domingo, 6 de abril de 2025

Human Wide Web. Tramar vida en las ruinas y la interdependencia como acto radical

 

La ofrenda del corazón, tapiz de Arras (c. 1400-1410)


 Un buen amigo de "La Docta" Córdoba argentina, del que hacía tiempo no sabíamos nada, nos hace llegar el texto que hoy os acercamos. Human Wide Web. Tramar vida en las ruinas y la interdependencia como acto radical.

 

Maullo, que así firma nuestro amigo, nos aclara desde el principio que:

"Human Wide Web" está inspirado en el concepto de la "Wood Wide Web", una red subterránea de hongos y raíces que permite la comunicación y el intercambio de nutrientes entre árboles. De manera análoga, esta obra explora cómo los seres humanos estamos profundamente conectados a través de nuestras ideas, emociones y acciones, tejiendo una red invisible pero poderosa que nos une como especie.

 

 Es un texto con reflexiones de las que no te dejan indiferente. Pongamos algún ejemplo. Maullo, al comenzar el texto nos lleva a analizar con otros ojos la mendicidad:

Voy a comenzar con algo que parece no tener relación con el título de este escrito, pero créanme que detenernos en ello es necesario. La mendicidad, entendida no solo como una situación marginal, sino como un reflejo de nuestra vulnerabilidad compartida y la necesidad de los otros, nos enfrenta a una verdad que, por lo general, permanece oculta bajo las estructuras sociales que la invisibilizan. Hablar de interdependencia sin hablar de cómo la necesidad se estigmatiza sería dejar de lado una parte fundamental del problema. La pregunta sobre la dignidad en la mendicidad podría enfrentarnos con una paradoja desafiante. Si se entiende la dignidad como un atributo intrínseco del ser humano, independiente de su situación económica o productiva, entonces la mendicidad no la anula. Sin embargo, si la dignidad se define únicamente a través de la autosuficiencia y el reconocimiento social, la cuestión se vuelve más compleja. No es la dependencia lo que degrada, sino el estigma que la rodea. Vivimos en una sociedad que castiga la necesidad de apoyo como si fuera un fracaso individual, cuando en realidad nadie es verdaderamente autosuficiente. Reivindicar la interdependencia no implica romantizar la carencia, sino reconocer que todos, en distintos momentos y formas, necesitan del otro para sostenerse. Tal vez la mendicidad, en su forma más visible y estigmatizada, no es más que la expresión descarnada de una verdad universal: la vida en común atraviesa a todos, aunque algunos deban pedir con más evidencia que otros.

En un mundo donde los relatos dominantes exaltan la autosuficiencia y el individualismo como virtudes supremas, reivindicar la mendicidad como un acto humano resulta casi necesario. En una era marcada por la deshumanización de las relaciones sociales, los líderes políticos y económicos promueven narrativas que glorifican el éxito a cualquier costo, mientras invisibilizan a quienes quedan marginados por sistemas diseñados para favorecer solo a unos pocos. En este contexto, recuperar la palabra 'mendigar' puede entenderse no solo como un acto de reivindicación, sino también como una forma de denunciar cómo las estructuras actuales obligan a todos, de una manera u otra, a mendigar algo: estabilidad, reconocimiento, pertenencia o amor. Y si, además, el trabajo ya no garantiza dignidad y las redes de apoyo se han mercantilizado, ¿no sería más honesto aceptar que todos dependemos de otros para sobrevivir, tanto emocional como materialmente?

Hay algo profundamente perturbador en la relación entre trabajo y dignidad. Se ha inculcado la idea de que el esfuerzo individual es la única vía legítima para la supervivencia, que ganarse el sustento es un deber moral y que depender de otros constituye una afrenta a la autonomía.

Pero, ¿qué ocurre con aquellos que, pese a su capacidad y entrega, nunca logran encajar en un sistema que premia la sumisión? ¿O con quienes desafían la lógica de la competencia permanente y buscan otras formas de aportar valor?


Sus profundas reflexiones sobre la mendicidad así entendida, le lleva a conclusiones como estas:

En un mundo obsesionado con el individualismo, se nos hace difícil imaginar alternativas donde la colaboración y el apoyo mutuo sean los pilares de nuestras relaciones. Pero estas alternativas existen, aunque estén relegadas a los márgenes. En comunidades informales, en redes de amistad o en espacios de resistencia, encontramos ejemplos de cómo la vida puede organizarse de otra manera: sin jerarquías rígidas, sin exigencias de productividad constante, sin castigar a quienes no encajan.

Estos espacios no son perfectos, pero nos recuerdan que otro mundo es posible, uno donde nadie tenga que mendigar dignidad.

Sin embargo, construir ese mundo requiere un cambio profundo en nuestra forma de pensar y relacionarnos. No basta con criticar el sistema si seguimos reproduciendo sus dinámicas en nuestras interacciones cotidianas. Debemos aprender a escuchar sin juzgar, a valorar sin medir, a abrirnos a formas de ser y pensar que nos desafían. Esto implica cuestionar nuestras propias expectativas: ¿por qué nos incomoda tanto alguien que habla diferente, que piensa diferente, que actúa diferente? ¿Qué miedos o inseguridades proyectamos sobre ellos? Solo al enfrentar estas preguntas podremos empezar a desmontar los prejuicios que perpetúan la exclusión, incluso entre nuestras propias huestes. La hipocresía no es solo de quienes ostentan el poder, sino también de quienes, desde posiciones de supuesta apertura, siguen cerrando puertas a quienes no cumplen con sus normas tácitas.

 

A lo que posteriormente añade:

Esto deja en evidencia una verdad incómoda: las estructuras sociales no están hechas para integrar la diferencia, sino para excluir a quienes cuestionan las formas establecidas de ser y relacionarse. Sé que no es una idea nueva, ni estoy diciendo algo novedoso, pero la repetición de esta realidad no hace más que subrayar su persistencia. A lo largo de la historia, la marginación de las voces disonantes ha sido la regla, no la excepción.

No es solo la indiferencia del sistema, sino la crueldad de quienes deberían ser aliados, pero en lugar de eso se burlan o juzgan a quienes dicen las cosas que nadie más dice, y lo hacen de maneras que rompen con las convenciones formales. Estas personas, que presumen de apertura y se consideran progresistas en algunos casos, reaccionan con desdén cuando alguien desafía sus expectativas sobre cómo deben expresarse o comportarse en espacios formales. No escuchan, no reflexionan; prefieren ridiculizar o desacreditar antes que cuestionar sus propios marcos y matrices. Por otro lado, bajo el disfraz de la corrección política o la formalidad, perpetúan los mismos prejuicios que dicen combatir.

 

Otra reflexión posterior tiene que ver con la sabiduría de las plantas:

 Uno de los aspectos más fascinantes de las plantas es su capacidad para memorizar condiciones ambientales pasadas. Esta “memoria” no es consciente como la humana, pero se manifiesta en su habilidad para ajustar sus respuestas de acuerdo con lo que han experimentado previamente. Por ejemplo, si una planta atraviesa una sequía prolongada, aprenderá a gestionar el agua con mayor eficiencia en el futuro, modificando su estructura interna o alterando su patrón de crecimiento. Este proceso de aprendizaje adaptativo es clave para la supervivencia a largo plazo, y se basa en la capacidad de las plantas para recordar, ajustarse y mejorar continuamente. Esta inteligencia vegetal está ligada a una red de relaciones simbióticas que las plantas mantienen con otras especies, como los hongos micorrícicos, que permiten el intercambio de nutrientes, o con otras plantas que se protegen mutuamente del viento o de plagas. Estas relaciones no son accidentales, sino que reflejan un profundo conocimiento de la importancia de la cooperación para la supervivencia colectiva. A través de redes subterráneas, conocidas como lo que, en alusión a las siglas www

de la internet, los científicos denominan la wood wide web (“amplia red de madera”), las plantas comparten recursos con sus vecinas, enviando nutrientes a quienes están en peligro o recibiendo apoyo cuando lo necesitan. Aunque la competencia existe —por luz, agua o nutrientes—, esta no domina de manera destructiva. Las plantas han desarrollado formas de equilibrar la competencia con la cooperación, demostrando que su supervivencia depende de la salud del ecosistema en su conjunto.

¿Qué podríamos aprender de ellas?

 

Esas y otras reflexiones le conducen (y él a nosotras) a plantearse otras cuestiones:

 Cada vez que elegimos explotar la tierra en lugar de respetarla, perpetuamos las mismas estructuras que excluyen a quienes no encajan en las normas establecidas. La degradación del medio ambiente y la desigualdad social están profundamente conectadas: ambas son consecuencias de un sistema que valora el beneficio a corto plazo sobre el bienestar a largo plazo. Por eso, no podemos abordar el cambio climático sin cuestionar también las formas en que organizamos nuestras relaciones humanas. Quizás sea hora de replantear nuestra relación con la naturaleza, siguiendo el ejemplo de las plantas. Así como ellas comparten nutrientes a través de la "Wood Wide Web", podríamos imaginar economías que prioricen la redistribución de recursos en lugar de la acumulación desmedida


No vamos a seguir detallando la reflexiones de Maullo en un texto que no es largo, y que recomendamos leer en su totalidad. Adelantemos, eso sí,  que varias de las reflexiones a las que nos va introduciendo, hacia el final del texto se entrelazan. Un ejemplo:

 Las plantas "saben" cuándo intercambiar nutrientes, cuándo advertir sobre una plaga o cuándo protegerse entre sí del viento y la sequía. Nosotros también debemos aprender a leer las necesidades de la comunidad y responder con empatía y anticipación. Para ello, es necesario un cambio en nuestra concepción del apoyo: dejar de verlo como un acto de caridad y comenzar a entenderlo como un derecho compartido y una responsabilidad común. Si tomamos como referencia la vida compleja y adaptativa de las plantas, podemos redescubrir el valor de la cooperación, la interdependencia y la resiliencia. Aplicando estos principios en nuestras relaciones sociales, podremos construir un mundo más justo y equitativo, donde el bienestar colectivo sea el eje de nuestras interacciones.

Las plantas nos enseñan que el éxito de un sistema no se basa en la competencia individual, sino en la capacidad de aprender, colaborar y sostenerse mutuamente. La pregunta fundamental es: ¿estamos dispuestos a re-aprender de la naturaleza y a construir nuestras sociedades sobre los mismos principios que sostienen la vida en la Tierra? Si lo hacemos, la posibilidad de un mundo más justo y equilibrado estará al alcance de nuestras manos.

 

Nos parecen importantes estos textos que, alejándose de la "rigurosidad pensante militante" nos abren interrogaciones y nos aportan miradas diversas sobre realidades demasiado irreales. Y no solo eso, nos hacen pensar "con otros ojos", y nos proponen herramientas para pasar del pensamiento a la acción.

 

 Nos ha alegrado mucho saber de Maullo, pero más todavía disfrutar de sus reflexiones, alimento nutritivo para el quehacer transformador. Mila eZker bihotz-bihotzez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 23 de marzo de 2025

El pueblo kurdo es fuerte, resiste y construye

 


 

 Llevábamos varias semanas intentando encontrar información fiable de lo que puede estar pasando en el pueblo kurdo (en general, pero en Rojava en particular) tras el Llamamiento de Abdullah Öcalan por la paz y una sociedad democrática, y, o no sabemos dar con los caminos adecuados, o la situación no es clara, lo que también es entendible, por la dimensión de la propuesta y el análisis que requiere, más aún en poblaciones que padecen un estado de guerra. No obstante, Raúl Zibechi acaba de publicar en Desinformémonos una entrevista realizada a Pervin Buidan, integrante del equipo que visitó a Öcalan en la isla de Imrali, donde lleva preso (y prácticamente incomunicado) desde hace más de 25 años, y en ella podemos conocer algunas claves del asunto. Aunque, no para poca gente, sigue sobrevolando la duda de si la cuestión abarca o no a Rojava, por no estar en Turquía, como señala Veysi Sarisözen en este artículo. En este sentido, hay que prestar atención al contenido del veredicto final de la 54ª sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos – Rojava vs Turquía, que se hará público en los próximos días, y que puede constituir otro elemento importante en la ecuación aún no resuelta del futuro del pueblo kurdo. En otro sentido, también va a marcar la situación el devenir de los acontecimientos tras la detención del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, principal opositor del autócrata Erdogan. No hay nada resuelto ni claro, así que habrá que seguir con atención los hechos

 

 

El pueblo kurdo es fuerte, resiste y construye

Raúl Zibechi

https://desinformemonos.org/el-pueblo-kurdo-es-fuerte-resiste-y-construye/

 

Entrevista con Pervin Buidan, integrante del equipo que visita a Öcalan

Es una de las pocas personas que pudo visitar a Abdullah Öcalan en la isla de Imrali, donde está preso y aislado durante un cuarto de siglo. Pervin Buidan fundó Yakay-Der, la Asociación de Solidaridad y Asistencia a las Familias de Personas Desaparecidas, años después de que el Estado turco secuestrara y asesinara a su esposo. En 2013 visitó por primera vez a Öcalan en la prisión de İmralı como vicepresidenta del Partido Paz y Democracia (BDP), como parte del proceso de paz entre el PKK y Turquía. Fue elegida diputada y luego copresidenta del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) que apoya la causa kurda.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Huelgas de glutamato. Glutamatozko grebak.


 

 

El artículo que hoy os acercamos, nos ha gustado una barbaridad. Aunque hace ya un tiempo que se publicó, como no hemos encontrado ninguna traducción al castellano, aunque no hemos pedido permiso a la autora, nos hemos lanzado a ello (con alguna ayuda mecánica) y aquí os lo dejamos (junto con su versión original en euskera). Nos parece de una lucidez tremenda, pero sobre todo, lo vemos como una valiosísima herramienta para la reflexión. Tanto sobre las huelgas, como sobre las reivindicaciones, el hacer colectivo, el hacer sindical. Que lo disfrutéis tanto como nosotras.

 

 

 

Huelgas de glutamato

Y otro año más, los sindicatos nos han organizado huelgas prefabricadas. Y nosotras, individualmente, decidiremos si sumarnos o no a la huelga, sin necesidad de asamblea alguna en el centro.

El modelo de huelga que me enseñaron, parece que ya no está de modar. En mi imaginario, la huelga es una decisión colectiva y no puede ser de otra manera (“huelga individual” sería un oxímoron). Y como dice un querido compañero, al que considero bastante experto en la historia de las huelgas, la huelga es el resultado de un largo proceso. Un proceso en el que las trabajadoras definen juntas sus necesidades y reivindicaciones, y toman decisiones de manera conjunta. Por lo tanto, diría que el proceso de unirse como profesorado y tomar decisiones colectivas de manera autónoma, en sí mismo, ya puede ser una reivindicación, se materialice o no en huelga.

Incluso iría más allá, ese proceso de decisión debería hacerse junto con las estudiantes y las madres y padres, e incluir a las estudiantes en nuestras reivindicaciones: vamos a una, y las estudiantes no estarán bien si nosotras no lo estamos, y, del mismo modo, si las estudiantes no están bien, nosotras tampoco. Pero me sorprende enormemente ver que en las reivindicaciones de la huelga las estudiantes no aparecen por ningún lado… ¿estamos trabajando con tornillos?

Según parece, las huelgas han cambiado y ahora no hace falta ningún proceso de decisión colectiva, qué va, los sindicatos nos ahorrarán todo ese proceso. Así, vendrán al centro a informarnos de las reivindicaciones de la huelga que ellos han pensado y decidido; como comida precocinada, ya traen todo el trabajo de preparación hecho y una solo tiene que —individualmente y si quiere— comprarla y consumirla, a cambio de 100 euros al día (que ahorrará el Gobierno Vasco). Eso sí, con la compra, como dice otra querida compañera, tendremos la oportunidad de participar en un espectáculo que más que una manifestación parece una procesión, ¡incluyendo el posterior poteo! Rápido, barato y cómodo. Ready to eat, fast food.

Eso sí, conviene tener claro que los sindicatos están bien subvencionados para hacer reivindicaciones superficiales y, con mucho cuidado, no cuestionar aspectos que no deben tocarse y no abordar los problemas reales que están en el fondo… al fin y al cabo, para que parezca que estamos protestando, pero sin protestar realmente y, por supuesto, sin molestar a nadie (incluidas nosotras mismas).

miércoles, 26 de febrero de 2025

Convertir la industria militar para transformar la sociedad

 


 

El colectivo Gasteizkoak ha publicado traducido el Larrun de Argia dedicado a la propuesta de conversión transformadora que recoge el colectivo antimilitarista en su último libro (Convertir la industria militar de Euskal Herria. Para no fabricar más guerras). Pero si traemos a este blog la traducción de ese Larrun es principalmente por dos razones. Una, por ayudar a difundir una propuesta que en castellano está encontrando grandes resistencias para su publicación y, otra y principal, porque creemos que ese Larrun recoge una importante novedad: la mayoría sindical vasca alrededor de una mesa para valorar una propuesta de conversión de la industria para el desperdicio y la guerra, mediante una conversión a producción civil de utilidad social, que cuestione el sistema productivo.

 Para colaborar en la difusión de un debate al que hay que seguir la pista, reproducimos también la valoración que hace Gasteizkoak sobre las repercusiones que están teniendo lugar:

 

 

 Repercusiones de la publicación del libro y apuesta obscena del Gobierno Vasco por hacer negocio con las guerras

 Desde que el pasado 14 de diciembre presentamos públicamente el libro “Conversión de la industria militar en Euskal Herria. Para no fabricar más guerras”, casualidad o no (y no somos de quienes creemos en las casualidades), ha habido no pocas novedades con respecto a la Producción de Euskal Herria para el Desperdicio y la Guerra (PEHDG, que es como proponemos llamar a lo que eufemísticamente denominan “industria de defensa”), algunas con mucha repercusión pública, y otras silenciadas. Conviene hablar de ellas y dejar constancia en esta web.

La presentación del libro tuvo un apreciable eco en algunos medios, aunque no todos supieron recoger la propuesta de fondo que conlleva: el planteamiento de una conversión de la PEHDG a producción civil, de utilidad social, y que cuestione el sistema productivo, como forma de intentar hacer frente a los grandes retos y crisis que hay planteados en la actualidad. Entre quienes sí lo entendieron citemos, por ejemplo, a Mar de fueguitos, y entre quienes no, a este reportaje en Gara.

“Casualmente” (o no), un mes después el Foro Zedarriak presentaba públicamente un informe, en cuyo marco aprovechaba por abogar por abrir el debate sobre la conveniencia de impulsar en Euskal Herria la producción militar (entre otras cosas, porque también proponía debatir sobre la producción de energía nuclear).

Lo que no sabía Zedarriak es que 11 días después, el medio que con más interés y profundidad ha abordado la propuesta que encierra nuestro libro, Argia, iba a dedicar a la cuestión todo un Larrun de 20 páginas, en el que, además, se incluía una primicia: la mayoría sindical vasca hablando en público de forma conjunta por primera vez sobre la PEHDG, donde, principalmente, comentan sus puntos de vista sobre nuestra propuesta. Ese Larrun, y en concreto ese coloquio sindical, nos parece que puede ser una herramienta muy válida en muchas zonas del Estado español, por lo que hemos decidido (con permiso de Argia, claro) traducirlo al castellano y ofrecéroslo aquí (lo tenéis, en castellano, y su versión original en euskera, en la cabecea de esta entrada)

Tras las declaraciones explosivas de Zedarriak, quisimos desvelar las razones de su propuesta, dejando claro que, en realidad, no hacían sino desarrollar la tarea de lobby vasco de la industria militar. Para ello elaboramos un texto que inicialmente solo fue sido recogido por dos medios euskaldunes, de nuevo Argia, y también Berria. En un principio no fue publicado en ninguno de los medios a los que se lo remitimos en castellano, a pesar de ser muy variados ideológicamente (El Salto, Gara/Naiz, Diario Socialista, Público o elDiario.es). Por todo ello, tuvimos que optar por colgarlo en esta web y pediros a todas y todos colaboración en su difusión. Se trata del texto Zedarriak y sus intereses e implicaciones como lobby de la armagintza (PEHDG). Finalmente, gracias a vuestra colaboración, Gara/Naiz se animó a publicarlo, y no solo eso, sino que con vuestro apoyo, el artículo colgado en la web llegó a las 2.000 visitas en solo una semana. Un millón de gracias.

Pero la cuestión no quedó ahí. Once días después de la publicación del Larrun sobre la armagintza, el vicelehendakari y consejero de Economía, Mikel Torres, aprovechaba otro foro público para animar a invertir en la industria para la guerra, porque va a llenar los bolsillos de los fabricantes de armamentos que, reconoce, “forma parte y muy importante de la economía vasca”[1]. ¿Y los principios? Para Torres lo importante es apoyar a la PEHDG “por supuesto que el Gobierno Vasco, en todo aquello que pueda apoyar, para poder de alguna forma desarrollar y abrir a esas empresas nuevos mercados y productos” (solo le ha faltado decir, apoyar con nuevas ocasiones de negocio, esto es, nuevas guerras), los principios quedan al margen: “otra cosa diferente es las posturas ideológicas que podamos tener cada uno de nosotros en este ámbito”, que es como decir, “la ética ya lo utilizaremos luego para acoger a algunas pocas personas refugiadas de las cientos de miles que huyan de esas guerras que cofabricamos”. Debe ser la forma extraña de poner en práctica esos lemas que el Gobierno Vasco utiliza en sus membretes: “Euskadi, bien común. Euskadi, auzolana”.

Las declaraciones completas del vicelehendakari fueron estas (aproximadamente a partir del minuto 35 del video):

Bueno, está claro que el desarrollo de la industria armamentística y de la industria militar va a tener un desarrollo muy potente en los próximos años, no solamente porque es evidente, no solamente a través de los planes que pueda tener la Unión Europea, y sobre todo por las noticias que estamos conociendo, tenemos la suerte en Euskadi de poseer unas industrias tanto en ingeniería como en fabricación, que trabajan mucho para ese tipo de ámbito, creo que es una oportunidad para nuevos productos que de alguna forma puedan abrir nuevos mercados porque eso finalmente va a beneficiar no solamente a esas empresas líderes sino también a toda la subcontratación que hay en Euskadi. Creo que es un teme en el que estamos y formar parte y muy importante de la economía vasca, que no tenemos que tener miedo, todo lo contrario, gran parte de la industria tecnológica que esté en Euskadi se ha dirigido en muchos sectores estratégicos al ámbito militar, y otra cosa diferentes es las posturas ideológicas que podamos tener cada uno de nosotros en este ámbito, pero yo creo que es una oportunidad importante, la industria armamentística es una industria potente en Euskadi, que no podemos mirar hacia otro lado, y que va a tener un desarrollo en un futuro importante, y en ese sentido por supuesto que el Gobierno Vasco, en todo aquello que pueda apoyar, para poder de alguna forma desarrollar y abrir a esas empresas nuevos mercados y productos, pues va estar, por supuesto, en beneficio de todo el país. En ese sentido yo creo que no tenemos que tener miedo a hablar de esas cosas.

Pero cabría preguntarse ¿qué ha pasado para que en poco más de 5 años hayamos pasado de las declaraciones de Urkullu[2] en las que decía que la industria armamentística vasca se reducía a unas pocas fábricas de armas de caza, a estas en las que el consejero de Economía y Trabajo afirma que “la industria armamentística es una industria potente en Euskadi”? La respuesta no es muy distinta a la que planteamos en nuestro libro sobre lo que ha sucedido en la política de la Unión Europea con respecto a la producción del desperdicio y la guerra: que el lobby de la industria militar ha sabido infiltrarse en ámbitos de decisión política hasta condicionar sus políticas al respecto.

En el libro detallamos documentalmente lo sucedido en Europa, pero en Euskal Herria esa misma dinámica también se va pudiendo documentar poco a poco. Porque al dato de que el lobby vasco de la PEHDG, Zedarriak, consiga arrastrar a las autoridades vascas a la presentación del informe en el que aboga por impulsar la PEDHG, y al hecho de que poco después miembros del propio Gobierno Vasco defiendan con contundencia los intereses de la PEHDG, hay que añadir ahora que el propio lobby va a tener mano directa en la elaboración del Plan de Desarrollo Industrial 2025-2028 del Gobierno Vasco, pues la empresa a la que se le ha adjudicado su elaboración es Zabala Innovation, quien forma parte de la PEHDG, y cuyo Management Board Advisor no es otro que Gabriel Dorronsoro, portavoz y coordinador habitual de Zedarriak. A Torres, desde luego, no le habrá costado aprender cómo hacer de vocero de los mercaderes de la muerte vascos, teniendo en cuenta que en la Comisión Ejecutiva del PSE-EE comparte mesa con José Ignacio Asensio, quien durante un periodo (2013-2015) fue el Responsable de Desarrollo de Negocio de Sapa, una de las principales empresas de la PEHDG ¿Tiene o no tiene habilidad el lobby armamentista vasco para influenciar las políticas?

La cuestión se agrava mucho más cuando esas declaraciones de Mikel Torres, no desmentidas por el Gobierno Vasco, suponen ciscarse sin ningún pudor en la Ley 3/2024 de Cooperación y Solidaridad del Parlamento Vasco[3] que en su artículo 10, punto 4, afirma que “no colaborará con aquellas personas físicas o jurídicas dedicadas a la producción, comercialización y financiación de armamento o tecnología de uso militar.”

Igualmente, también vamos encontrando cada vez más repercusiones interesantes entre las trabajadoras y trabajadores con conciencia. Desde que publicamos el libro se han puesto en contacto con los grupos antimilitaristas dos casos (uno de un trabajador, a nivel individual, y otro de toda la plantilla, uno en Araba y otro en Bizkaia) en los que se han negado en la actualidad a fabricar determinados productos porque sabían que iban a destinarse a la PEHDG. No sólo eso, sino que a raíz de los debates que se están generando, por ejemplo este de Radio Euskadi, hemos conocido un caso de una empresas vasca que, a pesar de su delicada situación económica, cuando recibió un pedido millonario para fabricar productos que acabarían en una guerra, el propio responsable de la empresa, por conciencia y coherencia, rechazó el pedido. En ese mismo programa, un oyente comenta que él también se negó (en una empresa de Gasteiz) a embalar misiles europeos. Tenemos el convencimiento de que el rechazo de la sociedad vasca al militarismo habrá propiciado bastantes más casos de los que se conocen. (Por cierto, si conocéis algún caso, podéis poneros en contacto a través de este correo electrónico: gasteizkoak@gmail.com). Añadamos también como repercusión del libro que nos han llegado informaciones (que hemos podido verificar) que añaden 12 nuevas empresas a la lista de las que toman parte en la PEHDG.

Ante todo ello, para hacer frente a la propuesta belicista del Gobierno Vasco y el lobby armamentista, desde el antimilitarismo proponemos al conjunto de personas y fuerzas que aspiran a transformar la realidad actual, un verdadero auzolan, que tenga como objetivo un proceso de conversión que posibilite una Euskal Herria libre de fabricación para el desperdicio y la guerra. Pero esa conversión, para ser realmente transformadora y no meramente economicista, tiene que ir ligada a una nueva producción de utilidad social que cuestione el actual sistema productivo y que, además, se ponga como objetivo que las alternativas a la producción se centren en buscar soluciones a las crisis medioambientales y energéticas, al abandono a su suerte de las tareas de cuidados, pasando por las carencias sanitarias y llegando a algunas de las cuestiones que siguen abriendo brechas entre países y personas enriquecidas y empobrecidas (las clases sociales). Esto es, los verdaderos retos y necesidades del planeta y las personas, y una apuesta por hacer posible que las próximas generaciones tengan el futuro que la apuesta militarista por las guerras y su industria les niega. Para ello se necesitan la implicación directa de movimientos populares y sindicales, no para apoyar, sino para entre todas y todos organizar los contenidos y formas de ese gran auzolan para acabar con la PEHDG y que Euskal Herria deje de fabricar guerras. En ello seguiremos trabajando.

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[1]https://www.irekia.euskadi.eus/es/web_tv/22636-vicelehendakari-mikel-torres-muestra-confianza-economia-vasca-contexto-incertidumbre-internacional?criterio_id=810542

[2] Radio Euskadi, 04-09-2017. https://www.irekia.euskadi.eus/en/news/40563-lehendakari-octubre-puede-ser-una-estacion-inicio-para-reflexionar-sobre-modelo-estado

[3]https://www.euskadi.eus/web01-bopv/es/p43aBOPVWebWar/VerParalelo.do?cd2024001067

 

 

 

 

 

 

martes, 18 de febrero de 2025

Conversando con Corsino Vela (cambio de mentalidad en la reproducción social; conversión transformadora de la producción militar)

 


 

En junio del año pasado realizábamos una entrada para acercaros los pormenores del último libro de Corsino Vela: En la línea de quiebra. Crisis estructural y mentalidad en la sociedad de consumidores. Posteriormente, Corsino ha sido el autor del prólogo del libro del colectivo Gasteizkoak Conversión de la industria militar en Euskal Herria. Para no fabricar más guerras. Como resulta que Corsino tiene buenas amistades en Gasteiz, a las que gusta cuidar, con motivo de una de sus visitas se le ha planteado la posibilidad de conversar con él sobre la posible relación de ambas cuestiones, esto es, en torno a la mentalidad, orden productivo/reproductivo; la insostenibilidad del modo de producción capitalista, el puesto de trabajo, su`reservación y significado; la experiencia de Lucas Aerospace y la propuesta de Gateizkoak. Y, como tantas veces, ha dicho que sí. Por eso Zapateneo ha organizado esa conversación para el próximo martes 25 de febrero a las 19 horas en el propio Zapateneo. Nos parece una sustanciosa posibilidad, así que, si tenéis oportunidad, no la desaprovechéis. Allí nos vemos.