lunes, 14 de noviembre de 2022

Mugimendu Sozialista (II): extendiendo la organización comunista

 


 

Las propuestas revolucionarias, además de por las proclamas, han de analizarse también (o sobre todo) por las prácticas y sus modos, y si entre las propuestas revolucionarias actualmente sobre la mesa en EH hay alguna que haya desarrollado prácticas y dinámicas, ésa es sin duda la del Mugimendu Sozialista y los colectivos que lo componen. Por eso podemos analizar sobre los modos y prácticas del MS, cosa que con el resto hoy por hoy no es posible.

 

Pero antes de entrar a ese análisis es necesario dejar clara de nuevo nuestra solidaridad con todos aquellos colectivos u organizaciones que, intentando impulsar la revolución o la transformación social que acabe con el capitalismo, el patriarcado, el colonialismo y cualquier otra forma de sistema de opresión, padecen por parte del Estado y sus diversos tentáculos de poder persecución, descalificación, criminalización y represión.

 Y de esas cuatro democráticas herramientas se está sirviendo el poder establecido para intentar acabar con la expansión del MS. Está claro que el surgimiento del MS y, sobre todo, la capacidad de organización e incidencia que ha conseguido entre la juventud vasca desde su aparición, ha puesto en alerta a los aparatos del Estado; y contra él se ha puesto a trabajar desde diversas instancias del poder policial, político, judicial o mediático. Veamos unos simples ejemplos que no son sino una mínima parte de una larga lista.

 A) de persecución y señalamiento:

La Policía Nacional da por desarticulado un grupo de 'kale borroka' del entorno de Gazte Koordinadora Sozialista[1]

B) de descalificación:

Ortuzar, GKSz: «Aretoko iraultzaileak dira», «burgesiaren seme-alabak, burgesak bezala bizi direnak»[2]

C) de criminalización:

El Movimiento Socialista en el punto de mira de la Fiscalía General del Estado[3]

D) de represión:

Desalojado el antiguo Dia entre cargas y un joven encadenado a Laboral Kutxa [4]; El desalojo de los Centros Socialistas[5]

 Todo apunta a que estas y otras formas de represión se incrementarán, habrá pues que estar atentas para pasar de las palabras a los hechos en nuestra práctica de solidaridad.

 Resaltada esta importante cuestión, abordemos ahora el análisis de algunas de las formas del proceder político del MS que hasta ahora le han caracterizado.

 

 

Abriéndose espacio político

 La aparición de una nueva propuesta política (o la recuperación de una anterior, modificada, corregida y actualizada) como es el caso actual con la que ha puesto sobre la mesa el MS, en el contexto revolucionario y transformador debería ser un elemento que impulsara el debate, repensar y cuestionarse incluso planteamientos previos de cada quien, dialogar constructivamente y, si fuera posible, terminar por entenderse y coordinarse. Aunque parezca absurdo, esa no es la práctica habitual en la izquierda radical, ni en EH ni, en general, en el mundo. He ahí una de las probables causas de nuestra debilidad permanente. La aparición pública del MS, desgraciadamente, está significando la reiteración de rivalidades y enfrentamientos, más típicos de enemigos irreconciliables. Es la pelea por el espacio político.

 Ya hemos visto que el proceso de surgimiento del MS se venía cociendo desde años atrás, pero visto desde fuera, asombra, y tiene mucho mérito, la capacidad para, en tan poco espacio de tiempo, conseguir no sólo lo más difícil, el apoyo de mucha juventud, sino, además, acompañarlo de capacidad de organización, de estructuración y de formación, así como de buenas dosis de imaginación y conocimiento del terreno que se pisa para saber lanzar propuestas adecuadas a situaciones complicadas (por ejemplo, durante la pandemia).

 Si a ello sumamos los periódicos encuentros de formación interna, así como las jornadas y Topagunes (con asistencia de millares de jóvenes), parece más que evidente que el MS ha sabido hacerse y consolidar un importante espacio político, en unas circunstancias nada sencillas, entre otras cosas por las propias condiciones impuestas con la pandemia. Sin embargo, parte de ese proceso de construcción del espacio político propio, desde nuestro punto de vista, y con ánimo de crítica política constructiva, tiene importantes sombras, que pasamos a señalar.

 El texto Conocer Lenin y su obra[6], recoge que:

 (…) la expresión de uno de los rasgos más constantes del hacer político de Vladímir Ilich, de su convicción, puesta en práctica una y otra vez hasta 1924, de que «primero hay que separar, dividir, para después juntar en mejores condiciones, en condiciones más favorables para la tendencia u opción que se representa».

 No sabemos (ni para la cuestión en que estamos importa demasiado) si la frase atribuida es real, pero creemos que sirve para describir el actuar inicial de los colectivos del MS, que gráficamente podría describirse como abrirse paso a codazos (desgraciadamente serviría también para describir la forma de hacerse espacio político que han practicado a lo largo de las historia muchas organizaciones de la izquierda radical). Pero como es una afirmación fuerte, vamos a intentar demostrarla analizando cómo ha sido su proceder con respecto al resto de fuerzas políticas y populares con planteamientos más o menos próximos.

 

A) Ante la Izquierda Abertzale Oficial

 Nos parece que el enfrentamiento dialéctico con la IAO es el más entendible. Por un lado, porque no hay que olvidar que es principalmente desde el interior de ese mundo donde comienza a tomar forma el actual Mugimendu Sozialista, tal y como se recoge en la entrevista de Contracultura. Por otro, porque ya antes de abandonar esa corriente política, las personas hasta entonces a ella vinculadas, que luego pasarían a formar parte de la creación del MS, habían intentado inicialmente abrir debates al respecto desde dentro, habiéndoseles negado la opción (valgan como ejemplos las ponencias Elorri y Kantauri presentadas a los congresos de Ernai).

 Pero aún así, el nivel de enfrentamiento que representantes de ambos ámbitos han llevado a cabo, indica algo más que un debate de ideas. Valga como ejemplo de las agrias polémicas que en torno a una u otro estrategia lo que recoge el artículo (y lo comentarios que le siguen) Carta abierta a los del cambio de estrategia, de octubre de 2018, meses antes de la aparición pública de GKS. Enfrentamientos que se reprodujeron en los medios con mayor virulencia tras la presentación de GKS, como quedó recogido en el artículo de Kolitza Socialismo o barbarie, respuesta a Eneko Compains y a la burocracia de Sortu. Y eso que si repasamos el texto de la presentación de GKS no encontramos ninguna referencia, ni directa ni más o menos indirecta, a la IAO.

 Ese enfrentamiento ha elevado su tono en los últimos tiempos, ya que en la medida en que las noticias alrededor del MS han comenzado a aparece en los medios de masas (probablemente, es verdad, siguiendo intereses espurios de quienes controlan esos medios, que aprovechan para cargar contra la IAO, lo cual no es culpa del MS, como a veces se le recrimina), han sido máximos responsables de la IAO quienes han elevado el tono de sus descalificaciones, acusándole, por ejemplo, de actitud sectaria, de agresiva o de reaccionario, a lo que han sido respondidos con mayor elevación del tono por algunas personas miembras del MS, aunque otras se han limitado a una aclaradora recopilación de los ataques verbales, que refleja bastante bien la situación. Parece evidente que la denuncia del viraje reformista de la IAO que lleva a cabo el MS ha trascendido más lo que a aquella le gustaría, y de forma muy especial entre la juventud vasca, de ahí esa campaña contra el MS, que con ningún otro rival político ha llegado a esos extremos (al menos en los últimos tiempos).

 Así las cosas, se ha llegado a traspasar la línea del enfrentamiento verbal, dando paso desde a lamentables enfrentamientos físicos hasta prácticas de veto político, como alguno de los padecidos por el MS en los espacios de txoznas[7]. Afortunadamente, de alguna forma se consiguieron calmar las aguas, y aunque esperamos que no vuelvan las crecidas, difícil será cuando en la actualidad, más que rivales que compitan por un espacio político (y estamos muy de acuerdo en que, como subraya el MS, en esa lucha entre rivales la IAO juega con mucha ventaja por la diferencia de medios, estructura, dinero, apoyos institucionales...), parecen enemigos. Lo dicho, nada extraño en la lamentable tradición de las disidencias y rivalidades en la izquierda radical. Aunque, afortunadamente, hay unos mínimos imprescindibles que se mantienen.

 

B) Ante el resto de propuestas revolucionarias y disidencias

 Ya hemos visto cómo en el caso de Hauspoa (y lo veremos también cuando le toque el turno a otras propuestas), se parte de una declaración de reconocimiento y respeto a todas las personas y organizaciones que plantean sus propuestas revolucionarias (o que han intentado llevarlas a la práctica en las última décadas) y, no en pocos casos, se reitera también un llamamiento al entendimiento, coordinación o confluencia entre ellas.

 Es más, en el caso de GKS, su aparición pública fue celebrada por algunas de las otras organizaciones revolucionarias, tildándola, por ejemplo de hito histórico (Herri Gorri) o le dan una “calurosa bienvenida” esperando que “lxs jóvenes de GKS sean la generación que nos lleve a la victoria” (Herritar Batasuna). Sin embargo, en este espacio ideológico la táctica del MS parece ser la misma, abrirse hueco a codazos, o eso puede deducirse del tono del artículo publicado en Gedar en septiembre de 2020 por cinco personas del MS, con los siguientes diagnósticos sobre algunas de esas otras organizaciones revolucionarias:

 Emprendimos la relación con los representantes de Jarki hace año y medio. Deseábamos darles a conocer nuestras propuestas generales y escuchar su postura sobre un posible trato a largo plazo; los miembros de la dirección de Jarki se negaron a hablar con nosotros. Desde entonces, han difundido en su base militante y en otros espacios prejuicios sobre nuestro movimiento y nuestros militantes y a su vez, mentiras sobre nuestros militantes y nuestro contenido. Así, han conseguido contaminar las relaciones de lucha entre las bases sociales de distintos ámbitos, atribuyendo prejuicios basados en mentiras a las relaciones sanas y la afinidad política entre los militantes de ambos movimientos presentes en pueblos y comarcas.

En lo que respecta a la postura teórico-política de Jarki, identificamos esta organización como una suma contradictoria y populista de la independencia del proletariado y nacionalismo revolucionario. Mediante dicha «suma» de significados, buscan atraer a militantes del ciclo político anterior para incorporarlos a su proyecto, en vez de contemplar la integridad y coherencia de sus conceptos políticos. En la práctica de Jarki, igualmente, observamos un partidismo evidente.

(…) En cuanto a Jardun, dicen ser un agente político para coordinar fuerzas. No obstante, nosotros y nosotras no hemos sido invitados a participar en el mismo. El hecho de no habernos invitado nos parece significativo, puesto que somos un movimiento formado por diversos militantes y agentes. De la misma manera, pensamos que, si se pretenden sumar fuerzas constructivamente, es imprescindible que entre los agentes políticos haya una relación entre iguales. No nos parece que, en nombre de la unión de fuerzas, unos agentes en concreto –en este caso Jarki y Eusko Ekintza, mediante una supuesta coordinadora de acumulación de fuerzas– dispongan del monopolio del derecho a voto y establezcan por su cuenta la lista de invitados. Además, la suma de fuerzas no consiste en exigir a los demás agentes la asunción de las bases que cada uno haya establecido por su cuenta, sino en la conversación entre iguales y en la voluntad de obtener las propuestas más desarrolladas posibles. 

Sobre Hauspoa --o el espacio político que engloba-- podemos decir que han publicado algunos documentos en las redes sociales; aparte de dicha información, ignoramos por completo sus futuras intenciones. Sí hemos desarrollado una relación prolongada con algunos de sus representantes, e incluso les presentamos ciertas propuestas organizativas hace año y medio, las cuales renunciaron justificando estar inmersos en un debate interno. (…) Desde la interrupción de nuestra relación, aun manteniendo el trato con nosotros, difundieron críticas personalistas contra nuestros militantes e información falsa sobre nuestro contenido. Por si esto fuera poco, en algunos lugares estos militantes han unido fuerzas con la Izquierda Abertzale Oficialista en contra de nuestro movimiento, por ejemplo, realizando tácticas conjuntas para aislar a nuestros militantes. Aunque si dispongamos de una postura crítica sobre la posición política que han mantenido hasta ahora, respetaremos sus ritmos y haremos pública una valoración más desarrollada a medida que desarrollen su práctica.

 Por si después de todo lo mencionado les quedaba poco claro, remachan con el siguiente párrafo:

 Dicho todo esto, he aquí nuestra opinión: los representantes de los grupos mencionados carecen de voluntad necesaria para llegar a acuerdos resultantes en una unión real de fuerzas y, a su vez, carecen de contenidos propios. Los responsables de estos grupos, aun viendo su falta de hegemonía entre los agentes independentistas y socialistas y, en falta de un marco teórico propio, conscientes de su falta de propuestas estratégicas particulares, rechazan toda propuesta para hablar con nosotros y, ni qué decir, para llegar a acuerdos. Al contrario, han sembrado desconfianza en torno a nosotros entre militantes con voluntad revolucionaria y han puesto así en peligro la posibilidad de una acumulación de fuerzas basada en la racionalidad política. Si se pretenden unir fuerzas en el sentido revolucionario, dejar de lado los partidismos y abandonar todo tipo de personalismos son requisitos mínimos que hay que cumplir.

 Aunque en el repaso anterior no se cita a Herritar Batasuna, no parece que la relación sea muy fluida, a raíz de lo comentado en algún párrafo de un comunicado de esta organización en marzo de este año. En cualquier caso, no vamos a ser nosotras quienes nos dediquemos a sembrar cizaña entre organizaciones, y con lo comentado creemos que queda clara la forma de actuación del MS en este espacio político.

 

C) Ante los movimientos populares

 Partamos de que es el espacio en el que nosotras nos ubicamos, y quizá por ello sea en el que menos entendemos la forma de actuar del MS, salvo que, como ya indicábamos en la primera entrada sobre el MS, se trate de una alucinación táctica cuyo objetivo sea el pescar el mayor número de personas partidarias en el espacio político de los movimientos populares, donde se encontrarían esas capas de población con dosis de antagonismo, y por lo tanto más fácilmente captables para la causa revolucionaria socialista. Porque desde el MS consideran la acumulación de fuerzas el eje vertebrador de su actual estrategia. Así lo señalaba Kolitza pocos meses después de la aparición pública de GKS, en un artículo en Gedar titulado Constructivismo político y lucha de clases:

 Toda estrategia tiene un eje vertebrador al que podemos denominar acumulación de fuerzas. No hay estrategia sin acumulación de fuerzas: o mejor, sin modelo de acumulación de fuerzas. La estrategia socialista del proletariado debe consistir, como así fue en los ciclos ascendentes de lucha de clases de finales del XIX y principios del XX, en la acumulación de fuerzas proletarias, para obtener el control territorial y de la producción y para ejercer la dictadura de clase sobre la burguesía, desarrollar la construcción económica del socialismo y preparar las condiciones de la nueva sociedad

 ¿Por qué pensamos que el MS considera al movimiento popular como el mayor caladero al que acudir en busca de gente que sumar a su estrategia? Pues porque hasta hasta hace poco pensaban que era la principal herramienta de respuesta de la clase trabajadora y la juventud vasca. No son palabras nuestras, son de otro de los más señalados impulsores del MS, el blog Borroka Garaia Da en julio de 2016:

 El movimiento popular vasco es la respuesta que principalmente la clase trabajadora y la juventud vasca han dado a un entramado político, económico y social opresivo e impuesto que no pone en manos del pueblo ni la gestión de sus recursos ni la dirección de sus vidas. A otro nivel también significa la organización del pueblo desde la base y de una forma verdaderamente democrática y horizontal, generalmente asamblearia, autogestionada y de acción directa entendida en su más amplia concepción.

El movimiento popular ha tenido un triple carácter. Uno de defensa (frente al servicio militar, frente a proyectos e infraestructuras del capital, frente a la represión, frente a medidas económicas contra la clase trabajadora y en definitiva frente a imposiciones de cualquier tipo en cualquier ámbito). Uno de ataque / autodefensa, sea para mantener conquistas o erosionar y nivelar la balanza de poder. Y uno de construcción, que lleva a la realidad material espacios contrapuestos y alternativos al sistema vigente auto-constituyéndose.

El movimiento popular vasco ha tenido notables victorias a lo largo del tiempo y también amargas derrotas pero sin el movimiento popular posiblemente el pueblo vasco ya no existiría como tal.

 Por eso, cuando pocos años después Kolitza plantea que la principal tarea política es fortalecerse, para hacerlo, parece que entre otros instrumentos utiliza el de atizarle de forma alucinante al movimiento popular, e intentar convencer a propies y extrañes de que ese mismo movimiento popular es, entre otras muchas barbaridades, anticomunista y antiproletario, y un instrumento al servicio de la IAO:

 Si alguien me preguntase mi opinión sobre las tareas políticas del proletariado para este curso político contestaría lo siguiente: fortalecerse.

(…) En este contexto, la aristocracia obrera y el funcionariado ‘abertzales’ y ‘progresistas’, totalmente incapaces de programa político propio, siguen mayoritariamente y a pies juntillas el sentido común de ese viejo movimiento ‘popular’, anticomunista y antiproletario, liderado por el programa político de clase media y su decadente sentido común político, y están llamadas a cerrar filas contra la emergencia de organizaciones comunistas proletarias en cada conflicto en el que se vean envueltas. Y lo están tanto su línea oficialista de partido, como su línea ‘’autónoma’’ esteticista y posmoderna, que llega a considerarse a sí misma ‘revolucionaria’. De hecho, tratar de contraponer el movimiento popular y su sentido común tradicional al partido burócrata reformista Sortu como pretenden algunos es de lo más contraproducente. El partido es la cabeza y el movimiento popular es el cuerpo del bloque político de la clase media: el partido ahora ya depurado de tendencias ‘populares’ y anarcoides mediante salarización y burocratización extrema desde el entramado institucional burgués, totalmente una empresa del estado, mientras que el movimiento popular sobrevive en una simbiosis entre una base anarcoide y posmoderna y los comisarios políticos del partido, ya que los anarcoides, críticos, etc. sólo se encuentran a gusto aportando al partido revisionista cultural, económica y socialmente mediante la carta blanca del ‘movimiento popular’ y su desorden organizativo. Es normal, ya que colaborar de cara con semejante partido que protege a la banca, pacta traiciones y engaña a su propia gente es cada vez más desagradable, de ahí la importancia de la carta blanca del ‘movimiento popular’ domesticado y las redes de colaboración cultural secundarias.

En esta simbiosis, cuando el movimiento popular es necesario contra los comunistas, los reformistas son la maza y los falsos anarcoides el mango, cuando no al revés. La rabia anticomunista y las décadas de asimilación y educación social antiproletaria en gran escala aparecen aquí disfrazadas de autoritarismo burócrata (yo soy el jefe porque vengo del partido), allá de burocratismo ‘antiautoritario’ (yo mando aquí porque estoy en contra de la existencia de jefes). Mientras tanto, eso sí, los ‘antiautoritarios’ contemporáneos conviven y colaboran sin problemas con los jefes revisionistas del partido, con el encargado en el puesto de trabajo, etc... pero la sola idea de una jefatura centralizada proletaria los espanta y aterra como a todas las demás corrientes de cultura política del bloque interclasista .

 Una vez caricaturizado el movimiento popular como enemigo, sólo quedaría anunciar como conflictos inevitables aquellos que ya se estarían calculando activar:

 (…) pero es que además también son inevitables los conflictos entre las organizaciones comunistas y el ‘movimiento popular’ tradicional, con un anticomunismo latente por más que se disfrace en muchas ocasiones de localismo autogestionario (lejos del anarquismo tradicional con claro componente comunista); y así va a ser hasta el momento en que las organizaciones comunistas funden mayoritariamente un nuevo sentido común político favorable a la revolución socialista y al proletariado , y junto con ello el movimiento popular de clase media, se convierta en el movimiento proletario, con una autogestión real, de clase, articulada a escala social, y no sólo en txoznas y gaztetxes para pasar el rato hasta que te llaman para trabajar. Así que no deben sorprendernos cada vez más choques y conflictos también entre el movimiento ‘popular’ de clase media y el nuevo movimiento proletario. Mucha gente todavía no es consciente del nivel de antagonismo que implica todo esto y de los conflictos inevitables que están llamados a surgir en distintos momentos de coyuntura entre lo nuevo y lo viejo.

 

C.1. El claro ejemplo de los gaztetxes y espacios okupados

La lucha popular concreta en la que se ve con mayor claridad el actuar del MS que acabamos de describir, es la de los gaztetxes y espacios okupados. En julio de 2016 Borroka Garaia Da definía así estos espacios:

 No me canso de decirlo pero el mejor ejemplo lo tenemos delante de nuestras narices. El modelo “gazte asanblada – ocupación – gaztetxe” posiblemente sea de los pocos elementos que llegados al 2016 no ha podido ser asimilado (pese a tentativas de integración institucional), reune todos los ingredientes de poder popular y arranca de cuajo al capital y al estado un cacho material de su poder para ponerlo en manos del pueblo. Este esquema exitoso es totalmente válido en su aplicación a cualquier frente de lucha política, social y económica por lo que resulta verdaderamente paradigmático que casi no hayamos intentado exportarlo ni a la lucha obrera (parados/as incluídas), ni al proceso de liberación nacional (pueblos auto-organizados) ni a muchos de los elementos que se puedan plantear. Todo un mundo nuevo donde poder ejercer con imaginación mientras nos cerramos a los límites y esquemas del sistema o ¿será de nuestras propias mentes?

En los últimos años se han multiplicado las experiencias asamblearias principalmente de cara a arrancar de cuajo al capital espacios para liberarlos. Un número importante de nuevos Gaztetxes han sido ocupados, se han reforzado o han nacido asambleas para llevarlo a cabo, hemos conocido experiencias de ocupación hasta ahora inéditas que abren nuevas perspectivas como la reciente ocupación en una universidad por el movimiento estudiantil o la ocupación llevada a cabo por el movimiento feminista. Incluso saliendo del ámbito juvenil experiencias de recuperación de ikastolas abandonadas. Se han recuperado fábricas para avanzar en proyectos populares. Incluso barrios enteros como en Errekaleor. Esta ofensiva “silenciosa” se ha traducido también en movilizaciones y encuentros coordinados como el reciente de gazte asanbladas y gaztetxes mientras la dinámica en torno a la vivienda ha ido cogiendo nuevos bríos

 Probablemente por esa fuerza del movimiento okupa en EH que describe BGD!, cuando el MS comienza a dar los primeros pasos para su estructuración, elige como táctica intentar que el movimiento okupa se integre en el movimiento revolucionario que impulsa el MS. Eso es lo que con claridad se expone en el artículo de Ziripot, con clarificador título: Táctica para la estructuración del poder obrero: La okupación en abril de 2018:

 Como he mencionado antes, la ocupación es un medio para lograr la expropiación o sabotaje contra la propiedad de los medios de producción, donde dicho medio debe ser utilizado por los desposeídos para abolir la propiedad privada y construir/crear la propiedad colectiva. Por eso, el movimiento okupa tiene que ir dentro del movimiento revolucionario. Tiene que ser, de hecho, un movimiento que luche para cambiar la totalidad. Por eso, es imprescindible que la ocupación como táctica sectorial vaya coordinada y en la misma dirección de las demás luchas y, por lo tanto, la táctica de la ocupación tiene que estar subordinada a la estrategia de clase.

(…) Se nos hace imprescindible, a partir de las okupaciones locales, espontáneas y parciales, llevar a cabo un modelo organizado de okupación sistemática basado en la división del trabajo, que englobe organizaciones de trabajadores tanto a nivel regional como nacional, para alimentar la organización del poder obrero y poder afrontar los ataques represivos del capital.

(…) Lo que antes era movimiento okupa, con la aplicación de esta táctica ha pasado a convertirse en dirección de la línea estratégica de la vanguardia de la clase trabajadora organizada.

Aun así, dependiendo de la coyuntura, dentro de la estrategia de clase los espacios okupados también pueden cumplir otras funciones. Dicho brevemente, pueden cumplir también la función del cuidado colectivo y descanso de los revolucionarios, o tras okupar y dejar de perder el tiempo que supone ganar dinero para alquilar una casa (por medio del trabajo asalariado), centrarse en la militancia (teniendo estas formas que fundamentarse siempre en la solidaridad, en la forma de propiedad colectiva, y no cada uno preocupado solo de su casa okupada).

 Siguiendo esa táctica, rápidamente, en marzo de 2019, se presenta Erraki como herramienta política para, desde la solidaridad de clase, superar los límites de la autogestión para la autodefensa:

 ERRAKI pauso bat gehiago da norabide horretan, langileon autoantolaketa ardatz duen erreminta politiko bat. Helburua, gune autogestionatuek modu isolatuan aurkitzen dituzten mugak gainditzea eta klase elkartasunaz euren burua defendatzeko mekanismo ezberdinez hornitzea da. Lan lerro ezberdinak garatuko ditu gune autogestionatuek izan ditzaketen beharrei erantzuteko, euren burua zentzu guztietan birproduzitzeko, baliabide ezberdinak eskuratzeko, etsaiaren oldarraldietatik babesteko.

 Y, como ya hemos visto antes, desde su punto de vista, el movimiento okupa tiene que ir dentro del movimiento revolucionario, por lo que se intenta que los diversos espacios okupas y autogestionados de EH se incorporen a Erraki. Lógicamente, hay muchos de estos espacios que no comparten ese punto de vista, surgiendo los conflictos[8], que como ya hemos visto antes, adelantaba Kolitza que aparecerían.

 Parece además que la resistencia de los colectivos que defienden el asamblearismo, y que abogan por seguir manteniendo su autonomía también con respecto al MS, se convierten en problema para éste, que no entiende cómo no aceptan la propuesta que les hace Erraki de pertenecer a algo más grande, y ante ello parece que opta por la descalificación burda y el mensaje de que el único camino viable es el de la centralización socialista, como deja claro esta editorial de Gedar con el significativo título de Sobre Erraki, autonomías y paradojas:

 Se ha podido comprobar históricamente que todo movimiento descentralizado, que no responde a una división socialista del trabajo y a una centralización política de las capacidades del proletariado, es un movimiento impotente ante el capital que, cuando no directamente articulado por el mismo, es rápidamente asimilado a sus límites. Es más, precisamente es la falta de centralización socialista, de división harmoniosa del trabajo en el seno del proceso socialista la que posibilita la burocracia y el autoritarismo, el control más irracional sobre las masas y su subordinación total a un poder político que no emana de sus formas económico-sociales de poder, derivadas de la construcción económica del socialismo, sino que de la fe ciega a una organización que centraliza en unos pocos todas las capacidades, tal y como pretenden hacer quienes en nombre de la autonomía no dudan en ejercer un control sobre diferentes espacios autogestionados, a los que, según parece, Erraki les ha ofrecido la oportunidad de pertenecer a algo más grande, no de controlarlos.

 Transcurridos unos años ya del asunto, y vistos los no pocos desalojos padecidos por el MS en los locales y espacios  que había ido okupando durante este tiempo, habrá que pensar que esté considerando la desaparición de Erraki, teniendo en cuenta lo que la propia organización comentaba en junio de 2019:

 (...)Tresna espezifiko honen muina, beraz, eraginkortasunean kokatzen dugu. Errakik ez badu lortzen eraginkorra izatea, antolaketa eredu berri baten beharra azalduko zaigu guztioi eta antolakuntza forma berriak sortu beharko ditugu..

 Las muchas energías derrochadas por unos y otros colectivos en estos rifirrafes (que, desde nuestro punto de vista, tampoco desde el sector okupa asambleario se han gestionado adecuadamente en muchas ocasiones) les debilitan, facilitando su represión.

 

 C.2. El absolutamente inaceptable veto del Movimiento popular a las txoznas del Mugimendu Sozialista (y otras actitudes similares)

 En la relación entre el MS y el Movimiento popular no se puede dejar de comentar el, para nosotras, desde cualquier punto de vista inaceptable hecho del veto a la instalación de txoznas en espacios festivos que ha padecido en no pocas localidades de Euskal Herria el MS, como consecuencia de decisiones tomadas por el Movimiento popular y, en otros casos, también por la IAO.

 Como venimos insistiendo, entre gentes y colectivos revolucionarias y transformadoras la solidaridad ante la represión y el acoso es una tarea primordial, y la represión económica que está padeciendo el MS por parte de los poderes del Estado es brutal, y debe ser denunciada y combatida por todas. Solo por ello, las txoznas del MS deberían haber tenido cabida en cualquier recinto popular de txoznas en las que hubieran pretendido instalarlas.

 Pero, más allá de ello, y por muy degradadas que puedan estar en algunas localidades las relaciones políticas y/o personales entre el Herri Mugimendua y el Mugimendu Sozialista, es inaceptable que el Movimiento popular vete políticamente al MS, entre otras cosas porque -se consideren a sí mismas o no parte de él, lo critiquen agriamente o no- está claro que forman parte del concepto de Herri Mugimendua que siempre se ha tenido en esos espacios, donde se ha dado cabida incluso a colectivos en los que no estaba nada clara su apuesta por una transformación radical. 

Actuación igualmente inadmisible es la de algunos espacios autónomo o libertarios que están negando a colectivos del MS el uso de su local para actos públicos o privados, según parece, so pretexto de que son un partido político, lo que, a nuestro entender, no sería sino un tan triste como erróneo argumento, que a la postre no dejaría de ser otro modo de veto inaceptable, y una evidente falta de solidaridad entre gentes revolucionarias y/o transformadoras.

  El MS -guste su propuesta o no, se esté de acuerdo con sus formas o no- aspira a transformar la realidad, no tiene dependencias institucionales y es en base a la participación popular como lleva a cabo sus iniciativas, cuyo objetivo es acabar con el capitalismo. Desde nuestro punto de vista, quienes desde el Movimiento popular no sean capaces de ver esto con nitidez o es que han perdido la objetividad política mínima necesaria, o están poniendo en riesgo el que el movimiento popular se convierta en un espacio cerrado sólo para afines empáticos, lo cual lo aproximaría más a un comportamiento sectario que al que cabe esperar de un movimiento popular. Si lo que sucede es que las formas de funcionar del MS (las formas de relacionarte, aunque a menudo no se consideren así, son también política) con respecto a los movimientos populares (como ya hemos visto, no pocas veces despreciativas, cuando no directamente insultantes) generan un importante rechazo, plantéese abiertamente la cuestión (única forma de buscar una salida), pero no se disfrace de otros argumentos políticos, ni sirva de excusa para no practicar la necesaria solidaridad.

 

 Tenemos la esperanza de que esta crónica de desencuentros entre el Mugimendu Sozialista y el Herri Mugimendua sea solo temporal, y producto de la sugerida táctica empleada en la actualidad por el MS como forma de abrirse espacio político en un panorama tan complicado para ello como es Euskal Herria. Esa esperanza se fundamenta en que, por lo que vamos viendo por otras zonas del Estados español donde el MS también ha comenzado a implantarse y desarrollarse, el debate entre las diversas posturas (principalmente entre las del MS y el denominado Movimiento autónomo) está siendo no sólo mucho más dialogante, sino productivo para todas las partes. Valga como ejemplo de ello el artículo (y las referencias a otros que en él se recogen) titulado ¿Qué es hoy la lucha de clases? Entre la autonomía y el “movimiento socialista”, publicado en Contracultura en junio pasado.

 Del mismo modo, hay que tener en cuenta otra importante cuestión. Las formas agrias de algunas personas del MS no deberían ser pretexto para no tener en cuenta parte de las críticas que desde el MS se hacen tanto al movimiento popular, como al okupa, al autónomo o el asambleario, pues creemos que en algunos casos tienen una base real. El funcionar con una cierta inercia que dificulta planteamientos más ambiciosos para la autogestión, la falta de planteamientos coordinados, la deriva de algunos espacios okupados hacia la cogestión, un adormecimiento de la dimensión cuestionadora, una cierta autocomplacencia en los aniversarios... pueden detectarse en algunos de esos espacios y ambientes, de los que, no lo olvidemos, han formado parte no pocas de las personas que han impulsado el MS. Haríamos bien en saber rescatar esos aspectos de la (auto)crítica política, uno de los principales tesoros de cualquier movimiento antagonista. Consideremos esa crítica pues, a pesar de su envoltorio, como un preciado regalo del MS al HM.

 

 

Vamos a dejar aquí la segunda parte de nuestro análisis sobre la propuesta del Mugimendu Sozialista, en esta ocasión más centrada en su forma de hacer que, como señalábamos al principio, es tan importante o más que el discurso.

 Pero aún nos quedan importantes cuestiones por abordar. Por ejemplo, los contenidos de las campañas que ha llevado adelante (que, ya os adelantamos, entre ellas hay algunas que nos han parecido y parecen muy buenas y oportunas), además abordando importantes cuestiones que el resto de la izquierda radical y el movimiento popular no hemos sido capaces de desarrollar. También tenemos intención de analizar algunas características de su discurso, así como cuestiones importantes que en éste, al menos hasta el momento, no han aparecido. Pero eso será en la tercera parte.

 

 



[6] Fernández Buey, Franciso; Barcelona: Dopesa, 1977.

[7] El veto no solo ha sido por parte de la IAO, algunos colectivos del Movimiento Popular, como en el caso de Gasteiz, han tomado parte en ese veto, a nuestro entender inadmisible, por mucho que el MS haya maltratado al Movimiento Popular, como luego veremos.

[8] No queremos darle mucha extensión al asunto, quien, sin ir caso a caso de los conflictos, quiera tener una idea de los motivos, puede encontrar textos de ambas partes sobre ello en: https://halabedi.eus/es/hainbat-gaztetxeetako-militanteren-oharra-eta-erraki-ren-erantzuna/

 

 

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