miércoles, 21 de febrero de 2024

Las relaciones entre el Movimiento Socialista y el Movimiento Popular

 

 (Ilustración del blog contracultura)

 

 

Hace ya unos seis años que comenzó a tomar cuerpo y forma el espacio político que hoy en día da en denominarse Mugimendu Sozialista (MS). Sus relaciones con ese otro espacio vaporoso denominado Movimiento Popular (MP) han sido bastante tumultuosas, aunque también con experiencias diversas, dependiendo del ámbito tanto territorial como de actuación, y del momento concreto. Creemos que hasta ahora son muy pocas las voces del MP que (al menos de forma pública y más allá de comunicados anónimos) hayan opinado sobre esas tormentosas relaciones, intentando ir más allá de la visceralidad producto del dolor sufrido por las heridas recibidas. Y, sin embargo, nos parece que esa es la única forma para salir de una situación de bloqueo que amenaza con paralizar por completo al MP, que es a quien en realidad perjudica (y quien en realidad nos preocupa). Unido a ello, tras la reciente presentación del documento Nueva Estrategia Socialista. Bases estratégicas para la composición internacional del comunismo, pensamos que existen nuevos elementos para analizar esa relación en su proyección futura. Estas cuestiones acerca de las relaciones ente el MS y el MP son las que intentamos abordar en esta entrada, siempre desde nuestro nada ortodoxo punto de vista, con el ánimo de que puedan servir de algún modo como una contribución más al intento de desencallar la situación, pero sin un planteamiento ingenuo que impida ver la estrategia de fondo del MS hacia el MP.

 

El texto está compuesto por los siguientes apartados:

 

1.- Algunas cuestiones previas

1.a.- Desde dónde elaboramos el análisis

1.b.- El “vaporoso” mundo del Movimiento Popular

2. La relación inicial del MS con el MP

3.- El maltrato del MS al MP se extiende, y en algunos sectores (feminismo) se agrava

4.- El visceralismo predomina como inadecuada respuesta del MP

5.- El inaceptable veto del MP al MS en algunos espacios festivos

6.- ¿Se atisban cambios en el proceder del MS hacia el MP?

7.- Concluyendo

 

 

1.- Algunas cuestiones previas

 1.a.- Desde dónde elaboramos el análisis

 Recordemos para empezar que esto lo escribe alguien que tras varias décadas de fuerte actividad en diferentes sectores del MP gasteiztarra, hace ya algún tiempo que por decisión propia (para dejar paso) abandonó alguno de ellos, pasó a un segundo o tercer plano en otros, y mantiene su actividad en alguno. El conocimiento pues, es limitado, pero quizá la perspectiva que ofrece la lejanía, distinta. Al mismo tiempo, se escribe desde la experiencia concreta en Gasteiz, lugar de extensión inicial del MS y, aunque mucho de lo sucedido en Gasteiz se va repitiendo luego en otras zonas, las experiencias locales son tan distintas como lo son en cada localidad las relaciones de fuerza, las mochilas históricas locales y las formas de ser de las gentes del MS y del MP.

 En los textos elaborados hasta ahora por Iraultzak Lagunduz sobre el MS, hemos venido dejando claro que hay algunas cuestiones que compartimos y valoramos de la iniciativa, y otras tantas que no. Sin entrar en demasiado detalle y profundización, entre las que valoramos o compartimos están, por ejemplo:

 ·         Que ha servido para poner sobre la mesa del debate público de nuevo la idea de la necesidad de una revolución en la Euskal Herria actual. No sólo eso, esa iniciativa es la única que hasta el momento parece contar con una capacidad de impulso y organización para el desarrollo de actividades enmarcadas en esa perspectiva.

·         Compartimos su análisis sobre la deriva reformista de la llamada Izquierda Abertzale Oficial (IAO), y valoramos que es el MS el que ha abierto ese melón y lo ha lanzado al debate público.

·         Estamos bastante de acuerdo en sus críticas a los mecanismos del poder y sus estructuras.

·         Coincidimos también en su punto de vista sobre la problemática de las personas presas políticas.

·         Valoramos la capacidad que ha demostrado para en algunas iniciativas puntuales hacer planteamientos necesarios (la campaña contra el estado de excepción durante la pandemia; ante el control social, o sus economatos o biltegis solidarios pueden ser algunos buenos ejemplos)

·         Consideramos acertadas algunas de sus críticas sobre ciertas inercias instaladas en el MP

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Entre las que no compartimos en absoluto se encontrarían:

 ·         Su estrategia basada en la creación de cuadros que vayan generando una vanguardia que dirija a las masas, mediante la creación de un partido único, hacia la dictadura del proletariado que permita alcanzar un Estado socialista que de paso al comunismo.

·         La forma de su organización basada en el centralismo democrático.

·         Su visión occidentalista del mundo (aún no conocemos textos del MS que analicen y profundicen sobre otras realidades muy distintas en otras zonas del planeta).

·         Su apuesta por propuestas revolucionarias que ya demostraron su fracaso en siglos anteriores, y su desprecio o ninguneo de otras iniciativas revolucionarias o transformadoras que en el presente están demostrando su potencialidad (léase zapatismo, confederalismo democrático, los autogobiernos comunitarios de cada vez más pueblos originarios…), o que han supuesto iniciativas revolucionarias de las que aprender (la lucha mapuche en particular, pero del pueblo chileno en general; las luchas de los pueblos originarios en El Alto o Cochabamba bolivianos; y también experiencias más de nivel micro como las del ZAD de Notre-Dame-des-Landes, por poner un ejemplo cercano geográficamente)

·         Su percepción y análisis sobre el movimiento popular, así como las diversas tácticas que en relación a este ha utilizado hasta el momento.

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Con todo esto lo que queremos aclarar, para quien no lo sepa, es que no nos situamos pues entre quienes demonizan al MS y todo lo que supone, ni entre quienes alaban todas sus iniciativas y propuestas y que, por encima de todo, valoramos la aportación revolucionaria que suponen en un panorama sociopolítico de Euskal Herria, donde este tipo de propuestas parecían haber pasado al baúl de la historia, y el MS ha contribuido a que florezcan. Pensamos que ésa es la principal razón de su rápida expansión entre una juventud sin referentes en ese ámbito, y un motivo de alegría para quienes aspiramos a transformar la realidad, compartamos o no sus propuestas y estrategias.

 

 

1.b.- El “vaporoso” mundo del Movimiento Popular

 Antes de entrar a analizar la relación, tácticas y estrategias del MS con respecto al MP, sería conveniente delimitar en lo posible ese “vaporoso” concepto de Movimiento Popular. Concepto, además, con significado diverso, según se aplique en Euskal Herria, zonas de Europa o de América Latina, Para no complicarnos en exceso en esta cuestión, nos centraremos en Euskal Herria y utilizaremos como referencia válida la definición de MP que hace KIMUA en su más que interesante texto El Movimiento Popular en Euskal Herria. Pasado, presente y futuro, con el que estamos de acuerdo en líneas generales:

 (...) lo que hoy en día entendemos por Movimiento Popular en Euskal Herria, fue la forma concreta que adoptó esa reacción de la sociedad en un contexto muy determinado de nuestra historia: aquel que desde la década de los 60 del siglo pasado hizo que la opresión nacional y la contradicción capital-trabajo se expresaran por medio de una conflictividad social creciente. Por momentos incluso al borde de la insurrección armada.

En ese contexto, durante años el MP en Euskal Herria fue un estadio superior de esa reacción primaria a la tensión de clase estructural, en el que la sociedad logra organizarse a escala local y barrial y, ante una problemática particular, comenzar a desarrollar su propio programa. Una potencia social de carácter eminentemente espontáneo, sectorial, descentralizado y auto-organizado, que en un contexto de fuerte conflictividad social (incluida su vertiente armada), cobraba pleno sentido en relación a lo que fue el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV). Ciertamente, el MLNV fue en aquella época la expresión política organizada de mayor relevancia dentro del espacio revolucionario vasco, capaz tanto de catalizar aquel momento histórico, como de liderarlo en numerosos aspectos. De ahí que el significado de lo que hoy se entiende por Movimiento Popular, no se pueda desligar de la existencia y desarrollo del MLNV. Y que, dadas las circunstancias y como no podía ser de otra manera, el MP quedara tendencialmente canalizado en torno al espacio organizativo y estratégico que componía el propio MLNV. Dicha canalización no era homogénea, ni estaba exenta de tensiones. En unas ocasiones se daba conscientemente, en otras por inercia; a veces de manera amistosa, otras mediante operaciones de entrismo en las que se intervenían determinadas expresiones del MP para dirigirlas hacia los intereses particulares del MLNV.

 

Resumiéndolo mucho, podemos quedarnos con que es la expresión de una potencia de conflictividad social, de carácter espontáneo, sectorial, descentralizado y auto-organizado que, en el caso de Euskal Herria, en el último tercio del pasado siglo y primera década del presente, fue catalizado por diferentes fuerzas políticas o ideologías, de forma muy principal por el MLNV, sector al que pertenecían una nada despreciable proporción de quienes formaban el movimiento popular (aunque es verdad que según en qué sector ésta era mayor o menor).

 

Esa importante presencia de personas del MLNV al interior del MP no significaba necesariamente que éste lo dirigiera. Quien escribe estas líneas, que nunca ha pertenecido al MLNV, ha compartido con sus militantes no pocas luchas populares en diferentes sectores, en las que, lejos de darse una relación de dependencia hacia el MLNV, lo que se daba era una relación de igualdad y compañerismo entre militantes del MP, al margen de cuáles fueran (o no) sus otras militancias (esa experiencia, al menos en Gasteiz, no era infrecuente). Pero también es verdad que, sobre todo en la década de los 80 y los 90, y dada su numerosa presencia en el MP, el MLNV en no pocas ocasiones intentó aprovechar los réditos que pudieran aportarle las luchas del MP, cuando no directamente condicionarlas en función de sus intereses. Como queda dicho, ni siempre era así, ni lo consiguió siempre que lo intentó. Conviene tenerlo presente para el análisis que luego vamos a acometer.

 

Pero, para definir al MP, también nos parece útil (y añade algunas otras características) la definición que sobre él hacía el blog Borroka Garaia Da en julio de 2016 que por aquel entonces recogía las aportaciones y debates de quienes luego darían el impulso definitivo a la creación del MS:

 El movimiento popular vasco es la respuesta que principalmente la clase trabajadora y la juventud vasca han dado a un entramado político, económico y social opresivo e impuesto que no pone en manos del pueblo ni la gestión de sus recursos ni la dirección de sus vidas. A otro nivel también significa la organización del pueblo desde la base y de una forma verdaderamente democrática y horizontal, generalmente asamblearia, autogestionada y de acción directa entendida en su más amplia concepción.

El movimiento popular ha tenido un triple carácter. Uno de defensa (frente al servicio militar, frente a proyectos e infraestructuras del capital, frente a la represión, frente a medidas económicas contra la clase trabajadora y en definitiva frente a imposiciones de cualquier tipo en cualquier ámbito). Uno de ataque / autodefensa, sea para mantener conquistas o erosionar y nivelar la balanza de poder. Y uno de construcción, que lleva a la realidad material espacios contrapuestos y alternativos al sistema vigente auto-constituyéndose.

El movimiento popular vasco ha tenido notables victorias a lo largo del tiempo y también amargas derrotas pero sin el movimiento popular posiblemente el pueblo vasco ya no existiría como tal.

 

 

2. La relación inicial del MS con el MP

 No vamos a detenernos demasiado en esta cuestión, pues ya la abordamos con cierta extensión en nuestro anterior texto Mugimendu Sozialista (II): extendiendo la organización comunista, en el que analizábamos las relaciones del MS con la IAO, con el resto de propuestas revolucionarias y disidencias, y con el MP. Ese texto era especialmente crítico en cuanto a la relación del MS con el MP, ya que la valoración que aquél hacía con respecto a éste, al menos en palabras de uno de sus referentes habituales, Kolitza, era del siguiente tenor:

 (...) la aristocracia obrera y el funcionariado ‘abertzales’ y ‘progresistas’, totalmente incapaces de programa político propio, siguen mayoritariamente y a pies juntillas el sentido común de ese viejo movimiento ‘popular’, anticomunista y antiproletario, liderado por el programa político de clase media y su decadente sentido común político, y están llamadas a cerrar filas contra la emergencia de organizaciones comunistas proletarias en cada conflicto en el que se vean envueltas. Y lo están tanto su línea oficialista de partido, como su línea ‘’autónoma’’ esteticista y posmoderna, que llega a considerarse a sí misma ‘revolucionaria’. De hecho, tratar de contraponer el movimiento popular y su sentido común tradicional al partido burócrata reformista Sortu como pretenden algunos es de lo más contraproducente. El partido es la cabeza y el movimiento popular es el cuerpo del bloque político de la clase media: el partido ahora ya depurado de tendencias ‘populares’ y anarcoides mediante salarización y burocratización extrema desde el entramado institucional burgués, totalmente una empresa del estado, mientras que el movimiento popular sobrevive en una simbiosis entre una base anarcoide y posmoderna y los comisarios políticos del partido, ya que los anarcoides, críticos, etc. sólo se encuentran a gusto aportando al partido revisionista cultural, económica y socialmente mediante la carta blanca del ‘movimiento popular’ y su desorden organizativo. Es normal, ya que colaborar de cara con semejante partido que protege a la banca, pacta traiciones y engaña a su propia gente es cada vez más desagradable, de ahí la importancia de la carta blanca del ‘movimiento popular’ domesticado y las redes de colaboración cultural secundarias.

En esta simbiosis, cuando el movimiento popular es necesario contra los comunistas, los reformistas son la maza y los falsos anarcoides el mango, cuando no al revés. La rabia anticomunista y las décadas de asimilación y educación social antiproletaria en gran escala aparecen aquí disfrazadas de autoritarismo burócrata (yo soy el jefe porque vengo del partido), allá de burocratismo ‘antiautoritario’ (yo mando aquí porque estoy en contra de la existencia de jefes). Mientras tanto, eso sí, los ‘antiautoritarios’ contemporáneos conviven y colaboran sin problemas con los jefes revisionistas del partido, con el encargado en el puesto de trabajo, etc... pero la sola idea de una jefatura centralizada proletaria los espanta y aterra como a todas las demás corrientes de cultura política del bloque interclasista .

 

El menosprecio y el insulto al MP por parte de Kolitza es una táctica que no busca tanto el causar heridas a la gente del MP (aunque esa sea una consecuencia no buscada, pero asumida), sino desprestigiarlo a ojos vista de la juventud dispuesta a iniciar su compromiso con las luchas transformadoras y para la que el MP siempre es una referencia. En esa misma línea, para los colectivos del MP ya existentes, como luego veremos, utiliza otras tácticas como el entrismo, el bloqueo (entrando en los colectivos y bloqueando las iniciativas) o la confusión de siglas (poniendo en marcha colectivos que por el nombre parecen responder a una dinámica popular, como el caso de los Extebizitza Sindikatuak). No es nada nuevo, es lo que, como ha hemos visto que señalaba el texto de Kimua, la IAO practicaba en ocasiones, y que Kolitza pudo aprender durante los años que militó en ella.

 

Por eso, a lo anterior añadía lo que parecía, más que un presagio, un aviso de lo que se venía (el subrayado es nuestro):

 (...) pero es que además también son inevitables los conflictos entre las organizaciones comunistas y el ‘movimiento popular’ tradicional, con un anticomunismo latente por más que se disfrace en muchas ocasiones de localismo autogestionario (lejos del anarquismo tradicional con claro componente comunista); y así va a ser hasta el momento en que las organizaciones comunistas funden mayoritariamente un nuevo sentido común político favorable a la revolución socialista y al proletariado , y junto con ello el movimiento popular de clase media, se convierta en el movimiento proletario, con una autogestión real, de clase, articulada a escala social, y no sólo en txoznas y gaztetxes para pasar el rato hasta que te llaman para trabajar. Así que no deben sorprendernos cada vez más choques y conflictos también entre el movimiento ‘popular’ de clase media y el nuevo movimiento proletario. Mucha gente todavía no es consciente del nivel de antagonismo que implica todo esto y de los conflictos inevitables que están llamados a surgir en distintos momentos de coyuntura entre lo nuevo y lo viejo.

 

Eso lo decía Kolitza en septiembre del 2019, y ya sabemos que el presagio o aviso terminó cumpliéndose, y los conflictos múltiples terminaron dándose. No obstante, como dijimos en 2022, ese maltrato hacia el MP queríamos pensar que “se trate de una alucinación táctica cuyo objetivo sea el pescar el mayor número de personas partidarias en el espacio político de los movimientos populares, donde se encontrarían esas capas de población con dosis de antagonismo, y por lo tanto más fácilmente captables para la causa revolucionaria socialista”. A ello añadíamos que “Tenemos la esperanza de que esta crónica de desencuentros entre el Mugimendu Sozialista y el Herri Mugimendua sea solo temporal, y producto de la sugerida táctica empleada en la actualidad por el MS como forma de abrirse espacio político en un panorama tan complicado para ello como es Euskal Herria. Esa esperanza se fundamenta en que, por lo que vamos viendo por otras zonas del Estados español donde el MS también ha comenzado a implantarse y desarrollarse, el debate entre las diversas posturas (principalmente entre las del MS y el denominado Movimiento autónomo) está siendo no sólo mucho más dialogante, sino productivo para todas las partes”. El transcurso del tiempo ha demostrado que en ambas cuestiones nos equivocamos profundamente.

 

En cualquier caso, unos años después, en 2022, Kolitza escribía esto sobre el MP:

 El ''Herri Mugimendu'' es un invento de los socialdemócratas para tener la dirección política de un colchón de colectivos sociales formalmente independientes y utilizarlos a su antojo.

 

 

3.- El maltrato del MS al MP se extiende, y en algunos sectores (feminismo) se agrava

 Cuando escribimos esas líneas sobre el distinto talante que el MS estaba demostrando hacia el MP en otras zonas, pensábamos en concreto en Madrid, donde la relación con el MP (al menos con el sector autónomo) parecía fluir por un diálogo enriquecedor para ambas partes. Sin embargo, parece que por otras zonas del Estado español se está repitiendo esa misma táctica de acoso, menosprecio e infiltración en sectores del movimiento popular. Eso se deduce al menos del texto elaborado por la Oficina per l'Okupació de València con el significativo título de Nuevo Caballo de Troya en los movimientos sociales autónomos del País Valencià.. El texto, a nuestro entender, está elaborado desde el dolor por las heridas recibidas (algo de lo que más adelante hablaremos), y con poca objetividad, sin embargo, señala algunas de las formas de proceder del MS que también por aquí hemos visto (entrismo, victimismo, desprecio, prepotencia y/o utilización y manipulación del movimiento popular) aunque ni todas ellas practicadas al mismo tiempo, ni en todos los lugares, ni con la misma intensidad.

 

Probablemente la explicación a este diferente funcionar tenga que ver en la realidad sociopolítica de cada zona. En las zonas donde se da la deriva reformista de antiguas fuerzas políticas revolucionarias, con presencia e influencia en el MP, y la vitalidad de éste ha sido una constante, la pugna por la hegemonía política de los sectores populares parece abrir la veda al MS para el uso de ese tipo de tácticas. Como luego comentaremos, desgraciadamente, algo habitual en el ámbito revolucionario en determinados contextos.

 

Estas tácticas marrulleras del MS contra el MP, allí donde se han dado, se han centrado principalmente en los sectores de actuación en los que el MP tiene más fuerza (los espacios festivos populares tienen, en nuestra opinión, otra problemática que luego analizaremos), esto es, okupación, vivienda, estudiantil (aunque no, al menos hasta ahora, sorprendentemente en el vivo movimiento en defensa de la tierra y contra el desarrollismo) y, principalmente, el feminista. Al menos en Euskal Herria, quizá por ser aquí donde el Movimiento feminista ha demostrado una mayor capacidad de incidencia y movilización.

 

La operación de deslegitimación del movimiento feminista popular (otra cosa sería que se refirieran a ciertos feminismos reformistas o progresistas, cuando no directamente de derechas, que de todo hay en el feminismo, cuestión que parece obviar el MS) viene de antiguo. Así Kolitza, hace ya seis años, en enero de 2018, afirmaba con rotundidad (los resaltados son suyos y el subrayado nuestro):

 Por último, cabe señalar que en el campo político, ni hay ni puede haber ningún feminismo marxista.

(…) El feminismo, o es comunista (que pretende la superación de todos los antagonismos y comprende que la llave pasa por abolir la subordinación económica del proletariado) y revolucionario (que combate a la burguesía y a sus figuras de colaboración de clase; el marido burgués, el policía, el encargado de fábrica, la feminista académica, la tertuliana de televisión, el político profesional) o no es nada. El feminismo, o pone en el centro a la mujer proletaria, condición que comparten el 90 por cien de las mujeres del planeta, o se convierte en una ideología burguesa para atenazarla en formas más sutiles y poderosas con la excusa de emancipar formalmente a una minoría de mujeres privilegiadas.

Y el proletariado consciente entero combatirá esta traición reformista a la mujer proletaria con todos sus medios, pues es su tarea defender con cariño y respeto a sus hermanas proletarias y ayudarlas con todos los medios a su alcance en la lucha por su autoemancipación.

 

Hace años, cuando comenzamos a conocer este y otros textos de Kolitza de tono parecido, llegamos a pensar que se trataba de un problema personal del propio autor de los textos quien, en párrafos como el que hemos subrayado, trasluce sin querer su tan paternalista como trasnochada idea de la revolución feminista contra el patriarcado. Lo que coincidiría con lo recogido en el documento ya comentado de la Oficina per l'Okupació de València:

 (…) se ha acusado en redes al MS de protagonizar un nuevo ataque a las luchas LGTBI/Queer, feministas y antirracistas propio de las llamadas "nuevas derechas", por tratarse básicamente de un ejercicio de invalidación, a través del cual el MS intenta deslegitimar e infantilizar aquellos colectivos y luchas que se resisten a su intento de colonización. Esto no es casualidad, ya que estos movimientos hoy tienen mucha fuerza y generan unos análisis del poder que tienen la capacidad de evidenciar los elementos patriarcales y los métodos de "conquista" en los que se basa el MS. Y porque hemos detectado que algunos de los hombres cis heterosexuales que lideran y componen el MS, siendo Valencia un ejemplo de ello, parecen haber encontrado un colectivo donde sus actitudes machistas, homófobas y racistas no tienen las consecuencias que tendrían si las desarrollaran en otros espacios de lucha, como en los que algunos de ellos antes participaban

 

Pero no, no pensamos que sea esa la cuestión de fondo. Sin descartar que, como en cualquier otra organización o colectivo, puedan existir individuos de ese pelaje, tenemos el convencimiento de que las primeras que los rechazarían serían las mujeres del MS. Nuestra impresión es que no se trata sino de una decisión táctica (luego veremos que también estratégica) para intentar deslegitimar al movimiento popular con mayor fortaleza en la actualidad, el feminista. Por eso hay otros autores de referencia del MS en las redes que siguen insistiendo en sus ataques al feminismo en conjunto, como es el caso de este reciente twit de Volodia:

 El del feminismo es el ejemplo contemporáneo más claro de lo que Gramsci denomina 'revolución pasiva'. Incorporación/neutralización de demandas que renueva y refuerza la legitimidad de las instituciones capitalistas ante las masas y sus vanguardias organizadas.

 

Y, lo que es peor, el movimiento feminista popular ha padecido -y padece- por parte del colectivo de mujeres del MS, Itaia, e incluso en sus momentos de llamada a la movilización general, lo que califica de obstrucción, contraprogramación e intento de aprovechamiento del trabajo movilizador del movimiento. Y así lo ha denunciado:

 Itaiak prozesuan parte hartu gabe greba egunean mobilizazioak deitzea kontraprogramatzea da. Denon Bizitzak Erdigunean dinamikan parte hartu duten zaintza langileen, pentsionisten, senideen eta bestelako sektoreen aldarriak eta borrokak oztopatzen ari dira. Greba Feminista Orokorra prozesu honetan mugarria izanik, egun berean mobilizazioak deitzea prozesuaren beraren aurka egitea dela uste dugu.

Are gehiago, Gasteizen ltaiak 13:00etan deitu du mobilizazioa, Denon Bizitzak Erdigunean dinamikak Deriva (kalejira aldarrikatzailea) deitu duen ordu berean. Ekintza hau etxeko eta zaintzako langileen proposamena izan da; langileek beraiek egingo duten ekintza batekin hasiko da, Euskal Herriko beste hirietako etxeko eta zaintzako langileekin modu koordinatuan antolatu duten ekintza batekin. Itaiaren mobilizazioak zuzenean kontraprogramatzen du Deriva.

 

Como luego veremos, esa obsesión con el feminismo queda recogida igualmente en el documento Nueva Estrategia Socialista. Bases estratégicas para la composición internacional del comunismo.

 

 

4.- El visceralismo predomina como inadecuada respuesta del MP

 Desde nuestro punto de vista y, recordamos de nuevo, desde la limitada visión de Gasteiz (que, no obstante, poco a poco parece estar trasladándose a otros capitales, no así tanto a pueblos, donde cada dinámica es la propia de su contexto) creemos que el MP no está sabiendo reaccionar ni a la existencia del MS, ni a sus agresiones, dejando que el desconcierto causado por su aparición, y el dolor de las heridas se impongan, en general, como forma de relación con el MS.

 

En el panorama sociopolítico actual de Euskal Herria, cualquier persona o colectivo que apueste por la revolución o la transformación social como formas de, entre otras cosas, acabar con el capitalismo (que es una de las características que definen al MP) debería alegrarse del surgimiento de un movimiento como el MS que ha conseguido que mucha gente joven que no encontraba espacio atractivo para poner en práctica su antagonismo en el actual MP se incorpore a la denuncia radical de actual sistema y a la lucha por terminar con él, aunque sea desde los parámetros del MS.

 

Más todavía, en el caso concreto del MS, el MP haría bien en tener muy en cuenta algunas de las críticas que aquel le realiza, pues creemos que entre ellas pueden encontrarse varias de las razones que han llevado a la actual debilidad del MP vasco.

 

Sin embargo, en general, la respuesta del MP se está centrando en un rechazo visceral a todo lo que venga del entorno del MS, respuesta provocada por las heridas causadas ante las agresiones recibidas. Porque sí, es verdad que, como ya hemos comentado, el MS ha practicado tácticas marrulleras típicas de los grupos de extrema izquierda que se están intentando hacer un espacio en el ámbito en cuestión, pero si ello ha sido posible no sólo ha sido por ese cuestionable funcionamiento del MS, sino en buena parte por la debilidad de un MP que ha ido haciendo cierta dejación de algunas de las principales herramientas populares que le habrían posibilitado hacerles frente. Porque, por ejemplo, si en los espacios y colectivos autogestionados se practicara de forma adecuada la toma de decisiones por consenso ¿cómo hubiera sido posible que el entrismo, o algún desembarco (que también los ha habido) hubiera impuesto una mayoría que solo puede ser producto de una votación?

 

Comprendemos perfectamente que, en un momento de debilidad, especialmente notable tras la pandemia, el esfuerzo añadido de hacer frente a quien viene a intentar hacerse con el espacio de trabajo militante conseguido con el esfuerzo de años desgasta, erosiona y bloquea. Pero ello no puede ser excusa para que la respuesta del MP se base en un rechazo visceral. Pensamos que el dolor padecido puede ser un argumento político, pero hay que explicitarlo, y convertir en argumento de peso que ni en nuestros colectivos ni en la transformación social a la que aspiramos pueden tener lugar relaciones (ni políticas, ni humanas) basadas en la imposición o el engaño o los subterfugios. Es una forma más de debate de ideas y proyectos en la que, visto lo visto, el MS tiene mucho que perder. Pero no lleguemos al extremo en que el dolor y el desgaste nos superen hasta el punto de considerarle el enemigo, como con frecuencia parece al conversar con personas del MP. Porque no lo es. El enemigo es el capitalismo, tanto del MP como del MS. Y cuanta más gente esté cuestionándolo y trabajando para su desaparición, más fácil será recorrer ese camino. En cualquier caso, no olvidemos que todo este tipo de actitudes guerreras no llevan sino a construir barricadas cada vez de mayor altura, para regocijo del capitalismo. Todo apunta a que en los tiempos que se avecinan será preciso que todas las fuerzas cuestionadotas del capitalismo tengamos que hacer frente común para parar las agresiones que se nos vienen, y mal empezaríamos si la ocasión nos pillara peleando entre nosotras.

 

Unido a lo anterior, y en generaciones menos jóvenes del MP, también encontramos otra respuesta visceral distinta con respecto al MS. La de quienes, sintiéndose traicionades por la deriva reformista de la IAO, y siendo conscientes de la actual guerra abierta entre ésta y el MS por disputarse la hegemonía de la calle, parecen practicar eso de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y, por encima de estar de acuerdo o no con los objetivos y proceder del MS, cierran filas en torno a él, como forma de atacar a la IAO. Desde nuestro punto de vista, cualquier persona o colectivo que tenga la revolución o la transformación social como horizonte, hace mucho que tendría que ignorar en ese contexto a la IAO, y solo prestarle atención cuando en su devenir reformista, llegue un momento, en no demasiado tiempo, que si el MP mantiene su carácter transformador, sea algo a combatir por la IAO. Hay en este sector quienes piensan que la IAO sigue controlando la mayoría de los resortes del MP, mientras que, contradictoriamente, desde el MS hay quien desde hace años dice que eso no es así. Ese es el caso de Kolitza, quien ya en 2018 afirmaba que:

 Que los de sortu llevan pilotando los movimientos populares y tal es igualmente falso. Gran parte de la gente que lo hacía, por no decir la mayoría, o está en otras organizaciones o (en su mayoría) desmotivada y desmovilizada. Es mas, la mayoría de la gente que hay hoy en Sortu (no digamos en ernai) son militantes nuevos que en absoluto han probado tener ninguna habilidad para pilotar nada, más bien semana tras semana demuestran lo contrario

 

Esta cuestión nos lleva también al siguiente apartado.

 

 

5.- El inaceptable veto del MP al MS en algunos espacios festivos

 Hemos adelantado antes que el que se está dando en algunos espacios festivos de pueblos, barrios y ciudades es un conflicto con características especiales. Porque los espacios festivos reúnen dos características propias: por un lado, son el expositor que, de una mirada, permite detectar quién ostenta la hegemonía popular y, por otro, el mecanismo que permite solventar en buena medida la autofinanciación del MP durante casi todo el curso (de forma especial en Gasteiz y, sobre todo, en Bilbo). Ello lleva a que las fuerzas que pretenden hegemonizar ese espacio (en la actualidad la IAO y el MS) se líen a mamporros con ese objetivo. Si tuviéramos que definirlo de forma muy gráfica, diríamos que es como la guerra a patadas entre la IAO y el MS en el culo del MP, a quien la pelea le pilla en medio, y por ello es quien siempre va a salir perdiendo.

 

¿Que el MS cuando pretende entrar en la Comisión de Txoznas de Gasteiz (en la que, no lo olvidemos, ya lo está vía Ikasle Abertzaleak, que pertenece a la Comisión antes de que pasara a estar controlado por el MS) para poco a poco ir moviendo sus peones, introduciendo nuevos grupos (ahora pretende la entrada de GKS y Etxebizitza Sindikatua, dos de golpe) hasta conseguir la hegemonía en la Comisión? Pues evidentemente. Es hacer sencillamente lo mismo que la IAO hizo en su tiempo a través de sus propios peones. Por eso conoce la jugada, y por eso intenta frenarla a toda costa, imponiendo el veto. Y porque sabe perfectamente que la otra (y más importante) forma de medir la hegemonía popular, la fuerza en la calle, al menos en el sector juvenil la tiene más que perdida como consecuencia de su apuesta por la socialdemocracia reformista. Lo sucedido ahora en las Bilboko Konpartsak, a nuestro entender deja aún más evidente que la opción adoptada por la IAO ante esa batalla por la hegemonía, es impedirla mediante el veto al MS, aunque no lo haya generalizado.

 

Pero aquí es la parte del MP que no debe fidelidad a ninguno de los dos sectores la que debería poner sobre la mesa, y por encima de todo, una cuestión fundamental: que la Comisión de Txoznas (como las Bilboko Konpartsak) si se ha ganado su referencialidad en la población de Gasteiz (al menos entre la que conoce su idiosincrasia) es porque lleva décadas siendo un espacio plural y abierto a todo colectivo del movimiento popular; y porque, a pesar de las diferencias ideológicas que existan entre esos colectivos, ha sido capaz de hacer los esfuerzos necesarios en la búsqueda de consensos para trabajar conjuntamente, codo con codo, en ese rico y amplio espectro que es el MP.

 

Sin embargo, buena parte de ese MP sin dependencias (debilitado cuantitativa y cualitativamente) está dejándose llevar también en esta ocasión por el dolor de las heridas ocasionadas por algunas experiencias con el MS. No nos parece aceptable, y menos cuando con ello se coadyuva a poner en riesgo algo tan importante para el MP como el propio carácter de la Comisión de Txoznas. Hace ya bastantes años (décadas) una lucha de poder similar entre la IAO y otras fuerzas políticas presentes en el MP, llegó hasta el extremo de que el MP se dividiera en dos en varios sectores (feminista, ecologista, euskaltegis, internacionalista…), y a pesar de esas relaciones envenenadas, se supo salvar la Comisión de Txoznas como espacio conjunto del MP. Esperemos que ahora vuelva a encontrarse un camino de resolución, porque con la resolución que se dé al conflicto tanto en las Bilboko Konpartsak como en la Comisión de Txoznas de Gasteiz, se juega mucho el futuro del MP de ambas localidades.

 

 

6.- ¿Se atisban cambios en el proceder del MS hacia el MP?

 Volviendo a centrarnos en la relación directa entre el MS y el MP encontramos un par de datos que nos permiten lanzar una hipótesis sobre el futuro que pretende el MS para sus relaciones con el MP. Incluso del futuro que desearía el MS para el MP. Analicemos la cuestión.

 

Después de todo un largo periodo en el que los distintos colectivos en torno al MS se han caracterizado por rechazar todo tipo de actividad conjunta con otros colectivos que no asumieran su forma de entender la estrategia socialista (no solo con colectivos del MP, sino también de las otras corrientes revolucionarias que han ido apareciendo en EH), en los últimos tiempos se vislumbra algún que otro cambio. Así, en las movilizaciones, actividades y ekintzas organizadas para denunciar el genocidio del Estado Israelí contra el pueblo palestino, ha tomado parte junto con otros muchos colectivos en la plataforma Palestinarekin Elkartasuna. En el ámbito de las iniciativas en torno a Euskal Herria Bizirik también refieren que en las reuniones toman parte personas del MS a través de los colectivos locales en los que participan. En ninguna de estas dos experiencias referidas ha habido problemas en el trabajo colectivo.

 

Ello parece coincidir con un cambio en la táctica del MS hacia el MP que algunas personas de aquel, en conversaciones privadas explican argumentando que, una vez conseguido consolidar su espacio político, estarían por la labor de abrirse a coordinarse con el MP según en qué cuestiones. También, probablemente, tendrá que ver con que en conflictos como el de txoznas y comparsas, interesa mantener una relación abierta con los sectores independientes y autónomos del MP, pues son principalmente los que se están oponiendo al veto, no por defender al MS, sino por defender la idiosincrasia popular de esos espacios festivos. Lo van a tener complicado, porque después de quemar todos los puentes, a ver cómo te acercas a la otra orilla.

 

Hemos dicho un cambio en la táctica del MS hacia el MP, pero no en la estrategia, que es la que marca el objetivo a largo plazo del MS con respecto al MP. Y no nos basamos en elucubraciones, sino en el documento presentado por el MS a finales del año pasado, titulado Nueva Estrategia Socialista. Bases estratégicas para la composición internacional del comunismo. Ese documento se presentó públicamente al mismo tiempo que lo hacía la creación del Euskal Herriko Kontseilu Socialista.

 

De ese documento de bases estratégicas vamos a fijarnos solo en algunas de esas cuestiones que dibujan cuáles son las relacionadas con el MP. Evidentemente, en el documento no hay alusión directa al MP (salvo al sector feminista, como ahora veremos), pero en esas bases queda claro que en la estrategia a medio plazo del MS no hay lugar para un MP, mucho menos independiente, porque de lo que se trata es de conseguir la hegemonía del socialismo a través del partido unificado:

 La independencia política del proletariado es la expresión desarrollada en términos organizativos y culturales de la conciencia socialista (o visión del mundo socialista). La independencia política sólo se alcanza con el grado de partido comunista, ya que la verdadera independencia para el proletariado sólo puede ser actuar como clase revolucionaria de ofensiva, como proceso revolucionario, y esto sólo es posible cuando el proletariado revolucionario tiene fuerza de masas y puede lanzar la ofensiva a escala internacional. Es decir, esta independencia es completa cuando el comunismo y la visión socialista del mundo es hegemónico en el proletariado y cuando una gran parte de éste forma parte del partido unificado de ofensiva.

(…) La concepción hegemonista del partido es también una categoría clave del concepto de partido del bolchevismo. Frente al bakuninismo y a todo insurreccionalismo golpista de minorías conspirativas, el marxismo entiende que la emancipación de clase del proletariado sólo puede ser obra del proletariado revolucionario mismo, de tal manera que el partido debe representar la voluntad histórica concreta de una mayoría del proletariado, y sólo en ese momento es auténticamente el partido marxista revolucionario de ofensiva. Por lo tanto, la cuestión de la hegemonía en absolutamente crucial para el marxismo, entendida como proceso de acumulación de fuerzas con la estrategia revolucionaria a través de la lucha cultural y de generalización así de la conciencia socialista entre las masas proletarias.

 

Esa estrategia lleva a intentar controlar todos los frentes de lucha y de todos los sectores del proletariado, multiplicando para ello las organizaciones del MS para llegar a todos los ámbitos de intervención. No son invenciones nuestras, es lo que recoge el documento:

 Pero el centralismo en el bolchevismo es mucho más que la existencia de una dirección centralizada de todo el partido: es ante todo la concepción del partido como unión de todas las organizaciones del proletariado revolucionario, como mando estratégico centralizado de todas ellas, y así de todos los frentes de lucha y de todos los sectores del proletariado, y no sólo centralización estratégica, sino sobre todo para una táctica general unificada. De tal manera que el partido comunista es por ello la unión centralizada de las organizaciones revolucionarias, y tiene el deber de multiplicar las organizaciones para llegar a todos los ámbitos de intervención necesarios, con un desarrollo de la división del trabajo militante acorde a las necesidades de la coyuntura.

 

Y es también lo que comentaba Kolitza en un artículo que anunciaba ya lo que hemos visto 3 años después: Articulación de Consejos y estrategia socialista:

 (...) es inaplazable la tarea de ampliar en círculos concéntricos, con un crecimiento proporcional, la red de militantes comunistas revolucionarios que empieza a coger dinamismo. De cientos, pasar a ser miles, de miles a decenas y centenares de miles, a millones, hasta la recomposición total del tejido revolucionario internacional del Comunismo, del cuerpo social revolucionario, pues es éste cuerpo quien desarrollará con garantías un poderoso y auténtico debate capaz de buscar solución a todos y cada uno de los variados problemas que plantea cualquier transición histórica de modelo de sociedad. Es este proletariado revolucionario en su dimensión de masas quien acometerá con éxito la imprescindible tarea ideológica de actualizar la teoría revolucionaria y relanzar el proceso socialista al grado de ofensiva. Esa es nuestra misión generacional, la Reconstitución ideológica, política y organizativa del comunismo en todo el planeta.

Dicho esto, aterrizando a nuestro pequeño país, desde el Movimiento Socialista de Euskal Herria estamos proponiendo un modelo de actualización que consiste en un crecimiento proporcional del tejido comunista revolucionario, en torno a una estrategia unitaria pero a la vez múltiple, capaz de articularse en cada generación, en cada subjetividad oprimida, y en cada ámbito de la vida social y la producción, capaz de desplegar el marco conceptual del Socialismo en cada espacio de lucha. Un crecimiento proporcional con el potencial de transformar a todos los espacios sociales, a todas las generaciones y a todas las formas de opresión en espacios de lucha de clases entre la Revolución Socialista y la Reacción, para desarrollar la estrategia gradualmente, de la Forma Movimiento actual, pasando por la Forma de Partido como síntesis de ofensiva, hasta la Forma de Estado-Comuna como Dictadura Revolucionaria del Proletariado.

 

Claro, las formas y maneras del MP no cuadran con ese esquema, por lo que hay que descalificarlas:

 (...) los Consejos no son plataformas de derechos para individuos abstractos, sino la forma organizativa básica de los individuos como militantes concretos, como individuos éticos, todos diferentes, los cuales tienen no el derecho, sino el deber de la participación. De esta manera la participación deviene en actividad cualitativa, y no en un simulacro de egocentrismo, como ha fomentado el modelo burgués de participación «formal», desde la asamblea pretendidamente autogestionada del barrio donde cada uno defiende lo suyo, hasta el mismísimo parlamento.

 

Para esa tarea es poco recomendable el perfil de quienes suelen tomar parte en el MP, cuestionándose y cuestionando, utilizando la imaginación, el autoaprendizaje, la desobediencia… Lo que se necesita es un perfil militante que se parece bastante a lo que el mismo Opus Dei definiría como sus miembros numerarios. Otra vez en palabras de Kolitza en el mismo texto:

 El Consejo, como célula administrativa del Socialismo (poder político del proletariado) sólo puede levantarse sobre la articulación de la militancia comunista, de individuos que pretenden aportar lo mejor de sí mismos a la colectividad, que saben estar callados y hablar estrictamente cuando han pensado una buena aportación, que saben valorar siempre positivamente las facultades de los demás, que realizan sistemáticamente una autocrítica, y que luchan sin cesar por mejorarse a sí mismos y al conjunto a través del trabajo disciplinado, de la compañía sana y la camaradería, y del estudio y el perfeccionamiento constante de sus facultades humanas.

 

Como en Euskal Herria los sectores del MP que en las últimas décadas mantienen su capacidad de movilización y su incidencia son el movimiento feminista y el abertzale, para ambos sí que contienen las bases estratégicas la forma concreta de proceder contra ellos:

 Dicho de otra manera, frente al feminismo, el nacionalismo, etc., debemos desarrollar un punto de vista socialista de cada forma de opresión, y explicar y desarrollar cada frente de lucha como lucha de clases del proletariado revolucionario unificado, frente al partido de la burguesía en su conjunto. Diversos planteamientos mixtos que aparecen bajo la terminología feminista o nacionalista, deben ser depurados a través del debate y de forma inteligente, no perdiendo la opción de fusionar a ciertos destacamentos del feminismo, del antirracismo, del antifascismo, de las luchas de liberación nacional, de este modo, con el socialismo. Ahora bien, esto sin excluir una confrontación clara y abierta con el programa feminista, nacionalista, etc. En definitiva, con el interclasismo y las políticas reformistas en todos los frentes.

 

Depurados, confrontados y/o fusionados, parece que es el objetivo estratégico del MS para con los MP. Haremos bien en tenerlo en cuenta. Pero sin perder la perspectiva del medio plazo. A veces caemos en un cierto paternalismo, como si pensáramos que la juventud dispuesta a comprometerse fuera tonta, y que no es consciente de que es ni más ni menos que el futuro, su futuro, lo que está en juego. Erramos si así lo pensamos. No tenemos dudas de que más temprano que tarde se dará cuenta de lo que realmente supone formar parte del MS (más allá de lo inicialmente impactante de su discurso y su puesta en escena). Porque convertir el socialismo en una religión con Biblia propia, con sus profetas y apóstoles, y con un catecismo con mandamientos a cumplir para conseguir el cielo prometido del comunismo, no parece el camino más adecuado para construir el futuro realmente nuevo y transformador que se necesita (que será la juventud y no nosotres quien lo construya) ni algo por lo que verdaderamente merezca la pena entregar las energías y compromisos. En cualquier caso, si esto es asó o no, y optar o no por ello, será una decisión de la juventud comprometida

 

7.- Concluyendo

 Que nadie espere que para concluir vayamos a entrar a la cuestión de decirle al MP cómo debería desarrollar sus relaciones con el MS y, sobre todo, de cómo salir del bloqueo actual y reavivar un MP, a nuestro juicio, más necesario que nunca. No somos quienes estamos en una segunda o tercera fila del MP quienes tenemos legitimidad para abordar esas cuestiones, no nos corresponde y nos equivocaríamos de pleno si no supiéramos ser conscientes de que son las generaciones más jóvenes del MP las que -si así lo creen oportuno, y así lo analizan también- deben llevar la iniciativa y el protagonismo en esa tarea. Más aún cuando, como comentamos al principio de este escrito, se ha puesto ya sobre la mesa algún texto de análisis y propuesta más que interesante (nos referimos al de Kimua El Movimiento Popular en Euskal Herria. Pasado, presente y futuro) y nos consta que se existen espacios creados para el encuentro del MP desde hace años, lo que ofrece esa oportunidad.

 

Nuestra intención ha sido tan solo la de, aprovechando la perspectiva distinta que pueda aportar alguien con menos cercanía emocional en la cuestión, (tanto por su lejanía generacional como por su menor implicación directa actual en muchos de los espacios del MP) contribuir a poner sobre la mesa una lectura de la situación que pueda servir para deshacer la actual madeja enredada existente y ayudar en esa medida a los análisis y planteamiento a presente y futuro que sobre las relaciones con el MS puedan llevar a cabo las generaciones que hoy sostienen al MP. Si a algo de eso facilita, aunque solo sea en parte, habrá cumplido con creces su objetivo.

 

Larga vida y mucha fuerza y luz al Movimiento Popular de Euskal Herria.

 

 

 

1 comentario:

  1. Como miembro del MP gasteiztarra y preocupado por la demonizacion del MS hasta el punto de identificarlos como enemigos (el bochornoso documento de Valencia), querria ampliar un poco la limitada vision gasteiztarra que se expone en el texto.

    En otros lugares del Estado, la proliferacion del MS ha venido acompañada de entrismo, dirigismo, autoritarismo, persecucion, acusaciones, difamaciones y expulsion de espacios, pero no por parte del MS, sino del MP. En nombre de la autonomia se han legitimado aquellas actitudes que se dice querer prevenir.

    Es especialmente triste que uno de los analisis mejor elaborados y difundidos de los ultimos años del movimiento okupa sea digno de OKdiario. Y lo peor, que tiene efectos demoledores a la hora de tender puentes. Que asi solo se agrava el miedo y prejuicio anti-comunista.

    Por ello, creo que es hora de cambiar y dejar de responsabilizar unicamente al MS, que desde el MP se han vertido bochornosas y gravisimas acusaciones, de cuyas consecuencias tenemos que empezar a basar nuestros analisis.

    Agradezco especialmente tu actitud en el texto, pero juzgo insuficiente y parcial el analisis de las experiencias y el reparto de responsabilidades.

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