El Casco Histórico de nuestra ciudad padece desde hace décadas un proceso de degradación que abarca no solamente a su dimensión arquitectónica o urbanística. En muchos otros aspectos el deterioro repercute gravemente en las condiciones de vida de su población: índice de desempleo, carencias sanitarias y educativas, falta de plazas, jardines y espacios libres, saturación de la demanda de asistencia social, elevados índices de pobreza, falta de políticas que propicien una relación intercultural en un barrio con un 17% de población de origen inmigrante, problemas de aislamiento, soledad, movilidad y atenciones básicas para las personas mayores, falta de equipamientos sociales y culturales....
Estos aspectos -no abordados en el Plan de Rehabilitación actualmente en marcha- precisan de nuevos instrumentos para la elaboración de políticas que pongan freno a ese deterioro social, de tal forma que los procesos de rehabilitación social y urbanística caminen de la mano sin esperar a la finalización de la rehabilitación urbanística para hacer frente a la más necesaria rehabilitación social
(De la moción presentada por la plataforma vecinal AZAO –con el apoyo de las cinco asociaciones vecinales existentes entonces y una veintena de colectivos sociales del barrio- en 2006, ante la inminente aprobación de la Revisión del PERI de 2007. La moción fue aprobada por unanimidad en el pleno municipal)
Terminábamos la segunda entrada de este análisis sobre la nueva revisión del PERI del Casco Viejo gasteiztarra concluyendo que no sirve para atender las graves necesidades sociales de la población del barrio, algo que, como hemos podido ver en los párrafos que encabezan esta entrada, ocurría también con la revisión del PERI de 2007. El problema no es que el Ayuntamiento o que el Equipo Redacto del actual PERI desconozca esas situaciones. Es más, buena parte de ellas están recogidas en los documentos adjuntos al nuevo PERI. Lo que sucede es que no hay voluntad política para transformarla en propuestas y normativas concretas, que dotarían al PERI de los instrumentos necesarios para llevar a cabo una verdadera rehabilitación integral. En 2006 nos contaron al vecindario la milonga de que un PERI “no es para eso” y que se articularían proyectos concretos para esa rehabilitación social pendiente. Cuatro años después 24 asociaciones y colectivos del barrio denunciaron la falsedad de ese hecho con la publicación de un documento titulado “La prometida rehabilitación social que no ha llegado al Casco Viejo vitoriano”. Quince años después, ni la rehabilitación social ha tenido un programa o plan propio, ni la actual revisión del PERI se plantea abordar esa cuestión.
Pero, insistimos, lo único interesante que le hemos encontrado a los distintos documentos que acompañan al PERI es la información sobre la grave situación social, económica y medioambiental del barrio que se señalan en algunos de sus documentos anexos, así que recojamos algunas de esas cuestiones. Dediquemos esta entrada a analizar los datos que aporta el documento más completo en estas cuestiones: la denominada Memoria Informativa.
Máxima gravedad: las personas mayores, especialmente mujeres, siguen siendo expulsadas del barrio
El primero de ellos, y que queremos subrayar por lo que supone, es el que señala la expulsión del barrio de las personas vecinas bastante mayores, especialmente en el caso de las mujeres:
se observa una tendencia llamativa en comparación con las dinámicas habituales en los centros históricos de ciudad postindustriales: la reducción de la población mayor de 65 años.” Según la Memoria el desplazamiento de la población mayor es “debido, principalmente, a la escasa accesibilidad del parque edificado, que obliga a las personas de cierta edad a desplazarse en busca de viviendas mejor equipadas. En este sentido es relevante que la población de más de 80 años supone un 6,02% (2020) del total de la población del Casco, un porcentaje de población extremadamente frágil a estas dinámicas.”
Nosotras pensamos que hay más razones que esas, y así lo denunciamos ya en el apartado sobre población del diagnóstico del barrio que realizamos en 2020
en el periodo 2005 a 2017 se han ido del barrio 285 personas vecinas mayores de 65 años, lo que supone una reducción del 15,20%, mientras que en ese mismo periodo en Gasteiz aumentaban en un 41,55% (…) de esas 285 personas mayores de 65 años que han dejado el barrio, resulta que la inmensa mayoría son mujeres, nada más y nada menos que 239 mujeres y 46 hombres. Lo que quiere decir que una de cada 5 mujeres mayores de 65 años (el 20,82%) se han ido (o se han tenido que ir) de 2005 a 2017. Es una auténtica barbaridad, que tiene repercusiones importantístimas en la vida
comunitaria del barrio, pues buena parte de esas abuelas son depositarias de la memoria barrial de funcionamiento comunitario basado en la práctica cotidiana del apoyo mutuo y solidaridad vecinal; en el tejido de redes vecinales no basadas en proyectos teóricos, sino en vivencias, y búsqueda de soluciones a las carencias y necesidades del día a día. Y, en no pocas ocasiones, expertas en la organización de celebraciones y festejos de sus vecindades.
(…)Esta altísima pérdida de mujeres mayores de 65 años no solo no se ha dado en el conjunto de la ciudad (en el Casco se reducen en -20,82%, mientras que en el conjunto de Gasteiz aumentan en un 39,25%), sino que tampoco sucede en el resto de barrios, lo que provoca que las mujeres de estos tramos de edad desciendan en el ranking de % por ciento de mujeres mayores de 65 por barrios, una media de 7,5 puestos en cada tramo.
Y, a la de la falta accesibilidad de los edificios, le añadíamos otra razón de mucho más peso y gravedad que no recoge la Memoria informativa:
Probablemente haya más razones que lo expliquen, pero destacamos una que hemos oído contar a no pocas personas vecinas del barrio: las numerosas mujeres mayores, en muchos casos viudas con pensiones paupérrimas que, ante el coste que para ellas suponía hacer frente a las rehabilitaciones de sus viviendas (impulsada por el PERI de los 80), abandonaban estas, bien a cambio de una plaza en una residencia (opción que les ofrecía el Ayuntamiento que, a cambio se quedaba con la casa), bien malvendiéndola y retornando a sus lugares de origen, ya que muchas de ellas provenían de pueblos y ciudades que abandonaron en su juventud para venir con sus familias a buscar trabajo en Gasteiz. En sus lugares de origen todavía mantenían una cierta red de apoyo familiar o vecinal, lo que les permitía dar el paso.
Esa tendencia sigue presente y aumentando en el barrio, como se recoge en la propia Memoria Informativa:
(…) el índice de vejez (personas mayores de 65 años) del barrio del Casco es de16,75 puntos, 5 por debajo de la media de la ciudad.
Si contrastamos estos datos con los presentados en el PERI redactado durante el 2006, se evidencia una disminución en la proporción de personas mayores de 65 años, pasando del 20,6% (5 puntos por encima de la media de Vitoria-Gasteiz) a los actuales datos del 16,75%. Este cambio refleja una reversión de la tendencia de envejecimiento del barrio en los últimos 20 años, transformándolo de uno de los barrios que albergaba a una mayor población envejecida a uno de los que menos.
Hoy en día, para que se mantenga esa tendencia, probablemente haya que pensar en otra grave situación: la de mujeres mayores con pensiones de viudedad extremadamente pequeñas, que si ya les hacen difícil subsistir, convierten en imposible afrontar cualquier tipo de arreglo, remodelación o rehabilitación que precisen sus muy antiguas viviendas, a las que urgen arreglos de tejados, bajantes, cañerías, sanitarios, estructura… Estas, principalmente mujeres mayores y muy mayores con pensiones ínfimas, ante tal tesitura, ni pueden conseguir financiación, ni tienen ahorros, ni posibilidades de préstamos, con lo que se ven condenadas a malvender su vivienda y retornar a sus lugares de origen, o a encontrar un familiar que las pueda acoger en su vivienda. Es una gravísima realidad sobre la que ni se habla ni, sobre todo, se interviene, y que solo sale a la luz cuando los datos de la edad de la población del barrio desvelan la situación, como es el caso. Tampoco ellas tienen circunstancias personales ni herramientas fáciles para la denuncia de la expulsión del barrio que padecen. Y está por ver el efecto que sobre ellas puedan tener también las ofertas agresivas de compra de vivienda que se están dando en la actualidad en el barrio, tanto con objetivo de especular como de impulsar las viviendas y alojamientos turísticos.
Ante esta gravísima situación, sin embargo, en la Memoria Informativa se afirma sin pudor que son buenas noticias:
Esto significa que la reducción de población en el Casco se está produciendo por las personas de más de 65 años y las de edades intermedias (vaciamiento de las edades superiores), lo que son buenas noticias para la sostenibilidad del modelo poblacional en el Casco.
Lo dicho, escandaloso a todas luces. Y en lugar de buscar las vías para atajar esta expulsión de las personas mayores, el nuevo PERI las celebra. Ya sabemos qué pueden esperar del nuevo PERI las personas mayores de 65 años del barrio
La discriminación socioeconómica que sufre la población del barrio
En el imaginario colectivo de Gasteiz, alimentado por las manipulaciones y falsedades de muchos medios y redes xenófobos y aporofóbicas, así como por partidos políticos que buscan votos en esas inmundicias, el barrio estaría plagado de gentes vagas, que ni estudian ni trabajan, y solo pretenden vivir de la sopa boba. Los datos que aparecen en la Memoria Informativa (así como los que en su día aportamos en el diagnóstico del barrio) lo desmienten.
Así lo podemos ver en lo relativo al nivel de educación:
En general, el porcentaje de personas con estudios primarios es elevado, superando el 35% (el 31% es el porcentaje medio para todo el Estado). El resto de datos porcentuales del barrio son bastante similares.
Se observa una tendencia de incremento de la formación y el nivel educativo en el barrio. Por ejemplo, los estudios superiores han crecido un 18,57% desde el 2013
Sin embargo, siguiendo con los datos de la Memoria Informativas, para la población del barrio, esto no se traduce en mayores ingresos:
En el caso del Casco Medieval si comparamos los datos relacionados con la formación y la renta percibida, podemos observar como el aumento en la educación de su población no ha supuesto el acceso a empleos mejor remunerados, por lo que se puede presuponer que persisten los problemas relacionados con la precarización. Este fenómeno afecta particularmente a la población joven.
Esta dinámica es especialmente grave en el Casco, lo que indica que los sectores económicos practican una discriminación evidente contra los tipos de perfil que caracterizan el barrio:
· vecindario de origen extranjero: 24,6% del vecindario
· unidades familiares monoparentales muy principalmente encabezadas por mujeres: en el barrio ha habido una muy fuerte incorporación de mujeres de edad madura -40 a 60 años- que encabezan bien familias monoparentales, bien hogares unipersonales
· población joven: la población residente en el Casco Medieval es más joven que en el resto de Vitoria-Gasteiz, con una media de edad de 44,7 años, con pocas personas menores y mayores, ya que más de 2/3 de la población residente en el Casco tienen entre 20 y 64 años
La xenofobia y la aporofobia de los sectores económicos (y sociales y culturales) son las que impulsan la pobreza económica en aumento en el barrio. Esa es la lectura que permiten estos datos de la Memoria Informativa:
Según datos del EUSTAT, la renta media por hogar en el Casco es la más baja de la ciudad con 24.457€, siendo la renta media 33.264€ (2019). Estos datos reflejan el menor nivel sociodemográfica de la población que reside en el barrio protagonizada, no solo por colectivos de personas migrantes, sino por otros colectivos que sufren una posible vulnerabilidad como personas jóvenes (estudiantes o con empleos precarizados) o mayores de 65 años.
En todo el municipio se registra una tendencia positiva que deriva en la subida de las rentas medias en un porcentaje promedio de 11% entre 2015 y el 2020. Sin embargo, a pesar de que las bajas rentas del barrio, en el Casco Medieval estas rentas solo experimentaron un crecimiento del 6%, lo que sin duda ha acentuado la pobreza relativa del barrio
(…) Así pues, a la vista de los datos se puede interpretar que, existe una población con bajo nivel adquisitivo, disponiendo trabajos más precarios y salarios mucho más bajos que en el resto de la ciudad. Todo ello acorde con la realidad de un barrio donde hay una gran cantidad de personas migrantes que no tienen un trabajo estable, así como de otros colectivos que perciben rentas presumiblemente bajas como personas jóvenes o mayores de 65 años.
Rentistas, especuladores e instituciones, los principales culpables del deterioro edificatorio en el barrio
Otra de las falsas ideas que se ha instalado (promovido) en el imaginario social de Gasteiz sobre la situación del barrio es el que echa la culpa de su deterioro edificatorio al vecindario que en él reside. Y, sin embargo los datos que se aportan en los documentos anexos al nuevo PERI, reflejan claramente otra realidad.
Para empezar, y siguiendo con los datos que aporta la Memoria Informativa, casi una de cada cuatro viviendas del Casco (un 23%, alrededor de un millar de viviendas) no son viviendas principales, en las que vivan personas, sino que se agrupan en el apartado de “situación desconocida”, que abarca principalmente a vivienda vacía, vivienda secundaria, y vivienda no declarada como principal. El abandono del cuidado de estas viviendas ha de achacarse a sus desconocidos dueños, y no al vecindario del barrio. Y hay que denunciar que no pocas de esas viviendas son de propiedad pública, siendo algunas de las 212 viviendas con que cuentan las instituciones en el Casco. Una situación sin parangón también en el resto de la ciudad.
Pero es que, además, entre el vecindario que reside en el Casco casi una tercera parte (el 30%) lo hace en régimen de alquiler, lo que significa un tanto por ciento casi el doble del resto del municipio (16%). Por lo tanto, al vecindario que reside en régimen de alquiler tampoco se le puede achacar la falta de rehabilitación de los inmuebles. Todo lo contrario, es el vecindario el que sufre las consecuencias del deterioro en sus viviendas que provoca la falta de rehabilitación de quienes hacen negocio con su alquiler (los rentistas), pues no hay que olvidar que, como recoge la Memoria:
el número de edificios que tienen un nivel de conservación deficiente y deben ser intervenidos para su rehabilitación varía del 20% al 41%, lo que en cualquier caso muestra una tarea pendiente que se aplica a en torno un cuarto de la edificación del Casco.
Se debe destacar que los principales edificios monumentales como iglesias, palacios y casa señoriales han sido renovados en los últimos años, por lo que este gran reto de edificación no renovada está asociado a arquitectura residencial particular.
A lo que hay que añadir que:
de los 819 edificios construidos, hay 90 cuya construcción es previa al año 1800, y 425 cuya construcción se data entre 1800 y 1940, lo que quiere decir que el 63% del casco histórico es anterior al siglo XX o de la primera mitad de este siglo
Lo que conduce a que:
Hay 163 edificaciones en estado regular, malo o muy malo y 261 sin rehabilitar desde 1980, y estas dos características coinciden solo en 52 casos, lo cual significa que, por un motivo u otro, hay 372 edificaciones con posibles necesidades de rehabilitación, lo que equivale casi al 45% de la edificación
Como consecuencia de todo ello, es el vecindario el que tiene que padecer unas consecuencias habitacionales que hacen difícil una vida ya no cómoda, sino simplemente digna: humedades y goteras; problemas estructurales en el edificio; riesgo de incendios por ser en su gran mayoría viviendas de madera; falta de aislamiento que repercute en frío en invierno, calor en verano, y ruidos durante todo el año. Añadamos a todo ello que según, la Memoria Informativa, sólo un 17% de los edificios de viviendas tiene ascensor (y no pocas de las que lo tienen no está a cota cero) y un 16,4% no cuenta con calefacción. En esta línea, los datos que aporta la Memoria Informativa sobre la eficiencia energética en el barrio y sus consecuencias, son escandalosos:
Las edificaciones del Casco histórico, por su época de construcción, no siempre cuentan con buenas características técnicas desde el punto de vista de la eficiencia energética, ya que el aislamiento térmico y las carpinterías con rotura de puente térmico son una mejora reciente de las últimas décadas.
Un análisis de las Inspecciones Técnicas de la Edificación publicadas en la plataforma de datos abiertos de Euskadi revela que los edificios del casco suelen tener las calificaciones energéticas más bajas. Un 87% de las certificaciones publicadas presentan valores entre la E y la G. De hecho, tres cuartas partes de las edificaciones tienen un consumo de entre 200 y 400 kWh/m² al año, lo que supone aproximadamente entre 3,7 y 7,3 veces el consumo de un edificio nuevo con una calificación energética “A” (54.6kWh/m2 consumo máximo para zona climática D1 según Ministerio). Esta situación muestra dos problemáticas; la gran pérdida energética y por tanto económica que se produce en las edificaciones del Casco, y el enorme riesgo de pobreza energética debido a la baja eficiencia de la edificación, el severo clima invernal de la capital alavesa, y la baja renta de la población del Caco.
A todo ello añadamos que, como ya recogimos en el apartado del diagnóstico referente a las características de las viviendas, más de una tercera parte de sus viviendas (el 37,8%) es menor de 60 m² (más del triple que en el resto de la ciudad) lo que explica también en buena parte que el 40% de los hogares del barrio sean unipersonales (10 puntos por encima de la media de la ciudad). Pero, junto a este hecho, y como recoge la Memoria Informativa:
se observa un aumento de los hogares a partir de 5 personas en el Casco en comparación con el resto de Vitoria Gasteiz. Estos hogares responden a características diversas con modelos familiares extensos o polinucleares que habitualmente registran una mayor vulnerabilidad
Pues bien, a pesar de todo ello, el precio de la vivienda en alquiler, es más alto que la media municipal, como también recoge la Memoria Informativa, lo que agrava la situación de vulnerabilidad de las familias o unidades familiares que por situación económica no pueden acceder a vivienda en propiedad, que, como ya hemos visto, es el perfil predominante en el Casco:
Por otro lado, como ya se ha visto, en el barrio predomina el régimen de tenencia en alquiler frente a la tenencia en propiedad. Si atendemos a las condiciones en las que se producen estas transacciones, podemos ver que los costes de alquiler una vivienda en comparación la media municipal es igual o mayor.
Al igual que en el resto del municipio, existe una tendencia al alza que ha hecho aumentar el precio por metro cuadrado de las viviendas hasta un 24,89% desde el año 2021 en el barrio. En este sentido, atendiendo al precio por m2, la media durante el 2023 se ha situado en 14,03€/m2 en el Casco frente a la media municipal de 13,13 €/m2.
(…) En conclusión, el mercado de la vivienda en el Casco muestra una alta movilidad poblacional, con un mayor número de transacciones de alquiler y compraventa en comparación con el promedio municipal. Así mismo, muestra una dinámica de vivienda en alquiler con precios tendiendo a superar los del resto de la ciudad, especialmente en alquiler por metros cuadrado
Por lo que se refiere a la especulación con las viviendas del barrio, más allá de lo ya comentado sobre los rentistas, no queremos pasar por alto otra grave cuestión, que va a más, que nunca se verá reflejadas en los datos oficiales (ni en el PERI, ni en sus documentos anexos), y que ya denunciamos en la parte del diagnóstico dedicada a las formas de tenencia de las viviendas:
al observar los datos sobre las formas de tenencia de la vivienda que ofrecen esas instituciones y administraciones públicas, no vamos a encontrar referencia alguna a quienes, para poder vivir bajo un techo, no tiene más opción que la ocupación, los alquileres sin contrato, las denominadas camas calientes…
Tampoco ofrecen información sobre la cada vez más presente figura del especulador vecinal, personajes que, sin haber hecho de la especulación habitacional su profesión, sí la han convertido en su modo de vida, manteniendo la propiedad de varios pisos vacíos o con alquileres prohibitivos para la mayoría de quienes lo necesitan. Y las administraciones públicas también poseen esos datos, pero no los hacen públicos.
Junto a ello, y también en el apartado de la especulación en el barrio, hay que denunciar las operaciones que se están llevando a cabo en torno a la figura de las viviendas turísticas. Argía lleva más de cuatro años denunciando las múltiples fechorías e ilegalidades cometidas en torno a esta cuestión (con numerosas viviendas turísticas ilegales en marcha) por todo un concejal del PP… y aquí no pasa nada. Ninguna institución ni ningún partido político parece querer darse por enterado. Y el concejal del PP Gustavo Antepara sigue incrementado su lista de irregularidades e ilegalidades en cada vez más viviendas del Casco. Para situaciones como ésta, parece que el PERI tampoco va a servir.
¿Cómo se puede plantear un PERI que no tenga como principal objetivo acabar de una vez con todo este tipo de penalidades, discriminaciones e ilegalidades que tiene que soportar buena parte del vecindario del barrio, simplemente por vivir en el Casco?
Otros importantes problemas y carencias a los que el PERI no da salida
La Memoria Informativa recoge también, sin darle cauce para la solución, otras dos importantes reivindicaciones históricas del barrio, que ningún PERI (ni ningún otro Plan) han resuelto:
Más allá de los valores cuantitativos, existen desde el punto de vista cualitativo, dos demandas no satisfechas exigidas por las entidades sociales del barrio:
• El traslado del Centro de Salud, desde el antiguo Seminario en la calle Correría 108 al antiguo Hospicio en la calle San Vicente de Paul 2, por estar el primero saturado y en condiciones físicas mejorables.
• Un Centro Sociosanitario específico, para atender la importante proporción de población vulnerable que vive en el Casco
Igual alguien se extraña de que califiquemos de reivindicación vecinal histórica de un nuevo centro de Salud. Pues aquí dejamos una prueba de cómo ya se estaba reivindicando como imperiosa necesidad hace 17 años, que se dice pronto:
La asociación de vecinos Gasteiz Txiki de Vitoria propuso hoy al Ayuntamiento de la capital alavesa que ofrezca a Osakidetza el solar del antiguo hospicio, ubicado en la calle San Vicente de Paul, para convertirlo en el nuevo centro de salud del Casco Viejo.
En un comunicado, este colectivo destacó la "imperiosa necesidad de un centro de salud para este barrio", ya que el actual "no recoge las necesidades y está sobrecargado de cartillas de pacientes por médico".
Asimismo, añadió que este ambulatorio concentra a kmás de 20.000 usuarios, tanto del casco medieval como del barrio de la Coronación, por lo que tiene "una gran saturación".
Y si de reivindicaciones vecinales históricas hablamos, hay que recoger, como hace también la Memoria Informativa, la cuestión del aparcamiento:
El aparcamiento en el Casco es una de los grandes dificultades ya que, el tipo de tejido urbano impide la ubicación de aparcamiento en superficie, el impacto que éste tiene sobre el paisaje y el uso común de los espacios libres es elevado, y por último, la tipología edificatoria propia hace que ninguna vivienda tenga o
pueda tener aparcamiento propio. Esta problemática, común a todos los cascos históricos, se mantiene en el tiempo y obliga a los habitantes del Casco o bien a prescindir del uso del vehículo, o a utilizar los aparcamientos ubicados en los barrios colindantes.
Existen algunas plazas de aparcamiento en el barrio que sirven exclusivamente al vecindario tras la implantación de la ZBE, pero las soluciones pasan por facilitar el acceso a los aparcamientos subterráneos existentes en el entorno del Casco, ya de por sí muy demandados, como son el del Artium, la Policlínica San José, Molinuevo o Aldabe, ya habilitado para residentes del Casco
Las posibles soluciones que se plantean, son las que viene revindicando el barrio desde hace dos décadas, pero en el nuevo PERI se señalan, pero no se canalizan. Y que no nos vengan con la milonga que el PERI no está para eso, porque en el de 2007 se incluía una propuesta de aparcamiento en lo alto de la colina que, afortunadamente esta vez (pues se basaba en taladrar toda la parte sur de la colina), también está entre las numerosas medidas incumplidas. La situación se va a agravar con el nuevo PERI, porque propone acabar con uno de los pocos espacios de aparcamiento que hay en la actualidad en el Casco:
Bolsa de aparcamiento calle Santa María: tanto su ubicación como sus dimensiones lo convierten en un espacio de gran interés, se propone cambio de uso a espacio libre.
Pero si de movilidad hablamos, más allá del aparcamiento, el nuevo PERI no atiende otro de los graves problemas del vecindario, en este caso causado por las medidas municipales puestas en marcha junto con la peatonalización del barrio. La forma de impedir la circulación en no pocas calles del barrio se basa en la colocación de jardineras fijas, con lo que cuando el vecindario necesita transitar en vehículo hasta su portal (por urgencias médicas, por mudanzas, por problemas de movilidad, o por compras voluminosas, por poner algunos ejemplos) es imposible. Con reiteración se ha propuesto desde el vecindario la instalación de un sistema de pivotes no fijos (automáticamente enterrables y desplegables) que tan solo pudieran activar los servicios de urgencia y el vecindario. Pero parece que será otra cuestión a pasar al listado de reivindicaciones históricas no atendidas por plan municipal alguno.
La Memoria Informativa recoge otra cuestión también sorprendente. Porque, por un lado, señala lo siguiente:
la eficiencia energética de los edificios del Casco es muy baja, lo que redunda en una alta demanda de energía primaria. Agregando el conjunto de edificios residenciales del casco, y multiplicando la superficie construida de vivienda (309.468 m2) por la media de consumo obtenida de las ITE para los edificios residenciales (284kWh/m2), se puede estimar que la demanda energética de las viviendas del casco es de 88 GWh al año
A este hecho le podría haber añadido la importante repercusión económica que tiene sobre el vecindario del barrio el hecho de su necesidad de alta demanda energética primaria. Todos esos factores podrían llevar a deducir que en el nuevo PERI se facilitara la instalación de placas solares en el Casco. Pues no, sucede todo lo contrario, lo que hace es prohibirla, pues sería un menoscabo en la imagen del Casco desde las alturas, que parece que es otro de los bienes intangibles del barrio a proteger. Una vez más, quedan claras las prioridades del PERI.
El Casco como la “lonja festiva” de Gasteiz
Aunque no aparezca reflejado en la Memoria Informativa, no queremos dejar de reseñar este otro grave problema histórico del barrio. El vecindario del barrio a menudo denunciamos cómo, desgraciadamente, para buena parte de la población de Gasteiz, y una considerable de la que visita la ciudad, el Casco, especialmente de jueves tarde a domingo mediodía, parece haberse convertido en la “lonja festiva” donde el personal desparrama con poca o ninguna consideración ni con el vecindario que en él reside y trata de vivir (y, sobre todo, dormir), ni con las medidas de limpieza e higiene que se les exigiría en una verdadera lonja autorizada como txoko o lugar festivo. En el Casco son muchas las personas que gritan, cantan y berrean a horas intempestivas, que orinan (e incluso defecan) en calles, cantones, portales y plazas. Que arrojan a su suelo todo tipo de desperdicios, vómitos incluidos. Y que una vez concluida la ingesta alcohólica que está en la base de ese comportamiento, abandonan el barrio como si en su conjunto este se tratara de un mero establecimiento de bebidas, no de un barrio con casi 10.000 habitantes, que buena parte de la población ha debido concluir que por ser del Casco, tenemos menos derecho a la vida digna, al reposo, a la limpieza y cuidado de nuestras calles, que los barrios de los que proceden quienes así se comportan en el Casco. Aportemos un dato, en el denominado Mapa de ruido por ocio nocturno elaborado por el Ayuntamiento en 2022 se concluye lo siguiente:
Los resultados medidos más altos se corresponden con la Cuchillería y la zona del Farolón, hay zonas con alta contaminación acústica, llegando a superarse en más de 15 dB(A) en el periodo noche los Objetivos de Calidad Acústica, debido al ocio.
Añadamos a todo ello otro factor relacionado que degrada aún más la imagen del barrio. La mayoría (por no decir la totalidad) de las estadísticas sobre delincuencia y detenciones aportan unos datos que hacen aparecer al barrio como el más peligroso de la ciudad, lo que de forma totalmente errónea (y muchas veces manipulada) alimenta la mala fama del vecindario del Casco que tiene la población VTV. Cuando, en realidad, es mayoritariamente esa población de otros barrios que utiliza la “lonja festiva” del barrio la que protagoniza esos actos y hechos que alimentan las estadísticas delincuenciales del Casco. Veamos un ejemplo de lo que decimos, con la manipulación del PP para impulsar la instalación de cámaras en el Casco:
Piden cámaras de vigilancia en el Casco Viejo para frenar la inseguridad
El Partido Popular de Vitoria ha pedido al Gobierno municipal que instale cuanto antes cámaras de videovigilancia en 14 puntos “estratégicos” del Casco Viejo de Vitoria para aumentar la seguridad en este barrio de la ciudad, como reclaman comerciantes, hosteleros y vecinos de la zona.
En 2017, el Casco Viejo acumuló un total de 592 delitos según datos a año completo, de enero a diciembre, facilitados por la Policía Local de Vitoria. Una cifra que supone un aumento del 11,91% respecto al año anterior y que convierte al Casco Viejo en el barrio de Vitoria que más delitos acumula, al igual que ocurrió en 2016.
Hasta aquí las cuestiones más importantes a rescatar de la Memoria Informativa, y el señalamiento de los datos que reflejan parte de la grave situación socioeconómica que padece el vecindario del barrio, y de la que el nuevo PERI, más allá de dejar constancia en esa Memoria (porque la normativa le obliga), ignora y desatiende completamente en sus planteamiento y propuestas.
¿Será que no se le ocurren propuestas para ello? Igual a las personas con responsabilidad política y técnica en la elaboración del nuevo PERI no. Pero más allá de muchas de las que el barrio ya ha propuesto desde hace mucho (y que en su mayor parte siguen sin atenderse) nuevos documentos adjuntos al PERI nos van a demostrar que a otras personas sí se les ocurren. Pero les hacen el mismo caso que al vecindario.
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