Kolitza en un artículo en la revista Arteka, deja claros algunos puntos básicos de la estrategia que impulsa el MS en unos párrafos que, pese a su extensión, creemos oportuno reproducir:

CREAR CÉLULAS DE PARTIDO CON PROYECCIÓN DE CRECIMIENTO ILIMITADO

Nuestra tarea más importante consiste a corto plazo, a nivel ideológico, en articular e impulsar el debate internacional por la reconstitución y actualización del programa comunista revolucionario. Un debate que aúne lo mejor de la experiencia histórica de la lucha de clases y de la teoría marxista en todos los campos de la ciencia.

El Comunismo, como programa histórico de una sociedad universal sin clases donde la libertad política, el bienestar y la riqueza sean patrimonio de toda la humanidad, tiene más actualidad que nunca en el contexto de graves amenazas ante las que el capitalismo ha situado a la raza humana. Esas amenazas son hoy la deshumanización total de la vida social, la destrucción irreversible de los ecosistemas, la exclusión y atomización social generalizada, la miseria material para la mayoría, la guerra total contra las poblaciones, y la dominación política aplastante de una minoría de grandes acumuladores sobre la gran mayoría de la población.

Pero no podemos contentarnos con la formulación de la tarea en su forma simple, ni tampoco con situar el debate internacional en el movimiento comunista como única tarea en abstracto. La formulación puramente ideológica de la tarea, sin su detallamiento práctico, se queda corta. La tarea debe concretarse, el debate es debate de avanzadas prácticas, el debate debe coger cuerpo. Entre otras cosas, es inaplazable la tarea de ampliar en círculos concéntricos, con un crecimiento proporcional, la red de militantes comunistas revolucionarios que empieza a coger dinamismo. De cientos, pasar a ser miles, de miles a decenas y centenares de miles, a millones, hasta la recomposición total del tejido revolucionario internacional del Comunismo, del cuerpo social revolucionario, pues es éste cuerpo quien desarrollará con garantías un poderoso y auténtico debate capaz de buscar solución a todos y cada uno de los variados problemas que plantea cualquier transición histórica de modelo de sociedad. Es este proletariado revolucionario en su dimensión de masas quien acometerá con éxito la imprescindible tarea ideológica de actualizar la teoría revolucionaria y relanzar el proceso socialista al grado de ofensiva. Esa es nuestra misión generacional, la Reconstitución ideológica, política y organizativa del comunismo en todo el planeta.

Dicho esto, aterrizando a nuestro pequeño país, desde el Movimiento Socialista de Euskal Herria estamos proponiendo un modelo de actualización que consiste en un crecimiento proporcional del tejido comunista revolucionario, en torno a una estrategia unitaria pero a la vez múltiple, capaz de articularse en cada generación, en cada subjetividad oprimida, y en cada ámbito de la vida social y la producción, capaz de desplegar el marco conceptual del Socialismo en cada espacio de lucha. Un crecimiento proporcional con el potencial de transformar a todos los espacios sociales, a todas las generaciones y a todas las formas de opresión en espacios de lucha de clases entre la Revolución Socialista y la Reacción, para desarrollar la estrategia gradualmente, de la Forma Movimiento actual, pasando por la Forma de Partido como síntesis de ofensiva, hasta la Forma de Estado-Comuna como Dictadura Revolucionaria del Proletariado.

Las tres modalidades progresivas de existencia del espacio comunista revolucionario (en adelante del proletariado revolucionario), que acabo de definir, constarían del mismo modelo organizativo, gradualmente perfeccionado y complejizado en la medida en que se avanza de escenario: ese modelo organizativo es la democracia proletaria. La democracia proletaria tiene su máxima expresión histórica en el modelo de Consejos, órganos a la vez participativos y a la vez de maximización de la racionalidad finalística del poder del proletariado revolucionario. Órganos articulados de forma centralizada entre sí para dar solución unitaria a los problemas generales, para coordinar la totalidad y para decidir las cuestiones importantes de coyuntura, donde todos los cargos administrativos son revocables de forma permanente.

Este modelo organizativo, como estructura formal para el desarrollo de la estrategia revolucionaria, consiste entonces en una red universal de consejos (células administrativas del poder proletario), tanto en su Forma Movimiento primaria, como en su Forma Partido (organización central de ofensiva que articularía todas las organizaciones e instituciones del proletariado revolucionario), como en el Estado-Comuna como estadio superior de la lucha de clases, en lo que sería una reedición de la fase avanzada de guerra civil mundial entre clases sociales como la que se vivió en la primera mitad del siglo pasado.

Antes de hacer nosotras ningún comentario sobre el marxismo ortodoxo de GKS, dejemos que sean ellas, a través una vez más de la entrevista en Contracultura, quienes lo hagan:

Los militantes de GKS, en cambio, se consideran ortodoxos pero no dogmáticos. Hacen suyo el sistema conceptual del marxismo como teoría crítica e incorporan en su bagaje práctico y en su armazón teórico las enseñanzas del movimiento comunista. Para ello acuden a ciertos debates que se dieron dentro de la órbita marxista a finales del siglo XIX y principios del XX (sobre la conformación del partido, la tensión entre reformismo y revolución, la configuración de los soviets, la penetración del fascismo, la existencia o no de cultura proletaria, la independencia y autonomía de clase, etc.) con el objeto de dilucidar cuáles eran los puntos estratégicos y tácticos que se confrontaban y extraer todas las conclusiones y referencias conceptuales posibles. De esta manera también establecen un vínculo con el pasado y la historia socialista, un nexo entre la tradición y la militancia

No creemos necesario aclarar demasiado que ese proceso en que la vanguardia conduzca a las masas hacia el Partido Comunista, quien mediante la dictadura del proletariado imponga el Estado socialista que conduzca al Comunismo, no es, evidentemente, el proceso revolucionario por el que apostaríamos nosotras. Por un lado, porque ya históricamente ha dejado claro a qué conduce, y nos gustaría saber, desde su planteamiento ortodoxo pero no dogmático, qué lecturas sacan de esos fracasos y derivas totalitarias, pues lo que hasta ahora han comentado al respecto nos deja un tanto sorprendidas. Por ejemplo, cuando en una reciente entrevista que les realiza Carlos Aznárez en Resumen Latinoamaricano se recoge lo siguiente:

-Visto desde América Latina, hay un tema que nos hace un poco de ruido, que es la reivindicación del comunismo, y no lo digo abonando ninguna tesis macartistas, sino que en general, en las experiencias revolucionarias latinoamericanas, tanto armadas como insurreccionales, casi siempre se han dado algunas confrontaciones con los partidos comunistas tradicionales, por visiones menos ligadas a las luchas nacionales y sí a líneas marcadas a nivel internacional, como fueron los vaivenes de la URSS. ¿En qué tipo de comunismo están pensando ustedes?

Nahia: Cuando nosotros nos reivindicamos comunistas, no es meramente una cuestión nominal, ni quiere decir no hacer una revisión crítica, al igual que lo estamos haciendo con el proceso anterior de lucha que se dio en Euskal Herria. Esta tarea crítica la hacemos y continuaremos con la misma. Por otro lado, cuando hablamos del comunismo entendemos que a nivel ético, moral y a nivel de principios políticos, es la propuesta más avanzada, y que mejor se puede contraponer al programa burgués. Son dos formas de ver el mundo antagónicas.  Para eso, no podemos caracterizar en su totalidad cómo va a ser la sociedad utópica comunista del futuro, pero sí entendemos que la construcción de una sociedad comunista es un proceso progresivo que viene dado por el nivel de desarrollo de la sociedad capitalista.  En la sociedad comunista no sería volver atrás y romper con el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas, porque de alguna manera es más coherente vivir de acuerdo a estándares previos (…).

Asier: Tenemos que partir del hecho, de una manera honesta, de que el proyecto  comunista en el siglo XX ha sufrido una derrota. Esto abarcó al movimiento obrero en su intento de construir el comunismo en diferentes países y llevarlo hasta último término. Recogiendo esa experiencia, debemos sacar enseñanzas para poder avanzar en nuestro proceso ya que no partimos de cero,  y de alguna manera somos la continuación de varias generaciones militantes y proyectos de construcción del socialismo que llegaron hasta un punto, sin lograrlo. En ese sentido.  En el siglo XX hubo experiencias políticas de toma del poder por partidos comunistas, pero con dificultades a la hora de ir generando un modelo de sociedad que rompiera con las leyes que rigen en la forma social capitalista.

Igual que nos sorprende la prácticamente nula referencia en los textos de MS al análisis de otras experiencias revolucionarias más próximas en el tiempo que, como en el caso de les zapatistes y las kurdas han abierto caminos y realidades muy fructíferos al haber dejado a un lado las ortodoxias marxistas-leninistas. En contraposición a ello, parecen admirar la revolución bolchevique, modelo que en lo sustancial parecen defender, como en este editorial de Arteka de octubre de 2020:

El Partido Bolchevique, comandado por Lenin, fue un gran estratega de la política, y un claro ejemplo del dominio de esta, del impulso revolucionario ejercido por las ansias de libertad. En ningún momento se subordinó incondicionalmente al hecho objetivo del desarrollo económico, y siempre actuó como fuerza impulsora de la revolución, para llevar a cabo la revolución social, sustentada sobre la transformación socioeconómica de la sociedad.

(…) Sin el estallido revolucionario y sin la insurrección del proletariado constituido en Partido Comunista, es imposible transformar la realidad, y destruir el capitalismo. Quienes, bajo el supuesto de una situación histórica divergente con respecto a la acontecida en el siglo XX, reniegan a día de hoy de la necesidad de organizar la revolución y de la toma del poder mediante la insurrección, simplemente están renegando del socialismo y de la política, para caer en las filas del reformismo.

Pero más allá de esa cuestión sobre el análisis histórico crítico, nuestra discrepancia fundamental se centra en que nuestra forma de entender el proceso revolucionario es como parte de un camino que se va prefigurando durante el propio proceso, y la prefiguración que se adivina en la propuesta de pasos del MS (incluida esa reedición de la guerra civil mundial de clases), desde luego no tiene que ver nada con el horizonte transformador al que nosotras aspiramos, llámese Buen Vivir, Comunismo, Comunitarismo o como quiera llamarse.

No obstante, la propuesta del MS tiene unas cuantas cuestiones conflictivas más que creemos necesario analizar.


Las opresiones específicas subsumidas por el capitalismo

Ya hemos visto antes cómo en una entrevista en Rebelión, personas de GKS declaraban:

Nosotros defendemos el programa histórico del comunismo como creación de una sociedad sin clases. En ese sentido, es necesario la supresión de la dominación de la burguesía y la superación de todas las modalidades de opresión que hoy en día dependen de ella, como pueden ser la opresión de la mujer trabajadora, el racismo, etc.

En otra entrevista en Berria afirmaban también que muchas opresiones (de raza, de género, de la juventud trabajadora…) son resultado de una dinámica de clases global, y que un punto de vista economicista y reduccionista esconde esa base común de la opresión:

Klase terminologia berreskuratu nahi dugu, ez itxurazko erradikaltasun bat antzezteko, baizik eta ulertzen dugulako askotariko zapalkuntzak —arrazarena, generoarena, gazteria langilearena...— klase dinamika globalaren emaitza direla. Ikuspegi ekonomizista eta erredukzionista batek zapalkuntzen oinarri komuna ezkutatzen du. Guk terminologia politiko historikoa berreskuratu nahi dugu, oinarri hori azaleratzeko eta mugimendu sozialei klase batasuna ahalbidetzeko.

Para Kolitza alguna de esas opresiones pueden ser incluso anteriores al capitalismo, pero habrían sido subsumidas por él:

El modo de producción capitalista es el hegemónico en la formación social burguesa, pero convive con restos de otros medios de producción, con vestigios de opresiones tradicionales, subsumiendo estas bajo la polarización burguesía-proletariado y creando figuras intermedias de mando y colaboración.

A lo que añade que la forma de superar esas opresiones subsumidas es el comunismo revolucionario no reduccionista:

El fundamento de la dominación de la burguesía sobre el proletariado es económico, y sus leyes categoriales constituyen el modo de producción capitalista. Pero esas leyes están articuladas en una compleja y diversa estructura de poder a la que el marxismo denomina formación social capitalista mundial. En la formación social capitalista distintas modalidades de opresión brotan de la dominación económica y se instauran dentro del proletariado: opresión estatal-política, opresión nacional, opresión imperialista, opresión de género, opresión racial, etc. que constituyen dentro del proletariado distintas subjetividades oprimidas (súbdito del estado, miembro de una nación oprimida, trabajador periférico, mujer, negro, etc…) El conjunto de estas opresiones constituye la estructura general de la dominación burguesa. Este es el verdadero alcance de la dominación burguesa, que descansa sobre la subordinación económica del proletariado, pero no se reduce a ella. La llave para suprimir estas formas opresivas pasa por eliminar la raíz, que es la subordinación económica que deja indefenso al proletariado y de la que brotan distintas formas de subordinación que a la vez retroalimentan la dominación de clase y la hacen más aplastante. Por lo tanto, la vía para solucionar las opresiones específicas pasa por el comunismo revolucionario, entendido como la superación de todos los antagonismos, tal y como es definido ya en el manifiesto comunista. Es este concepto general y no reduccionista del comunismo el que debe ser profundizado y alimentado mediante la investigación teórica y la experiencia práctica.

Ese planteamiento para el propio Kolitza (de “absorción conceptual de problemáticas de opresión nacional, de género, etc.”) es una de las posibles aportaciones del MS de Euskal Herria a escala europea:

El movimiento socialista que se está gestando en Euskal Herria desde diversos sectores del proletariado juvenil, en la intersección entre la decadencia del ciclo político anterior y la descomposición socioeconómica de una parte de la clase media nacional, está poniendo las bases políticas y organizativas para reconstituir y relanzar el proceso socialista del proletariado, incluso quizá para aportar en esta tarea a escala Europea.

Entre los nuevos ingredientes cabe destacar los siguientes: La absorción conceptualmente más precisa y orientada a la práctica de las problemáticas de opresión nacional, de género, etc... por parte del programa comunista actualizado; el enfoque político radical de combatir y transformar los contextos sociales estructurales, y no únicamente a las personas o a los actores contingentes, como lo venía haciendo el enfoque activista y moralista tradicional; la consideración estratégica irrenunciable de que el fondo de articulación de todos los contextos sociales de violencia y opresión es la sociedad burguesa en su conjunto en la que domina el poder del Capital, sobre el que hay que impactar en ofensiva de partido para instaurar territorialmente el poder del proletariado

En toda esta cuestión, como mucha otra gente (y la mayoría de las propuestas revolucionarias actuales en EH), discrepamos abiertamente con el MS. Creemos que el patriarcado y el esclavismo (los pilares de fondo en los que se sustentan el sexismo machista y la opresión de género, así como la racialización) no son “simplemente” opresiones subsumibles a la opresión capitalista, que desaparecerían en la medida que fuéramos capaces de acabar con el capitalismo. Entre otras muchas cosas, porque son anteriores a él, y porque en las experiencias revolucionarias de corte marxista habidas en la historia, no desaparecieron ni el patriarcado ni el racismo.

A la cuestión sobre el papel de la población racializada y pauperizada, tan llamativamente poco presentes en la generalidad de las propuestas revolucionarias en EH (tan escasamente presentes como ese sector del proletariado en las filas revolucionarias), le dedicaremos un texto propio en este blog, pero subrayemos que tampoco en los textos del MS se encuentran referencias a esta expresión de dominación.


La obsesión antifeminista

Pero, entre las luchas contra esas opresiones o expresiones de dominación, parece que al MS le preocupe especialmente la potencia de los movimientos y grupos feministas, incluidos los de orientación marxista, pues considera que no son revolucionarios. Las miembras del colectivo de mujeres proletarias del MS, ITAIA, lo expresan con claridad en esta entrevista en Arteka en noviembre de 2020:

El mayor movimiento que aborda el asunto de la mujer, el feminismo, ha tomado una fuerza especial en los últimos años y se ha podido ver que causa de la realidad concreta, dispone de una gran capacidad movilizadora. Al contrario, nosotras hemos identificado su falta de propuestas para realizar cambios reales, por lo que en esta situación política, nuestro objetivo ha sido difundir otro tipo de ideas. No situamos el problema solo en el feminismo, sino en la deriva en la que se ha encontrado un sector amplio de la izquierda en los últimos años, y por tanto, en los planteamientos de estos sectores. En esta situación, nos parece claro que aunque el feminismo haya adoptado formas autónomas, se ha convertido en la base central de muchos movimientos de izquierdas. Las escuelas teóricas que inspiran al feminismo no nos han saciado; sus planteamientos estratégicos tampoco coinciden con los nuestros. Esto no significa que a nivel táctico no vayamos a colaborar en ciertas luchas, sino que nuestra aportación teórica a estas y el horizonte estratégico que les marcaremos serán distintos.

N.P. Aunque el feminismo en nuestra sociedad se entienda como un movimiento que lucha por «la igualdad de mujeres y hombres», tiene unos principios políticos claros, a pesar de englobar distintas corrientes. La problemática femenina se conceptualiza en el marco del patriarcado, a saber, se entiende como un aspecto autónomo de la vida social, aunque esta se encuentre en intersección con otras opresiones y realidades. Esto conlleva dos consecuencias políticas evidentes: se identifica una estructura autónoma de poder patriarcal y se define como sujeto de lucha la «mujer», en general. Nosotras, en cambio, tras un análisis de la realidad en la que vivimos, interpretamos las opresiones como parte de la dominación burguesa, es decir, como formas concretas de explotación, formas de dominación que aparecen subordinadas a la acumulación del capital, que es el objetivo de la sociedad capitalista. En consecuencia, por una parte identificamos la mujer trabajadora como sujeto oprimido, aunque sus consecuencias sociales puedan afectar a todas las mujeres. Situamos, por tanto, el sujeto de lucha en la clase trabajadora conjunta, ya que es este el único sujeto con potencialidad para acabar con el sistema.

Pero entre las personas portavoces habituales del MS hay posicionamientos muchos más tajantes, como estos de Kolitza en sendas contestaciones a dos mujeres feministas (Jule Goikoetxea y Teresa Larruzea) que habían escrito en Berria el artículo ‘’Marxen kapitala egungo patriarkatuan’’:

Cuando hace ya ciento cincuenta años que la ciencia proletaria descubrió la ley del salario, querer volver a conceptos confusos, propios de los inicios del movimiento obrero, como el de ‘’trabajo remunerado’’, resulta un poco impropio viniendo de gente que se toma en serio el método científico.

La teoría feminista, de ser una herramienta para emancipar a la mujer trabajadora de la opresión de género, y para complementar la teoría y el programa comunista, se convierte de este modo en una herramienta para atar a la mujer trabajadora a su enemiga de clase (la mujer burguesa), para desviar a la mujer trabajadora de su programa de clase (la revolución comunista), en una herramienta para complementar el programa burgués y modernizar las relaciones de dominación capitalistas. Se transforma en mistificación y legitimación de las categorías burguesas. Y esto no es admisible.

https://borrokagaraia.wordpress.com/2017/12/29/marxismo-y-opresion-de-genero-respuesta-a-jule-goikoetxea-y-teresa-larruzea/

Por último, cabe señalar que en el campo político, ni hay ni puede haber ningún feminismo marxista. Sólo es una escuela académica (Vogel, Ferguson, etc… que no debe confundirse con el feminismo autonomista académico italiano, Federici, Fortunati, etc…), escuela marxista a la que dicho sea de paso, mis interlocutoras no pertenecen, como es público y notorio. El feminismo, o es comunista (que pretende la superación de todos los antagonismos y comprende que la llave pasa por abolir la subordinación económica del proletariado) y revolucionario (que combate a la burguesía y a sus figuras de colaboración de clase; el marido burgués, el policía, el encargado de fábrica, la feminista académica, la tertuliana de televisión, el político profesional) o no es nada. El feminismo, o pone en el centro a la mujer proletaria, condición que comparten el 90 por cien de las mujeres del planeta, o se convierte en una ideología burguesa para atenazarla en formas más sutiles y poderosas con la excusa de emancipar formalmente a una minoría de mujeres privilegiadas.

https://borrokagaraia.wordpress.com/2018/01/19/feminismo-proletario-y-comunismo-revolucionario/

La virulencia en el discurso parece incrementarse con el auge de los grupos feministas cuestionadores. Así lo reflejan estos párrafos de un reciente hilo de twitter del propio Kolitza:

Hoy mucha gente compra este discurso. Es cierto que patri describe con respeto y con argumentos su punto de vista, pero su discurso está plagado de vacíos, como lo está la solución 'feminista' frente a la comunista, en lo que respecta a la emancipación de la mujer proletaria.

1-Desde luego que con el marco burgués se entiende el marco ideológico burgués, contrapuesto al comunismo como única ideología histórica independiente de la ideología burguesa. El feminismo como programa político y discursivo, también el autodenominado 'anticapitalista', se enmarca en el primero, como puede observarse en ese mismo hilo. ¿Desorientación de cientos de miles, millones de mujeres (y hombres) trabajadoras, que apoyan al feminismo como programa? Puede ser, a eso viene la necesidad de la crítica socialista al feminismo.

2-El MF (si algo así existe) no es un movimiento proletario, sino un movimiento diverso en su composición de clase, que de hecho en el plano público es protagonizado por las mujeres de clases medias (políticas profesionales y académicas), lo cual no excluye que haya colectivos de mujeres proletarias que adoptan el discurso feminista. De ahí la necesidad de combatir ese marco político y discursivo, falso e impotente para el proletariado y para la mujer proletaria.

(…) 5- El artículo nos habla de un movimiento feminista 'autónomo de partidos e instituciones' pero realmente no hay más que autonomía en abstracto y colectivos sueltos sin fuerza real ni cemento conceptual para desarrollarse en forma de partido de revolucionario proletario.

¿Qué autonomía podría haber ante el capital desde colectivos de lucha parcial y sin programa de totalidad? Es un secreto a voces que desde este feminismo autónomo la autocentralización en forma de Partido Comunista ni está ni se la espera. A eso viene HS, y si realmente hay, que seguro que las hay, mujeres comunistas en esos grupos feministas, acabarán formando parte del proceso. Porque luchar contra las instituciones burguesas implica desarrollar una estrategia de contrapoder institucional, el PC que pueda desarrollarse en estado proletario; todo lo demás es denunciar ésta o aquella característica de las instituciones burguesas, cuando muchas de ellas pueden ser matizadas por el propio poder estatal, y subsumidas en la lógica de integración de la mayoría de estos discursos 'autónomos' en el estado burgués.

Este planteamiento de que todo lo que no se centralice en un Partido Comunista es burgués, es una de las formas de intervención que van caracterizando al MS, como posteriormente analizaremos.


Dejemos aquí esta primera parte de nuestros comentarios sobre la propuesta revolucionaria del Mugimendu Sozialista, quedando pendientes para siguientes textos tanto las inadmisibles reacciones habidas tras su surgimiento, como el análisis de ese otro tipo de discurso que supone la práctica, esto es, las cosas que se van haciendo y cómo se van haciendo.


1 Desde fuera de la izquierda abertzale también, desde al menos finales de 2013, se oían voces que ya realizaban ese análisis y llamaban públicamente a que sectores de la izquierda abertzale se posicionaran en este sentido crítico. Ver, por ejemplo: https://www.nodo50.org/ekintza/2014/euskal-herria-tiempos-de-rebelion-para-la-izquierda-abertzale/

2 Este enlace a veces da problemas “de seguridad” en los navegadores, pero el texto lo podréis encontrar en la recopilación de texto del MS que colgaremos en la pestaña de Liburutegia /Biblioteca de este blog

 

 

 

3 comentarios:

  1. En primer lugar, sé agradece que haya personas que, honestamente, analicen unos de los movimientos revolucionarios con más lucidez surgidos en el centro imperialista europeo y en pleno siglo XXI.
    Sin ser militante de MS, pero sí por cercania a sus tesis politicas, me gustaría aclarar brevemente algunss apreciaciónes que has hecho acerca de alguns cuestiones:
    1) El MS no es marxista leninista ni tampoco de ninguna de las corrientes oficiales del comunismo del siglo XX. De hecho, han hecho una critica sincera, y no tienen ninguna pretension de ser una sigla más zentro de los cientos de PCEs que pululanp or ahi.

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  2. La forma y contenido que tenga el Partido Comunista de Masas será diferente a lo ya conocido, y será en el proceso de lucha de clases cuando surja su forma y contenido, en el mismo proceso.
    Eso excluye una lectura del MS en terminos del "comunismo" del siglo XX.

    2) Itaia no es "antifeminista", como sí son los reaccionarios. Simplemente señalan los limites del feminismo para transformar el mundo y sus opresion es. Para ello, proponen la via comunists para la liberacion de la mujer proletaria,

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  3. 3) Los textos que has publicado son ideas para el debate, algunas incluso sé han quedado por el camino o simplemente son tesis. El MS tiene al marxismo como metodo de analisis y acción, no como un dago de citas de Marx, Engels o Lenin. Aquí la diferencia con el resto de organizaciones denominadas "comunistas". El marxismo entendido como unidad de teoria y practica, no como algo identitario, simbologia y propaganda (m-l y demas).

    Por ahora, un saludo!



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